Fátima Zahra (P) y su noble linaje

Un estudio sobre la vida de Fátima Zahra (P), la hija inmaculada del Profeta del Islam

Por: Allama Baqir Sharif Qurashi

No hay linaje en la tierra más noble que el de Fátima (P) la mejor mujer del universo.

 

SU PADRE

El padre de Fátima (P), es el mejor ser de la creación y el guía de la humanidad, quien ha iluminado y abierto los horizontes del intelecto y ha establecido la civilización que ha salvado al hombre del abismo, del pecado y la superstición en la cual la humanidad estaba sumergida. Él (PB) fue un tesoro dentro de los tesoros de Dios y un regalo de Su parte para su gente con el fin de enseñarles el Libro y la sabiduría, aunque se encontraban antes de la llegada del santo Profeta (PB) en la ignorancia y en el error manifiesto.

Este fue su padre, aquel que cambió la historia de la humanidad, donde el débil era devorado fácilmente por el fuerte, las niñas eran enterradas vivas, y donde los ídolos eran adorados a pesar de que hay Un solo Creador a una vida brillante en la que todos llegaron a ser iguales, donde no había preferencias entre el hombre y la mujer, donde la razón gobernaba por encima de las supersticiones. Este fue su padre quien liberó al hombre de la ignorancia, malos hábitos y la pobreza.

Esto fue suficiente para Fátima (P), ser la hija del Mensajero de Dios (PB), su amado y su último Profeta, y le bastó con ser la más cercana y más amada por su padre entre toda la gente.

SU MADRE

La madre de Fátima (P) fue Jadiya bint Khuwaylid “La señora de las mujeres de Quraish” en la era pre islámica y la madre de los creyentes en el Islam. Era de una noble, honrada y gloriosa familia; su parentesco con el Profeta (PB) descendía de Qusay quién fue el ancestro del Profeta (PB) y su tatarabuelo y este linaje se traza hasta el Profeta Abraham (P). Ninguna mujer de Quraish poseyó una posición tan alta como la de ella,  fue la primera chispa en la gran revolución islámica, la cual se esparció por todos lados y destruyó las fuerzas del politeísmo y la incredulidad.

Aquí hablaremos brevemente acerca de esta gran dama quién fue la madre de la mejor mujer que Dios haya creado en la tierra; Fátima (P) la madre de los dos nietos del Profeta (PB) Al-Hasan (P) y Al-Husain, (P) de los cuales proviene la descendencia del Profeta (PB).

La riqueza de Jadiya

La dama Jadiya era tan rica que ninguno de los mercaderes de Quraish poseía una riqueza como la suya. La historia dice que los mercaderes de Meca comerciaban con el capital de la dama Jadiya. Estos viajaban hacia algunos países como Siria a vender sus artículos y a traer ropa y diferentes clases de comidas que las personas de la Meca necesitaban; por esta razón su riqueza aumentaba cada vez más.

El Profeta (PB) negoció con su dinero

El Profeta Muhammad (antes de la profecía) le sugirió a su tío Abu Talib “quien lo amaba mucho” que este deseaba negociar con el dinero de la dama Jadiya y Abu Talib (P) estuvo de acuerdo con su sugerencia.

Al-Wafidi dijo que fue su tío Abu Talib quien lo alentó a negociar con el dinero de la dama Jadiya diciéndole, “Oh mi sobrino, yo soy un hombre que no tiene dinero, y la vida es difícil para nosotros, los años nos han golpeado fuerte y nos han dejado sin capital para comerciar. Hay caravanas de tu gente que están lista para ir a Siria y Jadiya envía hombres a comerciar con su dinero, los cuales se benefician de ello. Si vas con ella, te preferirá antes que a todos ya que ha sido informada de tu fidelidad y pureza, aunque yo no quiero que vayas a Siria, temo por ti a causa de los judíos. Se me ha informado que ella ha contratado a fulano y fulano por dos camellos, y nosotros no aceptamos para ti lo que ella les ha dado. ¿Quieres que hable con ella acerca de ti?”[1]

 El Profeta (PB) dijo, como tú quieras tío.

El Profeta (PB), o su tío Abu Talib pidieron a Jadiya negociar con su capital y ella encantada respondió afirmativamente, ya sabía que Muhammad (P) era el más honesto y con una gran moral, diferente a la de los jóvenes de Quraish, quienes se sumergían en los placeres y el juego.

La dama Jadiya le dio algo de dinero y lo envió con su sirviente Maysarah. El Profeta (PB) fue a Siria, vendió sus artículos, compró otros allá y regresó. Sus ganancias fueron superiores a todos aquellos que habían comerciado antes con el dinero de Jadiya, Maysarah estaba sorprendido por lo que él observó en su viaje con el Profeta (PB). Observó una nube que les daba sombra y que el Profeta (PB) miraba hacia el cielo y mostraba una profunda fe en Dios.

La dama Jadiya se complació de lo que dijo su sirviente. Amaba al Profeta y pensó que tenía un gran futuro, el cual abarcaría a toda la tierra.

El matrimonio del Profeta (PB) con Jadiya

La dama Jadiya creía sin duda alguna, que Muhammad sería el Profeta (PB) mediante el cual el mundo brillaría. Este era él, de quien antes los Profetas de Dios habían dado buenas nuevas. La Dama Jadiya le propuso matrimonio y le dio dinero (de tal manera que este se lo diera a ella como si fuese de él) a manera de dote. El Profeta (PB) le dijo a su tío Abu Talib quien estaba muy alegre a causa de esto, porque él conocía a Jadiya y sabía de su alta posición y honor. Él sabía que ella había rehusado a casarse con los ricos y los jefes de Quraish cuando pidieron su mano. Abu Talib, Hamza y otros tíos del Profeta (PB) fueron a donde Khuwaylid, el padre de Jadiya, quien los recibió amablemente y estaba complacido por este matrimonio.

El discurso de Abu Talib

Para el compromiso del Profeta (PB) con Jadiya Abu Talib dio un discurso “Las alabanzas pertenecen a Dios, quien nos creó de la progenie de Abraham y de la descendencia de Ismael e hizo de nosotros un pueblo inviolable, la casa del peregrinaje, otorgándonos el gobierno de este pueblo. Luego, Muhammad ibn Abdul-lah, mi sobrino, es aquel que ninguno de los jóvenes de Quraish se compara con él. Preferido por su piedad, virtud, determinación, razón, discernimiento y nobleza, aunque él es de poco dinero, pero el dinero es algo pasajero y un préstamo que debe ser devuelto. Se siente atraído hacia Jadiya bint Khuwaylid y ella hacia él. La dote que desees yo te la daré…”[2]

Khuwaylid estuvo de acuerdo y Jadiya, quien tenía cuarenta años de edad fue llevada en procesión hacia la casa del Profeta (PB) Muhammad quien tenía veinticinco años de edad.

La dama Jadiya se casó por deseo propio, dio la espalda a las tradiciones de su época ya que era el hombre quien proponía el matrimonio y no viceversa. Ella dio su gran riqueza al Profeta el cual no la invirtió ni en ella ni en él, sino en la misión islámica. La riqueza de Jadiya fue uno de los pilares de los cuales el Islam dependió para su éxito.

La relación marital entre el Profeta (PB) y Jadiya estuvo basada en el amor, la bondad y la sinceridad; fue el mejor matrimonio de la Meca. Jadiya era muy sincera con el Profeta (PB) y el Profeta (PB) encontró en ella todo el amor y el cariño que él había perdido a causa de la muerte de sus padres, quienes murieron siendo un niño.

En la cueva de Hira

Al Profeta (PB) le gustaba la soledad de la cueva de Hira. Permanecía mucho tiempo meditando en los signos de Dios y en todas las cosas del universo que demuestran la existencia de Un Gran Creador. Su leal esposa lo cuidaba mucho, temía mucho por Él y enviaba a algunos para que lo atendieran[3]. Tenía la certeza que él sería el gran Profeta que Dios había escogido para sacar a la humanidad de la oscuridad y la ignorancia.

En la cueva de Hira, el Profeta (PB) recibió el mensaje de Dios Todopoderoso, Gabriel (P) descendió a él, lo honró con la profecía y le ordenó recitar una sura del libro de Dios. Esta fue la sura “Al-‘Alaq”. El Profeta (PB) se levantó y el ángel estaba con él, hacia donde miraba lo veía. Regresó a su casa atemorizado y le contó a su esposa acerca de lo que había visto y escuchado, ella lloró.

“Dios protégenos, ¡Oh primo, regocíjate y permanece firme! Juro por Él, en quien sus manos está el alma de Jadiya que veo que serás el Profeta           (PB) de esta nación. Dios no te deshonrará, ya que tu mantienes la relación con tus familiares, eres confiable con tu palabra, devuelves lo que se te encomienda, das comida (al necesitado), atiendes a los huéspedes y quitas y alivias la angustia de los demás”.[4]

Las palabras de Jadiya reconfortaron al Profeta (PB) y lo hicieron calmarse. Cuando el Profeta (PB) se acostó, Gabriel (P) regreso a él y le recitó otro capítulo (Surah), la Surah recitada fue (¡Tú, el envuelto en un manto! ¡Levántate y Advierte!... (Corán 74:1-2) no había tiempo para dormir, él debía levantarse y luchar para salvar a la humanidad de la ignorancia y el sometimiento a otro que no fuese Dios Todopoderoso. El Profeta (PB) se levantó de su cama y le dijo a su esposa Jadiya lo que había visto nuevamente. Ella lo ánimo con más ahincó.

Jadiya y Waraqah

Jadiya fue donde su primo Waraqah ibn Nawfal quien había tomado el conocimiento de sacerdotes y eruditos en la Torá y la Biblia. Waraqah se emocionó con lo que Jadiya le dijo y exclamó entusiasmado:

¡El más santo, el más santo! Aquel en cuyas manos está el alma de Waraqah créeme que la ley que vino a Moisés y Jesús ha llegado a Él. ¡Ciertamente él es el Profeta (PB) de esta nación, dile que se mantenga firme![5]

Jadiya regresó a donde el Profeta (PB) y le dijo lo que Waraqah le había dicho, ella lo animó y le dio más confianza, el Profeta (PB) se complació al escuchar esto.

Jadiya y Ali (P) los primeros musulmanes

Todos los historiadores dicen que Jadiya fue la primera en creer y abrazar la misión que Dios había revelado a Su siervo y Mensajero Muhammad (PB), y luego Ali (P) Amir Al-Mu’minin.

 El Imam Ali (P) dijo: “…y no había nadie que se reuniera entorno al Islam salvo el Mensajero de Dios (PB), Jadiya y yo, el tercero de ellos”[6]

Ibn Abbas dijo: “Ali (P) fue el primero en creer en el Islam entre la gente después de Jadiya”[7]

Imam Ali (P), cuando se convirtió en musulmán tenía siete años de edad, algunos dicen que tenía nueve.[8]

Muhammad se convirtió en Profeta un lunes, y junto a Jadiya y el Imam Ali (P) quien era un niño, hicieron la oración en la Ka’bah un día martes.[9]

Afif al-Kindi, dijo: “Una vez en la era pre islámica, fui a la Meca a comprar algo de ropa y perfumes para mi familia. Fui donde Abbas ibn Adul-Muttalib -uno de los tíos del Profeta (PB)- quien era un mercader. Mientras yo estaba sentado con él viendo hacia la Ka’bah, el sol estaba en lo más alto del cielo, un hombre joven llegó y miró al cielo y se paró frente a la Ka’bah. Poco después un niño vino y se paró a su derecha y luego una mujer llegó y se paró tras de él. El hombre se agacho, el niño y la mujer lo hicieron junto con él, luego el hombre se prosternó, el niño y la mujer lo hicieron también. Atónito dijo:

“¡Oh Abbas, esto es algo magnífico!

Al-Abbas dijo: ¡Si, es magnífico! ¿Tú sabes quién es este hombre?

Yo dije, No.

Él dijo: “Este es Muhammad el hijo de Abdul-lah mi sobrino. ¿Sabes quién es el niño?

Yo dije, No.

Dijo, “Él es Ali ibn Abi Talib. ¿Sabes quién es la mujer?

Yo dije, No.

Dijo, “Ella es Jadiya Bint Khuwaylid, la esposa de Muhammad. Mi sobrino (señaló hacia Muhammad) me dijo: que su Señor, el Señor de los cielos y de la tierra, le había ordenado esta religión. Por Dios que no hay nadie en la tierra con esta religión excepto estas tres personas”[10]

Jadiya estaba con el Profeta (PB) todo el tiempo, no lo dejaba solo, ni en la circunvalación alrededor de la Ka’bah. Abdul-lah ibn Mas’ud dijo: “La primera vez que escuche sobre este asunto (la profecía) del Mensajero de Dios (PB), fue una vez que vine a la Meca con algunos de mis tíos. Nos dirigimos a donde Al-Abbas ibn Adul-Muttalib quien estaba sentado en el pozo de Zam zam, mientras nosotros estábamos sentados con él. Un hombre salió de la puerta de As-Safa. Era de un blanco resplandeciente, vistiendo ropa blanca, su rostro era como la luna llena. A su derecha estaba un hermoso joven, tras de él una mujer cubierta. Se dirigió hacia la piedra (negra) y la besó, y el joven y la mujer hicieron lo mismo. Luego el joven y la mujer circunvalaron junto a él.

 Nosotros dijimos que no teníamos conocimiento de religión alguna entre ustedes. ¿Qué ha ocurrido?

Al-Abbas dijo: “Este es mi sobrino Muhammad, el joven es Ali ibn Abi Talib y la mujer es Jadiya.

Ibn Mas’ud dijo: “por Dios, que no teníamos conocimiento alguno que en la faz de la tierra  adoraran a Dios en esta religión excepto estos tres”[11]

Jadiya y Ali (P) fueron los primeros en creer en el Profeta (PB) y abrazar la nueva religión.

El apoyo moral para el Profeta (PB)

Jadiya, la madre de los creyentes, permaneció junto al Profeta apoyándolo, asistiéndolo y protegiéndolo de los ataques y persecuciones que le hacia Quraish.

Ibn Ishāq dijo: Donde quiera que el Profeta (PB) escuchaba algo que él odiaba (de la gente de Quraish), y lo acusaban de mentir, Dios lo reconfortaba por medio de Jadiya. Cuando él regresaba a ella, esta lo alentaba y reanimaba. Ella creía en él y hacia que todos los problemas de la gente fuesen fáciles, ella hizo esto hasta que se reunió con su Señor.[12]

El apoyo económico

La dama Jadiya ofreció su gran fortuna para apoyar la causa del Islam. Dio todo cuanto poseía en pro de la misión islámica. Cuando Quraish confinó al Profeta y a los hashimies en Shi’b Abi Talib (el valle de Abi Talib) impuso un cruento bloqueo económico a estos, Jadiya les proporcionó todo lo que necesitaron durante el tiempo del bloqueo, el cual se mantuvo por más de dos años.

La dama Jadiya dio todo al Islam a tal punto que se empobreció tanto que no tenía una alfombra sobre la cual sentarse.

Saludos de Dios para Jadiya

La dama Jadiya poseía una gran posición frente a Dios Todopoderoso. Dios agradeció la asistencia y el gran servicio que ella dio al Profeta del Islam. En muchas narraciones veraces fue transmitido que Dios había enviado Sus paz y salutaciones por medio del Mensajero Muhammad.[13]

Su casa en el Paraíso

Debido a la elogiable posición de la cual gozaba, Jadiya se había acercado a Dios y Él la premio con una casa en lo más elevado del paraíso. Esta casa estará en los lugares más elevados que Dios ha preparado para los buenos creyentes.

Se narra que el Profeta (PB) dijo: Se me ha orientado traer buenas nuevas de una casa en el Paraíso para Jadiya, donde no habrá ni lamento ni dolor.[14]

Será un premio de parte de su Señor por el gran servicio que ella prestó al Islam y todo lo que hizo por los musulmanes.

Su posición junto al Profeta (PB)

La dama Jadiya tenía una posición muy elevada junto al Profeta y ocupaba un lugar muy importante en cuanto a sus sentimientos, A’isha la esposa del Profeta (PB), dijo: “El Profeta (PB), cuando salía de la casa, a menudo mencionaba a Jadiya (después de su muerte) y la exaltaba.

Una vez él, la mencionó y sentí celos y dije: no era más que una vieja y Dios te ha dado a alguien mejor que ella.

El Profeta (PB) se enojó tanto que frunció el ceño debido a su enojo y entonces dijo: por Dios, que no. Dios no me ha dado en su lugar alguien mejor que ella. Ella creyó en mí cuando nadie lo hizo, me ayudo con su dinero cuando nadie más lo hizo y Dios me dio una Descendencia a través suyo y no a través de otras esposas”[15]

En una ocasión, Halah la hermana de Jadiya vino a Medina y visitó la casa del Profeta (PB). Cuando el Profeta (PB) escucho su voz, que era similar a la de Jadiya, él dijo: “Oh mi Señor ella es Halah Bint Khuwaylid…”

 A’isha no se pudo controlar y dijo ¿Por qué recuerdas a una mujer vieja de entre las ancianas de Quraish? Ella murió hace mucho, y Dios te ha dado a una mujer mejor que ella.[16]

El Profeta (PB) se enfadó y levantó su voz diciendo: “No, por Dios, Dios no me ha dado alguien mejor que ella. Ella creyó en mí cuando nadie lo hizo, me creyó cuando me acusaron de mentir, me apoyo con su dinero cuando la gente no lo hizo y Dios me dio una Descendencia a través suyo y no a través de otra espos”.[17]

Cuando el Profeta (PB) sacrificaba una oveja, él decía (a sus sirvientes) lleven algo de carne a los amigos de Jadiya.

Cierta vez, A’isha preguntó al Profeta ¿Por qué haces esto?

Él respondió: Porque sé que ella los amaba.[18]

En otra tradición, se narra que el Profeta (PB) dijo: He sido premiado con su amor[19].

El Profeta (PB) elogiaba constantemente Jadiya. A’isha dijo: “Nunca sentí envidia por una mujer después de su muerte excepto por Jadiya”[20]

El alma de Jadiya permaneció con el Profeta (PB) a donde quiera que él fuera.

Su alma estaba llena de amor por Jadiya, siempre la recordó y decía a Dios que tuviera misericordia de ella.

El regalo de Dios para ella

Dios Todopoderoso, otorgó a Jadiya un regalo que no dio a ninguna otra esposa del Profeta (PB). Este gran premio fue el hecho de ser la madre de la mejor mujer que Dios ha creado en la tierra desde el principio hasta el día del juicio final; Fátima (P) la mejor de las mujeres del universo, y la convirtió en la abuela de los dos nietos del Profeta (PB), dos Imames infalibles; y los mejores entre los jóvenes del paraíso, Imam Al-Hasan (P) e Imam Al-Husain (P). Y la abuela de Zaynab, la mujer maltratada y oprimida del Islam. Dios hizo de Jadiya la abuela de los Imames infalibles quienes fueron sus sucesores entre la gente. Este regalo celestial el cual fue dado a Jadiya, no ha sido otorgado a ninguna mujer más que a ella.

Hacia el Paraíso

La enfermedad atacó a la madre de los creyentes, Jadiya, y la muerte le sobrevino pronto. En el último momento de su vida, se entristecía cada vez que veía a su única hija Fátima Az-Zahra (P) quien aún era una niña, ella miraba a Fátima (P) con mucha tristeza; por esto, encomendó al Profeta que la cuidara mucho.

No pasó mucho tiempo para que Jadiya partiera hacia un mejor mundo y su alma pura se dirigiera hacia su creador, rodeada por los ángeles y recibida por los Profetas con un takbir y tahlil.[21]

El Profeta (PB) se afligió por la gran pérdida de Jadiya, quien lleno su vida de satisfacción y tranquilidad, lo alivió de la persecución de los opresores de Quraish. Se entristeció mucho por su muerte.

Con mucha tristeza lavó su cuerpo, lo amortajó e hizo la oración para ella, cavo su tumba y la enterró[22]. La pérdida de Jadiya causó una gran tristeza en el Profeta (PB), tanto que el llamó a este año “el año de la tristeza” ya que también su amado tío Abu Talib murió en este año.

La muerte se llevó a Jadiya,  la más leal al Profeta. La más amada y el mejor apoyo para él y su misión.

Jadiya dejó a su hija Fátima (P) quien aún era una niña. Sobrecogida por la tristeza, Fátima (P) perdió la bondad y el amor de su madre desde temprana edad, y tras esto, ella tomó el rol de madre para con su padre (P), quien aún soportaba la maldad y agresión de Quraish. Fátima (P) enfrentó la soledad de su padre tras la muerte de su madre, apaciguando su dolor mediante su amor y bondad, por lo que fue llamada  Ummu Abiiha  (la madre de su padre).

Fuente:  La Vida de Fátima Zahra (P); Editorial Elhame Shargh- 2014

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[1] Uyoon al-Athar, Vol. 1, P. 55, At-Tabari in his Tareekh, Vol. 2, P. 126, menciona que Jadiya había sugerido al profeta ir a Siria a negociar con su dinero.

[2] Sharh Nahjul Balaghah, por ibn Abil Hadid, Vol. 3, P. 316

[3] As-Seerah an-Nabawiyyah, por ibn Hisham, Vol. 1, P. 253

[4] Tareekh at-Tabari, Vol. 1, P. 205

[5] Tareekh at-Tabari, Vol. 2, P. 206, As-Seerah an-Nabawiyyah, Vol. 1, P. 254

[6] Enciclopedia de Amir al-Mu’minin Vol. 1, P. 70, As-Seerah an-Nabawiyyah, Vol. 1, P. 254

[7] Imta al-Asma Vol. 1 p. 16

[8] Sahih at-Tirmithi, Vol. 2, P. 301, Tabaqat ibn Sa’d, Vol. 3, P. 21, Kanzol Ummal Vol. 6 p400

[9] Tahthib al-Kamal, Vol. 20, P. 482

[10] Khasa’is de An-Nasa’i, 3, Musnad Ahmad ibn Hanbal, Vol. 1, P. 309, Tabaqat ibn Sa’d, Vol. 8, P. 14

[11] Majma’ az-Zawa’id, por al-Haythami, Vol. 9, P. 222, Kanzol Ummal, Vol. 7, P. 56

[12] Al-Isabah, Vol. 4, P. 273, Al-Istee’ab, Vol. 6, P. 275

[13] Al-Isabah, Vol. 4, P. 274, dijo de Sahih Muslim, Vol. 2 Cap. “De las virtudes de Jadiya” y de Mustadrak al-Hakim, Vol. 3, P. 186, y otros.

[14] Musnad Ahmad ibn Hanbal, Vol. 3, P. 197, Sahih al-Bukhari, Vol. 5, P. 48

[15] Fátima wal Mufaddalaat min an-Nisa (Fátima y las mujeres virtuosas), P. 66

[16] Sahih Muslim, Vol. 7, P. 134

[17] Al-Istee’ab Vol. 4, P. 182

[18] Ibíd.

[19] Sahih Muslim, Vol. 7, P. 134, Al-Isabah, Vol. 8, P. 63

[20] Al-Isabah, Vol. 8, P. 62

[21] Takbir es decir: “AL-LAHHU AKBAR”; Allah (Dios), es el más grande, y tahlil es decir “LA ILAHA ILLAL-LAH”; no hay más dios que Dios.

[22] Ad-Durr al-Manthur, P. 180

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