Gnoseología islámica

El análisis de la teoría del conocimiento de John Locke en “Falsafatuna” de Ayatullah Muhammad Baqir as-Sadr

 (Primera parte)

Abdulwali Amílcar Aldama Cruz

Introducción

La crítica a las filosofías occidentales, con elementos de objeción al eurocentrismo filosófico, fue realizada por un amplio grupo de pensadores musulmanes en las décadas de los 50 a los 80, en gran medida por la situación contextual derivada de las consecuencias históricas –intelectuales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, esto es, la Guerra Fría y la bipolaridad en el terreno internacional de entonces, el auge de ideas filosóficas en desarrollo en occidente como el marxismo ( en sus variantes que van desde el estalinismo y maoísmo hasta la Escuela de Frankfurt) el existencialismo, el estructuralismo y el neopositivismo lógico, y el desarrollo de movimientos sociales en diversas naciones ( movimientos de liberación nacional en América Latina, África y Asia, o los movimientos estudiantiles, obreros y de minorías étnicas en naciones equidistantes como Francia, Checoslovaquia o Estados Unidos por solo citar).

En el contexto de las naciones árabes e islámicas el desarrollo movimientos políticos de tendencia socialista que reformaron el modelo tradicional, sobre todo en naciones como Egipto, Libia, Siria, Irak, el nacimiento de naciones como Paquistán o Israel y el seguimiento de las políticas de intromisión en el sector por los ejes de poder de los Estados Unidos y La Unión Soviética, crearon las condiciones precisas para el enfoque critico que varios filósofos musulmanes desarrollaron con respecto a el pensamiento.

Igualmente el auge de los movimientos marxistas de corte soviético en jóvenes universitarios de países como Irán e Irak creó un estado de alerta en pensadores religiosos que comenzaron a realizar escritos críticos a estos modelos de pensamientos , donde cabe citar entre los más representativos a Allamah Tabatabai, Morteza Mutahari y Muhammad Baqir as-Sadr.[1]

Es Ayatullah Muhammad Baqir as-Sadr quien escribe en lengua árabe un texto donde se propuso poner en tela de juicio las doctrinas del materialismo dialéctico marxista y la filosofía clásica europea desde los postulados de la filosofía islámica, desarrollando a su vez diferentes análisis filosóficos loables. “Falsafatuna” o “Nuestra filosofía” inicia un estilo crítico que comparte con la otra gran obra de Baqir llamada “Iqtisaduna”o “Nuestra economía”, donde realiza una indagación profunda en la obra de Carlos Marx “El Capital” y en el proyecto económico capitalista tomando los elementos de la economía y la jurisprudencia islámica como argumentación critica.

“Falsafatuna” fue la primera obra de Baqir as-Sadr escrita a sus 35 años. Este texto aun es fuente de consulta para las investigaciones de esta corriente ideológica en el contexto islámico, ejemplo de ello es que en la escuela teológica de Qom, este estudio es una asignatura obligatoria para mejorar el entendimiento del marxismo en los alumnos y de la filosofía moderna. De igual modo, en Falsafatuna, Sadr analiza desde diferentes perspectivas conceptos como el conocimiento humano, el entendimiento, la casualidad, la materia y Dios, logrando una teoría gnoseológica novedosa desde el pensamiento islámico.

Los análisis críticos al marxismo realizados por Sadr bien valen un profundo estudio en el futuro, pero el objetivo del siguiente artículo se encamina en la visión gnoseológica o de la teoría del conocimiento de Sadr en su análisis al empirismo del filósofo inglés John Locke[2], en concreción al campo teórico de las ideas innatas.

Critica al empirismo de Locke

En los primeros capítulos de Falsafatuna se realiza todo un estudio sobre las bases gnoseológicas de la filosofía occidental, en contraste con los criterios gnoseológicos dentro del pensamiento islámico y sus mismos aportes dentro de este.

Tras analizar las diferentes teorías existentes sobre el tema del razonamiento y la inducción (racional y empírica), Sard creo una nueva visión de la inducción, la innata. La teoría de la inducción innata comparte algunos puntos con la empírica. Concretamente, en que el conocimiento humano se basa en unas ideas naturales anteriores a las experiencias. Pero difiere en la explicación de la forma en que se obtendría el conocimiento a partir de estas premisas primarias para ampliar el conocimiento humano.

Después de explicar la forma de llegar con certeza a la generalizaciones inductivas, Sadr baso su teoría gnoseológica en que gran parte del conocimiento humano, incluso muchos axiomas de la filosofía aristotélica, son en realidad fruto de la inducción.

Sobre el tema del conocimiento humano existen dos teorías contrarias: una es la teoría racionalista, que sostiene que los conocimientos certeros son anteriores a la experiencia, frutos de las ideas innatas. Por otro lado, la teoría del conocimiento experimental o empírico afirma que todo conocimiento proviene de las percepciones y las experiencias y no acepta la existencia de la nada anterior a la experiencia. No hay que atribuir la naturaleza inductiva de la teoría de Sadr y sus críticas al aristotelismo a una inclinación hacia la teoría empírica. Más bien lo contrario. Primeramente, considera que los principios de no contradicción de axiomas y de los axiomas de la probabilidad son completamente racionales y no inductivos. Luego, aunque asegura que algunos de ellos son evidentes.

Es aquí donde realiza su crítica al padre de la teoría empírica. Su análisis comienza con una exposición del pensamiento de Locke:[3]

“Locke fue el primer representante de la teoría empírica o experimental, como aprendimos anteriormente. Su punto de vista sobre la teoría del conocimiento lo divide en las siguientes categorías:

1.      Conocimiento intuitivo (Al Marifa Al Wijdaniyyah): Esto refiere a un conocimiento que la mente puede conseguir sin necesidad de reconocer algo más. Un ejemplo de esto es nuestro reconocimiento de que 1 es la mitad de 2.

2.      Conocimiento reflexivo (Al Marifa Atta ammuliyya): Esto es un tipo de conocimiento que no ocurre sin auxilio previo de una información. Por ejemplo es nuestro conocimiento de que la suma de los ángulos interiores de un triángulo es igual a dos ángulos rectos. (El teorema de la suma de los ángulos interiores de un triángulo que enuncia que su suma es igual a 180 ̊, o sea a la suma de dos ángulos rectos de 90 ̊).

3.      Conocimiento que se deriva de los resultados del saber empírico del objeto conocido.”

(Sadr, Falsafatuna, capitulo 2)

Es propicio acotar antes de continuar que la motivación de Locke es "investigar el origen, certidumbre y alcance del conocimiento humano, juntamente con las razones y los grados de creencia, opinión y asentimiento" (Essay, Int. $ 2). No se trata de un examen "físico" ni de un estudio (metafísico) de la esencia del entendimiento; se trata simplemente de una descripción de los modos como se adquiere el conocimiento y como se formulan los juicios. Locke comienza con una crítica de los "principios innatos" o de las "nociones comunes”, κοιναί. Ninguno de los argumentos aducidos para probar que hay principios innatos, sea "especulativos", sea "prácticos", es, según Locke, satisfactorio. Ni el consentimiento universal ni los hechos prueban que el entendimiento posea semejantes principios. El entendimiento es como un gabinete vacío que va siendo "amoblado"; es como una tabla rasa (concepto de Aristóteles) en la cual la experiencia va "escribiendo". Gradualmente el entendimiento va adquiriendo familiaridad con las ideas particulares. Algunas de éstas se alojan en la memoria y se les da nombres. De ese modo el entendimiento va siendo amoblado con ideas y con el lenguaje, que son los materiales acerca de los cuales el hombre ejercita su facultad discursiva.

“La forma en que nosotros adquirimos cualquier conocimiento es suficiente para probar que éste no es innato. Es una opinión establecida entre algunos hombres, que en el entendimiento hay ciertos principios innatos; algunas nociones primarias, (poinai ennoiai), caracteres como impresos en la mente del hombre; que el alma recibe en su primer ser y que trae en el mundo con ella. Para convencer a un lector sin prejuicios de la falsedad de esta suposición, me bastaría como mostrar (….) de qué modo los hombres pueden alcanzar, solamente con el uso de sus facultades naturales, todo el conocimiento que poseen, sin la ayuda de ninguna impresión innata, y pueden llegar a la certeza, sin tales principios o nociones innatos. Porque yo me figuro que se reconocerá que sería impertinente suponer que son innatas las ideas de color, tratándose de una criatura a quien Dios dotó de la vista y del poder de recibir sensaciones, por medio de los ojos, a partir de los objetos externos. Y no menos absurdo sería atribuir algunas verdades a ciertas impresiones de la naturaleza y a ciertos caracteres innatos, cuando podemos observar en nosotros mismos facultades adecuadas para alcanzar tan fácil y seguramente un conocimiento de aquellas verdades como si originariamente hubieran sido impresas en nuestra mente. Sin embargo, como a un hombre no le es permitido seguir impunemente sus pensamientos propios en busca de la verdad, cuando le conducen, por poco que sea, fuera del camino habitual, expondré las razones que me hicieron dudar de la verdad de aquella opinión para que sirvan de excusa a mi equivocación, si en ella he incurrido, cosas que dejo al juicio de quienes, como yo, están dispuestos a abrazar verdad dondequiera que se halle.”

 (Locke, Ensayo del entendimiento humano, capitulo 1)

La crítica de los innatistas ha indicado que si no hay principios innatos de hecho, los hay, por así decirlo, en principio, por cuanto el entendimiento es capaz de dar su asentimiento a ciertos principios. Pero Locke estima que tal asentimiento no constituye tampoco prueba de que hay principios innatos. Lo que sucede con los principios especulativos ocurre también, indica Locke con los llamados "principios innatos prácticos": ni la fe ni la justicia ni ninguno de tales "principios" son innatos, sino simplemente adquiridos. Tampoco la idea de Dios es una idea innata, aunque, si hay alguna idea innata, la de Dios debe serlo con preferencia a cualesquiera otras; si Dios hubiese impreso una idea innata en el entendimiento de los hombres, sería sin duda la de Dios. Locke admite que tan cierto es que hay Dios como que los ángulos opuestos engendrados por dos líneas que intersectan son iguales. Pero ello no quiere decir todavía que el entendimiento esté "amoblado" con la idea de Dios. Si los principios no son innatos, hay que ver cómo se originan las ideas en el entendimiento. Nos hemos referido a la noción que se hace Locke de 'idea' y a las diversas clases de ideas por él distinguidas.

 Sadr, por su parte, analiza en el su texto las dicotomías de este pensamiento:

“La propia teoría lockeana del conocimiento y de su peso filosófico se encuentra en desacuerdo con el punto de vista del mismo Locke en cuanto al análisis del conocimiento. Dicho así, según su criterio, todo conocimiento es derivado de los sentidos y de la experiencia sensorial. Es por ello que el conocimiento intuitivo, como el principio de no-contradicción y otros principios elementales de la mente humana, solo son adquiridos por esta vía por el hombre.

Los sentidos, la principal fuente de este conocimiento, no alcanzan un valor filosófico absoluto en la gnoseología de Locke.

La conclusión natural es una absoluta duda al respecto del valor de cualquier conocimiento humano, ya que en su esencia y realidad primaria el conocimiento es solo una percepción sensorial adquirida por la experiencia externa o interna. Por lo tanto, la división de Locke del conocimiento entre estos grupos desde un punto de vista filosófico, contradicen los principios mismo que el estableció. De modo semejante, su división de las cualidades de los cuerpos perceptibles a los sentidos, que es similar a la división cartesiana, no son lógicamente compatibles con sus principios, aunque pueda ser un tanto compatible con los principios de Descartes. Este divide el conocimiento en racional y empírico, aceptando el primero filosóficamente y no así al segundo. Descartes afirma que las ideas humanas respecto a algunas de las cualidades físicas se encuentran entre las ideas racionales innatas, mientras que otras ideas sobre estas cualidades son empíricas.

Debido a esto fue posible para el dividir esas cualidades primarias eran reales y objetivas, y no las secundarias. En cuanto a John Locke, comenzó su empeño filosófico eliminando las ideas innatas y afirmando el dominio de los sentidos sobre todo conocimiento.

Por tanto, no habría forma de conocer las cualidades tangibles de los sentidos, excepto a través de los sentidos. (Falsafatuna, capitulo 2)

Desde el punto de vista de Sadr primero se debe saber cuál de las dos formas de pensamiento (racionales o empíricas) analiza mejor nuestro conocimiento. En las ciencias naturales, tenemos deducciones que o son certeras o tienen altas probabilidades de ser ciertas . No obstante, la teoría empírica no dice que algo deba ser necesariamente así y no de otra formar, tampoco da verdadera universalidad. No obstante, aunque se quisiera aceptar la parcialidad de la verdad empírica, se debe acatar las reglas de los axiomas de probabilidad, que en sí, no son empíricas. Entonces, teniendo en cuenta que la corriente empírica no acepta la existencia de la nada que no fuera perceptible, los axiomas de la probabilidad también tendrían que ser empírico. Y eso es imposible .Entonces, sin el uso de las premisas racionales es imposible aumentar la certidumbre en las cuestiones empíricas, por tanto, mediante el empirismo, es imposible explicar el conocimiento en su totalidad.

Otras tipos de ciencias que tienen naturaleza claramente racional son los matemáticos y lógicos. Si estos conocimientos fueron empíricos, su veracidad debería ser comparable con las ciencias naturales, y eso que existe un abismo de diferencias entre estos tipos de conocimientos.

Existen al menos tres diferencias claves entre estos tipos de ciencias:

1.      Al contrario de las cuestiones de las ciencias naturales, las matemáticas y la lógica son irrefutables e indudables.

2.      La repetición de una operación matemática o lógica no ayuda a aumentar la veracidad de la cuestión, mientras en las ciencias naturales, cada experiencia ayuda un poco más a llegar a la verdad de la cuestión.

3.      En el mejor de los casos, la credibilidad de las cuestiones de las ciencias naturales es aceptable en el mundo en el que se ha llevado a cabo los experimentos. Para poner un ejemplo, si mediante experimentos llegamos a la conclusión de que en este mundo el agua hierve a determinada temperatura, no podemos pensar necesariamente que esta condición deba cumplirse si el experimento tiene lugar en otro mundo. Desde el punto de vista de la lógica ,no es para nada imposible que exista otro mundo en el que el agua hierva a una temperatura diferente .Pero las cuestiones matemáticas y lógicas son diferentes .La cuestión de 2x2=4 es una verdad universal absoluta e irrefutable y es imposible pensar que así no sea.

     Continuara…

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[1] El ayatola Mohammad Baqir as–Sadr (1935-1980), nacido en Kazimiya, Irak, fue un clérigo chií, un filósofo y fundador ideológico del Partido Islámico Dawa. Su padre, Haydar as-Sadr, era un respetado alto clérigo de chií. Su linaje se remonta a Muhammad a través del séptimo Imam, Musa al –Kazim Sadr era uno de los islamólogos y filósofos más notable de nuestra era, un genio en el terreno de la filosofía moderna, el entendimiento del mundo actual y la investigación de las ideas islámicas.

[2] John Locke (1632-1704), filósofo inglés, considerado como el fundador del empirismo. Es especialmente conocido por su Essay concerning Human Understanding (Ensayo sobre el entendimiento humano, 1689) y por su Second Treatise of Government (Segundo tratado sobre el gobierno), también publicado en 1689, aunque de forma anónima. Nació en Wrington, en las cercanías de Bristol en el seno de una familia puritana de clase media de Somerset. Estudió en Christ Collège (Oxford), donde fue nombrado lector de griego y retórica. Más interesado en la filosofía moderna y en las ciencias, sobre todo en medicina, química y física, leyó los escritos de Descartes y de Robert Boyle y estudió medicina, obteniendo su licencia de médico en 1674 (desarrolló contactos con muchos miembros de la por entonces recién fundada Royal Society; el químico Robert Boyle y el físico Isaac Newton fueron conocidos muy cercanos). En 1665 ingresó en el servicio diplomático, y en 1667 pasó al servicio de Lord Ashley, Conde de Shaftesbury como consejero suyo y preceptor de su hijo. De 1068 a 1670 residió en Francia, donde entró en contacto con cartesianos y gassendistas. De nuevo en Inglaterra, en 1670, al servicio otra vez del Conde Shaftesbury, huyó a Holanda en 1683 para evitar posibles represalias políticas como consecuencia de las intrigas del Conde de Shaftesbury contra Jaime II. Después de la revolución de 1688 Locke regresó a Inglaterra, ocupando varios puestos administrativos. Locke se ocupó intensamente de problemas políticos, sociales, educativos, religiosos y económicos. Su filosofía política, especialmente tal como fue expuesta en el segundo tratado sobre el gobierno (el llamado Ensayo sobre el gobierno civil) influyó gran demente en la formación de la ideología liberal moderna. Locke no fue un profesor universitario sumido en las discusiones de la filosofía de «las escuelas», sino que estuvo intensamente comprometido con los problemas sociales y culturales de su época; sus escritos estaban dirigidos, no a los filósofos profesionales, sino al público culto en general.

[3] Desde el punto de vista filosófico, es importante sobre todo la elaboración por Locke de la corriente empirista inglesa. Locke es considerado como tino de los más distinguidos e influyentes representantes de dicha corriente, aunque debe tenerse en cuenta que el empirismo de Locke se halla entrelazado con no pocos motivos y supuestos de índole "racionalista". La obra filosófica capital de Locke, el Ensayo, es un detallado estudio de la naturaleza, alcance y límites del entendimiento (understanding).

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