Un análisis de la vida del Profeta del Islam; Mahoma (Muhammad) (PB) en EL IX año de la hégira
Por: Aiatollah Yafar Sobhani
Tabuk era el nombre de una sólida fortaleza situada en la franja fronteriza de Siria que cortaba el camino entre Hayar y Sham (Damasco). En aquellos días Tabuk era una de las colonias del imperio romano oriental, cuya capital era Constantinopla. Todos los habitantes de las fronteras de Sham profesaban el cristianismo. Los gobernadores de esos distritos eran designados por el gobernador de Sham, y él mismo obedecía al emperador de Constantinopla.
La influencia que estaba teniendo el Islam y su creciente expansión en la península arábiga, así como sus brillantes triunfos obtenidos en el Hiyaz, se comenzaron a conocer en el exterior por los medios de comunicación disponibles en aquellos días, y lógicamente comenzaron a preocupar y a hacer temblar a los enemigos de la verdad que ya meditaban como hallar una solución a esta situación.
La derrota del gobierno de
Las vanguardias del ejército avanzaron hacia Bilqá. Las caravanas que allí concretaban sus transacciones hicieron llegar la noticia al Profeta Muhammad (B.P.). Este decidió entonces responder a los agresores con la formación de un gran ejército para resguardar así al Islam, previniendo ataques sorpresivos que podían destruir la doctrina que tanto esfuerzo y vidas de mártires había costado establecer.
La desagradable noticia llegó a oídos de los medinenses justamente cuando faltaba poco para cosechar los palmares y los dátiles estaban a punto de madurar. Sin embargo, para los creyentes la protección de su vida espiritual y la causa divina es prioritaria.
EL RECLUTAMIENTO DE LOS COMBATIENTES Y EL PATROCINIO DE
El Enviado de Dios (B.P.) estaba algo informado de la capacidad y habilidad del oponente. Sabía por lo tanto que para obtener el triunfo necesitaba, además del capital espiritual que significaban la fe en Dios y la lucha por Su causa, una gran fuerza militar. Envió para ello a
Quienes se rehusaron a la lucha.
La batalla de Tabuk fue un tamiz ideal para distinguir a los creyentes de los hipócritas, puesto que la noticia de su emprendimiento surgió en un momento en el cual el calor era intensísimo y los comerciantes de Medina se disponían a cosechar los dátiles. La desobediencia y las excusas de cierto grupo puso al descubierto su verdadero rostro. Algunas aleyas de la sura nueve, “El Arrepentimiento”, fueron reveladas reprochando su proceder. Veamos algunas de las excusas:
l.-Cuando el Enviado de Dios le sugirió a Yad Ibn Qaid, un hombre rico e influyente, que participara de la guerra, le dijo: “Soy un hombre al que le gustan mucho las mujeres y temo no poder contenerme cuando vea a las romanas”. El infantil pretexto hizo que el Profeta se apartara de su lado. La siguiente aleya se refiere a él: “Y entre ellos hay quien te dice: ‘¡Eximeme de combatir y no me tientes!’ ¿Acaso no cayeron en la tentación? Por cierto que el Infierno cercará a los incrédulos”. (9:49)
2.-Los hipócritas, un grupo que manifestaba el Islam pero que en realidad no creía en él, impedían a la gente la participación en la lucha, hasta apelando a veces a la intensidad del calor. La revelación divina les objeta de este modo: “Después de la partida del Enviado de Dios a la expedición de Tabuk, los remisos se regocijaban de haberse quedado en sus hogares y rehusaron sacrificar su hacienda y sus personas por la causa de Dios; y se decían: ‘¡No partáis al combate durante el calor!’ Dí1es: ‘¡El fuego del Infierno es más ardiente aún! ¡Si lo comprendieran!’.” (9:81)
Otras veces atemorizaban a los musulmanes diciéndoles: “El pueblo árabe no podrá resistir ante el romano y en poco tiempo ustedes se convertirán en sus prisioneros y serán vendidos en los mercados”.
Descubrimiento de una banda de espías en Medina.
Sabemos que el Profeta daba mucha importancia a la obtención de informaciones sobre el enemigo, y que ello hizo posibles muchas de sus victorias. En esta oportunidad el Enviado de Dios (B.P.) se enteró de que la casa de un judío llamado Sovailem se había convertido en un centro de actividades anti-islámicas, y de que los hipócritas se habían reunido allí para urdir planes que impidieran participar a los musulmanes en la guerra santa.
Para asustarlos y conseguir que nunca más reincidieran en algo semejante, el Enviado de Dios (B.P.) ordenó a Talha Ibn 'Ubaidullah ir a esa casa con sus soldados y en Gender fuego alrededor de
3.-Otro grupo, como el formado por Kaab, Balal y Marara, decidió partir la la lucha y sumarse a los combatientes una vez realizada
“También absolvió a los tres que se rezagaron (en la expedición de Tabuk) hasta que la tierra con toda su amplitud se les tornó estrecha, lo mismo que sus corazones, y se persuadieron de que no tenian más amparo que Dios. Y El les absolvió a fin de que se arrepintiesen; porque Dios es Remisorio, Misericordiosísimo.” (9:118)
Al regresar de la batalla el Enviado de Dios los reprendió y eso sirvió de lección para el resto de los musulmanes.
4.-Los “bukkaín” (los que lloraron). Un grupo de fieles que deseaba participar en la guerra santa visitó al Profeta y le solicitó monturas con que trasladarse para cumplir su santo deber. Pero se encontraron con la negativa del Profeta que no poseía nada para prestarles. Entonces se hecharon a llorar desgarradoramente. Así es, tanto había entre los compañeros del Profeta sediciosos e hipócritas, como se encontraba entre ellos personas cuyas lágrimas se derramaban al enterarse de que no había medios para que pudieran participar en la lucha que muchas veces les costaba sus propias vidas. Ese grupo es denominado “Bukkaín”, y el Sagrado Corán expresa de este modo su elevada fe: “Así como también lo estarán (disculpados) quienes se te presentaron pidiendo que les procurases cabalgadura y que cuando les dijiste: ‘No tengo ninguna que proporcionaros, se volvieron con los ojos desbordantes de lagrimas, de pena de no tener con qué contribuir”.‘(9:92)
5.-El grupo de los dispuestos al sacrificio, que de inmediato preparó todo lo necesario para la lucha y aguardó la partida con especial euforia y alegría.
Alí no participa en la expedición.
Uno de los más grandes honores del Príncipe de los creyentes era el haber acompañado al Profeta (B.P.) en todas las batallas, y el haber sido abanderado en todas ellas, con la excepción de la batalla de Tabuk. En este último caso por orden del Profeta debió permanecer en Medina. Esto porque el Enviado de Dios conocía que los hipócritas y un grupo de los quraishitas esperaban una oportunidad semejante para dar un vuelco a la situación durante su ausencia, derrocando al novel gobierno islámico. Esa oportunidad la tendrían si Muhammad y sus soldados viajaban a un lugar alejado y cortaban una comunicación fluida con el centro del gobierno musulmán. Y Tabuk fue la localidad más lejana hacia la que viajara el Enviado de Dios en sus batallas. Sintió así el peligro de que los grupos anti-islámicos se sublevaran durante su ausencia, se unieran con sus aliados de todo el Hiyaz y se organizaran. A pesar de que había nombrado como sucesor suyo en Medina a Muhammad Ibn Maslama, le dijo a Alí: “Tú eres el protector de ahlul-bait (la casa profética), también de mis parientes y los muhayirun (emigrados), y nadie más que tú y yo puede asumir este cargo”.
La permanencia del Príncipe de los creyentes en la ciudad enfureció a los hipócritas sediciosos pues sabían que bajo su atenta vigilancia no podrían llevar a cabo sus planes. Urdieron entonces un plan para conseguir que Alí también saliera de la ciudad, que consistió en difundir la noticia de que, a pesar de los deseos del Profeta de que Alí participara en la expedición, él se había abstenido a raíz del intenso calor reinante y la gran distancia a recorrer. Para aventar esta calumnia Alí visitó al Enviado de Dios y le comunicó lo sucedido. En esa oportunidad el Profeta (B.P.) pronunció frases históricas a su respecto en las que se refleja claramente el imamato y la sucesión en Alí. Le dijo: “Vuelve a Medina hermano mío, porque por cierto que no existe nadie más merecedor que tú o yo para resguardar el orden en Medina, tú eres mi representante ante mi familia y mis parientes. ¿Acaso no te satisface que te diga que tu ejemplo respecto de mí es como el de Aarón respecto de Moisés, con la única diferencia de que después de mí no habrá profetas?”
PARTIDA DEL EJERCITO ISLAMICO A TABUK
Una táctica seguida por el Profeta (B.P.) en todas sus batallas era no revelar a su ejército el destino de los viajes. Su objetivo era desbaratar los ataques y las maquinaciones de los grupos empeñados en trabar el avance del Islam. Además, guiaba a sus ejércitos por caminos inusuales, pues de ese modo podía sorprender al enemigo. En esta oportunidad sin embargo, reveló el destino del viaje para combatir a los romanos desde el primer día, cuando se inició el reclutamiento de los combatientes voluntarios. Hizo esto para que los soldados conocieran de antemano la importancia del viaje y las dificultades que les ocasionaría, y llevaran consigo suficientes provisiones.
El Profeta debió pedir también ayuda a las tribus de Tamim, Gatfán y Tey, que vivían lejos de Medina, para fortalecer al ejército islámico. La ayuda la solicitó enviando cartas. También le escribió a Uttab Ibn Usaid, el joven gobernador de
El día de la partida llegó y el Enviado de Dios (B.P.) observaba el grandioso desfile de los sacrificados creyentes que cambiaban el descanso, las comodidades, el comercio y las ganancias por la dificultad y la muerte para obtener sus profundos anhelos espirituales. Estaban llenos de euforia, sus corazones llenos de fe, y la escena toda era tan emocionante que redoblaba el entusiasmo de los espectadores. En el momento de partir el gran líder de los musulmanes pronunció un sermón que ponía en claro los motivos de esta convocatoria y con el que trataba de fortalecer el espíritu de los combatientes. Inmediatamente después se dio la orden de partir.
La aventura de Malik Ibn Qais.
Malik Ibn Qais (Abu Juzaima) llegó a Medina tras uno de sus viajes cuando el ejército del Islam ya había partido. Ese día reinaba un calor muy intenso. Al observar la calma que reinaba en la ciudad se dio cuenta de que todos habían partido para
El ejército islámico encontró numerosos problemas en su trayecto entre Medina y Tabuk. Por tal razón se lo llamó “YeishulUsrat”, “el ejército de la dificultad”. Sin embargo la gran fe y el amor de sus integrantes facilitaron la superación de estos problemas e hizo que fueran recibidos con los brazos abiertos. Al atravesar el ejército las ruinas del pueblo de Zamud, ardientes vientos hicieron que el Profeta (B.P.) se cubriese el rostro y pasara por allí velozmente. Luego aconsejó a sus discípulos: “Mediten en el destino final de las tribus de Zamud, que merecieron
El Profeta sabía de los fuertes y traicioneros vientos huracanados de esa zona que solían tomar por sorpresa a los transeúntes y sus camellos sepultándolos bajo una masa de arena y polvo. Por tal motivo recomendó a todos amarrar las patas de sus animales y no salir solos por la noche de sus tiendas: No obstante ello, dos hombres pertenecientes a la tribu de Banu Saada hicieron a un lado su advertencia y salieron por la noche de sus tiendas. A uno de ellos el gran huracán lo mató y al otro lo lanzó contra una montaña. Este suceso desagradó mucho al Enviado de Dios por lo cual pidió encarecidamente a sus soldados que cumplieran sus órdenes al pie de la letra. Ibad ibn Bashír, el jefe del grupo que estaba a cargo de los soldados informó al Profeta que a estos últimos les estaba escaseando el agua y que faltaba poco para que todas las cantimploras se vaciaran. Un grupo mató algunos camellos y aprovechó el agua que había en sus vientres. Otros sedientos, en cambio, esperaban el socorro divino. Dios, que había anunciado a su Enviado el triunfo, lo socorrió y también socorrió a sus fieles compañeros cuando de pronto se produjo una intensa lluvia que sació a todos. Los encargados de almacenar el agua y todo el ejército en geneml pudieron llenar sus recipientes.
EL CONOCIMIENTO QUE EL PROFETA POSEE DE LO INVISIBLE Y OCULTO
No caben dudas que el Profeta, de acuerdo a la afirmación del Sagrado Corán (72:27) puede informar a la gente sobre lo invisible y descubrir aquello que se encuentra oculto. Pero también sabemos que la sabiduría de un Profeta es limitada y necesita de la enseñanza y la inspiración de Dios. Por esto es posible que, en alguna ocasión, no conozca algo tan sencillo como por ejemplo dónde puso la llave de su casa o su dinero, pero que sí anuncie otras veces cuestiones ocultas mucho más complejas que asombran la mente de los hombres. El motivo de todo esto es lo que aclaramos en primer lugar, es decir que él puede decir e informar de lo oculto si es la voluntad divina que así lo haga. En caso contrario es como el resto de los hombres. Veamos algunos ejemplos de esta situación:
l.-La camella del Profeta se había extraviado en medio del camino y un grupo de sus discípulos fue en su búsqueda. Muy pronto uno de los hipócritas se levantó diciendo: “El afirma ser el Profeta de Dios y anunciar sobre el mundo superior, ¡es sorprendente que no conozca el paradero de su camella!”. Cuando el Enviado de Dios (B. P.) supo de las palabras de este hipócrita descubrió la verdad con términos muy elocuentes. Dijo: “Ciertamente no sé nada más que lo que Dios me ha enseñado, y es justo en este instante que El me orienta hacia el sitio en que se encuentra mi camella. Está en un valle del desierto (y dio su nombre) y sus riendas están sujetas a un árbol. Vayan y tráiganla”. Inmediatamente algunas personas se dirigieron allí y hallaron al animal en la situación que había descripto.
2.-El camello de Abu Dharr no pudo seguir avanzando. El ejército continuó viaje y éste quedó rezagado. Abu Dharr aguardó unos momentos para ver si el animal se decidía finalmente a andar, pero su esperanza fue vana. Lo dejó entonces allí y cargando su equipaje sobre sus hombros continuó su trayecto. El ejército islámico había acampado por orden del Profeta con la finalidad de descansar. De pronto divisaron a una persona que andaba debajo de un pesado cargamento. Uno de los discípulos del Profeta se encargó de avisarle de la próxima llegada de aquel hombre. El Enviado de Dios (B.P.) dijo: “El es Abu Dharr, ¡la misericordia de Dios sea con él!, el que camina solo, morirá solo y será resucitado solo”. Esto porque el Día del Juicio Final las comunidades islámicas resucitarán en conjunto, pero los musulmanes que hayan residido en comunidades incrédulas representarán cada uno a una comunidad.
El tiempo demostró la veracidad de esta predicción del Profeta.
Abu Dharr falleció en una situación difícil, en el desierto de Rabaze, exiliado y lejos de
Abdullah se acercó a ellos y también el resto de los caravaneros. Apenas Ibn Mas'ud vio el cuerpo descubrió que se trataba de Abu Dharr, su amigo y hermano en
EL EJERCITO ISLAMICO EN
El ejército del monoteismo dio sus primeros pasos en el territorio de Tabuk a principios del mes de Sha‘ban del noveno año de
Ante esta circunstancia el Enviado de Dios reunió a todos sus comandantes y, como ya hiciera otras veces, aplicó el firme principio de la consulta con ellos para decidir si seguían avanzando hacia tierra extraña, o bien regresaban a Medina. Finalmente se decidió regresar a Medina para renovar fuerzas ya que el ejército islámico había soportado numerosas dificultades durante el viaje a Tabuk. Además los musulmanes ya habían conseguido su propósito que consistía precisamente en poner en fuga al ejército romano infudiendo temor en sus filas. Este temor les impediría pensar por un tiempo en la posibilidad de atacar al Islam y, de esa forma, se garantizaba la seguridad en Arabia por el lado de su frontera norte al menos por un tiempo. Los comandantes musulmanes agregaron, por respeto a la posición del Profeta: “Si tú quieres y Dios así lo ordena, da la orden de avanzar que nosotros te seguiremos”. Respondió el Profeta (B.P.): “No me han llegado órdenes de parte de Dios, y si así fuera yo no debería consultar nada con ustedes. Ahora respetaré la opinión del consejo y regresaré a Medina”.
Los gobernadores de los territorios fronterizos de Siria y el Hiyaz gozaban de gran influencia dentro de sus comarcas, y era probable que algún día el ejército bizantino aprovechara estas fuerzas locales para atacar el Hiyaz y al Islam. Era preciso entonces que el Profeta antes de retirarse estableciera con ambos sendos pactos mutuos de no agresión. Se comunicó entonces personalmente con los gobernadores en las cercanías de Tabuk, y se concretó el pacto luego de fijar algunas condiciones. Envió además algunas delegaciones a sitios alejados de a Tabuk para obtener así una mayor seguridad. El Profeta se puso en contacto, para establecer los pactos mencionados, con los gobernadores eIlé, Azrá y Yarba'.
Ilé es una ciudad costera que se encuentra junto al Mar Rojo y no la separa gran distancia de Sham. Su gobernador, Iuhanna Ibn Rube, visitó al Profeta en Tabuk. Llevaba una cruz de oro en su pecho. Le obsequió un caballo blanco y le reveló el gran respeto que le merecía. El Enviado de Dios (B.P.) también lo honró y le hizo un regalo. Aquel gobernador se mostró dispuesto a continuar profesando el cristianismo pero también a abonar la suma de 300 dinares (monedas de oro) anuales correspondientes al yazia (*).
Se comprometió también a hospedar a los musulmanes que por allí pasaran. El siguiente es el acuerdo firmado entre las partes: “Este es un pacto de no agresión mutua de parte de Dios y Muhammad Su Enviado, y Iuhanna y los habitantes de Ilé. Según este acuerdo todos los medios de transporte, marítimos y terrestres, y la gente que se encuentre en ellos, pertenezcan a Sham o al Yemen, estarán bajo la protección de Dios y Su Enviado, pero si alguno de ellos cometiera un crimen sepa que sus bienes no obstaculizarán su castigo. Todas las vías de transporte estarán abiertas para los habitantes de Ilé”.
Este acuerdo muestra claramente que cualquier comunidad dispuesta a tratar pacíficamente con los musulmanes obtiene de éstos todas las garantías de seguridad e inmunidad.
El Enviado de Dios (B.P.) también estableció acuerdos con los gobernadores de Azra' y Yarba', cuyos territorios tenían suma importancia para el comercio. Así fue como el Profeta garantizó a los territorios islámicos la seguridad por su frontera norte.
EL ENVIO DE JALlD IBN UALlD A DUMATUL YANDAL
En el cammino de regreso había un fértil territorio dotado de verdes árboles y frescos manantiales situado junto a una firme fortaleza llamada Dumatul Yandal, distante de Sham unos 50 farsaj (
IMPORTANCIA DE
A pesar de que en esta penosa y dificultosa expedición el Profeta no se enfrentó con ningún enemigo obtuvo no obstante gran número de triunfos morales. Aumentó considerablemente el respeto al ejército islámico y su prestigio, y consolidó su poder y respeto entre los moradores del Hiyaz y las fronteras con Sham. Tanto amigos como enemigos pudieron comprobar que la fuerza del Islam había crecido al punto de poder enfrentarse con los más grandes poderes militares de la época e infundirles temor y respeto. La divulgación de estos acontecimientos entre las tribus árabes terminó por desplazar de sus mentes toda idea de rebelión.
A raíz de lo anterior, tras el regreso del Profeta a Medina, los representantes de las diferentes tribus árabes que hasta aquel día no se habían sumado al Islam, visitaron la capital de los musulmanes y manifestaron su intención de islamizarse y obedecer. Como ya dijimos antes el número de estas delegaciones fue tan grande que se llamo a este período el “año de las delegaciones”.
Por otra parte los musulmanes aseguraron la paz de la zona al concretar diversos pactos con los gobernadores de las zonas fronterizas del Hiyaz y de Siria, asegurándose que sus jefes no colaborarían con el ejército romano. Otra ventaja fue que esta expedición finalmente allanó el camino para la conquista de Sham, pues permitió que los comandantes conocieran lo que era un largo viaje expedicionario y los problemas que acarreaba. Además les adiestró para luchar contra grandes ejércitos. Todo esto hizo posible que las primeras conquistas de los musulmanes luego del fallecimiento del Profeta fueran Sham y Siria.
Finalmente, un último beneficio que se obtuvo fue el haber podido diferenciar al creyente del hipócrita lo que hizo posible un gran decantamiento entre los musulmanes.
LOS HIPOCRITAS PLANEAN EL ASESINATO DEL PROFETA
El Profeta (B.P.) permaneció aproximadamente diez días en Tabuk y partió a Medina tras enviar a Jalid a Dumatul Yandal. Doce hipócritas -ocho quraishitas y cuatro medinenses- decidieron enfurecer a la camella del Profeta cuando pasara por una montaña a cuyos lados había precipicios. Si la maniobra les resultaba el Enviado de Dios se despeñaría por uno de ellos. Cuando el ejército islámico llegó a las cercanías del lugar Muhammad dijo: “Quienes lo deseen .pueden seguir el rumbo a través del desierto”. No obstante él se dirigió por la montaña mencionada mientras Hudhaifa iba detrás suyo y Ammar sostenía las riendas de su camella. Habiendo recorrido un corto trecho el Profeta volvió el rostro y en medio de la noche iluminada divisó a unas personas persiguiéndolo, quienes murmuraban entre sí y llevaban los rostros cubiertos para no ser reconocidos. El Enviado de Dios reaccionó de inmediato y dando un grito ordenó a Hudhaifa que espantara a los camellos de los extraños con su báculo. La exclamación del Profeta provocó temor en los corazones de los conjurados. Al descubrir que el Profeta conocía sus intenciones huyeron rápidamente uniéndose al resto del ejército. Relata Hudhaifa: “Los reconocí por las marcas de los camellos y dije al Profeta: ‘Te diré quienes fueron para que sean castigados’. Pero él me respondió con dulce voz: ‘Abstente. No reveles sus nombres, tal vez se arrepientan’. Y agregó: ‘Si yo los castigara dirían “Muhammad en la cima de su poder colocó su espada en el cuello de sus seguidores”. ‘ ”
Ninguna escena es más grandiosa que el regreso de un ejército triunfante a su patria, y nada es más dulce para el gusto del combatiente que obtener el triunfo que resguarda su honor y su integridad. Ambas situaciones estuvieron sin duda presentes en el regreso del ejército islámico a Medina. La alegría y la euforia de los combatientes era desbordante. El orgullo por su campaña y la victoria obtenida sin lucha contra un poderoso enemigo podían descubrirse en sus palabras y su comportamiento. La razón de todo esto era justificada: habían infundido temor a un poderoso enemigo como el bizantino, que a su vez había derrotado no hacía mucho a un fuerte rival como Persia. Por supuesto, el haber puesto en fuga a un enemigo como ese era un gran honor y era más que razonable que los soldados expusieran ese honor frente a los que habían permanecido en la ciudad sin motivos válidos. No obstante, tal vez el regreso triunfante provocaría en algunos un orgullo ilimitado, que obrara como insulto para los que habían permanecido en Medina por causas válidas, y que habían participado con el cuerpo expedicionario en sus corazones.Por todo esto, cuando el ejército se detuvo antes de ingresar a Medina, dijo el Profeta: “Hay en Medina personas que no partieron con ustedes en esta expedición; cualquier paso que ustedes hayan dado, ellos también lo dieron”. Le preguntaron. “¿Cómo es posible que ellos, permaneciendo en Medina, también nos acompañaran?” Respondió el Enviado de Dios (B.P.): “Esas son las personas que no pudieron concretar el Yihad a causa de una situación justificada, pero que pese a todo tenían un gran anhelo por concretar su gran deber islámico”. Con esta breve disertación el Profeta dejó sentado uno de los principios fundamentales de la concepción islámica: una pura intención vale por el acto realizado, por lo que, aquellos que sen ven privados de realizar algún buen acto por falta de recursos o posiblidades, participan con los demás de la recompensa del mismo por el sólo hecho de haber tenido la intención de concretado.
Si el Islam busca mejorar la situación externa, con mucha más razón desea perfeccionar el interior de las personas, pues es su interior, es decir sus creencias e ideología, lo que genera sus ideales. Así el Enviado de Dios (B.P.) puso un coto al orgullo de los combatientes protegiendo la situación y sentimientos de los disculpados con motivos válidos del Yihad, pero ello no obstante había decidido reprender a los infractores que no tuvieron motivo valedero para no participar en la expedición. He aquí la historia de tres de ellos.
El día en que se anunció el llamado a las filas del ejército para participar en el Yihad tres hombres, llamados Hilal, Ka‘b Y Mararat, se presentaron ante el Profeta y se disculparon anunciándole que no participarían en
Para compensar el mal realizado se apresuraron en salir a recibirlo, saludarlo y felicitarlo. El Enviado de Dios les restó importancia y al llegar a Medina comenzó a hablar en medio de una espectacular concentración de gente llena de euforia y alegría. Sus primeras palabras fueron: “¡Gentes! Este trío ha menospreciado el mandato islámico (del Yihad por
Sus cálculos por un lado, y sus naturalezas por otro, los llevaron finalmente por el camino de la verdadera fe y se arrepintieron. Suplicaron a Dios y reconocieron su mal proceder. Dios aceptó su arrepentimiento y a través de una aleya coránica hizo saber al Profeta de que los había perdonado. Sin demora alguna el Profeta anuncia la detención del boicot.
“También absolvió a los tres que se rezagaron (en la expedición de Tabuk) hasta que la tierra, con toda su amplitud, se les tornó estrecha, lo mismo que sus corazones, y se persuadieron de que no tenían más amparo que Dios; y El les absolvio a fin de que se arrepintiesen. Porque Dios es Remisono, Misericordiosísimo.” (9: 118)
EL CASO DE
Dentro de la península arábiga Medina y Nayran eran dos grandes centros de la gente del Libro (judíos y cristianos). Un grupo de árabes de las tribus de Aus y Jazray habían así adherido al judaísmo y al cristianismo. Abu Amer, el padre de Hanzala, famoso mártir de la batalla de Uhud, se inclinaba en la época de la gentilidad por el cristianismo y seguía a sus monjes. Cuando comenzó a brillar la estrella del Islam en el horizonte de Medina y se disolvieron las minorías religiosas, Abu Amer se irritó mucho y comenzó a colaborar estrechamente con los hipócritas de Auz y Jazray. El Profeta supo de sus actos sediciosos y quiso arrestarlo pero él huyó a
“Mas quienes erigieron una mezquita en perjuicio de los creyentes, para difundir entre ellos la incredulidad, la discordia y la acechanza de quienes anteriormente combatieron a Dios y a Su Mensajero, jurarán diciendo: ‘No quisimos con ello sino el bien’, pero Dios es testigo de que son mentirosos. ¡jamás ores en ella! Porque una mezquita que desde el primer día ha sido cimentada en el temor de Dios es más digna de que ores en ella, pues en ella hay hombres que ansían purificarse, porque Dios ama a los puros. ¿Quién es mejor: el que ha cimentado su edificio sobre el temor de Dios y Su beneplácito, o quién construyó su edificio al borde de un desplomado torrente y pronto a derrumbarse, con el, en el fuego del Infierno? Dios no ilumina a los inicuos. El templo que construyeron no cesará de ser causa de duda en sus corazones, a menos que sus corazones se despedacen; porque Dios es Sapientrsimo, Prudente.” (9:107/110)
Fuente: La Historia de Mahoma (PB);
Vida del Profeta Muhammad (PB) e historia de los orígenes del Islam
Editorial Elham Shargh
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* Algunos historiadores han relatado de diversas maneras los detalles de la muerte y la sepultura de Abu Dharr. Algunos afirman que al llegar