La Paz Sea Con Ibrahim (11)
(Anecdotario de la Vida del Mártir Ibrahim Hadí)
Narrado por Mustafa Saffar Harandí
No había transcurrido mucho tiempo desde el comienzo de la guerra, la comandancia de los Guardianes de la Revolución organizó una reunión en el occidente del país, en la cual se decidió que los basīŷ y los Guardianes de la Revolución debían dispersarse en diferentes zonas, para tener un mayor alcance en el conflicto.
Por eso, un grupo de combatientes de Sarpol-e Zahab viajó a Sumar y otros a Mehrán, Saleh Abad y Bostán.
En la reunión también se eligió a Husein Allahkaram, como comandante de los Guardianes de la Revolución en las zonas de operación de Guilan-e Gharb y Naft-e Shahr.
Husein Allahkaram se marchó hacia Guilan-e Gharb con el VIII y IX Batallón de los Guardianes de la Revolución.
Ibrahim que desde la época en que practicaba deporte antiguo era amigo de hach Husein, lo acompañó y ya estando en Guilan-e Gharb, fue elegido secretario de operaciones de los Guardianes de la Revolución.
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Guilan-e Gharb es una región rodeada por diversas montañas, se encuentra a 50 kilómetros de Naft-e Shahr y de la línea fronteriza, y a setenta kilómetros al sur de Sarpol-e Zahab. Las tropas iraquíes se habían tomado las áreas cercanas a esta ciudad y la mayor parte de las alturas circundantes.
En los primeros días de la guerra, las fuerzas de la 4ª División del ejército iraquí habían entrado a Guilan-e Gharb pero con la resistencia heroica de los aguerridos hombres y mujeres, no les quedó otra que salir de la ciudad.
Incluso durante el ataque iraquí a la ciudad, una mujer había logrado acabar con dos iraquíes sin tener armas de fuego.
Posteriormente, varias personas se fueron del lugar, sin embargo la mayoría se había quedado. Estas pasaban el día en la ciudad y por la noche se iban a dormir a las carpas que se les había dado en un campamento improvisado en la ruta a Eslamabad-e Gharb.
La Brigada Zulfiqar del ejército iraní también se había instalado en la región de Ban Sirán, en los alrededores de la ciudad de Guilan-e Gharb.
Los Guardianes de la Revolución de Guilan-e Gharb continuaron sus actividades que consistía en patrullar, brindar seguridad y estar preparados para enfrentar un eventual ataque del enemigo. En esa época no realizaban ninguna actividad especial.
Las fuerzas sugirieron que se estableciera un grupo guerrillero en Guilan-e Gharb, semejante a la milicia del Dr. Chamrán en el sur y la guerrilla de Asghar Vesalí en Sarpol-e Zahab.
Se llevó a cabo la tarea de conformar el grupo y se le dejó a Ibrahim y al Sr. Yavad Afrasiabí, la responsabilidad de dirigir sus operaciones. Asimismo, los combatientes propusieron que este grupo fuese dominado «Dr. Beheshtí». Pero en una visita que el mismo doctor hiciese a la zona, al darse cuenta, se opuso diciendo: «Debido a que se trata de una guerrilla, es mejor elegir un nombre adecuado, como ''Mártir Andarzgu'' ya que él fue fundador de movimientos islámicos y guerrilleros».
Ibrahim colgó una gran fotografía del imam Jomeini, el Dr. Beheshtí y el ayatolá Jamenei en la base de la agrupación que de esta forma comenzó oficialmente sus actividades.
Esta agrupación pasó a ser parte de las distintas fuerzas irregulares —que estaban combatiendo contra el enemigo invasor— e irregular eran también su composición, pues tenía miembros de todo tipo: Desde adolescentes hasta ancianos; personas analfabetas y otras que incluso habían terminado sus estudios de doctorado; jóvenes muy religiosos que realizaban además de las oraciones obligatorias, las supererogatorias, y algunos que ahí mismo habían aprendido a rezar; estudiantes de seminarios teológicos; comunistas arrepentidos que habían regresado al Islam, etc.
De este modo se logró tener un mosaico de casi 40 combatientes que juntos supieron construir un ambiente cordial y fraternal, y que conformaban una agrupación armada heroica y espiritual.
Ibrahim que en la práctica era el responsable del grupo, dirigiéndolo con la amabilidad que le caracterizaba, siempre les decía a los miembros: «Nosotros no tenemos comandante».
El sistema administrativo era muy efectivo, casi todos tenían muy claro cuál era su función y la llevaban a cabo sin necesidad de que alguien se los ordenase.
La mayoría de actividades se realizaban tomando en cuenta la opinión de los demás, especialmente las de Yavad Afrasiabí y Reza Gudiní.
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Una de las actividades de esta agrupación era ayudar a la gente de Guilan-e Gharb y resolver sus problemas, algo que motivó a muchos de sus habitantes a unírsele.
Asimismo, se encargaba de la conformación de equipos de reconocimiento que posteriormente atravesaban las alturas con el propósito de ubicar las posiciones del enemigo y registrar la información en minuciosos mapas.
La manera en que Ibrahim realizaba el reconocimiento era muy particular, pues pasaba la mitad de la noche con los combatientes en las alturas y después avanzaba hasta llegar a posicionarse atrás de las fuerzas enemigas sin que estas ni siquiera lo sospechasen. La información que recopilaba era amplia y detallada.
Ibrahim solía decir: «Si no realizamos este reconocimiento, no podemos asegurar el éxito de nuestras operaciones, por lo tanto, hay que hacerlo de forma correcta y exacta».
Ibrahim compartía de esta forma su conocimiento, y enfatizaba: «Es preciso que los combatientes que se encargan de las operaciones de reconocimiento sean en extremo valientes, pues quien tiene miedo no puede tener éxito».
Además aseveraba que los combatientes debían tener acuidad y precisión.
Así fue como en este grupo fueron educados combatientes que sobresalieron por su conocimiento e información, e incluso de su seno surgieron varios comandantes y héroes de la Defensa Sagrada.
Como decía el comandante de la 113ª Brigada Horr que era responsable de la inteligencia y operaciones del cuartel de Nayaf: «Ibrahim con sus propios e innovadores métodos fue el fundador de esta brigada, aunque antes de fundarla fue martirizado».
La guerrilla Mártir Andarzgu, durante su año de actividades realizó 52 operaciones de diversa envergadura con esos mismos miembros «irregulares», pero únicos.
Ellos hicieron fracasar —en el occidente del país— a la 4ª División del ejército iraquí, ocasionándole cuantiosas pérdidas.
Sin duda alguna, la Defensa Sagrada les debe mucho a los héroes surgidos de esta pequeña agrupación. Ellos con su perspicacia supieron aprovechar las enseñanzas de Ibrahim, a quien acompañaban con entusiasmo en sus proezas.
Ellos estaban orgullosos de Ibrahim e Ibrahim estaba orgulloso de ellos:
Mártir Reza Cheraghí, el valiente comandante y héroe de la 27ª División Militar Hazrat-e Rasul (PB); mártir Reza Dastvareh, subcomandante de dicha división; mártir Hasan Zamaní el eje responsable de la división militar; mártir Seyyed Abulfazl Kazemí, comandante del Batallón Meysam; mártir Reza Gudiní, comandante del Batallón Hunain; mártir Muhammad Reza Alí Awsat, subjefe de la Brigada Muslim ibn Aqil; mártir Daryush Rizehvandi, comandante del Batallón Malek; mártires Ibrahim Hesamí y Hashem Kalhor, asistentes del comandante del Batallón Miqdad; mártires Yavad Afrasiabí y Alí Jorramdel, responsables de inteligencia de la división; y otros tantos comandantes de la Defensa Sagrada, que son motivo de orgullo para el Sistema Islámico.
Narrado por Alí Moqaddam
Era el mes de muharram de 1359, había sucedido algo muy importante. Asghar Vesalí y Alí Qorbaní vinieron a Guilan-e Gharb con las fuerzas de Sarpol-e Zahab.
Se había acordado que después del reconocimiento de las posiciones del enemigo se daría comienzo a la operación desde el norte de la ciudad.
Eran los primeros días de actividad del Grupo Mártir Andarzgu, y de hecho, ya había realizado parte del reconocimiento preciso.
La noche de ashura todos los combatientes se reunieron en el cuartel de los Guardianes de la Revolución.
Fue una reunión de luto esplendorosa, quienes asistieron todavía recuerdan que esa noche, Ibrahim entonó himnos sobre Ahl ul-Bayt (P) de manera entusiasta y fascinante, y Asghar Vesalí dio movimiento, calor y vida a los participantes.
En la mañana siguiente, Asghar junto a un grupo de combatientes fueron a reconocer una zona llamada Barr Aftab.
A eso del mediodía llegó la noticia de que ellos habían emboscado a las fuerzas iraquíes, que rápidamente habían emprendido la retirada.
Pero no había esperanzas de que Alí Qorbaní sobreviviese pues estaba gravemente herido, y al final —en efecto— alcanzó el martirio.
Por otra parte, Asghar Vesalí había sufrido muchas heridas, lo trasladamos pero él también pasó a engrosar las filas de los grandiosos mártires.
Ibrahim lloraba a gritos el martirio de Asghar, y decía: «¡Nadie se da cuenta de que hemos perdido a un gran comandante! ¡Nuestra revolución necesita mucho a personas como Asghar!»
Asghar alcanzó el martirio el mediodía de ashura, cuando su hermano aún no cumplía 40 días de haber sido también martirizado.
Ibrahim viajó a Teherán para participar en el cortejo fúnebre y sepelio de Asghar. Su auto había quedado en Guilan-e Gharb, Ibrahim lo trajo consigo. Su carrocería estaba totalmente estropeada debido a los ataques en los que el mártir se había visto envuelto.
Después del funeral, volvimos rápido a la zona de guerra. Ibrahim nos decía: «Unas noches antes de morir, Asghar vio en sueños a su hermano que hace menos de un mes había sido martirizado. Este le dijo: ''¡Hermano tú también alcanzarás el martirio, justo en el día de ashura… en Guilan-e Gharb!»
Al día siguiente, los chicos del grupo realizaron una ceremonia de luto en memoria del mártir Asghar, y ahí, los jóvenes combatientes prometieron que darían hasta la última gota de su sangre para vengar a Asghar.
El Sr. Yavad Afrasiabí y algunos combatientes incluso dijeron que no se cortarían la barba —en señal de luto — hasta que no castigasen por todos sus perversos actos a Sadam, el dictador iraquí.
Narrado por algunos amigos del mártir
Al inicio de la guerra, Ibrahim era considerado por muchos de los jóvenes combatientes como su modelo a seguir. Se sentían orgullosos de ser sus amigos, pero él siempre trataba de no llamar la atención.
Por ejemplo muy pocas veces vestía el uniforme militar, pues solía usar camisa larga y pantalón kurdo, porque así podía acercarse más a los oriundos de esa región, y al mismo tiempo era una forma de luchar contra su ego. Era una persona sencilla, sincera, sin excesos, tanto así que la primera vez que lo vimos pensamos que era parte del personal de servicio, pero con el paso del tiempo fuimos descubriendo su extraordinaria personalidad.
Ibrahim rompía los esquemas, pensaba más en lo intrínseco que en lo extrínseco. Los jóvenes combatientes trataban de imitarlo. Solía decir: «Es más importante enseñar a los combatientes moral y espiritualidad a que solo se preocupen por su apariencia y lucir sus uniformes militares. Hay que ser verdaderos amigos de ellos».
El resultado de esta forma de pensar se podía palpar perfectamente en las operaciones del grupo, aunque una u otra persona no concordase en esto con Ibrahim.
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Había comprado una tela camuflada; se la entregó a un sastre, diciéndole: «Hágame una ropa estilo kurdo».
Se la entregaron al día siguiente; se la puso. Le sentaba bien. Salió del cuartel. Regresó una hora después, pero con uniforme de soldado.
Le pregunté:
— ¿Dónde está tu ropa?
— A uno de los chicos kurdos le gustó mucho mi ropa y se la regalé.
Ibrahim también le había regalado su reloj a otra persona, porque esta le había preguntado la hora y él en vez de responder le dio su reloj. Esta clase de cosas hizo que muchos kurdos se sintiesen atraídos por la moral de Ibrahim, y luego se unían al Grupo Mártir Andarzgu. Ibrahim aparentemente era una persona muy simple, pero en realidad era muy consciente de la situación, y dominaba los temas políticos.
Después de un tiempo de haber colocado las fotografías del imam Jomeini y el mártir Dr. Beheshtí en el cuartel de la agrupación, el despacho de la comandancia general en el occidente del país —que estaba bajo la administración de Banisadr — emitió la orden de desmovilización del Grupo Mártir Andarzgu y el cierre de su almacén de provisiones. Pero el comandante del Ejército informó que la presencia de este grupo era necesaria en la zona, diciendo: «Todas nuestras operaciones se planifican y ejecutan en base a los reconocimientos del Grupo Mártir Andarzgu».
Un tiempo después, el comandante logró detener los intentos de desmovilización del grupo.
Una mañana avisaron que Banisadr quería visitar Kermanshah. Ibrahim, Yavad, hach Husein y otros combatientes viajaron al lugar.
El día que Banisadr llegaría se organizó una gran recepción, los comandantes estaban muy emperifollados y se comportaban con solemnidad, pero era muy interesante ver a los chicos del Grupo Mártir Andarzgu: Fueron a recibir a Banisadr vestidos como lo hacían siempre, con su pantalón kurdo. Pretendían entrevistarse con él, para conocer cuál era su visión de la guerra y preguntarle cómo pensaba manejarla.
Ese día estuvimos aguardando pero nunca llegó. Al final nos avisaron: «El presidente no vendrá a Kermanshah porque su helicóptero tiene problemas».
Un tiempo después, el ayatolá Jamenei vino a Kermanshah, en ese tiempo era el guía de la oración colectiva de Teherán. Ibrahim fue con todos los chicos a verlo. Ellos estaban con la misma apariencia sencilla de siempre. El ayatolá Jamenei abrazó a cada uno de ellos, mientras lo hacía les decía unas cuantas palabras.
Extraído del libro La Paz Sea Con Ibrahim; Editorial Elhame Shargh
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