Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) desde Medina hasta Karbalá (17)

Por: Aiatul-lah Muĥammad âdiq Naӱ

En la parada de Baîah

ايُّهَا النّاسُ اِنَّ رَسُول َاللّه صلّى اللّه عليه و آله قالَ
مَنْ رَاى سُلْطانا جائراً مُسْتَحِلاًّ لِحَرامِ اللّه ناكِثاً عَهْدَهُ مُخالِفاً لِسُنَّةِ رَسُول ِاللّه يَعْمَلُ فى عِبادِاللّه بالاثْمِ وَالْعُدْوانِ فَلَمْ يُغَيِّرْ عَلَيْهِ بِفِعْلٍ
وَلا قَوْلٍ كانَ حَقّاً عَلَى اللّه اَنْ يُدْخِلهُ مَدْخَلَهُ

اَلا وَانَّ هؤُلاءِ قَدْ لَزَمُوا طاعَةَ الشَّيْطانِ
وَتَرَكُوا طاعَةَ الرَّحْمنِ وَاَظْهَرُوا الْفَسادَ
وَعَطَّلُوا الْحُدُودَ وَ اسْتاءْثرُوا بِالْفَىْءِ
وَاَحَلُّوا حَرامَ اللّه وَحَرَّمُوا حَلالَهُ وَاَنَا اَحَقُّ مِمَّنْ غَيَّرَ
وَقَدْ اَتَتْنِى كُتُبُكُمْ وَقَدِمَتْ عَلَىَّ رُسُلكُمْ بِبَيْعَتِكُمْ اِنَّكُمْ لا تُسَلِّمُونى
وَلا تَخْذِلُونى فَاِنْ اَتْمَمْتُمْ عَلَىَّ بَيْعَتَكُمْ تُصِيبُوا رُشْدَكُمْ
فَاَنَا الحسَينُ بْنُ عَلِىِّ وَابْنُ فاطِمَةَ بِنْتِ رَسُولِ اللّه نَفْسِى
مَعَ اَنْفُسِكُمْ وَاَهْلِى مَعَ اَهْلِكُمْ وَلَكُمْ فِى اُسْوَةٌ
وَانْ لَمْ تَفْعَلُوا وَنَقَضْتُمْ عَهْدَكُمْ
وَخَلَّفْتُمْ بَيْعَتى مِنْ اَعْناقِكُمْ ماهِىَ لَكُمْ بِنُكْرٍ
لَقَدْ فَعَلْتُمُوها بِاءَبِى وَاءَخِى وَابْنِ عَمِّى مُسْلِم
فَالْمَغْرُورُ مَنِ اغْتَرَّ بِكُمْ فَحَظَّكُمْ اَخْطاءْتمْ
وَنَصيبَكُمْ ضَيَّعْتُمْ وَمَنْ نَكَثَ فَاِنَّما يَنْكُثُ عَلى نَفْسِهِ
وَسَيُغْنِى اللّهُ عَنْكُمْ وَ السَّلامُ عَلَيْكُمْ وَ رَحَمَةُ اللّه وَ بَرَكاتُهُ[1].

̍Aîîuhân nâs!  ̍înn rasûlal-lâhi qâla: “man ra ̍a sulṯânan ӱâ ̍iran mustaĥil-lan liĥarâmil-lâh, nâkizan ‘ahdahu mujâlifan lisunnati rasûlil-lâh, ia’malu fi ‘ibâdil-lâhi bil  ̍izmi ûal ‘udûân, falam îugaîîr ‘alahi bifi’lin ûa lâ qaulin kâna ĥaqqan ‘alâl-lâhi  ̍an îudjilahu mudjalahu”.  ̍Alâ ûa  ̍inn hâ ̍ulâ ̍i qad laẕimu ṯâ’atash-shaiṯâni ûa tarakû ṯâ’atar-raĥmâni, ûa  ̍aḓharûl fasâda, ua ‘aṯalûl ĥudûda, ûastâzarû bil fai ̍i, ûa  ̍aĥal-lû ĥarâmal-lâhi ûa ĥarramû ĥalâlahu, ûa  ̍anâ  ̍aĥaqqu mimman gaîîara ûa qad  ̍atatanî kutubukum ûa qadimat ‘alaîîa rusulukum bibai’atikum  ̍innakum lâ tusal-limûni ua la tajḏilûnî, fa ̍in atmamtum ‘alaîîa bai’atakum tuṣîbû rushdakum fa ̍anal-Ĥusainu-bnu-‘Alien ua-bnu Fâṯimata binti rasûlil-lâhi, nafsî ma’a  ̍anfusikum ua  ̍ahlî ma’a  ̍ahlikum, ûa lakum fîa  ̍usuatun, ûa  ̍in lam tafa’alû ûa naqaḋtum ‘ahdakum ûa jal-laftu bai’ati min a’nâqikum mâ hîa lakum binukrin laqad fa’altumûhâ bi ̍abî ûa  ̍ajî ûabni ‘ammI muslim, ûa saîugnîl-lâhu ‘ankum. Ûas-salâmu ‘alaîkum ûa raĥmatul-lâhi ûa barakâtuhu.

Explicación de vocablos:

Nakz ‘ahd, نَكث عهد : ‘romper el pacto’.

Madjal, مَدْخَل : ‘entrada’ y ‘estancia’ (en este dicho del Imam hace referencia al castigo que recibirá un gobernante opresor).

Istîzâr, اِسْتِيثارِ : ‘apropiarse de algo’.

Fai, فَىْءِ : ‘riqueza y derecho específico para la familia del Profeta Muhammad’ (la paz sea con él y su descendencia).

Aĥaqqu, اَحَقُّ : ‘el más merecedor’.

Tuṣal-limûni,      تُسَلِّمُونى: (de la raíz sal-lamahu) ‘abandónenme a mí’ (en el sentido de que lo entreguen al enemigo).

Rushd, رشد : ‘felicidad’, ‘desarrollo’.

Usûah, اُسْوَةٌ : ‘modelo’, ‘pionero’.

Nukr,  : ‘hecho sin antecedente’.

Maġrûr, مَغْرور : ‘engañado’.

Traducción y explicación:

Luego de marcharse de la parada de Sharâf, ambas caravanas se movían a la par y cuando tenían posibilidad, se detenían para descansar en algunas paradas.

Una de estas paradas se llamaba “Baîḋah”, en la cual el Imam tuvo una oportunidad para hablar nuevamente con el ejército de Ĥurr y comunicarles algunas verdades y explicar para ellos el objetivo de su marcha y lucha.

He aquí la traducción del discurso del Imam:

Oh, gentes: ciertamente que el enviado de Dios dijo: “Quien observe y vea a un gobernador opresor- que haga lícito lo que ha sido ilícito por Dios, y rompa el pacto con Él y se oponga a la sunnah (tradición) de Su enviado, y abra el camino de la enemistad y el pecado entre los siervos de Dios-, y calle, y no se levante frente a él con su palabra, es derecho de Dios poner a esta persona en el mismo lugar que el opresor (que es el fuego infernal). Sabed que ellos (los Omeyas), abandonaron la obediencia a Dios y siguieron la obediencia a Satanás. Ciertamente que ellos se comprometieron con la obediencia a Satanás y abandonaron la obediencia a Dios, el Misericordioso, y propagaron la corrupción y cancelaron las normas prescritas por Dios y se apropiaron del fai ̍ (riqueza que es especial para la familia del profeta), y cambiaron lo lícito por lo ilícito, mientras que yo tengo más derecho a gobernar la sociedad islámica y no estos corruptos alteradores de la religión.

Además, me han llegado sus cartas e invitaciones y me han llegado de vuestra parte mensajeros anunciándome vuestro juramento de fidelidad para conmigo y la promesa de que no me abandonarían ni dejarían de socorrerme.

Ahora, si sois fieles a vuestros pactos, obtendréis vuestro valor y felicidad humana, puesto que yo soy Ĥusaîn Ibn ‘Alî, hijo de Fátima, la hija del enviado de Dios. Mi alma está con las vuestras y mi familia con la vuestra. Y ustedes tenéis un modelo en mí. Y si, por el contrario, no sois fieles a los pactos y los rompéis, por Dios que este proceder no es nuevo, puesto que hicieron lo mismo con mi padre ‘Alî, mi hermano Ĥasan y mi primo Muslim.

Es engañado quien confía en su palabra y su pacto. Ustedes sois quienes han ido por un camino equivocado y han sido perdedores gratuitamente. Quien quiera que rompa su pacto, lo hará en contra de sí mismo. Espero no necesitar de su ayuda.

Uas-salamu ‘alaikum ûa raĥamatul-lahi ua barakâtuh

(La paz y misericordia de Dios sea con ustedes)”.

Reiteración de la motivación para luchar

En este discurso, el Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), dilucida con total fuerza y valentía las corrupciones y crímenes del acérrimo enemigo del Islam, es decir, los omeyas, comparando la situación de estos con la propia y con su posición como líder, describiendo la obligatoriedad de la lucha en contra del gobierno de los omeyas, gobierno que -abusando del nombre del Islam- alteró y tergiversó los mandatos del Corán y las leyes que han sido dictaminadas por el profeta.

En otras ocasiones, también el Imam había explicado su motivación. Por ejemplo, en su testamento al momento de salir de Medina, cuando dijo: “Quiero ordenar el bien y prohibir el mal”.

Así como el generoso Corán invita a la gente a practicar este precepto divino de “ordenar el bien y prohibir el mal”, considera el abandono de esta obligación como el factor del desmoronamiento de las comunidades y el fracaso del legado de los profetas.

Vemos en la aleya 116 de la sura Hud:

فَلَوْ لا كانَ مِنَ الْقُرونِ مِنْ قَبْلِكُمْ اءُولوُا بَقِيَّةٍ يَنْهَونَ عَن الْفَسادِ

¿Por qué no hubo en las generaciones anteriores a vosotros gente sabia que se opusiese a la corrupción en la Tierra, excepto unos pocos a los cuales Nosotros pusimos a salvo, y los opresores siguieron en la lujuria y la opulencia y fueron pecadores? (Corán, 11:116)

La lucha del Imam Ĥusaîn y las condiciones de la recomendación del bien y la prohibición del mal

¿Acaso el Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) ha considerado en su lucha las condiciones que se deben llevar a cabo para ordenar el bien y prohibir el mal?

Como habíamos señalado anteriormente, aquí surge una pregunta y es la siguiente: los jurisconsultos musulmanes presentan algunas condiciones para la mencionada obligación, por un lado, la práctica de este precepto tiene que tener un efecto en la persona a quien va dirigida esta acción y, por otro lado, no debe existir un peligro importante para la persona que lo practica. No obstante, en la lucha del Imam Ĥusaîn que, según sus propias palabras, fue la práctica de “ordenar el bien y prohibir el mal”, no se tomaron en cuenta estas condiciones. De este modo, el Imam, en este camino, asumió los más grandes peligros que lo condujeron hacia su martirio y la de sus fieles de un modo devastador continuando, posteriormente, con el triste aprisionamiento de las familias e hijos. En este contexto, sabiendo que las normas de jurisprudencia no son más que las palabras y acciones del profeta y los Imames (la paz sea con todos ellos), ¿cómo se explica esto?

La condición mencionada es general y pública, y no se aplica a los casos específicos ni a las excepciones.

Para aclarar el tema debemos considerar:

1. La posición de la persona pecadora o desobediente.

2. La posición de la persona que ordena el bien y prohíbe el mal.

1. Si el pecado lo realiza una persona que, política y socialmente, se encuentra en un nivel tan elevado que su proceder y conducta puedan ser imitados por otros y que, a su vez, ello produzca una tergiversación del islam al interior de la sociedad, en este caso, el silencio de cada musulmán comprometido y consciente, es un pecado imperdonable. Tal musulmán debe practicar esta orden divina, aunque su vida y bienes corran peligro. Debe detener esta tergiversación y poner al pecador en su lugar. Y si sus recursos no le permiten tanto, por lo menos debe informar su oposición a tal persona sin tener en cuenta si su palabra tiene efecto o no.

 La conducta de un grupo de fieles, seguidores del príncipe de los creyentes frente a la práctica de los innovadores del Islam, tergiversadores y opresores nos puede servir de testimonio y argumento de lo anteriormente mencionado: personas creyentes como Meîzam Tammar, Ĥuӱr, Abû Ḏar, decenas de shî’as comprometidos y alumnos de la escuela de Ahlul Bait se opusieron a los opresores. No sólo lucharon para impedir la aparición de una línea desviada del Islam genuino sino que, a veces, era para preservar a la sociedad islámica de una desviación por más ínfima que fuera. Y en este camino, a ellos no les importó la pérdida de sus vidas y la de sus seres queridos ni la pérdida de sus bienes.

2. Se debe tener en cuenta la personalidad de quien lleva a cabo esta acción obligatoria en el Islam.

Aquellos que instauran una religión como mensajeros de Dios -los profetas- y son responsables de difundir las leyes divinas en la Tierra y, también quienes son responsables de resguardar la religión -los Imames infalibles- tienen una responsabilidad específica frente a las leyes divinas que es diferente al mandato general que tienen las personas comunes.

Si ellos hubieran tenido la misma responsabilidad que la gente común, jamás hubiera sucedido ninguna guerra ni lucha entre ellos y sus enemigos. Tampoco hubiera quedado rastro de los mandatos divinos y las enseñanzas religiosas sobre la faz de la Tierra.

El profeta Abraham (la paz sea con él), cuando se levantó para luchar contra la idolatría, enfrentándose a la muchedumbre y al poder despótico de la época, rompió los ídolos sin temor a alguno de ellos.

El profeta Juan (Îaĥîâ, la paz sea con él), quien no fue instaurador de ningún mensaje ni legislación propia y sólo fue custodio de las legislaciones anteriores por orden de Dios, se enfrentó al poder de su época oponiéndose a aprobar una relación de incesto, continuando su lucha hasta ser decapitado por este tirano.

Este es el secreto por el que el Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) repitió esta frase diciendo: “Ciertamente que la cabeza de Îaĥîâ Ibn Ẕakarîâ fue regalada a un tirano de los tiranos de los israelitas…”, puesto que los guardianes del mensaje y los líderes de las comunidades tienen una responsabilidad superior al del común de la gente.

El silencio que es similar a la incredulidad

Esta es la misma verdad que el príncipe de los creyentes expresó en la batalla de Ṣiffîn cuando un anciano de Shâm (Siria actual) apareció en medio de las dos filas y dijo:

Oh Abal Hasan, oh ‘Alî, tengo que verlo y hablar con usted”. El Imam salió de entre sus soldados, se acercó al hombre y éste le dijo: “Oh, ‘Alî, tú tienes en el Islam un largo antecedente y tantos servicios valiosos y grandes, ¿estás dispuesto a escuchar mi propuesta para que no se derrame la sangre de tantos musulmanes? El príncipe de los creyentes dijo: “¿Cuál es tu propuesta? El hombre dijo: “Usted regrese a Irak y permanezca entre su gente, y nosotros volvemos a Shâm y permaneceremos entre nuestra gente; ni nosotros molestaremos a ustedes ni ustedes nos molestarán a nosotros.

El príncipe de los creyentes dijo:

He entendido tu propuesta y sé que tienes buena intención y deseas el bien. Respecto a esta guerra, yo pensé mucho, pasé noches en vela y he analizado su comienzo y su fin, por último, me he encontrado en una encrucijada, entre la guerra o la incredulidad, y he preferido la guerra antes que la incredulidad tal como ha sido revelado al Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) que Dios no estará satisfecho de sus amigos cuando estos observen el pecado sobre la faz de la Tierra y callen,  o se conformen con la situación existente y dejen de lado la práctica de “ordenar el bien y prohibir el mal. Entonces, he encontrado más fácil luchar contra ellos (Mu’âûîah y sus seguidores), que tener soportar las cadenas del infierno[2].

Así como pueden observar, el príncipe de los creyentes presenta el silencio frente a los pecados como un gran pecado, al mismo nivel que la incredulidad y el alejamiento de la religión y, en especial, el silencio de los líderes religiosos frente a los pecados, como un factor que atrae el enojo de Dios.

Palabras del Imam en la respuesta a Abu Hiram

يا اَبا هِرَمٍ! اِنَّ بَنِى اُمَيَّةَ شَتَمُوا عِرْضِى فَصَبَرْتُ وَاَخَذُوا مالى فَصَبَرْتُ
وَطَلَبُوا دَمِى فَهَربْتُ وَاَيْمُ اللّه لِيَقْتُلُونى فَيَلْبَسهُمُ اللّهُ ذُلاّ شاملاً
وَسيْفاً قاطِعاً وَيُسلِّطُ عَلَيْهِمْ مَنْ يُذِلَّهُمْ حَتَّى يَكُونُوا اَذَلَ مِنْ قَوْمِ سَبَاءٍ
اِذْ مَلِكَتْهُمُ امْرَاةٌ فَحَكَمَتْ فى اَمْوالِهِمْ وَ دِمائهم[3]

Îâ 'abâ Hirâm! 'Înna banî 'Umaîîata shatamû ‘irḋî faṣabartu ûa 'ajaḏû mâlî faṣabartu, ua ṯalabu damî faharabtu, ûa 'aîmul-lahu liaqtulûnî faîalbas-humul-lâhu ḏul-lan shâmilan ûa saifan qâṯi’an, ûa îusal-liṯu ‘alaîhim man îuḏil-luhum ĥĥattâ îakûnû 'aḏal-la min qaûmi saba'in 'iḏ malikat-humum-ra'atun faĥakamat fî 'amûâlihim ûa dimâ'ihim. HHHH

Explicación de vocablos:

Shatm, شَتْم : ‘ofender’.

‘Irḋ, عِرْض : ‘honor’, ‘prestigio’.

Ĥarb, هَرب : ‘escapar’.

Ḏul-l, ذُلّ : ‘humillación’.

Shâmil, شامل : ‘abarcativo’, Shamilahu: ‘lo abarcó’.

En la parada de Raĥîmah, un hombre oriundo de Kufa llamado Abu Hiram visitó al Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él) y le dijo: “Oh hijo del enviado de Dios, ¿Qué pasó que decidiste salir del santuario de tu abuelo?

El Imam le dijo:

Oh Abu Hiram, los Omeyas me faltaron el respeto y me ofendieron profiriéndome ofensas. Tuve paciencia. Luego, confiscaron mis bienes, pero cuando querían derramar mi sangre, salí de mi ciudad y juro por Dios que ellos me matarán y Dios les hará padecer una gran humillación y también de espadas filosas. Hará que domine sobre ellos una persona que los humillará a tal punto que serán más humillados que el pueblo de Saba que cuando una mujer se apoderó de ellos, también se apoderó de sus bienes y vidas.

Conclusión: los diálogos del Imam con diferentes personas, a diferencia de sus discursos generales, fueron muy escuetos, y esta respuesta es ejemplo de ello. A pesar de su brevedad y de presentar la criminalidad de los omeyas mostrando quiénes son, tiene dos predicciones: primero, presentar su martirio, y segundo, presentar la caída de los omeyas y su humillación.

Palabras del Imam en respuesta a irimmâĥ Ibn ‘Adi y sus fieles

اَما وَاللّه اِنِّى لاَرْجُو اَنْ يَكُونَ خَيْراً مااَرادَ اللّهُ بِنا قُتِلْنا اَمْ ظَفَرْنا
فِمنْهُمْ مَنْ قَضى نَحْبَهُ وَمِنْهُمْ مَنْ يَنْتَظِرُ وَما بَدَّلُوا تَبْدِيلاً. …
اَللّهُمَّ اجْعَلْ لَنا وَلَهُمُ الْجَنَّةَ وَاجْمَعْ بَيْنَنا وَبَيْنَهُمْ فى مُسْتَقَرٍّ مِنْ رَحْمَتِكَ
وَرَغائبِ مَذْخُورِ ثَوابِك... َ
اِنَّ بَيْنَنا وَبَيْنَ الْقَوْمِ عَهْداً وَميثاقاً و لَسْنا نَقْدِرُ عَلَى الانْصِرافِ حَتّى تَتَصَرَّفَ بِنا وَ بِهِمُ الامُورُ فى عاقِبَةٍ

'Ammâ ûal-lâh 'innî li'arÿû an îakûna jaîran mâ 'arâdal-lâh binâ qutilnâ 'am ḓafarnâ… “faminhum man qaḋâ naĥbahu ûa minhum man îantaḓiru ûa mâ baddalû tabdîlâ”.

Al-lahummaÿ-‘al lanâ ûa lahumul ÿannata ûaÿma’ bainanâ ûa bainahum fî mustaqarrin min raĥmatik ûa raġâ'ibi maḏjûri zaûabik…'inna baînanâ ûa baînal qaûmi ‘ahdan ûa mîzâqan ûa lasnâ naqdiru ‘alâ 'inṣirâfi ĥattâ ttaṣarrafa binâ ûa bihimul 'umûru fî ‘âqibatin.

Explicación de vocablos:

Quṯilnâ, قُتِلْنا : ‘seamos matados’.

Ḓafar, ظَفَر : ‘victoria’.

Qaḋâ naĥbahu qaḋâ, قضى نَحْبَهُ قَضاء : ‘realizó’, ‘llevó a cabo’; Naĥb نَحْب : ‘pacto’; también se dice naĥb para referirse al martirio puesto que el mártir se ha comprometido para luchar hasta ofrecer su vida. Es como si a través de esta acción cumpliese con su pacto.

Mustaqarr, مُسْتَقَرّ : ‘base’, ‘lugar estable’.

Raġâ'ib, رَغائب : (pl. de raġbah), ‘cosas queridas’, ‘todo lo que recibe gran recompensa’.

Maḏjûr, مَذْخُور : ‘depositado’.

‘Ahd, mizâq عَهْد و ميثاق : ‘pacto’.

Traducción y explicación:

Relata Ṯabarî[4] que cuatro personas llamadas: ‘Amr Ibn Jâlid, Sa’d, Maÿma’ y Nâfi’ Ibn Hilâl, acompañando a Ṯarimmâĥ Ibn ‘Adî habían salido de Kufa y, en la parada ‘Aḏîbul Ĥiÿânât, encontraron al Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él) y mientras conversaban con él, le dijeron:

Oh, hijo del enviado de Dios, en el camino, Ṯarimmâĥ recitaba unos versos que son los siguientes:

Oh camella mía, no te pongas mal por las molestias que te ocasiono,

lo antes posible y antes del alba, hazme llegar a mi destino.

Haz llegar al mejor caballero y viajero hacia un hombre,

cuyo señorío y nobleza está en su naturaleza:

es un señor y hombre libre, de corazón amplio,

que Dios lo hizo llegar hasta aquí

para llevar a cabo lo mejor de su voluntad.

Que Dios lo proteja hasta la eternidad[5].

Cuando se recitaron las poesías de Ṯirimmâĥ que expresaban el gran fervor que este tenía por verlo, le dijo al Imam: “Juro por Dios que espero que la voluntad de Dios para con nosotros sea todo lo bueno, ya sea que martiricemos o triunfemos”.

Luego, el Imam les preguntó acerca de lo que pensaba la gente de Kufa. Dijeron: “Oh, hijo del enviado de Dios, en cuanto a las grandes personalidades y jefes de tribus, estas han recibido pesados sobornos por parte de Ibn Zîâd (para acallarlos); y el resto de la gente, sus corazones están contigo y sus espadas en tu contra. Luego le anunciaron al Imam el martirio de su mensajero, Qaîs Ibn Musaĥĥâr Ibn Ṣaîdaûî. El Imam, al escuchar esta noticia, recitó la siguiente aleya:

فَمِنْهُمْ مَنْ قَضى نَحْبَهْ ...

Entre ellos hay quienes ya han cumplido su promesa y hay otros que aún esperan y no han cambiado en absoluto. (Corán, 33: 23)

Luego, Ṯirimmâĥ dijo: “Oh, hijo del enviado de Dios, en el momento de mi salida de Kufa, vi junto a esta ciudad a grandes grupos que se habían reunido. Cuando pregunté cuál era el motivo, me dijeron que ellos están preparándose para luchar contra Ĥusaîn Ibn ‘Alî. ¡Oh, hijo del enviado de Dios! Te pido, por Dios, que regreses de este viaje, puesto que no estoy seguro, siquiera, de que una persona de Kufa te ayude y socorra; y cada hora que pasa, aumenta el número de personas en tu contra y sus armas también”.

Luego propuso lo siguiente: “Oh, hijo del enviado de Dios, creo que lo mejor sería que, juntos, nos dirijamos hacia la región de Aĥbâ, que es el lugar donde vive nuestra tribu Ṯaî, un lugar que está junto a las montañas altas, puesto que este lugar es muy seguro y lejos del enemigo y a lo lago de la historia nuestra tribu pudo resistir frente a los reyes y todos sus enemigos debido al privilegio estratégico que tiene. Jamás, ningún enemigo, ha podido tomar este lugar. Además de esta buena posición geográfica, si permaneces sólo diez días en este lugar, toda la gente de mi tribu, montado y a pie, te acompañará y yo te prometo preparar para ti a veinte mil personas armadas y valientes para que luchen junto a ti y te ayuden a llevar a cabo tu objetivo”.

El Imam (la paz sea con él) le respondió: “Que Dios te dé a ti y a tu tribu, la mejor de las recompensas”.

Luego agregó: “Ciertamente que entre nosotros y este pueblo se ha hecho un pacto, y por ello no hay para mí posibilidad de regresar. Quedo aquí para ver el resultado de nuestra marcha”.

Cuando Ṯirimmâĥ vio que el Imam estaba muy decidido en continuar, le pidió permiso para regresar y preparar algún alimento para su familia y volver lo más pronto posible, él le dio permiso. Ṯirimmâĥ fue rápido a ver a su familia y en el camino de regreso, antes de llegar a Karbalá le llegó la noticia del martirio del Imam y todos sus fieles.

Consolidar los valores humanos

En estas palabras del Imam, al igual que sus otras palabras, se pueden hallar puntos interesantes. Nos referiremos sólo a uno de ellos: cada persona que entra al campo de batalla y se enfrenta a un enemigo desea triunfar sobre él y debilitarlo. Y el Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), no es una excepción a esta regla. Pero el fracaso y la victoria, desde el punto de vista del Imam, tienen otro concepto y dimensión que no es entendible para otras personas. Y esta falta de comprensión es el factor de los diversos análisis e interpretaciones respecto a su lucha.

La victoria, según su punto de vista, es llevar a cabo la responsabilidad divina, cumplir con una obligación religiosa y consolidar los valores humanos, más allá de que en este camino llegue o no a una aparente victoria. Es por eso que cuando Ṯirimmâĥ -que es uno de los fieles y amantes de 'Ahlul Bait, en especial del Imam ‘Alî e Imam Ĥusaîn (la paz sea con ambos)-, le describe al Imam la superioridad aparente del enemigo y le ofrece una propuesta que el Imam no acepta y pide a Dios juntarse a otros mártires en el paraíso de la misericordia y recibir los elevados grados paradisíacos. Luego, le hace notar a Ṯirimmâĥ un punto importante que es la responsabilidad divina de cada persona y la importancia de consolidar los valores humanos, explicándole:

Nosotros hemos hecho un pacto con la gente de Kufa, a través de cartas y encuentros personales. Les hemos prometido marchar hacia Kufa y asumir la responsabilidad y la guía de su gente, y ellos, por otra parte, nos han prometido todo tipo de ayuda y apoyo. Es nuestra responsabilidad ser fieles a nuestro pacto, aunque nos enfrentemos a peligros. Respecto a la gente de Kufa, ellos decidirán ser fieles a su pacto o romperlo.

Esta es la virtud y la diferencia de un Imam y líder espiritual con otros líderes y jefes políticos del mundo, tanto en el pasado, actualmente y a lo largo de la historia.

Palabras del Imam con 'Ubaîdul-lâh Ibn Ĥurri Ÿu’fî [6]

يَابْنَ الحُرِّ اِنَّ اَهل مِصْرِكُمْ كَتَبُوا اِلَىَّ انّهُمْ مُجْتَمِعُونَ عَلى نُصْرتى
وَسَاءلُونى الْقُدُومَ عَلْيهِمْ وَ لَيْسَ الاَمْرُ عَلى ما زَعَمُوا
وَانَّ عَلَيْكَ ذنوباً كَثِيرَةً فَهَلْ لَكَ مِنْ تَوبَةٍ تَمْحُو بِها ذنوبَكَ؟
تَنْصُرُوا ابْنَ بِنْتِ نَبِيِّكَ وَ تُقاتِلُ مَعَهُ…
 اَمَّا اِذا رَغِبْتَ بِنَفْسِكَ عَنّا فَلا حاجَةَ لَنا فِى فَرَسِكَ …
وَلا فِيكَ وَما كُنْتُ مُتَّخِذَ الْمُضِلِّينَ عَضُداً
وَانِّى اَنْصَحُكَ كَما نَصَحتَنِى اِنِ اسْتَطَعْتَ اَنْ لا تَسْمَعَ صُراخَنا
وَلا تَشْهَدَ وَقْعَتَنا فَافعَلْ فَوَ اللّه لا يَسْمَعُ
واعِيَتَنا اَحَدٌ وَلا يَنْصُرُنا اِلاّ اَكَبّهُ اللّه فى نارِ جَهَنَّمَ[7]

Îabnal Ĥurri 'innal 'ahla miṣrikum katabû 'ilaîîa 'annahum muÿtami’ûna ‘alâ nuṣratî ua sa'alûnil qudûma ‘alaîhim ûa laîsal 'amru ‘alâ mâ ẕa’amû, ûa 'inna ‘alaîka ḏunûban kazîratan fahal laka min taubatin tamĥû bihâ ḏunûbuk?

…Tanṣurû-bna binti nabîîka ûa tuqâtilu ma’ahu.

…'Ammâ 'iḏâ raġibta binafsika ‘annâ falâ ĥâÿata lanâ fî farasika ûa lâ fîka “ûa mâ kuntu muttajiḏal muḋil-lîîn ‘aḋudan.

Ûa 'innî 'anṣaĥuka kamâ naṣaĥtanî 'in istaṯa’ta 'an lâ tasma’a ṣurâjanâ ûa lâ tash-hada ûaq’atanâ faf’al. Faûal-lâh lâ îasma’u ûâ’itanâ 'aĥadun ûa lâ îanṣurunâ il-lâ 'akabbahul-lâhu fî nâri ÿahannama.

Explicación de los vocablos:

Raġiba ‘anhu, رَغبَ عَنْهُ : ‘dejar a alguien’

Muḋil-lîn, مُضِلّين : (de la raíz ḋal-lah), ‘extraviados’, ‘desviados’.

Aḋud, عَضُد : ‘fuerza’, ‘ayuda’.

Ṣurâj, صُراخ : ‘grito’, ‘pedido de auxilio’.

Ûaq’ah, وَقْعَة : ‘guerra'.

Ûâ’îah, واعِيَة : ‘llanto’, ‘grito’.

Traducción y explicación:

En la parada de Banî Muqâtil, le anunciaron al Imam (la paz sea con él) que 'Ubaîdul-lâh Ibn Ĥurri Ÿu’fi también se había detenido en el mismo lugar.

En primer lugar, el Imam envió a Ĥaÿÿâÿ Ibn Masrûq hacia él. Ĥaÿÿâÿ lo visitó y le dijo: “Oh, hijo de Ĥurr, te he traído un valioso y precioso regalo, ¿lo aceptas? ¡Ĥusaîn Ibn ‘Alî ha venido aquí y necesita ayuda! Únete a él para conseguir una gran recompensa y felicidad; si luchas junto a él llegarás a una recompensa ilimitada; y si mueres, alcanzarás el martirio.

Él respondió: “Por Dios que no he salido de Kufa sin ver que la mayoría de la gente de esta ciudad se estaba preparando para luchar en contra de Ĥusaîn y aniquilar a sus seguidores. Yo estoy seguro de que él martirizará en esta batalla y yo no tengo fuerzas para apoyarlo. No quiero que él me vea ni quiero verlo.

Ĥaÿÿâÿ regresó al Imam y le transmitió la respuesta de Ibn Ĥurr.

Esta vez, el propio Imam se dirigió hacia Ibn Ĥurr junto a algunos discípulos, quien lo recibió y le dio la bienvenida.

El mismo 'Ubaîdul-lâh Ibn Ĥurr describe este encuentro: “Cuando mis ojos lo hallaron, me di cuenta de que jamás en mi vida había visto persona más bella y más querible que él. Pero a la vez, nunca me había entristecido tanto como lo hice por él. Jamás podré olvidar la escena de ese día. Recuerdo que cuando el Imam caminaba, varios niños lo rodeaban”.

Dice Ibn Ĥurr: “Cuando vi el rostro del Imam, su barba estaba negra. Le pregunté, ¿su barba es de color natural o se ha teñido? El Imam respondió: “Oh Ibn Ĥurr, envejecí antes de tiempo. De las palabras del Imam me di cuenta de que él se había teñido”.

Luego del saludo protocolar, el Imam le dijo: “Oh, hijo de Ĥurr, ciertamente que la gente de vuestra ciudad me ha escrito cartas ratificándome de que todos se habían unido y pactado para apoyarme. Y me pidieron que viniera a la ciudad. Pero la realidad muestra lo contrario a lo que me han escrito. Y tú has cometido en tu vida grandes pecados y muchos errores. ¿Quieres arrepentirte y purificarte de todos aquellos pecados y faltas? 'Ubaîdul-lâh dijo: “¿De qué forma quieres que me arrepienta?”. El Imam le dijo: “Apoya al hijo de la hija de tu profeta y lucha contra sus enemigos”. 'Ubaîdul-lâh dijo: “Por Dios, sé que quien quiera que obedezca tu orden ha alcanzado la felicidad y dicha, pero yo pienso que mi apoyo no te beneficia, puesto que no he visto en Kufa a nadie que esté decidido a apoyarte. Te pido por Dios, exímeme de esto puesto que yo temo mucho la muerte, pero ahora te regalo mi famoso caballo Mulĥaqeh, que cuando lo he montado, jamás he perseguido a alguien sin haberlo podido alcanzar y ningún enemigo me ha perseguido sin que yo haya podido escapar de él”. El Imam le respondió: “Si no estás dispuesto a apoyarnos no necesitamos tu caballo y tampoco te necesitamos a ti”. Y recitó la siguiente aleya: “[…] no tomaré como ayudante a quienes extravían a los demás”. (Corán, 18:51)

Y el Imam agregó:

Así como tú me aconsejaste yo también te aconsejo que hasta el punto que puedas, aléjate de este lugar para no oír la voz de nuestro pedido de auxilio y no veas nuestra batalla. Juro por Dios que, si nuestra voz de pedido de auxilio llega a alguien y no nos ayuda, Dios lo alojará en el fuego infernal”.

De todos modos, las palabras del Imam no tuvieron mucho efecto sobre 'Ubaidul-lah Ibn Ĥurr, pero hasta los últimos instantes de su vida repetía su arrepentimiento y mostraba su lamento por perder tal felicidad.

Podemos hallar un ejemplo de sus lamentos en sus propias poesías donde se reprocha a sí mismo.

¡Ay, ay de mis lamentos y sollozos que circundan mi pecho y mi garganta perturbándome hasta los últimos momentos de mi vida! Cuando Ĥusaîn me pedía ayuda para luchar contra los hipócritas y opresores, aquel día en que el Imam me pidió ayuda para aniquilar a los desviados e hipócritas, sí, si ese día lo apoyaba, ofreciéndole mi vida, habría logrado en el día del Juicio Final una gran nobleza.

El esfuerzo por rescatar al que se ahoga

Al leer el relato del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) con 'Ubaîdul-lâh y su pedido de ayuda, puede surgir la siguiente pregunta: Por un lado, ¿cómo es que el Imam le va a pedir ayuda a un famoso ladrón y malhechor entre los árabes, que no lo amaba y que, además, se encontraba entre los enemigos del Príncipe de los creyentes? Y, por otro lado, ¿Cómo va a permitir que se vaya un grupo que lo había acompañado desde Medina y Meca que, además, era reconocido como gente de fe, sacrificio y amor hacia Ahlul Bait? ¿Cómo se puede concebir ello?

Si meditamos un poco en el rol de los Imames e investigamos su proceder en la guerra y en la paz, y también en su movilización e inmovilismo, se hará evidente la respuesta a esta pregunta.

Ello se debe a que los Imames de la buena guía son quienes siguen el camino de los profetas de Dios, quienes no tienen más objetivo que salvar a los seres humanos y rescatar a los ahogados, y esta salvación a veces se hace en forma general y otras, en forma específica.

La entrada del Imam a la carpa de la persona pecadora y delincuente se asemeja a la entrada de Jesús a la casa asesino o a la casa de una prostituta.

La motivación de ambos fue única. Cuando le preguntaron a Jesús, cómo pudo ir a la casa de aquella mujer con sus discípulos. Él respondió: ‘El médico a veces tiene que ir a la casa de sus pacientes. También el Imam habló de la salvación de las personas de sus delitos cometidos: ¿Quieres arrepentirte y purificarte de todos aquellos pecados y faltas?

Pero cuando el Imam vio que 'Ubaîdul-lâh no había entendido su objetivo y le ofreció su caballo para ayudarlo en momentos difíciles, basándose en su visión material, el Imam le dijo: “Si no estás dispuesto a apoyarnos no necesitamos tu caballo y tampoco te necesitamos a ti”. Y recitó la siguiente aleya: “[…] no tomaré como ayudante a quienes extravían a los demás”. (Corán, 18:51)

Respuesta a 'Amr Ibn Qeîs y su primo

اِنْطَلِقا فَلا تَسْمَعا لى واعِيَةً وَ لا تَرَيا لِى سَواداً
فَانَّهُ مَنْ سَمِعَ واعِيَتَنا اَوْ راءى سَوادَنا فَلَمْ يُجِبْنا اَوْ يُغِثْنا
كانَ حَقّاً عَلَى اللّهِ عَزَّوَجَلَّ اَنْ يُكِبَّهُ عَلى مِنْخَرَيْهِ فِى النّارِ

Inṯaliqâ falâ tasma’â lî ûâ’îatan ûa lâ taraîâ lî saûâdan¸ fa'innahu man sami’a ûâ’îtanâ 'aû ra'â saûâdanâ falam îuÿibnâ 'au îuqifnâ kâna ĥaqan ‘alâl-lâhi ‘aẕẕa ûa ÿal-la 'an îukibbahu ‘alâ minjaraîhi fîn-nâr.

Explicación de vocablos:

Îuġîzunâ, يُغِيثُنا : (de la raíz 'aġâzah 'iġâzatan), ‘pedido de ayuda o auxilio’, ‘responder al pedido de ayuda’.

'Akabbahu, اَكبَّهُ : ‘tirar a alguien boca abajo sobre la tierra’.

Minjaraîn, مِنْخَرَين : ‘nariz’.

Traducción y explicación:

En la misma parada de Bani Muqâtel, 'Amr Ibn Qeîs Mushriqî visitó al Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) junto a su primo.

El Imam les preguntó: “¿Acaso habéis venido para ayudarme?” Respondieron: “No, porque nosotros tenemos muchos hijos, por un lado y, por otro lado, porque tenemos con nosotros el capital de muchas personas y no sabemos cómo terminará vuestro viaje. Y no es bueno que los bienes de la gente se malogren en manos nuestras”.

En ese momento, el Imam les dijo: “Entonces, alejaos de este lugar, para que no oigáis- llegado el momento de la lucha- mi pedido de ayuda y no veáis ningún rastro nuestro, puesto que cada persona que oiga nuestra exclamación o nos vea (aunque sea de lejos) y no nos responda ni vaya en nuestro auxilio, Dios Altísimo, lo arrojará en el fuego sobre sus narices”.

Pena difícil

Podemos deducir de estas palabras y otras semejantes a estas que todo aquel que no responda a la convocatoria de su Imam y líder cuando necesita su ayuda, serán castigados de la peor y más humillante forma.

En la expresión del Imam vemos que los atemoriza no sólo diciéndoles que caerán en el fuego, sino que, además, enfatiza que será sobre sus rostros, y eso muestra una gran humillación. ¡Y cómo no va a ser así! ¿Acaso, el pedido de ayuda del Imam y de un líder religioso no es el mismo pedido de ayuda que hace el profeta, y este pedido de auxilio, no es, acaso, una orden divina?

Por supuesto, tenemos que tener en cuenta que la palabra del Imam no es algo personal ni específico para una sola persona, sino que tiene que ver con su jerarquía como líder religioso. Este rango, un día, es corporizado en la persona del profeta, otro día en los Imames y otro día en la figura del Ûalîul Faqîh.

Otro ejemplo de una gran pérdida de oportunidad

Si 'Ubaidul-lâh Ibn Ĥurr perdió la gran oportunidad de ayudar al Imam y llegar al martirio, y tuvo que llorar, lamentar y componer poesías de duelo por esta pérdida durante el resto de su vida, la historia nos muestra también a otras personas que se enfrentaron con el mismo destino. La diferencia está en que, cuando 'Amr Ibn Qeîs continuó su palabra con el Imam, se impresionó, se separó de su primo Mâlik Ibn Naḋr Erĥabî, uniéndose a los fieles del Imam, con la condición de defenderlo mientras su defensa fuese efectiva en el logro del triunfo, de lo contrario, quedaría libre para abandonar la lucha y separarse de él. El Imam aceptó su juramento de fidelidad condicionado. Amr Ibn Qeîs, en las últimas horas de vida, cuando el Imam pedía ayuda y, mientras sus compañeros martirizaban uno tras otro, subió a su caballo veloz y prefirió escaparse y abandonar al Imam, justo en los momentos en que podría haberse encontrado junto a los mártires de Karbalá y llegar a la felicidad eterna.

Ṯabarî, el historiador iraní, relata el encuentro de Qeîs con el Imam y su retiro relatado por el mismo Qeîs: “Yo, el día de ‘Âshûrâ, cuando me di cuenta que el ejército de Kufa estaba empeñado en cortar las patas de los caballos de los fieles ayudantes del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), escondí mi caballo debajo de una tienda vacía y ataqué al enemigo estando a pie. Entonces, el Imam, reiteradas veces me decía: “Gracias, que Dios te dé la mayor recompensa por el amor a la familia del profeta”. Y él agregó: “Cuando observé que todos los fieles del Imam, excepto Suaîd Ibn 'Amr y Bushr Haḋramî, martirizaron, me acerqué al Imam y dije: “Oh, hijo del enviado de Dios: ¿Sabes que nuestro acuerdo fue condicionado…?” El Imam le dijo: “Tienes razón, pero, ¿cómo puedes escapar en estas circunstancias? Si puedes escapar, eres libre”.

Cuenta 'Amr Ibn Qeîs­: “Cuando el Imam me permitió retirarme, busqué mi caballo, abrí un camino y rápidamente me marché, pero quince personas del bando enemigo me persiguieron en la cercanía de una aldea junto al Éufrates, llamada Shafîah, llegaron a mí y, cuando descubrí mi rostro, tres de ellos me reconocieron y desistieron perseguirme. De este modo fue que me salvé de una muerte segura.

En las cercanías de Karbalá

اِنّا للّه وَ انَّا اِليهِ راجِعُونَ وَ الحَمدُللّه ربِّ العالمين...

اِنِّى خَفِقْتُ بِرَاءْسى فَعَنَّ بى فارِسٌ وَهُو يَقُولُ: اَلْقَوْمُ يَسْرُونَ وَالْمَنايا تَسْرِى اِلَيْهِم فَعَلِمْتُ اَنَّها اَنْفُسُنا نُعِيَتْ اِلَيْنا
جَزاكَ اللّهُ مِنْ وَلَدٍ خَيْرَ ما جَزَى وَلَداً عَنْ وَالِدِهِ

'Innâ lil-lâhi ûa 'innâ 'ilaihi râÿi’ûn ûal ĥamdulil-lâhi rabbil ‘âlamîn…'Innî jafiqtu bira'sî fa’anna bî fârisun ûa ĥûa îaqûl: 'al qaûmu îasrûna ûal manâîâ tasrî 'ilaîhim fa’alimtu 'annahâ 'anfusunâ un’îat 'ilaînâ… Ÿazâkal-lâhu min ûaladin jaira mâ ÿazâ ûaladan ‘an ûâlidihi.

Explicación de vocablos:

Jafaqa bira'sihi, خَفَقَ بِرَاءْسِهِ : ‘cabeceó’.

anna, عَنَّ : ‘apareció’.

Îasrûna, يَسْرُونَ : (de la raíz sarâ), ‘marcharse por la noche’.

Manâîâ, مَنايا : (pl. de manîîah), ‘muertes’.

Nu’iat, نُعِيَت : (voz pasiva del verbo na’â, ian’â), ‘fui anoticiado de mi muerte’.

Traducción y explicación:

En la parada Qaṣr de Bani Muqâtel y en el último tramo de la noche, el Imam ordenó que los jóvenes llenen las cantimploras de agua y que marchen hacia la siguiente parada. Cuando la caravana comenzó su marcha, se oía la voz del Imam que repetía reiteradas veces: “'Innâ lil-lâh ûa innâ 'ilaihi raÿi’ûn, ua-lhamdulil-lâhi rabbil ‘âlamîn”.

‘Alî Akbar, el valiente hijo del Imam, preguntó la causa de estas palabras. El Imam respondió: “Ciertamente que un momento puse mi cabeza sobre la montura del caballo, un liviano sueño se apoderó de mí. En ese momento oí una voz que decía: “Esta caravana está marchando en la noche, y la muerte la está persiguiendo”. Entonces supe que este era el anuncio de nuestra muerte”.

‘Alî Akbar dijo: “Que no te alcance ningún malestar, ¿acaso no estamos en la verdad?”. El Imam respondió: “Sí, por Dios, ciertamente que no damos ningún paso sino en el camino de la verdad”.

Respondió ‘Alî Akbar: “Entonces, si estamos en el camino de la verdad, no tenemos temor alguno de la muerte.” El Imam suplicó por él diciendo: “Que Dios te dé la mejor recompensa que un hijo pueda recibir de parte de su padre”. Sí, si la muerte, el levantamiento y la revolución están en el camino de la verdad no hay de qué temer. Esta es una lección que la escuela del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) dio, no sólo a sus hijos, sino a todos los fieles.

Extraído del libro: Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) Desde Medina hasta Karbalá; Editorial Elhame Shargh

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Fundación Cultural Oriente,  www.islamoreinte.com


[1]ṮABARÎ, M., Târîj, t. VI, p. 229; IBN AZÎR, ‘Îẕẕu-ddîn, Kâmel fî târîj, t. III, p.280; JÛÂRIẔMÎ, M., Maqtal, t. I, p. 229; BALAḎURÎ, Aĥmad Ibn Îaĥîâ, Ânsâbul Âshrâf, t. III, p. 171.

[2] IBN MUẔÂHIM, Naṣr, Ûaq’atu Ṣiffin, Egipto, p. 474.

[3] JÛÂRIẔMÎ, M., Maqtal, t. I, p. 226; AÛÛS, R., Luhûf, p. 62; AL ĤIL-LÎ, Ibn Namâ, Muẕîrul aĥẕân, p. 46.

[4] ṮABARÎ, M., Târîj, t. VI, p. 230; IBN AZÎR, ‘Îẕẕu-ddîn, Kâmel fî târîj, t. III, p. 281; MUQARRAM, ‘Abdu-r-Razzâq; Maqtalul Ĥusaîn p. 220.

[5] BALAḎURÎ, Aĥmad Ibn Îaĥîâ, Ânsâbul Âshrâf; t. III, p. 172, otros.

[6] ‘Ubaidul-lâh era uno de los partidarios del califa ‘Uzmân y luego de su asesinato se dirigió hacia Mû’âûîah y en la batalla de Ṣiffîn luchó contra el Imam ‘Alî (la paz sea con él) formando parte de su hueste. La historia relata muchos de sus saqueos y sabotajes. Cfr: ṮABARÎ, M., Târîj, t. VI, p. 231; JÛÂRIẔMÎ, M., Maqtal, t. I, p. 226.

[7]BALAḎURÎ, Aĥmad Ibn Îaĥîâ, Ânsâbul Âshrâf, t. III, p. 174; ṮABARÎ, M., Târîj, t. VI, p. 306; IBN AZÎR, ‘Îẕẕu-ddîn, Kâmel fî târîj, t. III, p. 282; JÛÂRIẔMÎ, M., Maqtal, t. I, p. 226.; DINAÛARÎ, A.H., Ajbâruṯ-tiûâl, p. 246; ṢADÛQ, Sheij, Amâlî, “Reunión 30.

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