Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) desde Medina hasta Karbalá (24)
Por: Aiatul-lah Muĥammad Ṣâdiq Naӱmî
La maldición proferida por el Imam
... اَللّهُمَّ اِنّا اَهْلُ بَيْتِ نَبِيِّكَ وَ ذُرِّيَّتُهُ وَ قَرابَتُهُ فَاقْصِمْ مَنْ ظَلَمَنا وَغَصبَنا حَقَّنا اِنَّكَ سَميعٌ قَريبٌ.
... اللّهُمَّ اَرِنى فيه هذا اليوم ذلاًّ عاجلاً.
... اَللّهُمَّ حُزْهُ اِلَى النّار.
... اَللّهُمَّ اقْتُلْهُ عَطَشاً وَلا تَغْفِر لَهُ اَبَداً.
…Al-lahumma innâ ahlu baîti nabiîîka ûa ḏurriîîatuhu ûa qarâbatuhu faqṣim man ḓalamanâ ûa ġaṣabanâ ĥaqqanâ innaka samî’un qarîb.
…Al-lahumma arinî fîhi hâḏal îaûma ḏil-lan ‘âÿilâ.
…Al-lahumma ĥuẕhu ilân nâr.
…Al-lahumma uqtulhu ‘aṯashan ûa lâ taġfir lahu abadâ.
Explicación de vocablos:
Qaṣm, قَصْم : ‘romper’.
Ĥuẕhu, حُزْهُ : verbo imperativo de ĥâẕa îaĥûẕu: ‘conducir los camellos desde atrás’.
Traducción y explicación:
Según historiadores, en el día de ‘Âshûrâ, luego de los discursos y orientaciones, tres personas se enfrentaron al Imam en forma presencial mostrando su mayor impertinencia en rechazar la verdad. Por ello, el Imam los maldijo. Inmediatamente, la maldición del Imam cayó sobre ellos en forma milagrosa. Dos de estas, a la misma hora; y la tercera, poco tiempo después de ‘Âshûrâ obtuvieron el resultado de su mala acción.
Primero, según Jûâriẕmî, el Imam, al observar que su discurso no había surtido efecto y que la gente estaba en condiciones de atacar, dirigió su rostro hacia el cielo y dijo: “Oh, Dios nuestro, ciertamente que nosotros somos la familia de tu profeta, sus hijos, su estirpe, sus parientes: derrota a quienes nos han oprimido y usurpado nuestro derecho, ciertamente que Tú eres Oyente, Próximo”.
Muĥammad Ibn Ash’az, quien estaba a cargo de la hueste enemiga y oía las palabras del Imam se acercó y dijo: “¿Qué parentesco existe entre tú y Muĥammad? El Imam, al ver esta actitud de negación en forma tan directa exclamó: “Oh, Dios mío, este mismo día, muéstrame su humillación en forma inmediata”. Esta maldición de un corazón fervoroso, amable, pero a la vez herido, fue cumplida.
Pocos minutos después, Muĥammad Ibn Ash’az, se alejó de su gente para hacer sus necesidades, en ese momento un escorpión lo picó y murió inmediatamente estando desnudo. [1]
Segundo, según Balâḏurî, Ibn Azîr y otros historiadores, cuando la hueste enemiga se acercaba a las tiendas del Imam (la paz sea con él) y su gente, un hombre llamado ‘Abdullah Ibn Ĥûẕeh Tamîmî, se acercó y con un tono de voz alto se dirigió a los compañeros del Imam y preguntó: “¿Está entre vosotros Ĥusaîn?
Nadie le respondió. Por segunda y tercera vez repitió su palabra. Uno de los fieles del Imam señalándolo, le dijo: “Él es Ĥusaîn, ¿qué quieres?
Abdullah, ser dirigió al Imam diciendo: “Te albricio que caerás en el fuego”. El Imam (la paz sea con él) respondió: “Mentiste, puesto que yo me encontraré con un Señor Indulgente, Generoso, Quien es obedecido y acepta la intercesión, ¿Tú quién eres? Abdullah dijo: “Yo soy el hijo de Ĥûẕeh”. En ese momento el Imam levantó su mano hacia el cielo y lo maldijo con unas palabras relacionadas con su nombre: “Al-lahumma ĥuẕhu ilân-nâr” (Dios mío, arrójalo al fuego). El hijo de Ĥûẕeh, se enfadó al oír la palabra del Imam, pegó un latigazo a su caballo, por lo que el animal, de repente, comenzó a correr a gran velocidad y él se cayó atrás del caballo, pero su pie se enganchó con la montura (rikâb), el caballo comenzó a corcovear y lo arrastró consigo de un lado a otro hasta que por fin corrió hasta una zanja de fuego y el cuerpo semivivo se cayó en esta. D este modo, antes de caer en el fuego del otro mundo, lo probó en este mundo. El Imam, al ver esta escena, se prosternó ante Dios y agradeció.[2]
Ibn Azîr, luego de relatar lo mencionado de Masrûq Ibn Ûâil Ĥaḋramî, relata: “Yo, con el propósito de obtener los trofeos, me había unido a las primeras filas del ejército de Kufa, pero cuando observé con mis propios ojos lo sucedido con el hijo de Ĥûẕeh, me di cuenta de que esta familia tiene un lugar elevado ante Dios, por lo tanto, me alejé de ellos y me dije a mí mismo que no debía luchar contra ellos porque si no entraría en el fuego.
Tercero, relata Balâḏurî: “En el día de ‘Âshûrâ, ‘Abdullah Ibn Ĥaṣîn Âẕdî, dijo elevando su voz: ‘Oh, Ĥusaîn, observas esta agua del Éufrates que es, al igual que el cielo, azul y transparente, ¡por Dios que no dejaremos que ni una gota de esta agua llegue a tu garganta hasta que mueras de sed. El Imam (la paz sea con él), en su respuesta exclamó: “Dios mío, hazle morir, estando sediento, y no lo perdones.
Dice Balâḏurî: “Así como el Imam lo había maldecido, Ibn Ĥaṣîn murió sediento, pues luego de ‘Âshûrâ, a pesar de que tomaba agua en cantidades, no se saciaba, y así fue sucediendo hasta el fin de sus días.[3]
اَىْ عُمَرْ اَتَزْعَمُ اَنَّكَ تَقْتُلُنى وَ يُوَلِّيكَ الدَّعِىُّ بِلادَ الرّى وَ جُرْجانَ
وَاللّه لا تَتَهَنَّاءُ بِذلِكَ عَهْدٌ مَعْهُودٌ
فَاصْنَع ما اَنْتَ صانِعٌ فَاِنَّكَ لا تَفْرَحُ بَعْدِى بِدُنْيا وَلا آخِرَةٍ
وَكَاَنِّى بِرَاءْسِكَ عَلى قَصَبَةٍ يَتَراماهُ الصِبيانُ بِالْكُوفَةِ وَ يَتَّخِذُونَهُ غَرَضاً بَيْنَهُمْ. [4]
Aî ‘Umar! Ataẕ’amu annak taqtulunî ûa îûal-lîkad-da’îîu bilâdar raî ûa ÿurÿâna ûal-lâh! Lâ tatahannau biḏâlika ‘ahdun ma’hûdun faṣna’ mâ anta ṣâni’un fainnaka lâ tafraĥu ba’dî bidunîa ûa lâ ajiratin ûa kaannî birasika ‘alâ qaṣabatin îatarâmâhuṣ-ṣibîânu bilkûfati ûa îattajiḏûnahu ġaraḋan baînahum.
Explicación de vocablos:
Ûal-lâ, taûlîatan, وَلّى، تَوْلِيَةً : ‘hacer responsable a alguien sobre alguna cuestión’.
Tatahannâ, تَتَهَنَّا : (de la raíz hanaa), ‘agradable’.
Qaṣabah, قَصَبه : ‘lanza’.
Tarâmâ, تَرامى : ‘apedreó’.
Ġaraḋ, غَرَض : ‘objetivo’.
Traducción y explicación:
El Imam (la paz sea con él) requirió la presencia de ‘Umar Sa’d, quien, a pesar de no querer enfrentarse, acudió. El Imam, para tener una prueba final y terminar cualquier excusa, habló con él mencionándole el peligro y las graves consecuencias de emprender la guerra: “Tú piensas que al derramar mi sangre recibirás un gran premio y este hijo ilegítimo te hará gobernar sobre Rey y Gorgan (dos zonas importantes de Persia). No, por Dios, no tendrás el gusto de alcanzar ese liderazgo. Esto es un pacto firme y previsto. Entonces, haz lo que deseas, ciertamente no tendrás alegría en esta vida ni tampoco en la otra vida. Es como que estuviera viendo que tu cabeza cortada está sobre una lanza en la misma ciudad de Kufa y los niños juegan con ella tirándole piedras”.
‘Umar Sa’d, al escuchar estas palabras, se alejó del Imam sin decir nada, uniéndose a su gente en forma enfurecida.
La maldición del Imam y el destino de ‘Umar Sa’d
El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), habló dos veces con ‘Umar Sa’d, lo aconsejó e incluso le prometió compensar cualquier daño material. Quería guiarlo y orientarlo para que no cometa un crimen tan nefasto y no sea desdichado en esta vida y en la otra, pero sus ambiciones desmedidas y su ilusión por llegar al poder se habían apoderado del intelecto de ‘Umar Sa’d de tal modo que le habían arrebatado cualquier voluntad para decidir libremente.
El Imam, en ambos casos, se enfrentó con una reacción negativa de su parte y, debido a ello, en una de sus frases, lo maldijo diciendo: “Que sea la voluntad de Dios que alguien te ataque, encontrándote en tu lecho y te degüelle, y que el Día del Juicio Final no te perdone. Espero que comas del trigo de Irak, solo un poco”.
A continuación, intentaremos hacer un breve repaso sobre el destino de ‘Umar Sa’d, luego de los sucesos de ‘Âshûrâ, para observar cómo se cumplen las palabras del Imam.
En el escaso tiempo que vivió ‘Umar Sa’d, luego de los sucesos de ‘Âshûrâ, no ha gozado de felicidad, ni siquiera un día. Su muerte, no sólo no fue natural, sino que tal como el Imam lo había anticipado, en su casa, y posado sobre su lecho fue cortada su cabeza.
La humillación y desgracia de ‘Umar Sa’d comenzó inmediatamente luego de ‘Âshûrâ. Cuando entró a Kufa junto a los prisioneros, se dirigió a Ibn Ẕîâd para contarle lo sucedido en Karbalá. Ibn Ẕîâd le pidió la orden escrita que le había enviado para emprender la guerra contra Ĥusaîn Ibn ‘Alî.
‘Umar Sa’d, dio la excusa de que en medio de la batalla había perdido la carta, pues no quería entregársela. Pero, cuando vio la insistencia de Ibn Zîâd, dijo: “Oh, comandante, por qué insistes, yo que he obedecido al pie de la letra tu orden, he matado al Ĥusaîn y sus fieles, pero esta orden escrita tiene que quedar en mi mano para que pueda presentarla ante las ancianas de Quraîsh, Medina, otras ciudades y, así, poder excusarme.
Según el historiador Sibṯ Ibn Ÿaûẕî, Ibn Ẕîâd se irritó y la discusión entre ellos se intensificó. ‘Umar Sa’d abandonó el palacio diciendo: “el mundo jamás ha visto un viajero que regrese tan desgraciado y con manos tan vacías a su casa, de modo que he perdido esta vida mundanal como la otra”.
Luego de este suceso, él se reclutó en su casa, puesto que, por un lado, vio el enfurecimiento de Ibn Ẕîâd; por otro lado, fue el blanco del odio general de la gente de Kufa, y cada vez que salía de la casa, la gente se alejaba de él y, cada vez que pasaba por las calles y bazares de Kufa, cualquier persona, hombre o mujer, chico o grande, al observarlo, lo insultaban, lo maldecían y lo señalaban con su dedo diciendo: “Este es el asesino de Ĥusaîn”.
Por fin, en el año 65 de la hégira (cinco años después del martirio del Imam Ĥusaîn), por orden de Mujtâr Zaqafî, fue asesinado. He aquí un resumen de los sucesos:
“Un día, Mujtar, en sus palabras, hizo referencia a su decisión de matar a ‘Umar Sa’d: “Pronto mataré a quien tiene tales características (indicando sus características) y su muerte alegrará tanto a los habitantes de la Tierra como a los habitantes de los cielos. En esta reunión, un hombre llamado Heîzam que estaba presente, se dio cuenta a quién se refería Mujtar, por lo tanto, envió a su hijo ‘Uriân hacia ‘Umar Sa’d y le advirtió sobre lo que le pasaría.
En poco tiempo, Mujtar se vengó de él por el martirio del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) y esto fue el cumplimiento de la predicción del Imam quien ya le había advertido anteriormente.[5]
فتول هربا حتی لا تری مقتلنا فو الذی نفس حسین بیده لا یری الیوم مقتلنا احد ثم لا یعیننا الا دخل النار.
Fataûal-la haraban ĥattâ lâ tarâ maqtalanâ faûal-laḏî nafsu Ĥusainin bi îadihi lâ îaral îaûma maqtalanâ aĥadun zumma lâ îa’înunâ il-lâ dajalan-nâr.
Ibn Abil Ĥadîd relata de Naṣr Ibn Muẕâhim con su cadena de transmisión que llega a Ĥarẕamah, que dijo: “En la guerra de Ṣiffîn acompañaba a ‘Alî (la paz sea con él). En nuestro regreso hacia Kufa, pasamos por Karbalá y nos detuvimos allí y rezamos junto al Imam.
El príncipe de los creyentes, luego de la oración, agarró un puñado de la tierra de Karbalá, lo olió y dijo: “Oh, tierra de Karbalá, qué buena tierra que eres, pues de ti resucitará un grupo que entrará al paraíso sin rendición de cuentas”.
Dice Ĥarẕamah: “Cuando regresé a mi casa en Kufa, le comenté a mi esposa Ÿardâ, hija de Samir, fiel seguidora de Ahlul Bait, lo sucedido en Karbalá; y le dije: “Oh, Ÿardâ, tú que amas tanto a ‘Alî, dime: ‘¿De dónde y cómo trae estas noticias ‘Alî? ¿Acaso tiene conocimiento de lo oculto? Mi esposa dijo: ‘Deja de dudar, y ten certeza de que no saldrá de la boca de ‘Alî, más que la verdad’”.
Dijo Ĥarẕamah: “Pasaron unos años después de lo sucedido hasta que llegó el evento de Karbalá. Yo me encontraba entre las filas del ejército de ‘Ubaidul-lâh. Cuando entramos en esta tierra, yo la reconocí y me di cuenta de que era el mismo desierto al que, junto al Imam ‘Alî (la paz sea con él), habíamos descendido. Recordé sus palabras respecto a un grupo de gente que resucitará en esta tierra. Por lo tanto, me arrepentí de haberme unido a la hueste de Ibn Ẕîâd, monté mi caballo, me acerqué al Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) y le comenté todo lo que había oído de su padre, ‘Alî (la paz sea con él), en aquella tierra. El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) dijo: “¿Ahora eres nuestro apoyo o apoyo de nuestro enemigo?”. Respondí: “Oh, enviado de Dios, no soy vuestro apoyo ni el de vuestro enemigo. Yo he dejado a mi esposa e hijo en Kufa y temo de Ibn Ẕîâd por sus vidas. El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) le dijo: “Oh, Ĥarẕamah, huye para no observar nuestra batalla, puesto que por quien mi alma está en Sus manos, no habrá quien observe nuestro enfrentamiento, y no nos apoye, sin que entre al fuego del infierno”.
Dijo Ĥarẕamah: “Al oír esto, marché hacia Kufa con toda velocidad, me alejé de las tiendas del Ĥusaîn para no observar aquella tragedia y el martirio del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él)”.[6]
En respuesta a ‘Amr Ibn Ĥaÿÿâÿ
وَيْحَكَ يا عَمْرُو! اَعَلىَّ تُحَرِّضُ النّاس؟
اَنحْنُ مَرَقْنا مِنْ الدّينِ وَاَنْتَ تُقِيمُ عَلَيْه؟ سَتَعْلَمُونَ اِذا فارقَتْ اَرْواحُنا اَجْسادَنا مَنْ اَوْلى بِصَلى النّارِ[7]
Uaîĥaka îâ ‘amrû a’alaîîa tuĥarriḋun-nâs?
Anaĥnu maraqnâ minad dîni ûa anta tuqîmu ‘alaîhi? Sata’lamûna iḏâ fâraqat arûâĥunâ aÿsâdanâ man âûlâ biṣalîn-nâr.
Explicación de vocablos:
Taĥriḋ, تَحْرِيض : ‘incentivar’.
Maraqa ‘anid-dîn, مَرَقَ عَنِ الدّين : ‘salió de la religión’.
Ṣalîn-nâr, صَلْى النّار : ‘arrastrar hacia el fuego’.
Traducción y explicación:
Uno de los comandantes del ejército de Kufa, llamado ‘Amr Ibn Ĥaÿÿâÿ, incentivaba a sus soldados -que llegaban a cuatro mil personas- a luchar contra el Imam y decía: “Combatid a quien ha salido de la religión y se ha alejado de la comunidad de los musulmanes”. Cuando el Imam oyó sus palabras dijo: “Oh, ‘Amr, impulsas y estimulas a la gente a combatir en contra nuestro y a derramar nuestra sangre con el pretexto de que hemos salido de la religión. ¿Acaso nosotros (la familia del Profeta, sobre la cual ha descendido la revelación y se ha consolidado con nuestra resistencia y lucha) hemos salido de la religión y tú, que no diferencias entre la verdad y falsedad, estás firme en la religión? No, no es así. El día que nuestro espíritu se separe de nuestro cuerpo, sabrán quiénes merecen el fuego.
Extraído del libro: Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) Desde Medina hasta Karbalá; Editorial Elhame Shargh
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[1]JÛÂRIẔMÎ, Maqtal, t.I, p. 241.
[2] Ansâbul Ashrâf, t. III, p. 91, IBN AZÎR, Kâmel, t. IV, p. 27, JÛÂRIẔMÎ, Maqtal, t. I, p. 294, Ibn ‘Asâkir, Târîj p. 256.
[3] Ansâbul Ashrâf, t, III, p. 181.
[4] JÛÂRIẔMÎ, M. Maqtal, t. II, p. 8; BAĤRANÎ, ‘Abdul-lâh, ‘Aûâlimul ‘ulûm (conocido como Maqtal ‘aûâlem),
p. 253.
[5] DÎNAÛARÎ, Ibn Qutaîbah, Al imâmah ûas-siâsat. II, p. 24; ṮABARÎ, M., Târîj, y IBN AZÎR, Kâmel
“Ĥaûâdez sâl 66”.
[6] IBN ABIL HADÎD, Sharh Nahÿul Balaġah, t. III, p. 170.
[7] ṮABARÎ, M., Tarîj, “Ĥaûâdeze Sâl 61”, p. 249; JÛARIẔMÎ, M., Maqtal, t. II, p. 15; IBN AZÎR, Kâmel, t. III, p. 290.