Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) desde Medina hasta Karbalá (25)

En Karbalá

Por: Aiatul-lah Muĥammad âdiq Naӱ

Dirigiéndose a sus compañeros en el momento de comenzar la guerra

قُومُوا اَيُّهَا الْكِرامُ اِلَى المَوْتِ الَّذى لابُدَّ مِنْهُ
فَاِنَّ هذِهِ السِّهامَ رُسُلُ القَوْمِ اِلَيْكُمْ
فَوَاللّهِ ما بَيْنَكُمْ وَ بَيْنَ الْجَنَّةِ وَ النّارِ اِلا الْمَوْتُ يَعْبُرُ بِهؤُلاءِ اِلى جِنانِهِمْ وَ بِهؤُلاءِ اِلى نيرانِهِمْ[1]

Qumû aîîuhâl kirâm ilâl maûtil-laḏî lâ budda minhu fainna hâḏihis sihâma rusulul qaûmi ilaîkum faûal-lâhi ma baînakum ûa baînal ÿanna ûan nâri il-lal maûtu îa’buru bihâulâi ilâ ÿinânihim ûa bihâ ulâi ilâ nîrânihim.

Traducción y explicación:

Luego del sermón general del Imam, (la paz sea con él) y su conversación con ‘Omar Ibn Sa’ad, y su regreso a su gente, nuevamente ‘Umar salió de las filas de sus soldados y, arrojando una flecha hacia las tiendas del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), le dijo a su hueste: “Atestiguad ante el gobernador que yo fui la primera persona que arrojé la flecha hacia Ĥusaîn Ibn ‘Alî”.

La gente de Kufa, al ver esta escena, comenzó a lanzar sus flechas hacia las tiendas, colmándolas al igual que las gotas de lluvias, de modo que, en este ataque, pocas fueron las personas que no han sido blanco de aquellas flechas.

En ese momento, el Imam dijo a sus fieles: “Levantad, oh, nobles, y dirigíos hacia la muerte de la que no hay escape alguno. Ciertamente que estas flechas son mensajes de la muerte que llegan a vosotros de parte de esta gente. Por Dios que no hay distancia entre estos grupos, el paraíso y el infierno, excepto, la muerte que hará de puente para hacer llegar a este grupo al paraíso y a aquel otro grupo hacia el infierno”. Según Luhûf, en este momento, los fieles del Imam comenzaron el ataque masivo. Comenzó una intensa batalla entre las huestes de la verdad y la falsedad. Al finalizar y estacionarse el polvo de la guerra, habían sido martirizados cincuenta fieles compañeros del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él).

 La expresión del Imam que dijo: “Levantad, oh nobles”, es una bella, valiosa y completa descripción de boca del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) para sus fieles. Y esta nobleza y grandeza se pueden observar no sólo en cada instante de los últimos días de estos generosos nobles, sino que pueden ser observadas en cada una de sus palabras. Es una descripción que también ha sido hecha por el arcángel Gabriel y también ha sido dicha por el profeta Muĥammad.

Un día el enviado de Dios pasaba por las calles de Medina junto a un grupo de sus discípulos cuando, de pronto, encontraron a un grupo de niños que jugaba. El enviado de Dios se detuvo junto a uno de ellos, lo besó, le mostró afecto, luego lo agarró, lo puso en su regazo y lo llenó de besos.

Le preguntaron por la causa de esta actitud. Dijo: “Vi un día a este niño que jugaba con Ĥusaîn (la paz sea con él) y agarraba el polvo que se encontraba debajo de los pies del Ĥusaîn (la paz sea con él) y con ello rozaba su rostro y sus ojos. Yo lo amo, pues él ama a mi Ĥusaîn. Y agregó: “El arcángel Gabriel me anunció que él, en el día de ‘Ashûrâ, será uno de los compañeros y auxiliares del Imam Ĥusaîn (la paz se con él)”.[2]

Factores de la ira divina

اِشْتَدَّ غَضَبُ اللّه عَلَى الْيَهُودِ اِذْجَعَلُوا لَهُ وَلَداً
وَاشْتَدَّ غَضَبُهُ عَلَى النَّصارى اِذْ جَعَلُوهُ ثالِثَ ثَلاثَةٍ
وَاَشْتَدَّ غَضَبُهُ عَلَى الْمجُوسِ اِذْ عَبَدُوا الشَّمْسَ وَ الْقَمَرَ دُونَهُ
وَاشْتَدَّ غَضَبُهُ عَلى قَوْمٍ اِتَّفَقَتْ كَلِمَتُهُمْ عَلى قَتْلِ ابْنِ بِنْتِ نَبِيِّهِمْ ...
 اَما وَاللّه لا اُجِيبُهُمْ اِلى شَىْءٍ مِمّا يُريدُونَ حَتّى اَلْقَى اللّهَ وَاَنَا مُخَضَّبٌ بِدَمِى
اَما مِنْ مُغِيثٍ يُغِيثُنا، اَما مِنْ ذابٍ يَذُبُّ عَنْ حَرَمِ رَسُول ِاللّه [3]

îshtadda ġaḋabul-lâhi ‘alâl îahûdi iḏÿa’alû lahu ûaladan

Ûashtadda ġaḋabuhu ‘alân naṣârâ iḏ ÿa’alûhu zâliza zalâzatin

Ûashtadda ġaḋabuhu ‘alâl maÿûsi iḏ ‘abadush shamsa ûalqamara dûnahu

Ûashtadda ġaḋabuhu ‘alâ qaûmin ittafaqat kalimatuhum ‘alâ qatlibni binti nabîîhim

…amâ ûal-lâh lâ uÿîbuhum ilâ shaîin mimmâ îurîdûna ĥattâ alqal-lâha ûa anâ mujaḋḋabun bidamî.

Amâ min muġîzin îuġîzunâ, amâ min ḏâbbin îaḏubbu ‘an ĥarami rasûlil-lâhi.

Traducción y explicación:

Luego de la primera etapa del combate en la que un grupo de los fieles del Imam habían sido martirizados, -tal como nos hemos referido a ellos anteriormente- el Imam tomó con sus manos su noble barba y dijo: “Se intensificó la ira de Dios sobre los judíos cuando creyeron que Dios tenía un hijo, y se intensificó la ira de Dios sobre los cristianos cuando creyeron en la trinidad, y se intensificó la ira de Dios sobre los adoradores del fuego cuando adoraron al sol y a la luna en lugar de adorar a Dios. La ira de Dios se intensificó sobre otro pueblo cuando se unieron en contra del hijo de la hija de su profeta para matarlo.

Husain Ibn ‘Alî culminó sus palabras con las siguientes frases:

Sabed, por Dios, que no les daré el gusto de lo que estos desean hasta que me encuentre teñido en mi propia sangre.

¿Acaso no hay nadie que nos socorra y auxilie? ¿No hay nadie que defienda a la familia de su profeta?

Cuando la voz del Imam llegó a los oídos de las mujeres y niñas, estas se levantaron en llanto. Según lo transmitido, dos hermanos llamados, Sa’d y Abul Ĥutûf, al oír el pedido de ayuda del Imam, cambiaron su forma de pensar y en lugar de luchar en su contra, se unieron a su gente y encontraron el martirio.

Más adelante observaremos el modo en que martirizó y también su osada valentía.

Palabras del Imam en el momento del martirio de sus fieles

Diálogo con Muslim Ibn ‘Aûsaÿah

رَحِمَكَ اللّهُ يا مُسْلِمُ! فَمِنْهُمْ مَنْ قَضى نَحْبَهُ وَمِنْهُمْ مَنْ يَنْتَظِرُ و ما بَدَّلُوا تَبْدِيلاً [4]

Rahîmakal-lâhu îâ Muslim! Faminhum man qaḋâ naĥbahu ûa minhum man îantaḓiru ûa mâ baddalû tabdîlâ.

Traducción y explicación:

El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), incentivaba a sus fieles en el camino del sacrificio que habían elegido y, en diferentes ocasiones, por ejemplo, al despedirse o cuando se les presentaba  el momento del martirio, colocaba sus cabezas sobre su regazo, los consolaba y los calmaba a través de agradables frases o con actitudes muy afectuosas que demostraba la cima del sentimiento del Imam hacia ellos.

Cada una de estas palabras y actitudes eran tan extraordinarias y alentadoras en esas circunstancias, que para nosotros resulta imposible imaginar. Cada una de estas palabras y actos es una medalla de honor en el pecho de los iluminados de Dios que brillará en los anales de la historia hasta el día del Juicio Final e iluminará el camino de sus seguidores. Por ejemplo, cuando se presentó junto a uno de sus fieles llamado Ûâḋîĥ (el criado turco), lo abrazó, puso sus manos en su cuello y posó su mejilla sobre la de él. El criado se puso muy contento y feliz por este afecto extraordinario del Imam y comenzó a presumir diciendo: “¿Quién se parece a mí que el hijo del enviado de Dios puso su mejilla sobre la mía?” Y en este momento su alma se separó de su cuerpo.

Y cuando se presentó junto a uno de sus sirvientes llamado Muslim hizo lo mismo con él. Muslim sonrió y entregó su vida.

Nosotros aquí sólo transmitimos algunos tramos de la historia en este campo, basándonos en fuentes históricas y en los libros de relatos de los martirios de los fieles del Imam (“Maqtal”).

Según Maqtal ‘Aûâlim y Maqtal Jûâriẕmî, cada uno de los discípulos y compañeros del Imam, cuando se dirigían al campo de batalla se despedía diciendo: “La paz sea contigo, oh, hijo del enviado de Dios”, y el Imam le respondía: “La paz sea sobre ti y nosotros te seguimos”. Luego recitaba la siguiente aleya:

“Entre los creyentes hay hombres que cumplen lo que han prometido a Dios. Entre ellos hay quienes ya han cumplido su promesa y hay otros que aún esperan”. (Corán 33:23)

Pero, así como hemos señalado, según la importancia del caso, decía más frases además de estas. Por ejemplo, en los siguientes casos:

Cuando Muslim, hijo de ‘Aûsaÿah, cayó al suelo con su cuerpo lleno de sangre, teniendo aún aliento, el Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) se acercó a él junto a Habib Ibn Maẕâher, se sentó a su lado y dijo: “La misericordia de Dios sea sobre ti, oh Muslim”. Y recitó la siguiente aleya: “Entre los creyentes hay hombres que cumplen lo que han prometido a Dios. Entre ellos hay quienes ya han cumplido su promesa y hay otros que aún esperan y no han cambiado (su pacto), en absoluto”. (Corán 33:23)

En ese momento, Ĥabîb Ibn Maẕâher le dijo a Muslim: “Muslim, qué difícil es para mí tu martirio. Pero te albricio que en unos instantes entrarás al paraíso”. Muslim respondió: “Que Dios te recompense de la mejor forma”.

Habib continuó: “Si no hubiera tenido que luchar inmediatamente luego de ti, me hubiera gustado realizar tu última voluntad”.

Muslim, con voz muy débil y señalando con su dedo al Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) dijo: “Te pido que lo defiendas hasta tu última gota de sangre”. Habib dijo: “Por Dios que llevaré a cabo tu última voluntad” y, en ese momento, Muslim ofreció su alma a Dios y su gran espíritu se unió a los demás mártires del Islam.

 Dirigido a la madre de ‘Abdul-lah Ibn ‘Umair

جُزيتُمْ مِنْ اَهْلِ بَيْتِى خَيْراً اِرْجِعِى اِلَى النِّساءِ رَحِمَكِ اللّهُ فَقَدْ وُضِعَ عَنْكِ الْجِهادُ
[5] لا يَقْطَعُ اللّهُ رَجاءَكِ ...

Ÿuẕîtum min ahli baîtî jaîran irÿi’î ilân-nisâi raĥimakil-lâhu faqad ûḋi’a ‘ankil ÿihâdu la îaqṯa’ul-lâhu raÿâak.

Uno de los fieles del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) es Abdul-lah Ibn ‘Umaîr, apodado con el nombre de Abû Ûahab, perteneciente a la tribu de Kalb, y junto a su esposa y madre salió de Kufa para apoyarlo. Abdul-lah Ibn ‘Umaîr fue martirizado junto a algunos otros compañeros, a causa del ataque de un grupo enemigo que se encontraba bajo la comandancia de Shimr. En este ataque, él mostró su gran valentía y resistencia hasta que, finalmente, fueron cortados su mano derecha y uno de sus pies. En este trágico estado, fue tomado como prisionero y fue martirizado en mano de ellos en la forma más trágica, despedazando su cuerpo con lanzas y espadas.

Su esposa que encontraba en medio de las tiendas, se acercó a la escena de batalla, se sentó al lado del cuerpo sin alma de su esposo y, mientras le limpiaba la sangre de su cuerpo y cara decía: “Que el paraíso sea bendito para ti. Pido a Dios que te ofreció el paraíso, que me haga tu compañera en él”. En este momento, el criado de Shimr, llamado Rustam, ordenado por su amo, atacó con un palo la cabeza de la esposa de Abdullah, rompiendo su cabeza y martirizando al momento. Su cuerpo se cayó junto al de su esposo. Ella es la única mujer que en Karbalá martirizó.

El sirviente de Shimr luego cortó la cabeza de Abdullah y las arrojó hacia las tiendas de las damas. La madre de Abdullah, levantó la cabeza de su hijo, limpió la sangre y el polvo de ella, luego, sacando un palo de las tiendas corrió hacia la hueste enemiga. El Imam (la paz sea con él), pidió que la regresen a las tiendas y luego le dijo: “Que Dios les otorgue a ustedes la mejor recompensa por apoyarnos, a nosotros, Ahlul Bait. Que Dios te colme a ti de su misericordia, regresa a las tiendas que Dios no te ha obligado a luchar.

La madre de Abdullah regresó a las tiendas mientras decía: “Oh Dios mío, no cortes mi esperanza”, y el Imam suplicó por ella diciendo: “Que Dios no corte tu esperanza”.

Dirigido a Abu Zamâmah Ṣâidî

ذَكَرْتَ الصَّلوةَ جَعَلَك َاللّهُ مِنَ الْمُصَلِّينَ الذّاكِرينَ! نَعَمْ هذا اَوَّلُ وَقْتِها سَلُوهُمْ اَنْ يَكُفُّوا عَنّا حَتّى نُصَلِّى... تَقَدَّمْ فَاِنّا لاحِقُونَ بِكَ عَن ْساعَةٍ

Ḏakartaṣ-ṣalâta ÿa’alakal-lâhu min al muṣal-linaḏ-ḋâkirîna! Na’am hâḏâ aûalu ûaqtihâ salûhum an îakuffû ‘annâ ĥattâ nuṣal-lî… taqaddam fainnâ lâĥiqûna bika ‘an sâ’atin.

Traducción y explicación:

‘Amr Ibn Ka’ab, conocido como Abu Zamâmah Ṣâidî, que fue uno de los fieles del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) y también su muecín, cuando se dio cuenta de que había llegado el mediodía le dijo al Imam: “Que mi vida se sacrifique por ti, aunque esta gente intensificó su ataque, ¡por Dios, no te van a alcanzar sin matarme antes a mí! Y yo deseo, antes de encontrarme con mi Señor, rezar mi última oración en forma colectiva contigo”.

El Imam le dijo: “Has recordado la oración, que Dios te establezca entre los oradores, recordadores de Dios. Sí, ahora es el comienzo del tiempo de la oración. Pídeles que se detengan un rato para que recemos. Cuando le propusieron al ejército de Kufa hacer una tregua, uno de los comandantes enemigos llamado Ĥaṣîn, dijo: “la oración que vosotros hagáis no va a ser aceptada”.[6]

Según veremos más adelante, Habib Ibn Maẕâher le respondió y en ese momento la guerra se intensificó aún más, terminando con su muerte. Tras ello, Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî, rezó la oración del mediodía junto a algunos fieles, mientras que las flechas enemigas caían sobre ellos como gotas de lluvia. En esta oración, algunos de sus fieles han martirizado y se unieron a los verdaderos oradores.

Abu Zamâmah, se acercó al Imam y le dijo: “Oh, Aba’ Abdil-lâh, que mi vida se sacrifique por ti. Deseo unirme con tus fieles martirizados lo más pronto posible porque no lo quiero ver a usted solo y martirizado en medio de su familia”.

El Imam le respondió: “Adelántate, ciertamente que en poco tiempo nosotros nos uniremos a ti. Él atacó al ejército enemigo hasta ser martirizado en manos de su propio primo Qaîs Ibn Abdul-lah Ṣâidî.[7]

Una lección a todos los combatientes en el camino de la verdad

Este fue el método del Imam Ĥusaîn y sus compañeros en el día de ‘Ashûrâ, preferir la oración por sobre otros asuntos e, incluso, pedir a los enemigos una tregua para realizar la oración.

Esta es una lección para todos los que luchan en el camino de Dios, es una lección en la que su respetado padre, ‘Alî (la paz sea con él), le había impartido en el momento más álgido de la guerra de Ṣiffîn. En el momento en que Ibn Abbas lo vio al Imam cauteloso y preocupado le preguntó: “Oh, príncipe de los creyentes, te veo como si estuvieras preocupado por algo”. El Imam respondió: “Sí. Estoy esperando que llegue el momento de realizar la oración del mediodía”.

Ibn Abbas dijo: “Nosotros no podemos dejar la guerra y rezar en este momento tan sensible”. El Imam le respondió: “Ciertamente, no estamos luchando contra ellos sino por la oración. Sí, en la batalla de Siffîn, no se abandona ni se deja la oración de media noche siquiera”. El Imam ‘Alî (la paz sea con él), dijo: “Ni en laîlatul harîr”[8].

¿Quién es Abu Zamâmâh?

Él es una de las personalidades árabes más valientes y una persona shî’ah famosa y destacada entre los discípulos del príncipe de los creyentes, ‘Alî ibn Abî Ṯâlib, y lo acompañó  en todas las guerras. Luego de su martirio, fue discípulo del Imam Hasan Muÿtabâ. Y luego del traslado del segundo Imam a Medina, permaneció en Kufa. Tras la muerte de Mu’âûîah, Abû Zamâmah junto a otras personas escribieron cartas al Imam Ĥusaîn (la paz seas con él) con el fin de invitarlo a Irak.

Después de la llegada de Muslim Ibn ‘Aqîl a Kufa, Abu Zamâmah, inmediatamente se unió a él y, según su orden, recogió el dinero y los regalos de los shî’as de Kufa, consumiéndolos y gastándolos en armas, pues se dedicaba a ello.

Luego del martirio de Muslim, Abu Zamâmah se escondió, y a pesar de los grandes esfuerzos de Ibn Ẕîâd para hallarlo, no pudo. Finalmente, marchó junto a Nâfi’ Ibn Hilâl para apoyar al Imam a quien encontraron en el camino y junto a él entraron a la tierra de Karbalá.

La sinceridad de Abû Zamâmah 

Relata Ṯabarí: “Cuando llegó ‘Umar Ibn Sa’ad a la tierra de Karbalá, le ordenó a Kazîr Ibn Abdul-âh Sha’bî, que era un hombre grosero y sanguinario, tener un encuentro con Ĥusaîn Ibn ‘Alî y preguntarle sobre el motivo de su entrada a Karbalá. Kazîr dijo: “Si me ordenas, cumpliré esta orden y lo mataré también”. ‘Umar le dijo: “No quiero que lo mates, sólo hazle esa pregunta”. Kazîr se acercó a las tiendas del Imam. Cuando Abû Zamâmah lo vio, le dijo al Imam: “Oh, Abâ ‘Abdil-lâh, que Dios te proteja de cualquier mal. Este hombre que se acerca es la persona más osada y sanguinaria de la Tierra”. Luego, se le acercó a Ibn Kazîr y le dijo: “Si quieres encontrarte con Ĥusaîn (la paz sea con él), debes poner tu espada al suelo”. Kazîr dijo: “Por Dios no aceptaré esta humillación, yo traje un mensaje. Si aceptáis lo haré llegar, si no, regreso””.

Abû Zamâmah dijo: “Entonces, debes permitirme que en el momento del encuentro con el Imam mi mano esté sobre el puño de tu espada”.

Kazîr no aceptó esta propuesta. Abû Zamâmah dijo: “Entonces, confía en mí el mensaje para que yo me comunique con el Imam y te traiga la respuesta, puesto que yo no dejaré que alguien sanguinario como tú entre a la tienda del Imam”.

Continúa Ṯabaî: “Se alargó la discusión hasta terminar las ofensas de Kazîr y este, sin éxito en su misión, retornó hacia ‘Umar Ibn Sa’d, quien, posteriormente, confió esta misión a Qurrat Ibn Qeîs Tamîmî.

En la ẕiârah, Al Naĥîah Al Muqaddasah, recitada por el Imam Mahdi (Dios apresure su venida), el Imam saluda a Abû Zamâmah, diciendo: “Assalamu ‘ala Abî Zamâmata ‘Abdil-lahiṣ Ṣâidî”.

Palabras del Imam hacia Sa’îd Ibn ‘Abdul-lâhi Ĥanafî

نَعَمْ اَنْتَ اَمامِى فِى الْجَنَّةِ

…Na’am, anta amâmî fil ÿannah.

Traducción y explicación:

Tal como hemos mostrado anteriormente, luego de que el enemigo no ha aceptado la propuesta, el Imam comenzó la oración en tanto un grupo de fieles formaban una fila frente a él para prevenir el ataque del enemigo. Entre ellos se encontraba Sa’îd Ibn ‘Abdul-lâh y Amru Ibni Qarḓah ibn Ka’bî. Ellos fueron martirizados luego de finalizada la oración después de haber sido atacados con flechas por parte del enemigo. Sa’îd Ibn ‘Abdul-lâh, cuando cayó al suelo con su cuerpo ensangrentado y muy debilitado, dijo: “Oh, Dios mío, maldice a esta gente y envíales el castigo, al igual que castigaste al pueblo de ‘Âd y Samûd y transmítele a tu profeta mi saludo y hazle conocer la aflicción que he recibido, puesto que mi objetivo de toda esta lucha y paciencia en soportar este dolor es llegar a tu recompensa por la vía de ayudar a tu profeta (la paz sea con él y su descendencia)”.

Luego, miró hacia el Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), y dijo: “Oh, hijo del enviado de Dios, ¿acaso he cumplido con mi responsabilidad ante ti?”. El Imam le contestó: “Sí, tú estás delante de mí en el paraíso”.

Dirigido a Amru Ibn Qaraḓah Ka’bî

نَعَمْ اَنْتَ اَمامِى فِى الْجَنَّةِ فَاقْرِء رسُول َاللّه مِنِّى السَّلامَ وَ اَعْلِمْهُ اَنّى فىِ الاِثْرِ[9]

Na’am anta amâmî fil ÿannati faaqrî rasûlal-lâhi minnîs salâma ûa a’limhu annî filizr.

Traducción y explicación :

Amru Ibn Qaraḓah, que al igual que Sa’îd protegía la vida del Imam, cayó al suelo y escuchó la conversación de Sa’îd con el Imam e hizo la misma pregunta: “Oh, hijo del enviado de Dios, ¿acaso he cumplido con mi responsabilidad ante ti?”. El Imam le contestó: “Sí, tú estás delante de mí en el paraíso, comunica mis saludos al enviado de Dios y dile que tras de ti me encontraré con él también”.

Así como el Imam Mahdî (Dios apresure su advenimiento) saludó a Sa’îd, también saludó a Amru diciendo: “Assalamu ‘alâ Amru Ibn Qaraḓatil Anṣârî”.

Lo bello y lo feo

Hemos conocido la personalidad de Amru Ibn Qaraḓah, él es quien sacrifica su vida para que su Imam pueda llevar a cabo la oración recibiendo tantas flechas que en pocos segundos cae, martirizando sobre la ardiente tierra de Karbalá y, a pesar de tal sacrificio, está preocupado en saber si ha cumplido con su responsabilidad o no. Pero en este mundo, siempre vemos la belleza junto a la fealdad, la luz junto a la oscuridad, la felicidad junto a la desgracia.

Cabe recordar que junto a la personalidad de Amr, encontramos la oscuridad de su hermano ‘Alî Ibn Qaraḓah. Estos son ejemplos de la verdad que el Corán menciona cuando dice: “Dios saca al vivo del muerto y al muerto del vivo”; y esta persona es el ejemplo de la segunda parte de la aleya, puesto que su padre, Qaraḓah, era uno de los fieles del enviado de Dios y un relatador de ĥadîz, quien se encontraba entre los fieles del príncipe de los creyentes. Estuvo presente en las luchas junto al Profeta y al Imam ‘Alî (la paz sea con ambos). Fue designado como gobernador de la región de Fars por el príncipe de los creyentes. Falleció en el año 51 de la hégira. Él tenía varios hijos, entre ellos, Amru y ‘Alî eran famosos. Amru por su altruismo y sacrificio en Karbalá, y ‘Alî por su perversidad y pésimo destino.

Amru Ibn Qaraḋah fue encargado por parte del Imam de trasladar los mensajes de un ejército a otro, y quien cumplió esta misión de la mejor forma, y en el día de ‘Ashûrâ se encontró entre los primeros que entraron al campo de batalla y por unos minutos regresó a las tiendas para descansar y recobrar fuerzas. En este regreso fue que asumió la protección de la vida del Imam en el momento de la oración como su escudo y luego, martirizó. Pero ‘Alî Ibn Qaraḓah entró a la tierra de Karbalá como parte del ejército de la tierra de Sa’ad. Y cuando se dio cuenta del martirio de su hermano salió de las filas de su gente, y se dirigió al Imam diciendo: “Oh, Ĥusaîn, oh mentiroso, hijo del mentiroso, engañaste a mi hermano y lo desviaste, y por fin lo mataste. El Imam le respondió: “Yo no he engañado a tu hermano ni lo desvié, pero Dios lo guió a él y te desvió a ti”. Entonces ‘Alî Ibn Qaraḓah dijo: “Que Dios me mate si no te mato a ti”. Dijo esto y atacó al Imam.

Nâfi’ Ibn Hilâl, un compañero del Imam, replegó su ataque y le tiró una lanza que lo hizo caer al suelo. Los amigos de ‘Alî Ibn Qaraḓah, se acercaron y rescataron su cuerpo herido y le curaron sus heridas.[10]

Las palabras del Imam (la paz sea con él), luego de la oración del mediodía

يا كِرامُ هذِهِ الْجَنَّةُ قَدْ فُتِحَتْ اَبْوابُها وَ اتَّصَلَتْ اَنْهارُها وَاَيْنَعَتْ ثِمارُها
وَهذا رَسُولُ اللّهِ صلّى اللّه عليه و آله وَ الشُّهَداءُ
اَلَّذِينَ قُتِلُوا فى سَبِيل ِاللّه يَتَوَقَّعُونَ قدُومكم وَ يَتَباشَرُونَ بِكُمْ فَحامُوا عَنْ دِين ِاللّهِ وَ دِينِ نَبِيِّهِ وَ ذُبُّوا عَنْ حَرَمِ الرَّسُولِ [11]

Îâ kirâm ĥâḏihil ÿannatu qad futiĥat abûâbuhâ ûattaṣalat anĥâruhâ ûa aîna’at zimâruhâ ûa hâḏâ rasûlul-lâhi ṣal-lal-lâhu ‘alaîhi ûa âlih ûash shuhadâul-laḏîna qutilû fî sabîlil-lâĥ îataûaqqa’ûna qudûmakum ûa îatabâsharûna bikum faĥâmu ‘an dînil-lâh ûa ḏubbu ‘an ĥaramir-rasûl.

Explicación de vocablos:

Kirâm, كِرام : pl. de karîm, ‘generosos’, ‘personas de objetivos elevados’.

Aina’atiz-zamaru, اَيْنَعَتِ الثَّمَرُ : ‘las frutas maduraron’.

Taûaqu’, تَوَقع : ‘espera’ (en el sentido de que es de esperar a que sea retribuido o le corresponda algo).

Qudûm, قُدُوم : ‘entrada’.

Tabâshur, تَباشُر : ‘albriciarse mutuamente’.

Ḏabb, ذبّ : ‘defender’.

Traducción y explicación:

Luego de finalizada la oración del mediodía y el martirio de dos de sus fieles, el Imam se dirigió al resto que esperaba con anhelo el martirio y les dijo: “Oh, queridos míos, oh, seres generosos, ya las puertas del paraíso (delante vuestro) se han abierto. Sus fuentes han fluido; sus frutas han madurado; y este es el enviado de Dios y los mártires que ofrecieron sus vidas en el camino de Dios y están esperando vuestra entrada y albrician mutuamente vuestra llegada. Entonces, apoyad a la religión de Dios y su profeta y defended a su familia.

En el momento del martirio de Ĥabîb Ibn Maẕâhir

عِنْدَاللّه اَحْتَسِبُ نَفْسِى وَ حُماةَ اَصْحابِى[12]

…‘Indal-lâhi aĥtasibu nafsî ûa ĥumâta aṣĥâbî.

Explicación de vocablos:

Iĥtisâbu ‘indal-lâh, احْتسابُ عندَاللّه : ‘acción que se hace sinceramente para satisfacer a Dios’.

Ĥumât حُماة : (pl. ĥâmî), ‘defensores’.

Traducción y explicación:

Así como hemos mencionado en páginas anteriores, cuando el Imam pidió una tregua para realizar la oración, Haṣîn Ibn Namîr exclamó: “¿qué oración? Su oración no será aceptada”. Ĥabîb Ibn Maẕâhir[13], al escuchar esta palabra, se acercó y le dijo a Haṣîn: “¿Tú piensas que la oración de la familia del Profeta no será aceptada y será aceptada la tuya? ¡Oh, burro!”

Haṣîn, al escuchar esta frase, atacó a Ĥabîb mientras sus amigos lo apoyaban y Ĥabîb se preparó para luchar mientras que algunos se apresuraron para ayudarlo.

Entre ambos grupos se inició una fuerte lucha y Ĥabîb luchaba valientemente, a pesar de su vejez hasta que finalmente martirizó y el enemigo cortó su cabeza.

El martirio de este anciano huésped -que había llegado desde Kufa para apoyarlo-, fue muy difícil para el Imam y, cuando se halló al lado de su cuerpo despedazado y sin cabeza, dijo: “Dedico, sinceramente a Dios, el ofrecimiento de mi vida y la vida de mis fieles discípulos”.

Súplica del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), Abû Sha’zâ

اَللّهُمَّ سَدِّدْ رَميتَهُ وَ اجْعَلْ ثَوابَهُ الْجَنَّةَ [14]

Al-lahumma saddid ramîtahu ûaÿ’al zaûâbahul ÿannah.

Explicación de vocablos:

Tasdîd, تَسْديد : ‘guiar hacia el camino recto’.

Ramîah, رَمْيَه : ‘tiro’ (arco y flecha).

Traducción y explicación:

Îazîd Ibn Ẕîâd, conocido como Abû Sha’zâ Kendî, era uno de las figuras más famosas en Kufa por su habilidad en tiro y pertenecía al ejército de ‘Umar Ibn Sa’ad. Él se acercó a la tienda del Imam y se convirtió, antes que Ĥurr Ibn Îaẕîd Rîâĥî, en uno de sus fieles compañeros luego del discurso del Imam y del rechazo a sus consejos (por parte de ‘Umar Ibn Sa’ad).

En la primera batalla, Abû Sha’zâ entró al campo montado a su caballo. Luego de que el enemigo cortara las patas del caballo, volvió atrás y se agachó frente a las tiendas del Imam y se arrodilló lanzando las cien flechas que llevaba consigo hacia el ejército de Kufa.

Cuando el Imam (la paz sea con él) observó su arrepentimiento y valentía, suplicó diciendo: “Oh, Dios mío, guía sus flechas y establece el paraíso como su recompensa”.

Abû Sha’zâ, luego de finalizar sus tiros dijo: “De entre todos mis tiros, sólo cinco no acertaron en el blanco. Luego, atacó al enemigo con su espada hasta llegar al martirio.

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Extraído del libro: Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) Desde Medina hasta Karbalá; Editorial Elhame Shargh

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[1]  ṮAÛÛS, R., Luhûf, p. 89; JÛÂRIẔMÎ, M., Maqtal, t. II, p. 9.

[2] “Haftado do tan ua iek tan”, t. 5, p. 250. Relatado por Biĥârul anûâr.

[3]  MUQARRAM, ‘Abdur-Razzaq, Maqtalul Ĥusain, p. 239.

[4] TABARI, M., Târîj, “Ĥaûâdeze sâl 61”; ṮAÛÛS, R., Luhûf, p. 94.

[5] JÛÂRIẔMÎ, M., Maqtal, t. II, p. 22, MAŸLESÎ, ‘Al-lâmah, Biĥarul Anûâr t. XLV, p. 27; SAMÂÛÎ, Sheij Muĥammad, Ibṣâr ul ‘ain fî anṣâril Ĥusain, p.107.

[6] TABARÎ, M., Târîj, “Ĥaûâdeze sâl 61”; IBN AZÎR, ‘Î., Kâmel fî târîj , t. III p. 291.

[7]  ṮAÛÛS, R., Luhûf, p. 96.

[8] N. de la T.: lailatul Ĥarîr hace referencia a una noche muy especial y peligrosa de la batalla de Badr.

[9] BAĤARÂNÎ, ‘A., ‘Aûâlimul ‘ulûm, “Maqtal ‘aûâlem”, p. 88; ṮÂÛÛS, R., Luhûf, p. 95; ĤEL-LÎ, Ibn Namâ, Muzîrul Aĥẕân, p.25; IBN AZÎR, ‘Î., Kâmel fî târîj, t. III, p. 290.

[10] Para saber más sobre su biografía, cfr. Tanqîĥul Maqâl, t. II p. 332; Abṣârul ‘ain, p. 92.

[11] MUQARRAM, ‘A., Maqtalul Ĥusain, p. 297.

[12] ṮABARÎ, M., Târîj, t. VII, p. 349.

[13] Ĥabîb Ibn Maẕâhîr, fue uno de los discípulos del enviado de Dios (la paz sea con él y su descendencia) y uno de los fieles discípulos íntimos del príncipe de los creyentes, quien había aprendido del Imam mucho conocimiento oculto. El difunto Kashi, relata de Fudaîl Ibn Ẕubaîr que un día Meîzam at-Tammâr, uno de los fieles del Imam ‘Alî, en una reunión de un grupo de la tribu de Bani Assad, se encontró con Ĥabîb Ibn Maẕâher. Ambos, comenzaron a conversar. Ĥabîb dijo: “Yo veo a un anciano cuya cabeza se encuentra pelada y con un vientre que sobresale. Es vendedor de melones en el mercado de Darur- riẕq, y que en un futuro cercano será ahorcado en esta misma ciudad, por amor a la familia del Profeta. (Se refería a Meîzam at-Tammâr).

Meîzam le responde, diciendo: “Yo también veo a un hombre de cara sonrojada y cabellera frondosa que marcha para apoyar al nieto del profeta y que será martirizado en este camino, cuya cabeza rondará por la ciudad de Kufa (Se refería a Ĥabîb Ibn Maẕâher).

Ĥabîb y Meîzam se marcharon del lugar luego de esta conversación. Quienes estaban presentes y escucharon la plática de estos dos alumnos del Imam (la paz sea con él) dijeron: “No hemos visto en toda nuestra vida más mentirosos que estos dos. A los pocos instantes, llegó Rushaîd Haÿarî, otro alumno del Imam ‘Alî (la paz sea con él y su descendencia), y les preguntó por Ĥabîb y Meîzam. Le respondieron: “Hace unos minutos estaban aquí y tuvieron una conversación asombrosa e increíble” y se la contaron.

Rushaîd dijo: “Dios colme de misericordia a Meîzam que se olvidó decir respecto a Ĥabîb esta frase: “se le regalará a la persona que traiga la cabeza de Ĥabîb a la ciudad de Kufa, cien dirhams más que a otros.

Rushaîd dijo esto y se alejó. Esas personas se miraron y dijeron: “Encontramos al tercero más mentiroso que los primeros”.

Continúa Fuḋaîl: “No pasó mucho tiempo que vimos con nuestros propios ojos que ahorcaron a Meîzam junto a la casa de ‘Amr Ibn Harîz, y luego de un tiempo, vimos que entraron a Kufa la cabeza de Ĥabîb Ibn Maẕâher.

[14] ṮABARÎ, Târîj, “Ĥaûâdeze ṣâl 61”; SADÛQ, Amâlî, “Maÿles 30”.

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