¿Qué es el Islam?

Pilares de la fe islámica

Por Abdun-Nabi Chaaban

1.2 PILARES DE LA FE

Los pilares de la fe de la religión musulmana no son –en esencia- diferentes a los de las otras dos religiones monoteístas: la judía y la cristiana. A continuación, se hará una exposición resumida de estos pilares. En diversos versículos del Corán, Dios expone los principios o pilares de la fe. Estos dos versículos son sólo unos ejemplos:

  • El Mensajero cree en lo que se le ha hecho descender procedente de su Señor y los Creyentes (también); todos creen en Dios, en Sus ángeles, en Sus libros y en Sus mensajeros: No hacemos distinción entre ninguno de sus mensajeros; y dicen: Oímos y obedecemos, (concédenos) Tu perdón Señor nuestro, y a Ti es el retorno” (2:285)
  • Es Cierto que los que han creído, los que siguen el judaísmo, los cristianos y los sabeos, si creen en Dios y en el Último Día y actúan rectamente, tendrán su recompensa ante su Señor y no tendrán que temer ni se entristecerán” (2:62)

1.2.1 CREENCIA EN LA EXISTENCIA Y DIVINIDAD ÚNICA DE DIOS O “ALLAH”

Primero, veamos el significado de la palabra “Allah”, la cual es usada a veces por ignorancia o con mala intención, para referirse a que los musulmanes tienen su propio dios, diferente al dios de las otras religiones monoteístas: judía y cristiana. “ALLAH” es una palabra árabe que deriva de la raíz: ALH (verbo “alaha”, significa adorar), al cual ha sido integrado el artículo determinado “al” (equivalente a “el”, en castellano), formando el nombre propio “Allah”. 

En principio, pudiera decirse que “Allah” es la palabra árabe equivalente a la palabra “Dios” en castellano, a la palabra “God”  en inglés, y a la palabra “Dieu”  en francés.  De hecho, los católicos o cristianos en los países árabes usan la palabra “Allah” para referirse a Dios. De allí, esta palabra no es exclusiva de los musulmanes, ni se refiere al dios -con minúscula- exclusivo de los musulmanes, sino al único Dios, Quién es el Dios de todos, el Creador de todos y de todo. Sin embargo, es importante mencionar que en diversas y antiguas versiones de la Biblia, aparecen las palabras: “El”, “Elah”, “Eloah”, “Elohim”, para referirse a Dios, las cuales fueron usadas por los semitas, incluyendo árabes, hebreos y cananeos, mucho antes del Islam. De hecho, la palabra “Allah” se usaba en la península arábiga, antes de la revelación del Islam. Aquí es conveniente aclarar que esta palabra se usaba para referirse al único Dios, el Creador, el Dios de todos, y no a algún dios de los paganos, como algunos ignorantes malintencionados quieren hacer ver. Aunque en la península arábiga, antes del Islam, se había propagado el politeísmo y la idolatría, algunos practicaban el monoteísmo como religión, siguiendo la creencia heredada del profeta Abraham (AS), padre de Ismael (AS) y de Isaaq (AS), y quien era monoteísta, mucho antes de la existencia de las tres religiones: judía, cristiana y musulmana. Jamás, en caso alguno, se usó la palabra de “Allah” para referirse a diversas divinidades, a ídolos o estatuas.

Una característica gramatical muy importante de la palabra “Allah”   consiste en que la misma no tiene plural. Esto es consistente con el concepto de la unicidad de Dios o de la divinidad única y exclusiva de Dios. La religión musulmana es monoteísta, en el sentido de que llama a creer en la existencia de un Dios único,  a Quien no se asocia otro dios.

A parte de la palabra “Allah”, Dios tiene unos 99 atributos, los cuales se llaman “los más bellos atributos (o nombres) de Dios”.  (Ver figura 2).

Sin embargo, de los 99 atributos, Dios ha usado dos atributos en cada inicio de todos los capítulos del Corán, transformándose así en las dos calificaciones más importantes  que Él ha querido resaltar a la humanidad; éstos son: Dios el Misericordioso, el Compasivo.

Dios trasciende cualquier descripción que el ser humano es capaz de elaborar. Dios trasciende lo material, lo tangible y lo concreto. En el capítulo 6 del Corán, Dios nos relata la historia de Abraham (AS) cuando, al sentirse frustrado con los ídolos que  su pueblo adoraba, les quiere hacer ver que Dios no puede ser algo material, con una forma conocida, descriptible o limitada en el espacio y –entonces- comienza a contemplar el cielo, en compañía de  otras personas, y cuando sale la primera estrella de la noche dice: “Eso es “Dios”, porque ilumina.” Después sale la Luna, que sobresale sobre la luz de las estrellas, y dice: “¡No, no! Esto es “Dios”, que es más grande.” Cuando pasan las horas, sale el Sol y dice: “¡No! El Sol es mi señor; no puede ser ni las estrellas, que ya han desaparecido, ni la Luna, que ya ha desaparecido”. Pero llega la tarde y se pone el Sol, y se repite el ciclo. Entonces, Abraham dice: “Ahora sí me he dado cuenta: mi señor es “Dios”, es decir, algo que trasciende cualquier experiencia que se pueda tener de las cosas. Él ya no define a “Dios”, ya no sabemos qué es lo que realmente ha entendido que era su señor interior; simplemente ha superado el universo como imagen de “Dios” para llegar a su corazón, a su sentido.

Dios ha existido siempre, antes de la existencia de cualquier cosa; Él existe y existirá para siempre, más allá de la existencia de cualquier cosa.

Dios es el Creador de todo cuanto hay en el universo que conocemos, y todo cuanto hay en los universos que no conocemos; Él es Creador de todo ser viviente y de toda cosa inerte.

Dios es único; Dios es eterno; Dios no ha sido engendrado ni creado por ser alguno, ni ha engendrado a ser alguno. Dios no es comparable con ser alguno, ni objeto alguno. Dios es indescriptible: “Di: Él es Dios, Uno. * Dios, el Señor Absoluto. * No ha engendrado ni ha sido engendrado. * Y no hay nadie que se Le parezca” (112:1-4)

Dios no comparte su poder ni su “reinado” con ser alguno. Dios es todopoderoso y omnipresente.

Nosotros no vemos el aire, pero sabemos que existe, dadas sus manifestaciones y sus acciones. Sabemos que la temperatura existe porque sentimos sus manifestaciones, más no la vemos. Igualmente, podemos decir que Dios existe, aunque no Lo vemos, pero vemos sus acciones y sentimos sus manifestaciones. A través de los siglos, Dios ha hecho sentir Sus manifestaciones, de una manera especial, mediante las acciones sobrenaturales que Él manifestaba mediante sus profetas y mensajeros. Entre estos, se pueden citar los siguientes:

  • El diluvio pre-anunciado por Dios a su profeta “Noé” (AS), a quién le reveló la ocurrencia futura de tal evento y le inspiró el modo de construcción de una gran nave (Arca) mediante la cual se salvaría el profeta con las personas que creyeron en su palabra, así como diversas parejas de animales al momento de ocurrir el diluvio. Luego, el diluvio ocurrió, y “Noé” (AS) y sus acompañantes se salvaron.
  • La salvación de “Abraham” (AS) del fuego del que fue objeto al derribar los ídolos de piedra que en su pueblo la gente había construido para tenerlos como objeto de adoración. Estando dentro del atroz fuego, a “Abraham” (AS) no le pasó absolutamente nada, al ordenar Dios al fuego que fuese “frío y paz” para “Abraham” (AS).
  • El anuncio hecho por Dios a Abraham (AS), siendo ya anciano, y su esposa siendo anciana y –por demás- estéril, de que va a tener un hijo. Esto fue cumplido, y Abraham (AS) y su esposa Sarah tuvieron a Isaaq (AS).
  • El castigo anunciado por Dios a su profeta “Lot” (AS), del que fue objeto gran parte de su pueblo, por la práctica -detestada y prohibida por Dios- de la homosexualidad. Lot (AS) fue advertido de la ocurrencia de tal castigo y fue ordenado a abandonar el pueblo de noche para salvarse del mismo. Luego, al amanecer, al estar “Lot” (AS) y sus acompañantes lejos del lugar, el castigo de Dios ocurrió, destruyendo los pueblos de Sodoma y Gomorra.
  • La habilidad que Dios le dio al profeta José (AS), hijo del profeta Jacobo (AS), de interpretar correctamente los sueños y profetizar sucesos futuros con base en esos sueños.
  • Los nueve milagros con los que Dios ayudó a “Moisés” (AS) a manifestar al Faraón y su ejército, para que creyeran en Dios y para que liberaran al pueblo judío de su yugo y la esclavitud y maltratos a los que tenían sometidos. Más adelante, en el desierto, en camino hacia Palestina, otros milagros de Dios ayudaron al pueblo judío a sobrevivir, tales como el envío de comida desde el cielo, y el suministro de agua desde una roca al darle “Moisés” (AS) con su bastón.
  • La facultad del profeta “Salomón” (AS)  de entender el lenguaje de los animales, y la puesta del viento a su merced.
  • Los milagros de “Jesús” (AS) de curar enfermos, de revivir muertos, de caminar sobre el agua y de tener la bendición de multiplicar el alimento, todo esto facultado por Dios.
  • El milagro de “Muhammad (SAAWAWS)” de revelar y recitar el Corán, obra maestra única e  incomparable, siendo el Profeta (SAAWAWS) analfabeta.
  • Las innumerables profecías que Dios revelaba a sus diversos profetas, y luego se cumplían. 

Otras manifestaciones que están al alcance de nuestra percepción, constituyen –igualmente-  demostraciones fehacientes de la existencia de Dios, que lo creó todo. Si es inconcebible que la racionalidad humana acepte el hecho de que unas tablas de madera que se encuentren separadas, puedan juntarse y pegarse, para formar un pequeño, sencillo y elemental barquito, de una manera espontánea, sin que una persona intervenga para realizar esta elemental tarea, cómo será posible entonces que esa misma racionalidad sí acepte lo siguiente:

  • La creación espontánea de seres vivientes, a partir de materia inerte, tal como fue creado Adán (AS), y las primeras parejas de los billones de especies animales. Si es verdad que actualmente el ser humano, mediante la profundización del conocimiento científico ha sido capaz de “clonar” seres vivientes, no se puede olvidar que la misma se hace a partir de otro ser viviente, y no a partir de materia inerte. Por otro lado, es importante contemplar la “maravilla” de la perfección de lo que es el ser humano –o cualquier otro ser viviente-, donde complejos sistemas orgánicos y no orgánicos interactúan entre sí, para mantener este ser con vida y en crecimiento. Igualmente, se puede contemplar la perfecta simetría de la forma exterior, no sólo del ser humano, sino de todos los seres vivientes. Es extremadamente extraño –quizás no imposible- observar en la naturaleza algún objeto inerte que tenga una forma simétrica perfecta; Lo que sí es sobrenatural es que casi todos los miembros de todas las especies vivientes tienen una forma simétrica. ¿Es posible que esto sea producto de un “ocurrir” espontáneo? ¿O debe haber un Creador que lo haya hecho con esta perfecta simetría?
  • La creación espontánea del universo, con sus innumerables sistemas cósmicos, donde cada sistema se compone de millones de elementos, cada uno siguiendo una órbita y una trayectoria con asombrosa precisión cíclica. Teorías científicas  tratan de concluir que el universo fue originado a partir de una explosión espontánea ¿De qué?... Y esto que explotó, ¿Cómo existía y quién lo creó o qué lo originó? Además, ¿Es posible que alguna explosión espontánea, en lugar de esparcir billones y billones de partículas al azar, por todo el “espacio”, haya logrado sistemas cósmicos perfectos, con elementos (estrellas, planetas, etc.) en órbitas de perfecta precisión “relojera”? ¿Pudo todo esto haber ocurrido espontáneamente?

Así el principio de la creencia en la unicidad de Dios, consta de tres aspectos:

  1. Creer en la existencia de Dios
  2. Creer en que Dios es el Creador de todo cuanto existe
  3. Creer en que Dios es la única divinidad y, por lo tanto hay que adorar a Dios y únicamente a Dios, y no asociar a más nada ni nadie en esa adoración. Esto implica, igualmente, creer en la “unicidad” de Dios
  4. Creer en los nombres de Dios (ver figura 2) y en que estos son algunos de los atributos de Dios

1.2.2 CREENCIA EN LOS PROFETAS Y MENSAJEROS DE DIOS

A lo largo de la historia de la humanidad, Dios ha seleccionado unas personas muy especiales, para que éstas sirviesen de guías para sus pueblos. Estas personas son los profetas y los mensajeros de Dios, cuyo rol se puede detallar mediante las siguientes responsabilidades:

  • Informar a sus pueblos sobre la existencia de un único Dios, el Creador de todo y de todos, a quien deben adorar y no asociar con Él a más nada ni a más nadie.
  • Enseñar los pilares de la creencia en Dios
  • Transmitir el mensaje y los mandatos de Dios y enseñar los principios de acción que norman la relación de cada persona con Dios, así como las relaciones entre los prójimos
  • Servir de guías para sus pueblos
  • Resolver los conflictos entre las personas

Muchos de los profetas y mensajeros tenían algunos poderes sobrenaturales, facultados por Dios, cuyo ejercicio los ayudaba a convencer a sus respectivos pueblos de su condición de profetas (ver ejemplos, en el punto anterior).

Existen ciertas diferencias entre un profeta y un mensajero de Dios. El Mensajero recibe el mensaje de Dios, en forma de revelaciones verbales o mandamientos que le transmite normalmente un ángel (Gabriel) a quien puede ver y con quien puede conversar.  El conjunto global del mensaje es nuevo e independiente, aunque puede tener elementos comunes con mensajes anteriores, o sea, de otros mensajeros previos.  El profeta recibe las revelaciones mediante “visiones”, sin ver al ángel ni poder conversar con él. Estas revelaciones del profeta constituyen un mensaje repetido, donde la totalidad de sus elementos han sido revelados por un mensajero previo. A veces, puede que Dios haya reunido en una sola persona las condiciones de profeta y de mensajero. Se puede afirmar que todo Mensajero (humano) es también profeta, aunque lo contrario no necesariamente es correcto.

Diversas narraciones afirman que han habido, a la largo de la existencia de la humanidad, cerca de 124.000 profetas, de los cuales, sólo 313 son también Mensajeros. En el Corán se mencionan sólo 24, los cuales aparecen en la figura 3; esto no quiere decir que no han existido otros profetas sino estos. De hecho, Dios le revela a su Profeta   (SAAWAWS) en el Corán que Él ha mencionado, o ha hecho referencia a, algunos profetas, y que han existido otros que Dios no los ha mencionado o revelado en el Corán.

Los datos que aparecen en la figura 3 no son necesariamente precisos. En la literatura, pueden existir algunas pequeñas diferencias, especialmente en relación a las edades en que murieron.

No debe existir una diferenciación en la creencia en los profetas, en el sentido de que uno debe creer en todos ellos,  y no creer en algunos y en otros no: “Ciertamente, aquéllos que niegan a Dios y a Sus mensajeros y quieren hacer distinción entre (la creencia en) Dios y (la creencia en) Sus mensajeros; y dicen: Creemos en unos pero no creemos en otros; queriendo tomar un camino intermedio* Esos son los verdaderos incrédulos; y hemos preparado para los incrédulos un castigo denigrante” (4:150-151).

Al mismo tiempo,  Dios ha expresado, en el Corán, cierta jerarquía en las posiciones y preferencias de los profetas ante Él:

  • Así son los mensajeros; hemos favorecido a unos sobre otros: Hubo algunos a los que Dios les habló y otros a quien elevó en rango….” (2:253)
  • Tu Señor es Quien mejor conoce a cuantos están en los cielos y en la tierra; hemos dado preferencia a unos profetas sobre otros, y a David le dimos los Salmos” (17:55)

De hecho, en el capítulo 6 de este libro, dedicado a la biografía de los profetas, nos daremos cuenta que: (a) algunos profetas han tenido la responsabilidad de  revelar mensajes nuevos, mientras que otros sólo repetían mensajes de profetas o mensajeros previos, (b) Moisés (AS)  es el único profeta y mensajero de los mencionados en el Corán que Dios le ha hablado directamente, sin intermediación del ángel Gabriel, (c) algunos profetas y mensajeros han sido facultados por Dios para ejercer ciertas acciones milagrosas, o que van más allá de las facultados naturales y normales de los seres humanos: Noé (AS), Abraham (AS), José (AS)  (hijo de Jacobo (AS)), Moisés (AS), David (AS), Salomón (AS), Jesús (AS) y Muhammad (SAAWAWS). Las escrituras nos informan que de todos los profetas y mensajeros, a 5 de ellos se les ha llamado “los decididos”; estos son: Noé (AS), Abraham (AS), Moisés (AS), Jesús (AS) y Muhammad (SAAWAWS). Se llaman así porque se han enfrentado a situaciones extremas en las que han sido muy firmes en sus compromisos y sumamente pacientes ante los ataques, maltratos y torturas: “Y cuando hicimos que los profetas aceptaran su compromiso: El tuyo (Muhammad), el de Noé, el de Abraham, el de Moisés y el de Jesús, hijo de María; les hicimos aceptar un firme compromiso oneroso” (33:7). Estos profetas han tenido, de todos modos, una posición muy especial entre sus seguidores, y una influencia muy importante, mediante mensajes frescos y renovados.

Muchos eruditos expresan que los profetas y los mensajeros son personas que nunca han cometido errores ni pecados, ni han desobedecido jamás a Dios. Se caracterizan por ser sabios, y con cualidades morales perfectas. Esta perfección abarca todos los contextos:

  • En relación a la fe y la creencia, los profetas nunca han sido incrédulos (no creyentes en Dios) ni antes ni –menos- después de comenzar a recibir las revelaciones
  • En cuanto a dar a conocer el mensaje de Dios, nunca pudieron equivocarse, ni consciente ni inconscientemente
  • Al momento de juzgar las acciones de las personas, en el ámbito de la práctica de la religión así como en la solución de conflictos entre los prójimos, siempre han seguido los mandamientos de Dios, sin arbitrariedades ni equivocaciones en la interpretación de esos mandamientos

Sin embargo, sobre esto no hay un consenso total; más bien, existen diferencias en las opiniones de los eruditos. Una dimensión importante de estas diferencias es la dimensión temporal: (a) algunos creen que la perfección acompañó a los profetas desde su nacimiento hasta su muerte, (b) otros afirman que esta perfección caracterizó a cada profeta desde el momento de su adolescencia; sin embargo, afirman –al mismo tiempo- que nunca debieron ser incrédulos ni cometer pecados, (c) otros afirman que los profetas han sido perfectos sólo después del comienzo de recibir las revelaciones, es decir, desde el momento en que han sido “escogidos” y designados como profetas.

En la figura 4, se puede apreciar la relación genealógica entre los profetas. Cabe señalar que este árbol contiene sólo los profetas mencionados en el Corán (a excepción de Set o Shith).

Creer en la existencia de Dios no puede estar desligado de la creencia en que Dios ha enviado a sus profetas y mensajeros, para guiar a sus pueblos. Esta creencia debe ser total, en el sentido de que no se puede creer en algunos profetas y mensajeros  y en otros no.

Normalmente, cada profeta le informaba a su pueblo sobre el profeta que sería su sucesor, bien sea inmediatamente o con una separación temporal. Tal información podía ser precisando el nombre del siguiente profeta, o describiendo el lugar, las circunstancias y/o la época de su venida o aparición. A veces, no sólo se trataba del siguiente profeta, sino de uno cuya aparición o venida sería muy distante en el tiempo. Tal es el caso del profeta Jesús (AS), así como del profeta Muhammad (SAAWAWS). Ambos fueron anunciados por otros profetas mucho antes de su nacimiento.

En el Corán, Dios afirma que Muhammad (SAAWAWS) sería el sello de los profetas, ya que no habría profetas o mensajeros después de él. De hecho, ya han pasado más de 1.400 años y no ha aparecido profeta alguno después de Muhammad (SAAWAWS),  ni aparecerá, a excepción de la reaparición de Jesús (AS), sobre la cual se hablará en otro capítulo: “Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres, sino el Mensajero de Dios y el sello (el último) de los profetas; y Dios es Conocedor de todas las cosas” (33:40).

Resumiendo, la creencia en los profetas y mensajeros de Dios, incluye los siguientes aspectos:

  1. Creer en que las revelaciones y mensajes de los profetas y mensajeros de Dios son mensajes verdaderos, auténticos, revelados por Dios.
  2. Creer en todos ellos, sin excepción.
  3. Creer en que los pueblos deben aceptar sus revelaciones, y seguir sus enseñanzas y mandamientos, a medida que se vayan anunciando. Si algún mandamiento de un mensajero contradice o modifica un mandamiento de un mensajero previo, debe prevalecer como válido –a partir de ese momento- el mandamiento más reciente.
  4. Creer que los profetas y mensajeros de Dios son seres humanos, nacen y mueren, tienen necesidades, se enferman y sufren. No tienen facultades especiales más allá de las que Dios les ha cedido. Los profetas y mensajeros no deben, en caso alguno, ser adorados.
  5. Creer en que los profetas de Dios que nunca han cometido pecados y nunca han asociado a otro en su adoración hacia Dios.
  6. Creer en que Dios les ha dado posiciones preferenciales a algunos de sus profetas
  7. Creer en que Muhammad (SAAWAWS) es el último profeta o mensajero que Dios envió a la humanidad. (Esto no contradice la re-aparición de Jesús (AS), de la cual se hablará más adelante).

1.2.3 CREENCIA EN LAS ESCRITURAS SAGRADAS DE DIOS

Algunos profetas y mensajeros han sido escogidos por Dios para transmitir sus mensajes de una manera concreta y precisa. Según el profeta Muhammad (SAAWAWS),  Dios ha transmitido sus mensajes a algunos profetas y mensajeros, en 104 escrituras sagradas. Dichas transmisiones han sido mediante revelaciones verbales, normalmente dictadas por el ángel Gabriel. Estas son:

  • 10 “hojas” han sido reveladas a Adán (AS)
  • 50 “hojas” a Set (AS)
  • 30 “hojas” a Enoch (o Idris) (AS)
  • 10 “hojas” a Abraham (AS)
  • La Torah (o Ley), a Moisés (AS)
  • El libro de Los Salmos a David (AS)
  • El Evangelio a Jesús (AS)
  • El Corán a Muhammad (SAAWAWS)

En otras versiones, se habla de 20 “hojas” reveladas a Abraham (AS), y ninguna “hoja” revelada a Adán (AS). Lo que se mantiene en las diversas versiones, es la cantidad de 104 escrituras.

Si bien los fundamentos de religión son invariables a través del tiempo y, por lo tanto, de una escritura sagrada a otra, pueden existir ciertas variaciones en algunos mandamientos específicos, tales como algunas normas de acción y ciertas prohibiciones. Sin embargo, la regla es que cada escritura sagrada hace caducar a la anterior. Como ejemplo, si una escritura permitía comer carne de cerdo (o, al menos, no lo prohibía) y una escritura sagrada posterior lo prohíbe,  esta prohibición se vuelve vigente o válida para todos. En este caso, no existe libertad de escoger entre seguir acogiéndose a la escritura anterior en vez de seguir los mandamientos de la nueva escritura sagrada. ¿Cómo esto no ha de ser de esta manera, siendo estas escrituras sagradas dictadas por Dios, si el hombre se “obliga” a regirse por una ley o una Constitución cuando ésta hace caducar a otra previa, siendo las mismas hechas por el hombre?

La creencia en las escrituras de Dios implica lo siguiente:

  1. Creer en todas las escrituras mencionadas anteriormente, como auténticas revelaciones de Dios a sus profetas. No se puede creer en unas y no creer en otras.
  2. Creer que el Corán es la última escritura revelada, y que no habrá más revelaciones, hasta el final de los tiempos.
  3. Creer en lo expresado en estas escrituras y en que se debe actuar con base en lo establecido en ellas, pero teniendo en consideración que cualquier mandamiento expresado en la última escritura y que sea contradictorio con algún mandamiento de otras escrituras previas, hace caducar o abolir al de éstas.

1.2.4 CREENCIA EN LOS ÁNGELES DE DIOS

Los ángeles son –igual que los seres humanos- criaturas de Dios. Según el Corán, los ángeles fueron creados de la luz; son seres puramente espirituales y sobrehumanos.

En el cielo, los ángeles permanecen alrededor del Trono y celebran las alabanzas de Dios. Sobre la Tierra, los ángeles sirven de intermediarios entre Dios y los hombres y como intérpretes de las voluntades de Dios y cumplidores de sus designios. Son mensajeros de Dios para con los profetas, especialmente como agentes de la Revelación. Por otro lado, los ángeles tienen ciertas funciones  y ejercen acciones para con los seres humanos, tales como: registradores de las acciones buenas y malas de cada persona,  cuidadores de las personas (ángeles guardianes), ángeles guerreros (ver más adelante la biografía de Muhammad (SAAWAWS)), ángeles de castigo y ángeles de la muerte.

Los ángeles son considerados seres perfectos, y se caracterizan por obedecer incondicional y permanentemente a Dios. Es importante destacar que los ángeles no tienen cualidades de divinidad.

Entre los ángeles, se destacan, por lo que conocemos:

  • Gabriel (“Yibra´íl”), quien es el mensajero de las revelaciones de Dios. Gabriel transmitió -por orden de Dios- las revelaciones al profeta Muhammad (SAAWAWS),  que constituyen, una vez completadas, el sagrado Corán. Igualmente, Gabriel es el mensajero que ha transmitido las revelaciones de Dios a todos los demás profetas y mensajeros.
  • Miguel (“Mika´il”), quien ejecuta las órdenes de Dios sobre el Universo y sobre la naturaleza
  • Rafael (“Israfil”), quien toca la trompeta en el día del Juicio Final, anunciando el comienzo de dicho día
  • Ezrael (“Izra´il”), quien es el ángel de la muerte: ejecuta el designio de Dios de hacer terminar la vida de las personas y  recibe sus almas al morir
  • Ridwán, quien es custodio del Paraíso
  • Málik, quien es el custodio del Infierno

Existen otros ángeles diferentes a Gabriel que han transmitido mensajes a algunos profetas, tales como los que aquellos que le profetizaron al profeta Abraham (AS) sobre el nacimiento de un hijo, estando tanto él como su esposa, ancianos, y –luego- le advirtieron al profeta Lot (AS) sobre el castigo que iban a ejercer para con su pueblo, por haber practicado la homosexualidad. Los ángeles mensajeros aparecen en forma de seres humanos, aunque  ésta no sea su aspecto natural.

En cuanto al Diablo, o Satanás, el Corán nos revela que éste no era un ángel, sino de los Genios: “Y cuando dijimos a los ángeles: Postraos ante Adán y se postraron, excepto Satanás, que era de los Genios y no quiso obedecer la orden de su Señor….” (18:50). Los Genios son criaturas que Dios ha creado del fuego, mientras que los ángeles fueron creados de la luz. Por ello, no se puede decir que el Diablo es un Ángel que ha desobedecido las órdenes de Dios, ya que -por naturaleza- los ángeles no desobedecen a Dios.

1.2.5 CREENCIA EN EL DIA DE LA RESURRECCIÓN Y EL JUICIO FINAL

El Día del Juicio Final es el día en que todos los muertos resucitan, para ser sometidos a un juicio, donde son juzgados por sus obras o actos durante su vida y se hace un balance de éstas, con base en el cual cada persona será luego recompensada o castigada. El premio será una vida feliz y eterna en el Paraíso, y el castigo consistirá en torturas y sufrimientos en el Infierno. La llegada de ese día, será anunciada por el ángel Rafael, o “Israfil”, tocando una trompeta dos veces. Al tocar la trompeta la primera vez, todos los seres que en ese momento se encuentran vivos, se mueren, no quedando un ser viviente en la Tierra.  Al tocar la trompeta la segunda vez, todos los muertos, desde el comienzo de los tiempos, resucitan.

El tiempo en que ocurrirá el día del juicio final es conocido sólo por Dios y no fue revelado a profeta alguno. En el último capítulo del presente libro, se expone este tema con mucho más detalles.

1.2.6 OTROS PRINCIPIOS DE LA FE

La expresión de estos 5 pilares de la fe musulmana presentados, goza del consenso de los eruditos musulmanes de casi todas las corrientes interpretativas. Sin embargo, cada una de las dos corrientes más importantes del Islam, la “Sunnita” y la “Shi´ita”, expresa un principio de fe adicional propio:

1.2.6.1 La predestinación

Este un pilar de la fe expresado –como tal- por los eruditos sunnitas, y el cual consiste en creer, como uno de los pilares de fe, que Dios ha determinado una vía predestinada de todo cuanto ocurrirá en el universo, de fenómenos, eventos y acciones. En otras palabras, todo lo que ocurre, responde a la voluntad de Dios. Todo lo que sucede es porque Dios quiere que suceda, y lo que Dios no quiere que suceda es imposible que suceda. Aquí es importante advertir que esto no implica que el ser humano no tenga la voluntad, la determinación o el libre albedrío de escoger entre las diferentes opciones de acción que se le presenta en su quehacer diario. Pensar lo contrario, es decir, que Dios ha predeterminado todas las acciones de todas las personas, esto entraría en contradicción y en conflicto con la justicia de Dios, ya que ¿Por qué una persona sería juzgada por sus acciones, si no tiene total responsabilidad de su ocurrencia? Es más lógico pensar que Dios lo tiene todo pre-escrito –en vez de predeterminado-  en el sentido que Él sabe todo lo que va a ocurrir, pero cada persona elige sus acciones y la acomete a su libre albedrío, siendo responsable de todo cuanto haga y será juzgado por ello.

1.2.6.2 El “Imamato”

Este es un pilar de la fe musulmana expresado por los Shi´itas. El mismo consiste en que la nación o  comunidad islámica debe  regirse por el mandato espiritual de un “Imam” o guía de la nación. Si bien los Sunnitas creen también en este principio (pero no como un pilar de la fe musulmana), ellos no comparten el punto de vista Shi´ita de que el “Imam” debe ser –en primera instancia- alguien escogido por el Profeta (SAAWAWS) mediante mandato revelado por Dios, y que cada “Imam” designaría a su sucesor, antes de morir. Este principio de la fe, se fundamenta –según los Shi´itas- en que Dios no puede dejar a la humanidad sin un profeta o –en su defecto- sin un líder que asuma la responsabilidad de guiarla en cada momento. Dado que Muhammad (SAAWAWS) ha sido el último de los profetas, los guías de la nación musulmana, después de su desaparición física, deben ser “Imames”. De hecho, a las horas de haber muerto el profeta Muhammad (SAAWAWS),  algunos de sus compañeros se reunieron y eligieron -entre sí- su sucesor. La diferencia radica en que a este sucesor, y a los siguientes, le dieron el nombra de “Califa”. Su argumentación del porqué del apuro en la selección inmediata del Califa, o sucesor, consistió en que la nación islámica no puede quedarse, ni por un momento, sin un guía que asuma la conducción religiosa y social de la misma. La diferencia esencial entre ambas corrientes, está relacionada en la manera en que se elige, o se designa el sucesor: quién elige y entre quiénes se elige. Básicamente, esta es la diferencia fundamental entre las dos corrientes. En todo caso, según la corriente sunnita, este principio no es uno de los pilares de la fe, mientras que para la corriente Shi´ita sí lo es.

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Extracto de “LA VERDAD SOBRE EL ISLAM”, Desmitificando falsos paradigmas

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com , Fundación Cultural Oriente

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