Preguntas de Teología Islámica

Prerrequisitos para entender el Corán

Por: Ayatolá Mahdi Hadavi Tehrani

Pregunta: ¿Cuáles son los prerrequisitos para entender el Corán?

Respuesta concisa

El Corán es el milagro eterno del Profeta Muhammad (PB). Es un libro que ilumina todas las cosas. Aunque se compone de palabras y frases sencillas, se expresa en una elevada forma literaria, transmitiendo ideas que trascienden mucho más allá de la comprensión de un ser humano común. Percibir su esencia y extraer sus leyes correctamente, es muy difícil. Por lo tanto, a pesar del hecho que el Corán es “claro”, entender correctamente y practicar conforme a él, demanda un gran esfuerzo.

Los prerrequisitos para entender el Corán son de dos tipos:

  1. Exotérico: Se debe tener un firme entendimiento de:
  1. El Idioma Árabe con toda su complejidad.
  2. La historia del Islam.
  3. Las circunstancias entorno a la revelación de las diferentes aleyas.
  4. Las narraciones que son relevantes directamente a la exegesis del Corán.
  5. Las aleyas Generales y las Particulares; las ambiguas y firmes; las aleyas que abrogan y las que son abrogadas.

  1. Esotérico:
  1. Se debe poseer una pureza espiritual que surja del temor a Al-lah (s.w.t).
  2. Uno no debe ser arrogante

Respuesta Detallada

Entre los principios básicos del Islam está la creencia que el Profeta Muhammad (PB) es el último de los Profetas y que su religión es el sello de las religiones. Se cree que el Corán debe acompañar al ser humano hasta el Día del Juicio guiándolo. Entonces, después de la profecía de Muhammad (PB), no hay excusa para aquellos que quieren escapar de su deber hacia Al-lah (s.w.t).

Por otra parte, este libro se describe a sí mismo como “Luz”[1], “Claridad”[2], “Clarificador”[3] y como “una prueba”,[4] enfatizando a su vez que es fácil entenderlo y beneficiarse de él.[5] Por otra parte, constantemente exhorta a meditar y critica a aquellos que no lo hacen.[6] De ahí que, nuestro desafío es encontrar la armonía entre estos dos grupos de aleyas.

El Corán es “Luz” porque tiene origen en Aquel que es La Luz de los Cielos y de la Tierra.[7]El Corán, por lo tanto, no es solamente luminoso, sino que ilumina todo lo demás. Además es “claro” y evidente para todos; es un “clarificador” porque aclara todo lo que es ajeno a él; es “una prueba” porque quita toda duda y da argumentos contundentes en contra de cualquiera que decida desmentirlo.

Su significado superficial es comprensible para todos, como dan fe aquellos que entienden el árabe. No utiliza palabras ni frases confusas, no emplea ningún dialecto del árabe, y se abstiene de utilizar una jerga específica de cualquier campo particular, para lo cual su lector necesitaría de un conocimiento especializado para entenderlo.

El contenido del Corán está muy distante de la Época de la Ignorancia. No habla ni de deseos mundanos, ni búsqueda de poder y vandalismo. Por el contrario, el Corán da guía a hombre desde el momento en que fue revelado, hasta ahora y así continuará hasta el Día del Juicio. Conduce al ser humano hacia el epitoma de la humanidad y la felicidad eterna; lo transporta hacia la gnosis y la buena obra, lo cual le acerca a la perfección del alma, advirtiéndole del grave peligro de saturarse de los deseos y placeres mundanales.

A pesar de todo esto, gran parte del contenido del Corán es supernatural, aunque contenga en apariencia solo palabras. Para transmitir estas ideas, utiliza parábolas, historias, frases vernáculas, argumentación, palabras de amonestación, advertencias y promesas, así como pruebas teológicas. Es por esta razón que el Corán demanda de un intérprete. El primer exegeta del Corán es el mismo Corán, según éste el intérprete que le sigue es el Profeta (PB) y después de él los Imames (a.s.). Debido la ausencia de los imames infalibles, los eruditos se han esforzado por compilar los hadices relacionados con la exegesis del Sagrado Corán.

El Imam Ali (a.s.) dijo:

“Este es el libro de Al-lah por medio de él ven profundamente, pueden hablar y escuchar. Algunas de sus aleyas explican a otras. Algunas dan testimonio de otras”.[8] Era costumbre de los Imames (a.s.) unir varias aleyas para extraer una ley. Explicando el significado de las aleyas a sus seguidores. El Corán dice:

“Juro por el lugar en el que se encuentran las estrellas.

Y, en verdad, es una noble recitación, que está en una Escritura escondida.

No la tocarán más que los purificados.

Hecha descender gradualmente por el Señor del Universo.”[9]

“Ciertamente, Dios quiere apartar de vosotros la impureza ¡Gentes de la Casa! Y purificaros absolutamente”[10]

Según estas aleyas, son el Profeta (PB) y La Gente de su Casa los puros, quienes poseen un conocimiento profundo del Corán. En otras aleyas el Corán presenta al Profeta como su exegeta y le ordena a los creyentes someterse a su mandato.[11]

A su vez, el Profeta (PB) presentó a los miembros de su familia como la cohorte inseparable del Corán. Nos informó que ambos (el Corán y ellos) nunca se separarían y que no basta con uno sin el otro.[12] Por esta razón, no solamente necesitamos esforzarnos por entender el Corán, sino que debemos también luchar por comprender las narraciones de los infalibles. Por consiguiente, debemos investigar en las herramientas que nos posibilitan entender estos dos cuerpos de conocimiento y los obstáculos que debemos vencer para lograr el objetivo.

Los prerrequisitos necesarios para entender el Corán y los hadices son de dos tipos:

1. Uno debe purificar el alma y el deseo de buscar la verdad de tal forma que se pueda llegar a “los purificados”. Como lo dice el Corán: “Únicamente los humildes pueden ser recordados”.

Por otra parte, se debe eliminar la arrogancia, el prejuicio y llegar al Corán con temor y humildad, porque así como la arrogancia aparta de Dios, también enceguece el corazón y no permite que se pueda entender el Libro Sagrado.

2. Los prerrequisitos exotéricos para entender al Corán son los siguientes:

  1. Uno debe tener un conocimiento solido del idioma árabe: Tanto en vocabulario como en gramática. Esto puede lograrse estudiando la morfología (Sarf), Sintaxis (Nahw), Retórica (Balagha), estilo y vocabulario.
  2. Uno debe contar con un conocimiento profundo de la historia islámica y las circunstancias que rodearon la revelación de las aleyas. Debe conocerse las Ciencias del Corán. Por ejemplo, conocer las aleyas generales y las particulares; los versos abrogan y los abrogados, etc.
  3. Uno debe buscar la protección en Al-lah para no caer en las tentaciones del Demoonio. Específicamente diciendo: “Me refugio en Al-lah de Satanás el Lapidado.”
  1. Siempre comenzar diciendo Bismil-lah.
  2. Deben conocerse todas las aleyas que están de una u otra forma relacionadas con el tema en cuestión, así como todas las narraciones que hablan acerca de la aleya. Esto último es muy importante, especialmente porque las aleyas del Corán tienen significados más profundos y ocultos, a los que no pueden llegar otros más que los Infalibles.
  3. Uno debe hacer de lado todo prejuicio personal para poder entender con efecto lo que tiene que decir el Corán. Si halla que el Corán contradice su opinión propia, debe aceptar la enseñanza del Corán y abandonar su prejuicio. De lo contrario, terminaría por imponer su punto de vista al Corán (al-tafsir bi al-ra’y).
  4. Uno debe ver al Corán desde una perspectiva metafísica para no atribuirle características físicas a Al-lah (s.w.t), ni compararlo con nada de su creación. Para hacer esto, deben interpretarse las aleyas equivocas (al-mutashabihāt) a la luz de las inequívocas (al-muhkamāt) y las narraciones fidedignas.
  5. También se debe ser consciente de las necesidades de la época. Entender los avances científicos y estar a la espera de algunas promesas divinas que están en el Corán. De esta forma podrá satisfacer mejor las necesidades de las nuevas generaciones. Como lo dijo el Imam al-Sādiq (a.s.): “Al-lah no ha enviado este Corán para un época u otra, ni para un pueblo u otro. Es fresco perpetuamente y atractivo para todos los pueblos”.[13]

Sin embargo, uno debe tener cuidado con no imponer el punto de vista propio sobre el Corán. El Profeta (PB) dijo: “Aprendan el Corán y recítenlo. Es un medio para recordar a Al-lah. Es tanto una provisión como una carga para ustedes. Entonces, sigan al Corán y no hagan que él los siga. Si el Corán guía a alguien, lo lleva hasta el Paraíso. Pero si alguien guía al Corán, este lo empuja hacia el infierno”.

  1. La intención de uno al estudiar y leer el Corán no debe limitarse a alcanzar la recompensa por su estudio, ni utilizar las aleyas solamente para hablar y escribir. En lugar de hacer del Corán una inversión para este mundo, es mejor hacerla para la otra vida. Debe buscar profundidad y visión, e intentar actuar conforme a sus preceptos. Al-lah (s.w.t) no permita que este estudio del Corán lo someta a uno al castigo, al convertimos en ese tipo de sabios que no son consecuentes con lo que saben.
  2. Cuando se leen las aleyas acerca de la misericordia de Al-lah y sus promesas sobre el paraíso, debería uno sentirse con esperanza y exhortarse a sí mismo a obedecer a Al-lah (s.w.t) abandonando el pecado. Y cuando uno lea las aleyas que contienen amenazas con el fuego del infierno y descripciones del castigo, debería uno aterrorizarse para no pecar en contra de Al-lah (s.w.t). Todo esto significa purificar el corazón y preparar el camino hacia la felicidad eterna.

Cuando uno lea las aleyas que describen a los creyentes y a aquellos que temen a Al-lah (s.w.t) y se comportan bien; y cuando uno lea las aleyas que describen a los incrédulos, paganos, desmentidores e hipócritas, uno debería medirse a sí mismo con la balanza del Corán, analizándose y purificándose de todo rasgo maligno, adornándose con la rectitud. Como lo ha dicho Al-lah: “Únicamente he creado a la humanidad y a los Genios para que Me adoren.”

Fuente: Fe y Razón; Preguntas de Teología Islámica

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Fundación Cultural Oriente  www.islamoreinte.com


[1] (64; 8)

[2] (36: 69)

[3] (16: 89)

[4] (4: 174)

[5] (44: 58)

[6] (47: 24)

[7] (24: 35)

[8] Nahyul Balagha, sermón 133

كِتَابُ اللٌّهِ تُبْصِرُونَ بِهِ، وَتَنْطِقُونَ بِهِ، وَتَسْمَعُونَ بِهِ وَيَنْطِقُ بَعْضُهُ بِبَعْضٍ، وَيَشْهَدُ بَعْضُهُ عَلى بَعْضٍ

[9] (56:75-80)

لاَ أُقْسِمُ بِمَوَاقِعِ النُّجُومِ. وَإِنَّهُ لَقَسَمٌ لَوْ تَعْلَمُونَ عَظِيمٌ. إِنَّهُ لَقُرْآنٌ كَرِيـمٌ فِي كِتَابٍ مَكْـنُونٍ. لاَ يَمَسُّهُ إِلاَّ الْمُطَهَّرُونَ. تَنْـزِيلٌ مِنْ رَبِّ الْعَالَمِينَ

[10] (33:33)

[11] (4: 59)

[12] Al-Ghadir vol. 1, pág. 176

[13] Bihar al-Anwar, vol. 89, pág. 15

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