La civilización del Islam, que llegó a ser heredera de la cultura antigua del Oriente y del Occidente, no se limitó a las culturas anteriores, ni las imitó absolutamente; más bien las armonizó y perfeccionó. Su periodo de perfección que finalizó con el dominio mongol, fue una etapa de construcción, —construcción de una cultura universal y humana—en un territorio con diversos grupos étnicos como: Ibérico, griego, indio, iraní, turco, e incluso chino.
La motivación y el consejo dado por el Islam con respecto a la ciencia y a los sabios, fue el mayor medio de conocimiento con que los musulmanes se acercaron a la cultura y a las ciencias humanas. El Sagrado Corán exhorta a la gente sistemáticamente a pensar y meditar en la creación y a reflexionar sobre los secretos de las señales de Dios e indica frecuentemente la superioridad de los sabios y sus grados, incluso llegó a considerar a los “sabios” sucesores de Dios y de sus ángeles, esto mismo como dice Al-Ghazali (Algazel), es suficiente en el mérito y la posición de la ciencia.
La civilización islámica, que desde las conquistas de los musulmanes hasta la aparición de los mongoles, había puesto al territorio del Islam como el precursor de todo el mundo civilizado y educador de la humanidad en relación al orden, la disciplina moral, la superioridad del nivel de vida, la generosidad y la eliminación de todo prejuicio, así como potenciador del desarrollo y la elevación en áreas de la ciencia y la cultura, fue sin duda un periodo luminoso de la civilización humana. Y el mundo de hoy le debe a la civilización islámica tanto como le debe a la civilización griega, con la diferencia en que la cultura islámica aún ejerce una influencia espiritual y no carece de atracción ni de espiritualidad.
Los aportes del Islam son un luminoso capítulo en la historia de la humanidad, no solo por la grandeza de los musulmanes al crear una cultura universal, sino por lograr un grupo de victorias que les ayudó en su momento a constituir un nuevo mundo más allá del Oriente y del Occidente; el gran territorio del Islam.
Cuando se habla de la importancia de los avances de los musulmanes en las diversas ramas de las ciencias, por supuesto no deben olvidarse disciplinas islámicas como el kalam y la filosofía, aunque debe considerarse igualmente la desconfianza demostrada por muchos musulmanes—especialmente los ascetas y jurisprudentes— en relación con la filosofía e incluso la teología —kalam—. Existe un falso concepto con relación a la filosofía islámica que no es más que la transmisión de la filosofía griega al árabe. En verdad el hecho de que se le denomine “filosofía islámica”, no es solo por haber tomado elementos del saber griego, sino por poseer aspectos esenciales y la contribución de sus propios aportes. Desde el aspecto de sus objetivos y resultados, cuenta con un nivel esencial en el sendero de las investigaciones filosóficas, y nunca se detiene en una esfera del saber, y hoy en día avanza tal como lo hizo en el pasado.
La importancia que tuvo la religión entre los musulmanes, hizo que los otros asuntos fueran cuestiones de segundo orden, por lo cual los investigadores pusieron especial interés en las creencias y las escuelas religiosas de las diversas naciones y tribus. Este punto, junto con el contacto y comunicación permanente de ellos con los seguidores de las religiones y leyes existentes o introducidas al territorio del Islam, generó la creación de la ciencia llamada Milal wa Nihal —Sectas y credos —, así como la ciencia del Kalam —teología islámica—. En realidad, aunque en algunas compilaciones de los musulmanes se ven inconsistencias y quizá prejuicios, como Bagdadi, Esfarayeni, Ibn Hazm e incluso Shahrestani, estas obras acerca de las “sectas y credos” muestran a lo máximo el éxito posible de estos estudios en los siglos de intolerancia de la Edad Media. Los antiguos griegos también mostraron interés por estos estudios. Herodoto y Estrabón durante sus viajes acumularon información desclasificada e investigaciones sobre Egipto y Babilonia las cuales se consideraban valiosas —antes de los descubrimientos de las escrituras y documentos antiguos—.
La compilación de los libros de historia general más antigua es el Tarij Iaqubi de Ibn Wadhih —un historiador shia— sin lugar a duda es una obra maestra de los musulmanes en la historiografía. El gran libro de Tabari —Tarij Tabari, la Historia de Tabari—, el cual tiene un estilo propio de historia narrativa de los sucesos, es una enciclopedia histórica llena de informaciones útiles y variadas. El libro Muruj Adh-Dhahab de Al-Mas’udi y también otro libro de él, At-Tanbih val-Ishraf son obras de la historia general, las cuales posteriormente fueron comentadas y perfeccionados por eruditos como Miskawayh, Ibn Azir, Ibn Al-Yuzi, Abul-Fida, Ibn Jaldún, Dhahabi y Ibn Tagri Bardi y así llegaron a ser la mayor referencia en historia de las naciones y tribus islámicas. También los libros de Tabaqat, Wafaiat y Tarayim fueron de importancia para las obras de eruditos como Sam’ani, Ibn Jalcan, Kutubi, Safdi, Ibn Abi Asibea entre otros, convirtiéndose en referencias y fuentes valiosas para la investigación de la historia y la civilización del Islam.
Lo que le dio fruto a esta actividad científica e industrial de los musulmanes y la trasladó del oriente al occidente, fueron las rutas marítimas y terrestres, así como el movimiento de comerciantes, exploradores y peregrinos. De todas formas, las investigaciones de los musulmanes en geografía tienen gran importancia en diversos aspectos. Más que describir los caminos y comentar las ubicaciones y características naturales, los musulmanes mostraron especial interés a la geografía humana. Historias legendarias de los navegadores que ellos relataban, estaban llenas de informaciones útiles acerca de los caminos, estaciones de caravanas, puertas, ritos y tradiciones. Los diarios de viajes, aunque tenían interés al describir las cosas extrañas, mayormente mostraban el espíritu de curiosidad e investigación de los musulmanes. Las obras geográficas de éstos, verdaderamente son muy ricas, diversas, educativas e interesantes, y si se le aprovechan con un espíritu de crítica, se les pueden encontrar llenas de informaciones y documentos útiles.
El molino, varios siglos antes de que fuera usado en Europa, era habitual en los territorios orientales islámicos, y Mas’udi y Estakhri se refirieron a ésto en las características del Sistán de Irán.En Córdoba y Marrueco, la industria del cuero realizó tantos avances, que la palabra cordobés, para quien produce el zapato, y también el material marroquí y Marrueco, para unos materiales producidos de cuero, han quedado inscritas en algunos idiomas europeos hasta la actualidad.Especialmente la influencia de ejercicios de los alquimistas musulmanes en el desarrollo y perfección de la química fue considerable. Aunque, no descubrieron el elixir mágico de la esencia de la vida y la juventud, como imaginaban, ni se propusieron descubrir la piedra filosofal, aquella que puede transformar el cobre enoro.
La abundancia de escuelas en los países islámicos, aun hoy en el mundo deja perplejas a las mentes y da cuenta de la existencia del entusiasmo y el deseo inigualable por la educación. Verdaderamente debido al énfasis que puso el Islam en la ciencia, aconsejando y estimulando la realización de obras beneficiosas, muchos de los ricos bondadosos se interesaron en la construcción de colegios, de una forma tal que en el periodo de auge de los gobiernos islámicos, en la mayoría de estos países existían importantes colegios como Nizamiya, Mustanseriya, Halaviya, Yuziya y Al-Azhar, entre otros, donde cada uno tenía su prestigio por su singularidad. Casi todos estos colegios en donde se educaron eminentes sabios del Islam, fueron construidos por mecenas y donantes, no siendo manejados por los califas o sultanes directa y permanentemente, sino que como se cataloga hoy en día eran autónomos y libres.
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