La Doctrina del Islam

Por Ayatola Ÿa‘far Sobhani

Algunas normas jurídicas del Islam en las que existe diferencia - Opinión y posición particular de Shî‘ah (II)

El matrimonio por tiempo determinado (Mut‘ah)

El fiqh shiíta, siguiendo el Libro Sagrado y la Tradi­ción, considera correcto dos tipos de matrimonio: el ma­trimonio permanente, el cual no necesita explicación, y el matri­monio por tiempo determinado o mut‘ah, cuya forma es como si­gue:

Le es permitido al hombre y a la mujer establecer una relación matrimonial por un tiempo de­terminado a condición de que no exista impedimento jurídico para que ambos se casen (como un vínculo familiar o por ama­man­tamiento), y ello luego de haber determinado una cantidad de bie­nes como dote. Luego ellos, al terminar el periodo, se separan sin tener que recurrir a la fórmula de divorcio.

Si de este matrimonio (tempo­ral) surge un niño, se considerará hijo legítimo de ambos y les hereda.

Luego de concluido el pe­riodo, la mujer debe esperar el periodo de ‘iddah legal, y si se encontrara embarazada, su pe­riodo de ‘iddah será hasta con­cluido el embarazo, sin tener la opción de casarse nuevamente con otro hombre mientras se en­cuentre vinculada al primero. Lo mismo sucede cuando se en­cuentra en el pe­riodo de ‘iddah.

El matrimonio temporal es igual al matrimonio permanente en cuanto a su esencia y realidad, y la mayoría de las normas estables para el matrimonio perma­nente también lo son para el en­lace temporal; la diferencia im­portante que existe entre ambos tipos de matrimonio la confor­man dos asuntos:

1. La fijación del periodo de tiempo en el matrimonio temporal.

2. No hay obligatoriedad ini­cial de sustentar a la esposa en este segundo tipo de matrimonio.

Si pasamos de esos dos te­mas más exponentes, las demás dife­rencias son minúsculas y no pro­vocan gran contraste entre los dos tipos de enlace.

Debido a que el Islam es el se­llo de las religiones y la ley divina íntegra, ha permitido esta forma de matrimonio para solucionar el problema sexual.

Si consideramos el estado del joven que estudia o trabaja fuera de su país, y no posee la capaci­dad para establecer un matrimo­nio permanente, entonces, ¿qué puede hacer ante esa situa­ción? ¿Cuál es su obligación en tal caso? Ese joven tendrá tres op­ciones:

A. Reprimir el deseo sexual y abstenerse del disfrute sexual.

B. Establecer una relación sexual ilícita con mujeres corruptas o enfermas.

C. Valerse del matrimonio temporal y casarse con una mujer casta dentro de unas condiciones especiales, sin tener la obligación de sustentarla, tal como sucedería con un matrimonio permanente.

Es obvio que no hay una cuarta opción para tal joven, y si bien esto no significa que el ma­trimo­nio temporal se circunscriba a una persona en estas condicio­nes, al mismo tiempo se puede conside­rar tal caso para descubrir la ra­zón de la legitimación de este tipo de casamiento.

Hay que tener en cuenta que los fuqahâ’ del Islam han avalado un tipo de “casamiento perma­nente” el cual en su reali­dad es un matrimonio temporal, puesto que en el mismo el hom­bre y la mujer se casan “en forma perma­nente” pero ambos, o por lo menos uno de ellos, saben que en un tiempo se separarán mediante el divorcio.

Haber legitimado tal tipo de casamiento se asemeja completa­mente a la legitimación del ma­trimonio temporal, puesto que son similares en su esencia aun­que se diferencien en el nombre.

El Libro Sagrado y la Tradi­ción profética nos refieren la legitimi­dad del matrimonio tempo­ral o mut‘ah. Es así que el Sagrado Co­rán expresa:

﴿ فما اسْتَمْتَعْتُم بِهِ مِنهُنَّ فآتُوهُنَّ أُجورَهُنَّ فَرِيضةً ﴾

«En cuanto a aquellas con las cuales hayáis realizado mut‘ah (istamta‘tum), dadles sus dotes como un precepto».[1]

La contundente mayoría de los exegetas considera que esta aleya se refiere al matrimonio temporal. Básicamente no hay lugar para la vacilación en cuanto a que el mut‘ah fue legislado en el Islam, sino que la controversia está en si este tipo de matrimonio fue abro­gado o no, esto es, si continúa siendo lícito.

Las narraciones de las dos ten­dencias del Islam señalan que esta norma no fue abrogada, sino que se prohibió actuar en base a esta norma en la época del se­gundo Califa. Es de mencionar que hay unas palabras del mismo Califa a este respecto que ponen de mani­fiesto que este tipo de matrimo­nio era lícito y habitual durante la época del Gran Profeta (BP), e infieren que tal prohibición sólo se originó a partir de una opinión personal y nada más, puesto que dijo: “¡Oh gente! Había tres cosas durante la época del Mensajero de Dios las cuales yo prohíbo y con­sidero ilícitas y por las que casti­garé, y son: el mut‘ah de las muje­res[2] (el matrimonio temporal), el mut‘ah del haÿÿ [3] y la frase (del llamado a la oración que reza) haîia ‘alâ jair-il ‘amal” (Venid a la mejor acción)”.[4]

Lo sorprendente es que la pri­mera y la última de estas tres cosas permanecen prohibidas hasta hoy, pero en relación a la mut‘ah del haÿÿ permaneció lí­cita, actuando los musulmanes en base a ello y en oposición a la opinión del segundo Califa (puesto que cuando el peregrino culmina la ‘umrah o peregrina­ción menor sale de su estado de ihrâm o con­sagración ritual y se le vuelve lícito lo que es prohibido durante el mismo, siendo que ‘Umar había prohibido salir del estado de ihrâm y permanecer en el mismo hasta llegar el momento del haÿÿ o peregrinación mayor).

La prueba evidente de que el Profeta (BP) no prohibió el mut‘ah es lo narrado por Al-Bujârî de ‘Umrân Ibn Husain que dijo: “Fue revelada la aleya del mut‘ah en el Libro de Dios y ac­tuamos en base a la misma junto al Mensajero de Dios y no fue revelado lo que lo prohibiera, y él no prohibió ello hasta que murió; luego un hombre expresó según su propia opinión lo que quiso (y aquí se refiere a la prohibición del mut‘ah por parte del segundo Califa).[5]

Colocar la mano derecha sobre la izquierda durante la recitación de las suras en la oración

El takfîr o qabd, que con­siste en colocar la mano derecha sobre la mano izquierda durante el rezo, con­forma una bid‘ah o innovación y algo ilícito para el fiqh imamita.

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (P):

« لا يَجْمَعُ المسلمُ يَدَيه في صلاته وهو قائمٌ بَيْنَ يَدَيِ اللهِ يتشبّه بأهل الكُفْرِ مِنَ المجوس »

“El musulmán no junta sus manos en su oración mientras se en­cuentra en posición de pie ante Dios asemejándose a la gente de la incredulidad entre los zoroas­trianos”.[6]

El gran Compañero Abû Hamîd As-Sâ’idî habló a un grupo de los Compañeros del Profeta (BP) entre los que se encontraba también Abû Hurairah Ad-Dûsîi, Sahl As-Sâ‘idî, Abû Usaid As-Sâ‘idî, Abû Qutâdah, Al-Hariz Ibn Rab‘î y Muhammad Ibn Maslamah, y se refirió a la forma del rezo del Noble Profeta (BP), y mencionó todas las acciones me­ritorias tanto pequeñas como grandes, pero no mencionó en absoluto esta acción (o sea, el takfîr).[7]

Es evidente que si esta ac­ción hubiese sido parte del comporta­miento y vida del Profeta (BP), la hubiera mencionado al referirse a su oración (BP) o bien la hubie­ran mencionado los presentes en aquella reunión.

También nos ha llegado en nuestros libros de Hadîz algo similar al hadîz de As-Sâ‘idî de boca del Imam As-Sâdiq (P) en una narración de Hammâd Ibn ‘Îsâ.[8]

Se infiere también del hadîz de Sahl Ibn Sa‘d que colocar la mano derecha sobre la izquierda du­rante la oración comenzó después del fallecimiento del Men­sajero de Dios (BP) puesto que dijo: “A la gente les fue orde­nado”[9], mientras que si hubiera sido el Pro­feta (BP) quien hubiera ordenado esta acción, hubiese dicho: “El Profeta (BP) ordenó a la gente”, esto es, lo hubiera atri­buido a la misma persona del Profeta (BP).

No es permitido realizar un rezo meritorio en forma colectiva

El rezo de tarâwîh es consi­derado una de las acciones meritorias en las que se ha puesto más énfasis, imitando al Mensajero de Dios (BP).

Se transmite en el fiqh shî‘ah que es meritorio que la persona rece a lo largo del mes de Rama­dán una cantidad de mil ciclos de oración además de la oraciones meritorias reguladas para el resto de los meses. Estas oraciones se rezan en forma indi­vidual y hacerlas en forma colectiva conforma una bid‘ah o innova­ción en mate­ria de religión. Dijo el Imam Al-Bâqir (P):

« ولا يَجُوز أنْ يُصَلّي التطوَّعَ جماعةً »

“No es permitido que se recen las ora­ciones meritorias en comuni­dad”.[10]

El Imam Ar-Ridâ (P) ha men­cionado en su carta en la cual escribió cuáles deben ser las creencias y prácticas del musul­mán, que no es permitido realizar estas oraciones meritorias (nawâ­fil) en comunidad, y que hacerlas de esa manera conforma una bid‘ah o innovación en materia de religión. Dijo:

« ولا يُصَلّى التطوّع في جماعة لاَنّ ذلك بدعَة وكلُ بدعةٍ ضلاَلة وكل ضلالة في النار »

“No se realizan las oraciones meritorias en co­muni­dad puesto que ello es una bid‘ah, y toda bid‘ah es un extravío, y todo extravío está en el Fuego”.[11]

Haciendo un estudio del Salât At-Tarâwîh realizado en comu­nidad tal como es frecuente entre los sunnitas, queda en claro que hubo un iÿtihâd personal detrás de la legislación de ese asunto, al punto que se vieron obligados a llamar ello “bid‘ah hasanah” (in­novación buena).

Quien desee profundizar en el tema puede dirigirse a las siguientes fuentes:

Al-Qastalânî en Irshâd As-Sârî, t.3, p.226; ‘Umdat Al-Qârî, t.11, p.126; Ash-Shâtibî en Al-I‘tisâm, t.2, p.291.

El Jums

Los fuqahâ’ del Islam están de acuerdo en que las ga­nancias de la guerra se di­viden entre los combatientes a excepción del jums o quinto del botín, puesto que ello debe ser gastado en asuntos especiales que fueron mencionados en las pala­bras del Altísimo que rezan:

﴿ وَاعْلَمُوا أَنَّمَا غَنِمْتُم مِن شيءٍ فَأَنَّ للهِ خُمُسَهُ وللرَّسُولِ وَلذِي القُربى واليَتَامى وَالمَسَاكِينِ وَابنِ السَّبِيلِ ﴾

«Y sabed que de lo que obtengáis (mâ ganimtum), a Dios pertenece su quinto, y asimismo al Mensajero, a sus parientes, a los huérfa­nos, a los indigentes y al viajero (que se ha quedado sin recursos)».[12]

La única diferencia entre los fuqahâ’ shiítas y los demás estriba en que los últimos restrin­gen el jums a las ganancias obtenidas en la guerra, y no sostienen su obli­gatoriedad en otro caso fuera de ese (como ser lo que gana y ad­quiere una persona), y para ello argumentan mediante la misma aleya mencionada en la que se hace referencia a las ganancias (ganî­mah) de la guerra y el combate.

Pero ello no es correcto por dos motivos:

Primero: En idioma árabe el vocablo [غنيمة - ganîmah] significa “todo aquello que obtiene la per­sona”, y no se circunscribe a lo que consigue del enemigo du­rante la guerra y el combate.

Dice Ibn Mandzûr en su Lisân Al-‘Arab:

Al-Gunm es obtener algo sin penalidad”.[13]

Asimismo, el Sagrado Corán utiliza la misma expresión al refe­rirse a las mercedes del Paraíso, cuando dice:

﴿ فَعِنْدَ اللهِ مَغانِمُ كثيرَةٌ ﴾

«Y junto a Dios hay abun­dantes ganancias»[14]

Básicamente, el vocablo [غنيمة - ganîmah] se encuentra en opo­sición a [غرامة - garâmah] (sufrir una pérdida), de manera que cada vez que se juzga que una persona debe pagar una cantidad sin ob­tener un beneficio, tal can­tidad se llama garâmah, mientras que si gana algo y lo consigue es lla­mado ganîmah.

En base a esto, el vocablo ganîmah no se circunscribe al botín de guerra, y el hecho de que la aleya haya sido revelada respecto al botín de la batalla de Badr, no indica que ello fuera particular de las ganancias de la guerra, sino que la norma de separar un quinto de las ganancias conforma una ley general e inte­gral, y el tema de la aleya no res­tringe esa norma general.

Segundo: En algunas narra­cio­nes se menciona que el Noble Profeta (BP) prescribió el jums sobre cualquier tipo de ganancia. Es así que cuando se presentó ante él una comitiva del clan de ‘Abdul Qais y le dijeron: “Entre tú y no­sotros se encuentran los idó­latras, y nosotros no podemos venir a verte sino en los meses sagrados. Así pues, ordénanos una serie de asuntos por medio de los cuales ingresemos al Paraíso si actuamos en base a ellos, y exhortemos con los mismos a quie­nes se encuen­tran tras nuestro”.

Respondió (BP):

« آمُرُكم بأربع: وأنهاكُمْ بأربع: شهادة أن لا إلَه إلاّ الله وإقام الصّلاة وإيتاء الزكاة وتعطوا الخمس من المغنم ... »

“Os ordeno cuatro cosas y os prohíbo otras cuatro: Testimoniar que no hay divinidad más que Dios, realizar la oración, dar el zakât, y dar el quinto de lo ganado…”.[15]

El propósito de ganîmah en esta narración no es lo que se ob­tiene del combate, puesto que los de la comitiva de ‘Abdul Qais dijeron: “Entre tú y nosotros se encuentran los idólatras”, esto es, no podemos venir a verte en Me­dina puesto que se encuentran los idólatras en medio de nuestro camino. De esto se desprende que ellos se encontraban cercados por los incrédulos y los idólatras, y en tal caso no tenían la capacidad de combatirles como para obtener de ellos un botín y luego separar el jums del mismo.

Esto sumado al hecho de que las narraciones expuestas por Ahl-ul Bait (P) dejan en claro la obli­gatoriedad de pagar el jums de cualquier tipo de ganancia que la persona consiga, y esto ya no deja lugar a ningún tipo de duda y ambigüedad.[16]

Éstas fueron algunas nor­mas de jurisprudencia en las que la Shî‘ah ha adoptado una posi­ción en par­ticular.

Por supuesto, las diferen­cias entre los shiítas y los demás en lo concerniente a las ramas del Is­lam no se limitan a estos asun­tos. Por ejemplo existe diferencia en cuestiones como el jums, el testamento y la herencia, pero ade­más del hecho de que la Shî‘ah comparte con los demás las gene­ralidades de las normas de la sharî‘ah, un estudio del fiqh de forma comparada, especialmente considerando las opiniones argu­mentadas de la Familia de la Casa de la Profecía (P), puede dismi­nuir las diferencias entre sunnitas y shiítas a este respecto.[17]

El rol de la Shî‘ah en la edificación de la civilización islámica

La civilización islámica es producto de los esfuerzos continuos de la comunidad islámica desde que brotó el ben­dito mensaje muhammadiano. Así, los musulmanes con sus dife­rentes pueblos y bajo la sombra de la fe y la creencia fundieron sus personas en el crisol del Is­lam, emplearon todas sus fuerzas y facultades, y concentraron to­dos sus esfuerzos para servir al Islam y concretar sus objetivos y sublimes propósitos, y de esa ma­nera establecieron las bases de una civili­zación con la cual la humanidad sigue en deuda y aprovechándose de la misma.

La Shî‘ah desempeñó un rol destacado en la edificación de la estructura de la gran civilización islámica. Es suficiente hojear las páginas de los libros sobre cien­cias y civilización islámica para ver cómo brillan en los mismos los nombres de los sabios y pen­sadores shiítas.

En el ámbito de la literatura árabe es suficiente con saber que fue el Imam ‘Alî (P), el Comen­dador de los Creyentes, su primer fundador, y que fue su discípulo Abûl Aswad Ad-Du’alî quien continuó su tarea desarrollándola y redactándola. Luego de él llegó el turno de personalidades shiítas que continuaron con esos ingen­tes esfuerzos en la materia. Entre ellos tenemos a: Al-Mâzinî (fall. 248 HL), Ibn As-Sikkît (fall. 244 HL), Abû Is·hâq An-Nahwî (quien se contaba entre los com­pañeros del Imam Al-Kâdzim, con él sea la paz), Jalîl Ibn Ahmad Al-Farâhidî, autor del libro Al-‘Ain (fall. 170 HL), Ibn Duraîd, autor de Al-Ÿamharah (fall. 321 HL), As-Sâhib Ibn ‘Ubbâd, autor de Al-Muhît (fall. 386 HL), así como otros de entre miles de lite­ratos shiítas cada uno de los cua­les fue en su tiempo un polo de referen­cia en idioma, sintaxis gramatical (nahw), morfología (sarf) o poesía y ciencia de la prosodia (‘arûd).

En cuanto a la Ciencia del Tafsîr o Exégesis Coránica, después del Mensajero de Dios (BP) los principales referentes fueron el Imam Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî Ibn Abî Tâlib (P) y los Imames de Ahl-ul Bait (P). Luego de ellos tenemos a ‘Abdul·lah Ibn ‘Abbâs (fall. 68 HL) y otros de entre los discípulos de Ahl-ul Bait (P). A lo largo de catorce siglos, los sabios shiítas han elaborado cientos de libros de exégesis coránica que se diferencian en volumen, calidad y método. Al respecto hemos es­crito un detallado artículo sobre las obras shîitas en el ámbito del tafsîr a lo largo de la historia, que fue publicado en la introducción de la nueva impresión del Tafsîr At-Tibiân del Sheij At-Tûsî.

En la Ciencia del Hadîz ya hemos mencionado que los shiítas se adelantaron a los demás de entre las diferentes tendencias del Islam en lo relacionado a la com­pilación de la Tradición y su es­critura y estudio, mientras que ello era considerado prohibido en la época de los califas (a excep­ción del periodo del califato del Imam ‘Alî (P), quien tenía regis­trado los hadices).

Es posible señalar a este res­pecto a ‘Ubaidul·lah Ibn Abî Râfi‘, Rabî‘ah Ibn Samî‘ y ‘Alî Ibn Abî Râfi‘ de entre los compañeros del Imam ‘Alî (P), y luego de ellos a los compañeros y discípulos de los Imames As-Saÿÿâd, Al-Bâqir y As-Sâdiq (con ellos sea la paz).

El desarrollo de la Ciencia del Hadîz en épocas del Imam Ÿa‘far As-Sâdiq (P) alcanzó tal grado que Al-Hasan Ibn ‘Alî Al-Washâ’ dijo: “Vi en la mezquita de Kûfa nove­cientos narradores del Hadîz, cada uno de los cuales decía: “Me narró Ÿa‘far Ibn Muhammad, con él sea la paz…”.[18]

En lo referente al Fiqh o Juris­prudencia Islámica, egresa­ron de la escuela de Ahl-ul Bait (P) gran­des sabios y muÿtahidîn tales como: Abân Ibn Taglib (fall. 141 HL), Zurârah Ibn A‘ian (fall. 150 HL), Muhammad Ibn Muslim (fall. 210 HL) y cientos de otros grandes muÿtahidîn y sabios in­vestigadores como Sheij Al-Mufîd, el Seîied Al-Murtadâ, el Sheij At-Tûsî, Ibn Idrîs Al-Hil·lî, el Muhaqqiq Al-Hil·lî y el ‘Al·lâmah Al-Hil·lî, quienes deja­ron un inapreciable legado cien­tífico e ideológico.

Los esfuerzos de la Shî‘ah no se centralizaron sólo en estas cien­cias y sus servicios no se li­mitaron a estos temas, sino que realizaron servicios al Islam y al mundo en otras ciencias como la Historia, las expediciones del Profeta (BP), la ciencia de Riÿâl, la ciencia de Dirâiah, la poesía, la literatura y otras ramas del conocimiento que este breve escrito no puede abar­car.

Todo ello es en lo relacio­nado a las ciencias transmitidas, y se aventajaron a otros de entre las demás tendencias y grupos en el área de las ciencias intelectivas como el Kalâm y la Filosofía, puesto que la Shî‘ah le concede al intelecto un mayor rol y más im­portancia que el que le dan las demás tendencias islámicas.

De esta manera, ellos, inspi­rándose en los hadices del Imam Amîr Al-Mu’minîn y sus hijos inmaculados, se esforzaron más que otros en dilucidar y explicar las creencias islámicas, y es así que la Shî‘ah ofreció a la Ummah o comunidad islámica una gran generación de teólogos capaces y grandes filósofos. El Kalâm shiíta se cuenta entre las más ricas es­cuelas teológicas islámicas, la cual incluye -además de las pruebas del Libro Sagrado y la Tradición- fuertes pruebas del intelecto.

Uno de los fundamentos de la civilización islámica lo conforma el conocimiento del mundo de la naturaleza y sus leyes. De la es­cuela del Imam Ÿa‘far As-Sâdiq (P) egresaron famosas personali­dades como Ÿâbir Ibn Haîiân, que se destaca­ron en el ámbito de las Ciencias Naturales al punto que Ÿâbir es considerado en esta época como el padre de la quí­mica mo­derna.

En cuanto a la ciencia de la Geografía, Ahmad Ibn Ia‘qûb, conocido como Al-Ia‘qûbî (fall. alrededor del 290 HL) fue el primer sabio en geografía que reco­rrió las extensas regiones islámi­cas y compiló un libro llamado Al-Buldân (Los Países), y es uno de los sabios shiítas.

Estos grandes y multilate­rales esfuerzos que fueron realizados en vías del conocimiento y la cultura por los sabios shiítas, co­menzaron a partir del primer siglo de la hégira y continúan hasta hoy; y para esto ellos funda­ron hawzas o escuelas religiosas, uni­versidades y diferentes insti­tutos, los cuales siempre estuvie­ron al servicio de la humanidad, y la ci­vilización islámica y humana.

Lo que se mencionó aquí bre­vemente, no es más que una ligera alusión sobre el papel des­empe­ñado por la Shî‘ah en el ámbito de la ciencia y la civiliza­ción islá­mica. Para mayor información es necesario referirse a las fuentes relacionadas específica­mente al tema.[19]

La Unidad de los Musulmanes

La Shî‘ah no ve que las dife­rencias en las ramas o nor­mas de la ley sean un in­conveniente para que se esta­blezca la hermandad entre los musulmanes, y para unir las filas de los musulmanes frente al im­perialismo tiránico.

Asimismo, la Shî‘ah sostiene que realizar reuniones de diálogo aca­démico bajo un ambiente se­reno y afable, puede solucionar muchos de los problemas y dis­cre­pancias ideológicas y jurídicas (que a ve­ces impiden la unión y la armo­nía).

Básicamente, las diferencias de opinión y de método conforman un asunto natural en la humani­dad, y cerrar la puerta del diálogo y la discusión académica frente a los sabios, pensadores y juristas ocasiona la muerte del conoci­miento y la aniquilación del espí­ritu de investigación.

Así, los sabios shíitas ima­mitas en todas las épocas se esforzaron por dejar en claro las reali­dades planteando discusiones académi­cas y doctrinales, y en la práctica siempre vieron con beneplácito cualquier paso necesa­rio para unificar las filas de los musulma­nes y aunar sus corazo­nes contra los enemigos declara­dos del Is­lam.

Fuente: La Doctrina del Islam Shî‘ah A la Luz de las enseñanzas de Ahl-ul Bait; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

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[1] An-Nisâ’; 4: 24.

[2] El matrimonio temporal.

[3] La permisión de la intimidad matrimonial durante el lapso entre la peregrinación menor y la peregrinación mayor.

[4] Sharh At-Taÿrîd de Al-Qushÿî, tema del Imamato, p.464.

[5] Sahîh Al-Bujârî, t.6, p.37, sección del tafsîr, al referirse a la exégesis de la aleya 196 de la Sûra Al-Baqarah.

[6] Wasâ’il Ash-Shî‘ah, t.4, cap.15 de entre los capítulos sobre las cosas que cortan la oración, hadîz 7.

[7] Al-Baihaqî en As-Sunan, t.2, pp.72, 73, 101 y 102; Abû Dawûd en su As-Sunan, t.1, p.194, cap. “La apertura de la oración”, hadices 730 y 736; At-Tirmidhî en su As-Sunan, t.2, p.98, cap. “Los atributos de la oración”.

[8] Wasâ’il Ash-Shî‘ah, t.4, cap.1 de entre los capítulos sobre “Las acciones de la Oración”, hadîz 81.

[9] Fath Al-Bârî, t.2, p.224; Sunan Al-Baihaqî, t.2, p.28.

[10] As-Sadûq en Al-Jisâl, p.606.

[11] As-Sadûq en ‘Uiûn Ajbâr Ar-Ridâ, t.2, p.124.

[12] Al-Anfâl; 8: 41.

[13] Lisân Al-‘Arab, vocablo “ganam”. Se asemeja a este significado lo mencionado por Ibn Al-Azîr en su An-Nihâiah y Al-Fairûz Âbâdî en su Qamûs Al-Lugah.

[14] An-Nisâ’; 4: 94.

[15] Sahîh Al-Bujârî, t.2, p.250.

[16] Wasâ’il Ash-Shî‘ah, t.6, Libro del Jums, Capítulo Primero.

[17] Según los shiítas el testamento del testador es legalmente efectivo (hasta un tercio de los bienes), pero no es así para los sunnitas. El ‘aul (disminución proporcional cuando las partes determinadas por la sharî‘ah para los herederos sobrepasan el entero) y el ta‘sîb (distribución del sobrante entre los herederos del segundo nivel) en las normas de la herencia que realiza Ahl As-Sunnah son nulos para la Shî‘ah y su jurisprudencia y los casos de ‘aul se solucionan de otra manera mencionada en los libros de jurisprudencia.

[18] Riÿâl An-Naÿÿâshî, nº 79.

[19] Al-Fehrest de Ibn Nadîm; Riÿâl An-Naÿÿâshî, Al-Fehrest del Sheij At-Tûsî; Ta’sîs Ash-Shî‘ah li ‘Ulûm Al-Islâm; Adh-Dharî‘ah ilâ Tasânîf Ash-Shî‘ah; A‘iân Ash-Shî‘ah; el tomo sexto de Buhûz fi-l Milal wan Nihal, y otros libros.

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