Aprendiendo a leer y escribir en los niños, según las enseñanzas islámicas
Lic. Fátima Anaisy San José
En el presente trabajo se reflejarán algunos procedimientos para la adquisición de la lectura y escritura por los niños, teniendo como base lo legado por el Profeta (BPD) y su bendita descendencia, ya que con su sabiduría han sabido guiar al pueblo en la búsqueda del conocimiento auténtico.
El lenguaje escrito no es más que la reproducción a partir de signos (grafemas), que el hombre ha identificado de manera independiente, del lenguaje oral. Su importancia está dada por la significación histórica de la aparición de la escritura como un medio para trasmitir conocimientos. Como todo proceso de comunicación lleva consigo la interpretación y comprensión de lo que se percibe escrito.
La adquisición del aprendizaje de leer y escribir es un proceso de gran valor para la mente y el espíritu del niño. Se siente grande cuando pasa de la actividad lúdica al aprendizaje y a la obtención de nuevos conocimientos que le ayudarán posteriormente en su vida.
“Aparta tu alma de la presencia del mal con la presencia del conocimiento. Emplea la presencia del conocimiento con la pureza de la acción. Guarda la pureza de la acción de la gran negligencia con la intensa vigilancia. Gánate la intensa vigilancia con la seguridad del temor (a Dios). Cuídate de la irreflexión del deseo vano con la guía del intelecto. Y detente ante la victoria de las apetencias con la orientación del conocimiento”.
Del Imam Baqir (P)
A pesar de que comienza una nueva etapa en el proceso de enseñanza no hay que olvidar que todavía priman en el menor, la adquisición de los conocimientos a partir de las acciones lúdicas, por lo que es importante combinar las dos esferas.
El proceso de enseñanza – aprendizaje de la lectura y escritura se vuelve más sencillo para el niño cuando el docente es capaz de integrar lo nuevo con lo que el niño conoce, de tal forma de que aprender sea un proceso armónico y no lo vea como algo predestinado por el adulto.
En este proceso podemos identificar diferentes fases, estas son:
- Reconocimiento de la palabra como la principal vía del lenguaje y que de la unión de varias se forman las frases.
- Reconocimiento de que las palabras están compuestas por fonemas (sonido) intercalados entre sí (lenguaje oral).
- Reconocimiento de palabras largas, cortas y sus sílabas.
- Reconocimiento de los fonemas en las palabras: ej. La palabra mar está compuesta por tres fonemas.
- Asociación del reconocimiento de palabra, sílaba, fonema a partir de gráficos sencillos.
- Reconocimiento de que fonema le corresponde un grafema (símbolo gráfico o signo) en el lenguaje escrito.
- Asociación de cada fonema a su grafema, tanto en la faceta de lectura como en el de escritura, su interrelación para formar palabras.
- Lectura y escritura de palabras sencillas, asociación con su significado.
- Lectura y escritura de frases y oraciones.
- Lectura y escritura de párrafos sencillos compuestos por dos o tres oraciones interrelacionadas, de un tema específico y conocido por el niño, para llegar a su comprensión.
A pesar de que podemos distinguir independientemente cada fase, el docente no puede olvidar la interrelación entre ellas, que hace que la adquisición del conocimiento sea un proceso continuo.
A partir de la sexta fase es importante incorporar a la adquisición de los nuevos conocimientos con lo que el escolar ya conoce. Por eso es recomendable asociar esta relación fonema – grafema con sonidos semejantes del mundo, que sean sencillos y asequibles para el niño. La presentación de cada uno a través de rimas, canciones, adivinanzas, cuentos y juegos hace que el proceso sea motivador para el escolar, toda vez que espera aprender de una manera didáctica y recreativa.
“A quien actúa de acuerdo a lo que sabe, Dios le legará el conocimiento de lo que no sabe.”
Del Mensajero de Dios (BPD)
Si bien estas fases del proceso de enseñanza de la lectura y escritura se asemejan en las dos facetas, el docente debe conocer cómo llevarlo a la par y a su vez por separado, ya que en ellos intervienen distintos factores. En los dos se parte del sonido (fonema) y este debe identificarse con un grafema, pero aquí media lo disímil, los grafemas para la escritura tienen características similares a los grafemas de la lectura, para que el niño los pueda identificar como un solo sonido, pero a su vez estos son distintos y en su adquisición interactúa como un factor primordial la motricidad fina que el niño ha venido desarrollando desde años anteriores.
La escritura depende en su esencia de la motricidad fina del escolar, pues el niño ha de ser capaz de trasladar al papel rasgos a los que el hombre le ha dado un significado en su conjunto. La misma se ha venido desarrollando a través de actividades como dibujar, colorear, modelar con plastilina o macilla.
Ahora bien a partir de que el niño logra la identificación fonema – grafema – palabra y lo escribe, este adquiere un significado que a su vez puede leer y llegar a comprender, interrelacionándose nuevamente ambas facetas (escritura/lectura). También puede verse el proceso de forma inversa, desde el fonema el niño identifica los grafemas de la lectura, que se integran en una palabra, la cual se puede escribir, lo que se ha identificado como transcripción. Como puedes observar las dos facetas (leer y escribir) se hayan tan interrelacionadas entre sí, que no es recomendable su enseñanza por separado, sino como un proceso global, teniendo en cuenta, eso sí, las esencias de cada una.
Leer es descifrar un mensaje, comprender lo que está escondido tras unos signos exteriores, es desentrañar y descubrir. Es un acto de pensamiento que implica la interpretación y construcción del sentido de la lectura. Escribir es la representación gráfica, por medio de signos trazados o grabados sobre un soporte. En tal sentido, la escritura es un modo gráfico típicamente humano de transmitir información.
“Escribe y disemina tu ciencia entre tus hermanos, dejando tus libros como herencia para tus hijos después de tu muerte. Sin duda que llegará para los hombres un tiempo confuso, en el cual no intimarán más que con sus libros”.
Del Imam Sadiq (P)
Si la enseñanza a su vez se realiza por el docente de una manera diferente en cada clase, a partir de actividades motivadoras, no hace que el proceso de aprendizaje caiga en la monotonía de trasmisión del conocimiento maestro – alumno. El escolar se siente motivado para continuar aprendiendo.
Varias son las actividades que el profesor puede mezclar con los juegos para que el niño adquiera los conocimientos que lo lleven a leer y escribir, entre ellas podemos citar:
- La relación palabra/figura, donde el niño le otorga por primera vez un significado a cada palabra que lee.
- La descripción de láminas de forma oral, se debe destacar que el niño exprese oralmente lo que observa a través de oraciones. Conjuntamente si el maestro muestra de forma escrita las oraciones formadas por los alumnos, estos ven la relación lámina – oración – significado.
- El dictado primero de palabras y después ir profundizándolo con el dictado de oraciones. Donde se enfatiza cada vez más la relación fonema – grafemas, se va adiestrando al niño en la escritura correcta de las palabras.
- Transcripción de palabras y oraciones, a partir de un tarjetero elaborado por el maestro.
- Pasar de la lectura en voz alta y escritura de palabras a las oraciones y de ellas a los párrafos sencillos, para ir complejizando el proceso de enseñanza.
Con estas actividades el niño va aprendiendo a su vez a entender y comprender lo que lee y escribe.
Es conveniente que en la adquisición de los conocimientos exista un vínculo con el sentimiento y los sentidos, a fin de que se le facilite la captación con su intelecto y la creencia con su corazón. De esta manera se mezcla lo que comprende y entiende con aquello que siente y ama, alejándose del entendimiento árido y la comprensión superficial.
“Enseñen a los pequeños aquello que Dios hizo beneficioso para ellos, cuidándolos de lo que los extravíe”.
Del Imam Alí (P)
(ver la continuación en archivo pdf)
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