La relación del Corán con la ciencia moderna

Ayatola Muytaba Musawi Lari

El Corán merece ser evaluado desde diferentes puntos de vista. Un punto a ser examinado es su belleza verbal y artística, así como su estilo que no es ni poesía ni prosa. No tiene las características de la poesía, de la que puede pensarse que por el libre vuelo de la imaginación se entrega a exageraciones; e igualmente no semeja a la prosa convencional, porque está imbuido de un ritmo y melodía especial por medio del cual ejerce una atracción espiritual poderosa y única sobre todos los que se acercan a él. También el contenido intelectual y científico del Corán incita al examen.

Es cierto que no es el objetivo del Noble Corán descubrir y exponer fenómenos científicos, ni establecer las leyes específicas que rigen todo el acontecer en el mundo, ni tampoco explicar las propiedades o modus operandi de la naturaleza. No debemos esperar del Corán que discuta de una manera organizada, las distintas ramas de la ciencia y que analice los tópicos vinculados a cada una de ellas, o que resuelva los problemas que se planteen en los distintos campos bajo estudio. La capacidad para experimentar y conducir la investigación científica es algo que se hizo inherente a la naturaleza humana, y él puede adquirir así los conocimientos y las artes que necesita en su vida por medio de su pensamiento y reflexión. El hombre realiza valiosos progresos en su incesante esfuerzo por obtener el control de las fuerzas de la naturaleza. Tales temas no le conciernen a un libro dedicado a la edificación moral.

El objetivo del Sagrado Corán es educar al ser humano haciéndolo consciente de sus deberes; fortalece y acelera su ascenso espiritual, junto con todas sus cualidades, hacia la categoría sublime y la dignidad que el hombre se merece. Para hacer surgir un ser de tales características es preciso primero provocar una reforma amplia y substancial del ser humano, lo que implica cambios tales como el rechazo de criterios y valores falsos que provienen de la Era de la Ignorancia, y la creación y el fomento de un Espíritu creativo y energético dentro de sí. Podría decirse entonces que el Corán funde el Espíritu de los seres humanos y lo vuelca en un nuevo molde donde adquieren una forma diferente, más rica y valiosa. Aunque puede decirse que éste es el objetivo principal del Corán, él convoca insistentemente a los seres humanos, al mismo tiempo, a reflexionar, ponderar y adquirir una visión realista del mundo; lo guía por el camino de la reflexión, la enseñanza y la educación.

En los primeros versículos que se revelaron del Sagrado Corán (cfr.96:1 a 5)  encontramos el elogio y el ennoblecimiento del cálamo (o pluma de caña, instrumento antiguo de la escritura), de la adquisición de conocimiento y del estudio de la naturaleza como una de las principales fuentes de conocimiento; una profunda comprensión de la naturaleza puede conducir a las fronteras del reino sobrenatural. A través de la inspiración suministrada por el Corán y como resultado del movimiento intelectual lanzado por el Islam, un pueblo vital y activo floreció alcanzando la madurez, dotado de manera única con el conocimiento y la virtud. El punto de vista del Islam sobre la ciencia constituye un desarrollo crucial en el conocimiento que preparó el camino para futuros avances. Iqbal, el famoso pensador indo-musulmán, dijo: «El nacimiento del Islam, como espero tener la posibilidad de probar enseguida a vuestra satisfacción, representa al nacimiento del intelecto inductivo. La constante apelación a la razón y la experiencia en el Sagrado Corán, y el énfasis que él pone en la naturaleza y la historia como fuentes del conocimiento humano, son todos diferentes aspectos de la misma idea con una sola finalidad».

«La experiencia subjetiva, interna, es sólo una fuente del conocimiento humano. De acuerdo con el Corán, hay otras dos fuentes de conocimiento: la naturaleza y la historia; y es tomando de estas dos fuentes de conocimiento que el Espíritu del Islam se percibe como el mejor». Todas las formas de esfuerzo científico están necesariamente sustentadas en el intelecto y para el desarrollo del ser humano, y se asientan en la libertad de pensamiento de todo tipo de cadenas. Los principales progresos y desarrollos en las ciencias naturales son todas debidas a estas premisas. El ser humano contemporáneo es heredero del conocimiento y las investigaciones de millones de pensadores y sabios que le precedieron y que sentaron las bases de distintas disciplinas científicas, logrando acceder a algunos de los misterios de la creación recurriendo a su originalidad intelectual, creatividad y denodados esfuerzos. En la época en que el Corán fue revelado -época conocida como Era de la Ignorancia-, el pensamiento creativo e innovador, marcado por el amplio Espíritu de la ciencia, aún no existía, y nadie era capaz de discernir los misterios del vasto y desconocido universo. Cuando expone los misterios de la creación, el Corán es claro y explícito toda vez que son deseables la claridad y la explicitud. En los casos en que la percepción de complejas verdades resultaba difícil para la gente de la época, el Corán se contenta con hacer alusiones, para que así con el curso del tiempo y cuando se desarrolle el intelecto y el conocimiento de los seres humanos y los misterios de la naturaleza resulten más claros, estos asuntos se vuelvan más fácilmente comprensibles.

En la exposición de los contenidos del Corán, los estudiosos musulmanes han expresado continuamente distintas opiniones, como resultado tanto de sus propias investigaciones y reflexiones como de la vasta riqueza espiritual en él guardada. Y dada su riqueza espiritual, es inconcebible que una tal fuente infinita de verdades pudiera haber sido producida por el talento y el genio intelectual del ser humano. Hemos dicho que el Corán se refiere alusivamente a las verdades científicas, casi como una materia secundaria que sirve como algo preliminar para la obtención del mayor y más glorioso objetivo. No podemos, por consiguiente, considerarlo como una obra técnica de especialización que discute los asuntos sólo desde el punto de vista científico. El Corán hace referencia a ciertos aspectos de la vida del ser humano, de la tierra, los cielos y las plantas, pero sería totalmente erróneo imaginar que procede así con la intención de elucidar cuestiones de las ciencias naturales o resolver puntos dudosos con ellas conectadas.

El propósito del Corán es más bien exponer verdades que son relevantes para la vida espiritual del hombre y la exaltación de su ser y que lo conducen a lograr una vida de plena felicidad. Más aún, cuando expone verdades científicas que podrían ser encubiertas bajo una diferente terminología en cada época, el Corán no hace uso de términos técnicos. Porque aunque las verdades científicas y las leyes que gobiernan los fenómenos son estables e inmutables, y aunque siempre han existido y siempre existirán, es posible que la terminología científica puede cambiar de una época a otra y aparecer después de una forma totalmente diferente que la que antes tenía. Las discusiones en el Corán referidas al mundo creado se refieren a una serie de verdades y  principios que no están situados en el reino sensible. El ser humano sólo puede captar estos asuntos recurriendo a instrumentos científicos especiales. El Dr. Bucaille, científico francés, escribe lo que sigue: «Un hecho crucial es que el Corán, mientras nos invita a cultivar la ciencia, contiene a su vez muchas observaciones de fenómenos naturales e incluye explicaciones que están en un todo de acuerdo con los modernos datos científicos.

No existe nada similar a esto en la revelación judeo-cristiana». «Estas consideraciones científicas, que son muy específicas en el Corán, realmente me sorprendieron mucho al principio. Hasta entonces yo no había creído que fuese posible encontrar tantas afirmaciones en un texto compilado hace más de trece siglos atrás, refiriéndose a temas extremadamente diversos y todos ellos perfectamente de acuerdo con el moderno conocimiento científico... Un prolijo conocimiento lingüístico no es por sí mismo suficiente para comprender estos versículos del Corán. Lo que se necesita junto con esto es un conocimiento altamente diversificado de la ciencia. Un conocimiento tal abarcaría actualmente muchas disciplinas y sería en cierto sentido enciclopédico. Como las cuestiones planteadas son además discutidas, resulta claro qué variedad de conocimiento científico que es esencial para la comprensión de ciertos versículos del Sagrado Corán». 

«El Corán no se propone, sin embargo, explicar las leyes que gobiernan el universo; posee en cambio un objetivo básico absolutamente religioso. Las descripciones de la Omnipotencia Divina son lo que principalmente incita al ser humano a reflexionar en las obras de la creación. Estas son acompañadas por referencias a hechos accesibles a la observación humana o a leyes definidas por Dios, Quien gobierna la organización del universo tanto como las ciencias de la naturaleza ». «La hipótesis propuesta por aquellos que ven a Muhammad como el autor del Corán es completamente insostenible. ¿Cómo pudo un hombre, siendo iletrado, convertirse en el más importante autor, en términos de mérito literario, de toda la literatura árabe? ¿Cómo pudo además enunciar verdades de índole científica que ningún otro ser humano podría haber desarrollado en esa época, y todo esto sin cometer el más mínimo error en sus pronunciamientos sobre el tema?» «Las ideas contenidas en este estudio están desarrolladas desde un punto de vista puramente científico y conducen a la conclusión de que es inconcebible que un ser humano que vivía en el siglo VII d.C. haya hecho afirmaciones en el Corán sobre tal variedad de temas que no pertenecen a ese período y que sí están de acuerdo con lo que sería conocido sólo siglos más tarde. Para mí, no puede haber una explicación humana para el Corán». Examinemos brevemente unos pocos ejemplos de este tipo de tópicos.

1. La más famosa teoría respecto del origen del sistema solar es la hipótesis de Laplace, algunas de cuyas opiniones fueron más tarde refutadas por otros científicos después de mayores investigaciones. Aunque hay otras opiniones respecto a los factores que causaron el surgimiento del sistema solar, todos los círculos científicos en el mundo coinciden hoy en que los planetas formaban parte originalmente de una enorme masa de gas de helio: es decir, primero los cielos y la tierra no se distinguían, estaban unidos como una única entidad y luego se separaron y diferenciaron. Siglos atrás, el Corán alude a esta teoría científica:

«Luego se dirigió Dios (para crear) al cielo y éste era humo (sustancia gaseosa) » (41:11). «¿Es que no han visto los impíos que los cielos y la tierra formaban un todo homogéneo y que luego los separamos y que creamos a todo ser vivo del agua? ¿Es que no creerán?» (21:30).

El famoso científico Gamof dice: «Como sabemos, el sol surgió de una acumulación de gases y luego emitió una serie de gases que, al separarse de él, formaron luego los planetas. ¿Cómo surgió esta masa de materia planetaria y qué fuerzas estuvieron involucradas en su origen? ¿Quién reunió los materiales necesarios para su formación?» Las palabras usadas por el Sagrado Corán en los versículos antes citados, atribuyendo el origen de los cielos al humo (gas), indica la profundidad con que este Libro revelado trata el asunto. Todos los científicos son de la opinión de que el helio (de esa masa gaseosa original) era un gas mezclado con elementos ferrosos y la palabra humo/gas puede ser tomada como incluyendo ambas sustancias, gas y hierro. La palabra humo es en consecuencia la expresión más científica que podía ser empleada en ese contexto.

Así el Corán desvela uno de los grandes misterios de la naturaleza: la separación de los planetas de un objeto masivo y luego su separación uno del otro. Puesto que en la época de la revelación del Corán, el nivel general del conocimiento y de la ciencia eran extremadamente bajos, ¿no constituye esto una prueba del origen divino del Corán? La exposición de estos asuntos por el Corán, de una manera que coincide con los más recientes descubrimientos hechos por los astrónomos ¿no prueba acaso que la voz que nos habla desde el Corán pertenece a Quien está familiarizado con todos los misterios y verdades de la existencia?

2. Uno de los más sutiles problemas de la ciencia moderna se refiere a la expansión del universo, es decir a su tendencia a extender constantemente sus límites. Esto era algo completamente desconocido para el ser humano hasta el presente siglo. Este misterio es sin embargo mencionado por el Corán en los siguientes términos, que nuevamente dan testimonio de la extraordinaria profundidad con que trata estos temas. «Creamos los cielos con Nuestro Poder y Fuerza y ciertamente los expandimos constantemente » (521:47).

Este versículo habla en términos categóricos de la expansión del universo, sus constelaciones y galaxias, aunque no ha pasado más de un siglo desde que se descubriera este hecho. El renombrado científico Baresht dice lo siguiente: «Los astrónomos se percataron gradualmente de que ciertos movimientos regulares se producían en las galaxias más distantes accesibles a sus telescopios. Estas distantes galaxias parecían alejarse del sistema solar y entre sí». «El vuelo regular de estas galaxias, la más cercana de las cuales está a quinientos millones de años luz de nosotros, es completamente diferente del plácido movimiento ejercido por los cuerpos cercanos a nosotros. Esos distantes movimientos podían tener un efecto sobre la curvatura del universo. El universo no está, entonces, en un estado de inmovilidad y equilibrio; es más bien como una burbuja de jabón o un globo en constante expansión».

El Glorioso Corán dirige la atención de la gente hacia el esplendor inherente en el orden del universo y en la complejidad de su creación, y les recuerda que los signos y señales de la obra de Creador son tan numerosos en el universo que si el hombre reflexionara bien en ellos llegaría inevitablemente a creer en el eterno Poder de Dios, el origen del ser, y entonces se inclinaría humildemente ante Su Magnificencia. «Ciertamente en la creación de los cielos y de la tierra, y en la alternancia de la noche y el día, hay signos para los dotados de entendimiento; aquellos que recuerdan a Dios parados, sentados y acostados, y reflexionan profundamente en la creación de los cielos y de la tierra diciendo: «¡Señor nuestro! No has creado todo esto en vano. ¡Glorificado seas, y líbranos del castigo del Infierno!» (3:190-191).

 

Extraído del libro: «Los Fundamentos de la Doctrina Islámica» - Libro II

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