Los esclavos que se convirtieron en grandes personalidades del Islam (VII) - Qambar y Sa‘îd
Al·lâmah Saîied Said Ajtar Rizvî
Traducido del inglés por: Javier (Abdul Karim) Orobio
Qambar
El nombre de Qambar se ha mencionado muchas veces en las narraciones islámicas y lo han inmortalizado en fragmentos de poseía dedicadas al Imam ‘Alî (a.s.):
Cuando veía algo ilícito,
Encendía una vela y llamaba a Qambar.
Alguien le pregunto a Qambar quién era su amo, y Qambar describió las virtudes del Imam ‘Alî de una manera tan clara y sorprendente que ha sido registrado en las narraciones. Ya he mencionado con cuánto amor trataba el Imam ‘Alî a Qambar. Después de la muerte del Imam ‘Alî (a.s.), Qambar solía narrar que en muy pocas ocasiones tuvo que realizar alguna tarea para el Imam ‘Alî porque éste mismo realizaba todas sus ocupaciones; solía lavar sus propias ropas, también las remendaba, retiraba agua del pozo para su uso diario, les proporcionaba buen alimento y ropas decentes en tanto que el vestía y comía como el hombre más pobre. Se dirigía hacia ellos diciéndoles: “¡Ve en paz hijo…!”
Qambar solía contar que solamente una vez el Imam ‘Alî (a.s.) se había enojado con él. Qambar dijo: “Esto fue cuando le mostré el dinero que había acumulado. Era de mi ganancia y de algunos obsequios que había recibido de parte de los miembros de su familia. Había reunido cien dirhams. Cuando se los enseñé se enojó y lo que más me entristeció fue que se tornó afligido. Qambar le preguntó por qué estaba triste. Dijo: “¡Qambar! si no necesitas este dinero ¿acaso no hay gente a tu alrededor que sí lo necesite? Algunos de ellos pueden estar padeciendo hambre, otros pueden estar enfermos. ¿No pudiste haberlos ayudado? Nunca pensé que podrías ser tan insensible, y que amaras tanto al dinero. ¡Qambar!, temo que no quieras adquirir más del Islam; esfuérzate con seriedad y sinceridad. Saca esas monedas de mi casa”. Inmediatamente las repartí entre los pobres y necesitados”.
Podemos decir que Qambar había sido liberado hacia mucho tiempo por el Imam ‘Alî pero aún permanecía a su lado.
Haÿÿâÿ ibn Iûsuf az-Zaqafî, gobernador designado por ‘Abdul Mâlik ibn Marwân en Irak, era un tirano el cual se jactaba de que lo que más le gustaba era derramar la sangre de otros. Su nombre se había hecho proverbial en cuanto a tiranía se trata. Asesinó a 120.000 personas cuyo único crimen fue profesar amor y fidelidad a ‘Alî (a.s.) y a
Una vez Haÿÿâÿ preguntó: “¿Hay alguien que quede de entre los seguidores de Abû Turâb (‘Alî) para darle el honor de matarlo?”. Le informaron que estaba Qambar, el esclavo de ‘Alî.
Siendo Qambar un anciano, fue capturado y llevado ante su presencia. Luego tuvo lugar la siguiente conversación entre los dos:
- Haÿÿâÿ: ¿Eres el esclavo de ‘Alî?
- Qambar: Al·lâh es mi Amo y ‘Alî es mi benefactor.
- Haÿÿâÿ: ¿Cuál era tu oficio al servicio de ‘Alî?
- Qambar: Solía traerle agua para la ablución.
- Haÿÿâÿ: ¿Qué decía ‘Alî después de terminar la ablución?
- Qambar: Solía recitar esta aleya: «Y cuando hubieron olvidado lo que se les había recordado, les abrimos las puertas de todo. Cuando hubieron disfrutado de lo que se les había concedido, Nos apoderamos de ellos de repente y fueron presa de la desesperación.» (6: 44)
- Haÿÿâÿ: Supongo que se refería a nosotros cuando recitaba este versículo.
- Qambar: Sí.
- Haÿÿâÿ: Es mejor que abandones la religión de ‘Alî.
- Qambar: Antes de abandonarla dime cuál religión es mejor que la de ‘Alî.
- Haÿÿâÿ: ¿Qué harás si decido cortar tu cabeza?
- Qambar: Será buena suerte para mí y mala suerte para ti.
En otra narración, esta última pregunta se registra de una manera diferente:
- Haÿÿâÿ: ¡Voy a matarte, escoge como quieres ser asesinado!
- Qambar: Tú decides. Mátame como quieras, porque yo te mataré de la misma forma el Día del Juicio Final. Ya mi señor me había informado que tú me decapitarías.
Haÿÿâÿ ordenó que fuera decapitado. Qambar fue martirizado por perseverar en su fe y amor al Imam ‘Alî (a.s.). Hoy su tumba se encuentra en Bagdad y es lugar de visita para miles de peregrinos.[1]
Sa‘îd
Otro esclavo del Imam ‘Alî, dice que una vez, en un día muy caluroso, ‘Alî se encontraba ocupado escribiendo unas cartas. Quería enviar a Sa‘îd a llamar a uno de sus subordinados. Lo llamó una vez, dos y tres veces, y cada vez, intencionalmente Sa‘îd se quedaba en silencio y no contestaba. Imam ‘Alî se puso de pie y vio que Sa‘îd estaba sentado no muy lejos. Le preguntó por qué no respondía a su llamado. Sa‘îd contestó: “¡Señor! Quería saber cuándo y cómo te enojas”. El Imam ‘Alî (a.s.) sonrió ligeramente y le dijo que no podría hacerlo caer en el enojo con esos trucos infantiles. El Imam lo liberó, pero lo siguió apoyando hasta su muerte.
Fuente: La Esclavitud Desde las Perspectivas Islámica y Occidental; Editorial Elhame Shargh
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[1] Al-Kashshî, Riÿâl, como lo cita Qummî, op. cit., vol. 1, p. 153.