La cuestión del número de Profetas, así como quiénes fueron estos se encuentran entre las cuestiones que muchas veces no son creídas, más aún por personas que no son creyentes firmes en el poder de Dios, sumándose a ello la limitada capacidad que tiene el ser humano. En ese sentido, para que algo pueda ser creído muchas veces necesita ser validado y argumentado de tal forma que borre sus dudas.
Amir Al- Mu´minín (Príncipe de los creyentes) Alí Ibn Abi Talib (P), es un patrimonio que pertenece a todos los musulmanes; “El comandante de los creyentes, de los fieles” por ser el primero de los Imames de los creyentes, de los gobernantes (wulat) de los musulmanes y de los sucesores designados por Dios en el islam, después del Profeta (BPUH), el sello de los Profetas.
Precisamente encontrándonos en el mes de Sha´ban, el octavo mes del calendario islámico lunar, un mes que se considera uno de los meses más honrados y respetados del año; ya que se conoce como el mes del Profeta Muhammad (PBD), él ayunaba todo este mes uniendo este ayuno con el del mes de Ramadán, y en el que solía decir: “Sha’ban es mi mes y quien ayune un día de mi mes tendrá el Paraíso por recompensa”.
La manifestación de un hombre de la familia del Mensaje, con el propósito de establecer un gobierno de justicia mundial en el futuro de la historia de la humanidad -ello cuando el mundo se encuentre colmado de injusticia e iniquidad-, conforma una de las creencias categóricas de todos los musulmanes, y la generalidad de los mismos está de acuerdo al respecto, y así también hay hadices que fueron transmitidos con relación a ello que alcanzan el grado de tawâtur.
“! Por Dios!, si me ofrecieran los siete continentes con todo lo que contienen como remuneración o soborno para que prive a una hormiga de la cáscara del grano de cebada que lleva, nunca lo haría” Nahj al-Balaghah, Discurso 224.
El primer y más valioso logro de esta victoriosa revolución es la entrada de la espiritualidad en la vida del pueblo, o en otras palabras “Espiritualizar la vida” del pueblo como lo señaló Michel Foucault al manifestar que la Revolución Islámica de Irán se basa en la religión, la espiritualidad y la voluntad divina en la política que desafió la esencia del pensamiento occidental moderno, el secularismo y el humanismo.
La lucha y la resistencia del General Suleimani no solo eran física, iba más allá pues obedecían a una raigambre espiritual la cual era la esencia de su valor, pues no le temía a nada ni nadie fuera de Dios y como su siervo acataba los mandatos establecidos, por ejemplo cuando Dios decía: “¿Por qué no queréis combatir por Alá y por los oprimidos -hombres, mujeres y niños-, que dicen: «¡Señor! ¡Sácanos de esta ciudad, de impíos habitantes! ¡Danos un amigo designado por Ti! ¡Danos un auxiliar designado por Ti!»?” (Corán: 4:75).
Fátima Zahra (p) es un modelo para la humanidad, es la hija del Profeta del Islam, la madre del Imam Hussein, el Imam Hassan y Zainab (la paz sea con ellos); es la esposa del Imam Ali (P) el gran monoteísta luchador contra el ego y los enemigos de Dios, la conducta de Fátima y sus palabras nos guían hacia el camino recto y la felicidad; pues ella dijo: “Dios ha puesto la fe para la purificación de vosotros frente a la asociación y la idolatría, la oración para que sean humildes y libres de la arrogancia, el Azaque (Jums) para la purificación del alma, el ayuno para el fortalecimiento de la sinceridad y la peregrinación para consolidar los cimientos de la fe”.
En este día de Solidaridad con el pueblo de Palestina, no se debe cesar en las denuncias, de los atropellos, de los vejámenes hacia este pueblo, ni tampoco a su reconocimiento legítimo como Estado; pues como lo señalan varios analistas Israel no es más que un ocupante extranjero que está impidiendo al pueblo palestino el ejercer su derecho a la libre autodeterminación.
Los albores de la Revolución Islámica de Irán antes del 11 de febrero de 1979, ya eran permeados entre todos sus partidarios mediante mensajes y discursos espirituales, este movimiento fue pacífico desde sus inicios; pues en ningún momento se levantaron armas, todo lo contrario el régimen monárquico fue quien en varias escaladas asesinó a los revolucionarios, encarcelándolos o desterrándolos al exilio, siendo este último uno de los instrumentos del Sha de Irán Reza Pahlavi para soslayar a Ruhollah Jomeini , primero a Turquía, Irak y finalmente Francia.