La totalidad de los musulmanes cree en la Justicia de Dios, Glorificado Sea, y la Justicia forma parte de los Atributos de perfección. La base de esta creencia estriba en que el Corán niega para Dios cualquier forma de opresión y se refiere a Él como “Establecedor de la equidad”. Es así que dice: «Ciertamente que Dios no oprime ni en la medida de un átomo». También dice: «Ciertamente que Dios no oprime a la gente en absoluto». Asimismo dice: «Dios, los ángeles y los dotados de sabiduría testimonian que no hay divinidad más que Él, y que es Establecedor de la equidad».Además de las aleyas mencionadas, el intelecto dictamina claramente la Justicia Divina, puesto que la Justicia es un Atributo de perfección, y la opresión es un atributo que implica defecto. El intelecto juzga que Dios reúne la totalidad de los Atributos de perfección, y que está exento de cualquier falta o defecto tanto en lo que hace a Su esencia como a Sus actos.
Durante el mes de Dhul Hiyyah de ese mismo año llegaron a Medina dos emisarios provenientes de Iamama y entregaron al Profeta una carta escrita por un tal Musailama, quien posteriormente sería conocido como “el mentiroso”. Un discípulo del Profeta (B. P.) le dio lectura. La misma refería que una persona llamada Musailama creía que era Profeta y que compartía el título con Muhammad. En la misiva le pedía que le indicara la forma de ejercer su participación. La redacción de la carta demostraba que él intentaba imitar al Corán, pero la falsedad de esa imitación era tan evidente que desvalorizaba su mensaje, al punto que una carta común sonaba mejor.Este artículo da continuidad al análisis histórico sobre la vida del Profeta.
No hay duda alguna de que la religión islámica es universal, la culminación de las tradiciones religiosas y que, mientras el Enviado de Dios estuviera con vida, él asumía el liderazgo de la comunidad. Tras su fallecimiento ese liderazgo debía recaer en el más merecedor de entre los integrantes de la comunidad. Respecto a este tema existen dos tendencias: La escuela shi‘ita creeque ese liderazgo proviene de la designación divina (tansis), mientras que la escuela sunnita creeque es consecuencia de una elección comunitaria (Intijab), y ambas escuelas proporcionan diferentes argumentos para sostener sus opiniones que pueden encontrarse en los libros de derecho islámico. Pero lo que aquí deseamos es plantear un análisis de las condiciones imperantes en la época del Mensaje, lo cual puede corroborar una de las opiniones.
...Los planes que la jerarquía idólatra de la Meca había urdido se pusieron en práctica uno tras otro sin éxito. Durante un tiempo se entregaron entonces a propagar calumnias sobre el Profeta pero tampoco por esta vía obtuvieron resultados. Se afirmaba más Muhammad en su misión y la influencia del Islam se extendía lenta pero seguramente. Los líderes quraishitas decidieron entonces prohibir bajo severas penas la audición del Corán, y para hacer cumplir su disposición pusieron espías en toda la Meca. La tarea de éstos consistía en impedir cualquier tipo de contacto entre los peregrinos y los comerciantes con Muhammad (B.P.).
“¡Querido Ibrahim! Por nuestra parte, no hay nada que podamos hacer ni la Voluntad divina ni el destino retrocederán. Los ojos de tu padre están llorosos por tu muerte y su corazon se ha entristecido. Pero jamás pronunciará una palabra que provoque la cólera divina. Y si no fuera por la segura y veraz promesa de Dios de que nosotros también te seguiremos, mi llanto y mi tristeza por tener que separarme de tí serían aún mayores”. Estas fueron las palabras que pronunció el santo Profeta (B.P.) a raíz del dolor causado por la muerte de su hijo Ibrahim, al tiempo que el alma del niño se desprendía de su cuerpo, y mientras lo abrazaba cariñoso posando sus labios en el rostro del pequeño. Con semblante acongojado y el alma dolorida, pero satisfecho siempre con la Voluntad divina, Muhammad se despidió de su hijo.
Una pregunta del ayatolá Sobhani a los salafíes es sobre la familia de profeta, a saber, si ellos consideran que el criterio para los ciudadanos tiene que basarse en  las pautas de los compañeros, ¿por qué el concepto, la sabiduría y las palabras de la familia de profeta del Islam, no son considerados para evaluar lo justo y lo injusto?  La familia del profeta y sus puros nietos fueron los mejores salafíes competentes, a los que se referían los demás para resolver sus dudas y entender cualquier asunto.
Tabuk era el nombre de una sólida fortaleza situada en la franja fronteriza de Siria que cortaba el camino entre Hayar y Sham (Damasco). En aquellos días Tabuk era una de las colonias del imperio romano oriental, cuya capital era Constantinopla. Todos los habitantes de las fronteras de Sham profesaban el cristianismo. Los gobernadores de esos distritos eran designados por el gobernador de Sham, y él mismo obedecía al emperador de Constantinopla.
«Dios no ha tomado a nadie por hijo, ni hay otra divinidad junto a Él, puesto que, si hu­biera sido de esa forma, cada dios se hu­biera dirigido hacia aquello que hubiera creado, y cada uno hu­biera prevalecido sobre el otro ¡Glorificado Sea Dios de cuanto le atribuyen! ».Además del Corán, los hadices proféticos y las narraciones de los Imames infalibles expo­nen claramente que los conceptos islámicos se sostienen en argu­mentos racionales.
Durante esos años los líderes de la tribu de Quraish vivían una suerte de embriaguez de poder. El faraón de la Meca, Abu Sufián, y sus secuaces jerarcas de Quraish, mostraban sonrisas burlonas cuando escuchaban hablar del llamamiento de Muhammad, decían: “Pronto la llama de su querella se extinguirá y se sumará a la caravana de los olvidados.”Ellos no molestaron ni insultaron al Profeta durante ese primer período, sino que al contrario lo respetaban. Muhammad (B.P.) tampoco criticaba de frente a sus ídolos en un principio...
Los grandes enviados divinos asumieron una responsabilidad que estuvo siempre acompañada de privaciones, torturas, tribulaciones y martirio. Cuanto más elevados fueron sus objetivos mayores fueron sus dificultades. Por ende puede deducirse que su triunfo estuvo sujeto a una condición: la de ser tolerantes para así poder enfrentarse a las calumnias e infamias que se elevaron en su contra.