El maestro experto en el Corán Bahâ’uddîn Jorramshâhî, en una parte de su obra “Qor’ân Shenâjt” (El Conocimiento del Corán) plantea ciento un puntos coránicos que en general tienen relación con las Ciencias Coránicas y contienen valiosas y benéficas informaciones en el terreno del conocimiento de este Libro Sagrado, en las que podemos hallar sutilezas y detalles interesantes.
El Corán como un conjunto unánime -que según su propio texto, no existe ninguna diferencia ni disconformidad en sus aleyas- se divide en dos partes: muhkam (explícitas) y mutashâbih (alegóricas). Algunas aleyas son las matrices, fundamentos y puntos de referencia; y otras necesitan interpretarse teniendo en cuenta las primeras. Por lo tanto, una mirada independiente a las aleyas del segundo grupo en el momento de la interpretación del Corán, desvía al ser humano del rumbo correcto para entender el Libro Divino; y forzosamente da pasos en un rumbo opuesto al del Corán.
¡Oh, creyentes! ¡Absteneos mucho de las dudas! En verdad, algunas dudas son pecado. Y no os espiéis ni os difaméis unos a otros. ¿Acaso alguno de vosotros quiere comer la carne de su hermano muerto? ¡Lo aborreceríais! Y sed temerosos de Dios. En verdad, Dios acepta el arrepentimiento, es misericordiosísimo con los creyentes. (Sagrado Corán 49:12)
“En la terminología de los grandes sabios pasados, cada significado aparente que era dejado de lado por haber otro más fuerte discrepante, era incluido en la lista de los mansûj (los abrogados), tal como sucede en la excepción de un mandato general y la restricción de un mandato absoluto”.
“Nasj” significa eliminar algo a través de algo que viene tras sí, tal y como eliminar la sombra a través del sol y viceversa, y eliminar la juventud a través de la vejez. El vocablo nasj en ocasiones significa “eliminar” y en otras significa “fijar” (o sea su antónimo). Nasj en el Corán significa eliminar el mandato de una aleya por medio de un mandato posterior. Dios dice: «No abrogamos ninguna aleya ni provocamos su olvido, sin que aportemos otra mejor o semejante…».
Los aspectos de la milagrosidad del Corán son numerosos y no se limitan a la elocuencia y expresividad. Algunos de ellos son mencionados por el propio Corán y el mismo Libro Sagrado invita a traer algo parecido . Así también existen otros aspectos de la milagrosidad a cuyo respecto no se realizó un tahaddî en forma explícita. Estos casos quedan incluidos bajos las aleyas de tahaddî en forma general. En este capítulo estudiaremos las diferentes dimensiones de tahaddî y es obvio que nadie puede sostener que ha estudiado todas las dimensiones de la milagrosidad del Corán ya que muchos secretos y maravillas de este Libro Sagrado aún son desconocidas para nosotros.
En la época de la aparición del Islam, el arte y los estilos literarios en la comunidad árabe habían llegado a su auge, y los oradores y literatos que gozaban de mayor elocuencia eran premiados, estimulados y considerados las divinidades del habla; existían establecimientos específicos para la presentación de sus hermosos poemas hasta el punto que eran seleccionadas siete de las más bellas poesías escritas con oro y colgadas en la Casa de Dios, la Ka‘bah; en tal época, el Noble Profeta (BP) se presenta con un arma que asombra a todos los señores del habla. Lo que él expone contiene una estructura similar a aquello en lo que se consideraban superiores. ¡Así es, el mayor milagro del Profeta del Islam (BP) es un “Libro”!
Por otro lado, existen narraciones en cuanto a la alteración en libros pertenecientes a la Escuela Sunnah, como los seis Sihâh (libros que han sido aceptados como veraces por los sabios y eruditos musulmanes sunnis); mientras que lo registrado en los libros de la Shî‘ah al respecto generalmente es confuso, débil y mínimo en comparación con las fuentes Sunnitas.
De entre los temáticos referentes a la historia del Corán, se halla la idea de la inalterabilidad de éste. Los Libros Celestiales pre-islámicos padecieron alteraciones y tergiversaciones en diferentes grados, debilitando la confianza y creencia de los conocimientos existentes en ellos. El Islam, como la última, más perfecta y mejor religión Divina, abarca leyes que garantizan la elevación y perfección material y espiritual del ser humano, siendo el Generoso Corán su fuente más genuina y eterna.
Con la muerte de Mu’âûîah, a mediados del mes de Raӱab del año 60 de la hégira, su hijo, Îazîd llegó al califato y, sin demora, anunció la muerte de su padre y su propia sucesión –que anteriormente, ya había sido anunciada cuando su progenitor ya había pedido juramento de fidelidad para él- a los gobernadores de diferentes zonas por medio de cartas. También emitió junto al anuncio y confirmación de su jerarquía, la orden de pedir a la gente un nuevo juramento de fidelidad.