Con la muerte de Mu’âûîah, a mediados del mes de Raӱab del año 60 de la hégira, su hijo, Îazîd llegó al califato y, sin demora, anunció la muerte de su padre y su propia sucesión –que anteriormente, ya había sido anunciada cuando su progenitor ya había pedido juramento de fidelidad para él- a los gobernadores de diferentes zonas por medio de cartas. También emitió junto al anuncio y confirmación de su jerarquía, la orden de pedir a la gente un nuevo juramento de fidelidad.
Con respecto a la aleya 80 de la Surah al-Kahf, en donde el Ĵidr (a.s.) explica el motivo por el cual mata al joven, teniendo en cuenta el Principio Divino de no registrar las malas acciones o castigar antes de que ocurran los hechos, surgen algunas preguntas.
La oscuridad de la noche ya había abarcado los horizontes e imperaba por doquier indicando el momento en que la naturaleza y los seres vivos se retiran a descansar; renovando sus fuerzas para seguir el ciclo incesante de la vida a la mañana siguiente. El Profeta (B.P.) no esta exento de esta ley natural y quiso irse a dormir esa noche luego de sus oraciones. De pronto llegó a sus oídos una voz conocida, la voz de Gabriel (P.), el ángel de la Revelación, fiel transmisor del Mensaje divino. Le dijo: “Esta noche realizarás un viaje extraordinario y soy el encargado de acompañarte. Recorrerás los cielos en una montura extraordinaria llamada Buraq.”
El Corán es el milagro eterno del Profeta Muhammad (PB). Es un libro que ilumina todas las cosas. Aunque se compone de palabras y frases sencillas, se expresa en una elevada forma literaria, transmitiendo ideas que trascienden mucho más allá de la comprensión de un ser humano común. Percibir su esencia y extraer sus leyes correctamente, es muy difícil. Por lo tanto, a pesar del hecho que el Corán es “claro”, entender correctamente y practicar conforme a él, demanda un gran esfuerzo.
En el siglo III se extendió el desconcierto y el desorden. En ese momento algunos de los grandes sabios decidieron recopilar y registrar las diferentes pronunciaciones. El pionero de entre ellos que recopiló todas éstas en un libro fue Abû ‘Ubaîd Qâsim Ibn Salâm (f.224 d.H.) y presentó a veintiséis personas como los recitadores. Luego Ahmad Ibn Ÿubaîr Ibn Muhammad Kûfî (f.258 d.H.) residente de Antioquia recopiló un libro referente a las cinco lecturas, presentando a un recitador de cada ciudad...
Sharāb es algo que puede beberse y tahúr es algo que en sí es puro, sin contaminación alguna y también que purifica a otras cosas. Podemos concluir a partir de varias aleyas que hay diferentes clases de bebidas en el paraíso que son puras y refrescantes. El término “Sharāban Tahūran ha sido mencionado en una de estas:
“Y su Señor les dará de beber una bebida pura.”...
EL Profeta Muhammad (P.B.D) según historiadores y testigos era analfabeto, por lo tanto era imposible que haya escrito un texto divino, al respecto ponemos a consideración algunos argumentos que demuestran este pensamiento errado. Primero: Muhammad (PBD) hubiese naturalmente omitido del Corán aquellos versos que pudiesen perjudicar sus ambiciones; pero no lo hizo así.
Cada creyente debe cumplir sus obligaciones espirituales, las mismás que no solo obedecen a estos axiomas, sino que van en concomitancia con sus acciones como , dormir, caminar, comer; etc.…, en ese sentido un principio elemental es la obediencia a Dios y cuando esa fuerza superior ordena no cometer cierto acto, los creyentes deben abstenerse de realizarlo; así por ejemplo manifiesta el Sagrado Corán en la Sura 33 Aleya 36: "Cuando Dios y Su Enviado han decidido un asunto, ni el creyente, ni la creyente tienen ya opción en ese asunto. Quien desobedece a Dios y a su Enviado está evidentemente extraviado".
Debe saberse que aunque los nombres de los sagrados Imames (a.s.) no se encuentran especificados en el Corán, el Profeta (PB) sí los dijo, especialmente el nombre del Imam ‘Ali ibn Abi Talib (a.s.). Un ejemplo muy claro de dicha afirmación se da en el hadiz de Gadir, el cual es considerado como el pronunciamiento oficial del Califato del Imam ‘Ali ibn Abi Talib (a.s.).
Es obvio que cuando el Profeta Muhammad dictó las aleyas del Corán, sus escribas designados las anotaban. Sin embargo, ¿Cuándo fue compilado completamente el Corán en la forma como lo conocemos hoy?
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