La ocultación mayor comenzó después de la muerte de Ali ibn Muhammad Sumari, en el 328 AH y la fuente de reférencia y diputación general de Su Eminencia, el Imam de la Era (a.s.) pasó a los grandes sabios. A través del periodo de la ocultación mayor algunas comunicaciones escritas han llegado de parte de Su Eminencia a prominentes personalidades Shia. Por ejemplo, el Imam envió algunas cartas al gran sabio y líder Shaikh Mufid, citaremos dos de ellas. De igual modo, ha sido demostrado por informes ampliamente difundidos que algunas personas piadosas y rectas chiitas han sido bendecidas por la presencia de Su Eminencia, y estos detalles serán presentados en las siguientes páginas.
Su Eminencia, el Imam Mahdi (a.s.) designó a algunos sabios prominentes y personas valiosas como sus emisarios, para que pudieran actuar como intermediarios entre él y los Shias. Su función fue la de plantear todos los problemas y preguntas de los Shias, buscando su respuesta y solución a través de Su Eminencia. Hemos ya mencionado algunas de las preguntas en las páginas anteriores. En las páginas siguientes proporcionaremos algunos detalles sobre los representantes especiales del Santo Imam (a.s.).
Los opresores califas abasidas trataron por todos medios de arrestar a Su Eminencia, Imam Mahdi (a.s.) para darle muerte. Por tanto Dios Todopoderoso concedió su gran favor y misericordia sobre Su Eminencia, el Imam Esperado y lo mantuvo alejado de los ojos de los abasidas, tal y como había mantenido oculto al Proféta del Islam (a.s.) de la vista de los Quraish que se habían reunido para asesinarlo y el Santo Proféta (a.s.) había pasado entre ellos sin que pudieran verlo. Del mismo modo Su Eminencia, Imam Mahdi (a.s.) se encontraba entre los abasidas pero ellos no podían verlo. En la posterior discusión, presentaremos algunos detalles acerca del periodo de la Ocultación Menor...
El asunto del Imam Esperado es una de las creencias más claras y aceptadas por los Shias. Él es el último de los sucesores del Mensajero de Dios (a.s.) quien fue certificado por él como el líder de su comunidad. Por tanto, era natural para los Shias plantearle muchas preguntas detalladas sobre él al Profeta y a los otros Imames de modo de poder reconocerlo perfectamente y ganar la mayor información posible sobre este asunto. Hemos brindado elementos sobre esto en las notas previas.
“En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso”
La Paz sea sobre ti, amigo sincero en la religión de Dios y poseedor de certeza en nuestro imamato. Estamos agradecidos de nuestra existencia a Dios, excepto del cual no existe otro. Pedimos a Dios bendiciones y misericordia sobre nuestro Profeta Muhammad y su descendencia. Que siempre te otorgue la divina oportunidad de ayudar a la verdad e incrementar tus recompensas por hablar en favor nuestro. Te anunciamos que se nos permite honrarte con nuestra carta y confiarte con la responsabilidad de nuestros amigos que están presentes cerca de ti...
Las cualidades y méritos de Su Eminencia, Mahdi (a.s.) son las mismas que las de los mensajeros divinos y sus sucesores. El brillo propio de los Imames y la reverencia de los profetas eran perfectamente perceptibles en el rostro del Santo Imam. Su descripción en detalle se haya en las siguientes narraciones:
1. Abu Sa’id Judri narra que el Mensajero de Allah (a.s.) dijo: “Ciertamente, Dios Todopoderoso levantará a un hombre de mi descendencia, que tendrá la separación adecuada entre los dientes frontales y tendrá una frente brillante, quien podrá por tanto llenar la tierra con justicia, bienestar e igualdad económica”...
Su Eminencia Hakimah, echó un vistazo a Susan pero no vió en ella ningún signo de embarazo. Se volvió al Imam (a.s.) y dijo: “No está embarazada”. El Imam (a.s.) sonrió y dijo: “Su embarazo se maniféstará para ti al alba. Porque su estado no será perceptible como tampoco lo fue el de la madre de Musa (a.s.) hasta el momento del parto. Sucedió así debido a que el Faraón solía cortar los vientres de las mujeres gestantes para poder evitar que nazca el Profeta Musa (a.s.), y este bebé recién nacido es como Su Eminencia, Musa (a.s.)”...
Fátima (P) fue testigo de todos los eventos que tuvieron lugar después de la conquista de la Meca, vio a la gente grupo tras grupo abrazar el Islam, el cual prevaleció sobre todo al este de Arabia y otras áreas del mundo.
Cuando el Profeta (PB) regresó de la Meca a Medina, no se encontraba bien de salud y esto empeoró día tras día. Fue aquejado por una fiebre muy alta, tanto que cuando sus esposas o aquellos que lo visitaban colocaban la mano en su vestido, sentían el calor. A un costado de su cama había una vasija con agua donde el metía su mano y se frotaba la cara para bajar la fiebre. Dijo: “Aún estoy sintiendo el dolor de la comida que comí en Jaybar. Siento que mi espalda ha sido quebrantada por ese veneno”.Los musulmanes, angustiados y sorprendidos se apresuraron a visitarlo. Su cuarto estaba lleno de sus compañeros. Él les anunció que pronto moriría y les recomendó algo que les aseguraría la felicidad y el éxito Les dijo: “Oh gente, la hora de mi muerte se acerca, les pido disculpas. Yo dejo entre ustedes el Libro de Dios Todopoderoso y mi Descendencia…”Luego tomó la mano del Imam Ali (P) y dijo: “Este es Ali, él está con el Corán y el Corán está con él. Ellos no se separarán hasta que lleguen a mí en la fuente en el paraíso”.
La tristeza por la pérdida de su padre afectó a Fátima (P) terriblemente y esto pavimentó el camino para que las enfermedades la atacaran y la debilitaran hasta mantenerla en cama. La muerte caminaba hacia ella rápidamente siendo aún muy joven. Era tiempo para que se reuniera con su padre, quien la había abandonado y se había llevado consigo su cálido amor y bondad. Impacientemente esperaba el momento para reunirse con su amado y bondadoso padre, para quejarse ante él de lo que su gente le había hecho sufrir.Cuando los signos de la partida aparecieron, Fátima (P) le dijo a primo el Imam Ali (P) su última voluntad, le pidió que la enterrara bajo la oscuridad de la noche y que no permitiera que ninguno de aquellos que le habían hecho daño participaran en su funeral ya que ellos eran sus enemigos y los de su padre. Ella pidió que la dejarán en su tumba y dejaran está sin ningún símbolo que permitiera identificarla, debido a su enojo con aquellas personas. Le pidió que se casara con Ummul Banin, quien criaría a sus hijos Al-Hasan (P), Al-Husain (P) y Zaynab de la mejor manera. El Imam Ali (P) le aseguró que cumpliría su voluntad.
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