En el día Ashura, el 10 del mes de Muharram del año 680 d.C., en las cálidas arenas del desierto de Karbala, en Irak, Husain (P) y 72 miembros de su familia, amigos y seguidores, incluido un hijo de 6 meses, fueron martirizados bajo las más horripilantes circunstancias a manos del ejército de Yazid, (el segundo califa Omeya).Millones de musulmanes de diferentes países llegan cada año a la ciudad santa iraquí de Karbala para conmemorar el día de Arbain, ceremonia religiosa que marca la culminación de un período de cuarenta días de luto tras el aniversario del martirio de Imam Husain, nieto del Profeta Muhammad (PB) y el tercer Imam chií.En 2015 se calcula que entre 20 y 25 millones de peregrinos se harán presentes en la ciudad santa de Karbala, [Iraq], para participar en las ceremonias del Arbain, en torno al santuario del Imam Husain y los sitios históricos que fueron bañados por la sangre de los mártires de Karbala.
“Cuando los descendientes de la familia del Profeta (s.) llegaron a Karbalá, coincidieron con la llegada de Yáber y de un grupo de gente que venían con la intención de visitar la tumba de Aba Abdellah (a.s.). Se lamentaban con grandes exclamaciones de dolor. Todos los hombres iban vestidos con trajes negros.Les llevaron hasta el lugar de los hechos. Ellos se golpeaban la cabeza y el pecho, se abofeteaban los rostros, mientras, alrededor de las tumbas, los familiares del Profeta les decían: “¡Aquí es donde perdimos a quienes eran nuestra alma, nuestra vida, nuestro espíritu y nuestro arrayán, nuestras aceitunas e higos!” ¡Aquí es donde perdimos a la luna llena resplandeciente que con su luz guiaba a quienes estaban extraviados!...
En estos días, la ciudad santa de Karbalá acoge a millones de peregrinos de diversas partes del mundo para conmemorar en forma masiva la ceremonia del luto de Arbain – cuyo significado es 40 en árabe – para representar los cuarenta días de luto desde la Ashura en el mes santo de Muharram. Una conmemoración que se da en un marco político regional complejo, con agresiones a diversos países musulmanes entre ellos, Siria, Irak, Afganistán, Yemen y la crónica ocupación de los territorios de Palestina.
La fe en todos los profetas y la aceptación de todos sus mensajes es algo necesario y la negación de un profeta o la negación de alguna de sus normas o mensajes equivale a la negación del Señorío legal divino y se asemeja a la incredulidad de Iblís. Por lo tanto, luego de demostrarse la veracidad y condición milagrosa del mensaje del profeta del Islam, la bendición y la paz de Dios sean con él y con su Descendencia Purificada, es necesaria la fe en el propio profeta, la fe en todos los versículos que descendieron y en todas las normas y las leyes que trajera de parte de Dios Altísimo.
Uno de los más elevados objetivos del Profeta consistía en fomentar la unión entre la gente, en reunirlos bajo una nueva bandera, la de la moral, la devoción y el temor de Dios, y enseñarles que el único criterio para evaluar a una persona y su prestigio lo constituyen las virtudes morales y las cualidades humanas. Era preciso para ello enfrentar multitud de arraigadas tradiciones. Un ejemplo de ellas era que un aristócrata (miembro de un clan o tribu de prestigio), no podía contraer nupcias con una persona de bajo nivel económico y de filiación desconocida. Para erradicar esta costumbre nada mejor que comenzar por la propia familia. Por lo tanto el Profeta unió en matrimonio a su prima Zainab, nieta de Abdul Muttalib, con su ex esclavo Zaid, para que la gente supiera que los prejuicios irracionales y sus limitaciones debían ser abolidos, a partir de esta enseñanza del Profeta: el hombre y la mujer musulmanes son iguales, y la vara para medirlos es su piedad. Para conseguir este objetivo Muhammad se dirigió a casa de Zainab y pidió su mano para Zaid. En un principio tanto ella como su hermano no demostraron estar conformes, pues aún los influía el prejuicio de la época...
Hijo mío, como lo que te concierne me concierne igualmente, te escribo esta carta para que ella te proteja, durante mi vida como después de mi muerte. ¡Cuántas cosas existen que tú ignoras, ante las cuales tu espíritu permanece perplejo y tu razón se extravía, pero que a continuación acabas por comprender! Ponte bajo la protección de Aquel que te ha creado, que te ha dado de qué vivir, y que te ha formado tan bien. Es a Él a quien debes hacer tus devociones, a Él  a quien tú debes aspirar y es a Él a quien debes temer.
Por lo tanto, el resguardo del Sagrado Corán hasta ser difundido a la gente como cualquier otro libro no tiene objeción, pero como sabemos, el resto de los libros celestiales luego de que quedaron a disposición de la gente fueron objeto - en mayor o menor medida - de alteraciones y modificaciones, o luego de un tiempo, fueron dejados en el olvido como el libro de Noé del cual no se tiene rastros hoy en día, o lo mismo, el libro de Abraham, la paz sea con ambos. Los libros del profeta Moisés o del profeta Jesús, la paz sea con ambos, no se encuentran en su forma original. Teniendo en cuenta este tema se plantea esta pregunta y es que: ¿Cómo sabemos que lo que hoy en día tenemos en nuestras manos como el último libro revelado es el mismo libro que descendió sobre el profeta Muhammad, la bendición de Dios sea con él y con su Descendencia, y no posee ninguna alteración o cambio y no se le agregó ni se le omitió nada?
El Sagrado Corán es el único libro celestial que ha desafiado clara y categóricamente que nadie posee la capacidad de traer un libro semejante, e incluso si todos los seres humanos y todos los genios se uniesen para intentarlo serían incapaces. No solo no tendrían la capacidad de traer un libro completo como el Sagrado Corán, sino que incluso no podrían traer ni siquiera diez capítulos como él , ni tampoco un capítulo o siquiera un versículo. Luego, el Sagrado Corán enfatiza el desafío y llama a que los hombres lo intenten de modo que la incapacidad humana para ello constituya una prueba de su carácter divino así como el de la misión profética, la bendición de Dios y la paz sean sobre él y su Descendencia.
Tras el final de la batalla los efectos políticos de la derrota de los musulmanes quedaron a la vista. A pesar de mostrarse firmes y pacientes contra el enemigo victorioso, impidiendo una nueva ofensiva después de Uhud, las instigaciones internas y externas para exterminar el Islam se acrecentaron. Los hipócritas, los judíos medinenses, los inicuos de las afueras de la ciudad y las lejanas tribus impías, se llenaron de osadía y no cesaron de instigar, de tramar complots y reunir huestes y armas para derribar la fe naciente. Con gran habilidad el Profeta fue sorteando estos múltiples obstáculos. Sofocaba las sublevaciones internas y se imponía a las tribus, también internas, que intentaban atacar Medina. Le fue informado en cierto momento que la tribu de Banu Asad había planeado tomar Medina, realizar una matanza y saquear los bienes de los musulmanes. De inmediato el Profeta envió a un grupo de 15 personas, comandadas por Abu Salama, al lugar donde se encontraban los intrigantes. Muhammad le había ordenado al comandante ocultar el motivo principal de su viaje, y tomar un camino desconocido por el enemigo. Le ordenó a este fin descansar durante el día y viajar de noche.
Yo creo que, hoy en día, tanto ustedes como nosotros estamos hablando una misma cuestión pero con dos lenguas diferentes. Hay dos grandes movimientos, uno, el movimiento latino, representado en manifestaciones como la de Castro, como la Correa, la de Morales, la de Ortega, la de Chávez; y obviamente demuestran, que están en un frente en común con los movimientos de Medio Oriente en contra del capitalismo sionista y del imperialismo americano, por lo tanto estamos siendo testigos de estos dos grandes movimientos, tanto el de la resistencia islámica en nuestros países, en Medio Oriente, y el de ustedes aquí, en Latinoamérica. Los medios de comunicaciones occidentales capitalistas e imperialistas, desgraciadamente, a través de sus mentiras, la difamación y la tergiversación de la información, están dando una muy mala imagen de distintos pueblos, entre los cuales nos encontramos tanto ustedes como nosotros, los pueblos de Asia, los pueblos de América Latina, lo pueblos de África y todos nosotros somos víctimas de un mismo, de una misma opresión.

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