Fe y Razón; Preguntas de Teología Islámica
LA INFLUENCIA DE SATANÁS SEGÚN LA TEOLOGÍA ISLÁMICA
Por: Ayatolá Mahdi Hadavi Tehrani
Pregunta: ¿Cómo influye Satanás en nuestros pensamientos?
Antes de que podamos analizar la influencia que tiene Satanás en nuestros pensamientos, debemos entender primero que o quien es Satanás.
Los lexicógrafos difieren acerca de la raíz lingüística de la palabra Shaytān (Satán). La opinión más sólida dice que se deriva de la raíz “shatan” lo que significa “estar lejos”. Como se sabe, Shaytān en árabe es un sustantivo común, y por lo tanto puede aplicarse a cualquier número de seres. Sin embargo, el satanás arquetípico—líder de todos—es conocido como Iblis.[1]
Satanás pertenece a un grupo de seres llamados Yines (genios). Al igual que todo yin, puede tomar varias formas, algunas veces puede tomar la apariencia de un hombre, y otras veces la de un animal. Pero tiene una limitación y es que no puede tomar la forma de un Profeta o la de un Imam. Es por medio de estas tradiciones que Satanás desvía a la gente. En momentos en los que una persona pasa por situaciones difíciles aparece como un buen consejero y preparado para destruir.
Salman el Farsi narra que el Imam Ali (a.s.) dijo:
“Aquel anciano, primero en dar el voto de fidelidad a Abu Bakr y cuya frente tenía muchos callos por la mucha prosternación en adoración, era el maldito Satanás.”
Sin embargo, no siempre se vale de este método. Existe en un estado intermedio entre la dimensión material e inmaterial. Por esta razón no puede afectar directamente al espíritu inmaterial del ser humano. Lo que hace es infiltrarse en los pensamientos de las personas por medio de un aspecto del alma humana, denominado al-nafs al-ammārah (el alma inferior -el alma que ordena). Este es el aspecto animalesco del alma, puede transformarse en al-nafs al-mutma’innah (el alma superior) por medio de la purificación. Es por medio de la tentación y mostrándole al alma inferior manifestaciones de lo que esta desea, que Satanás pavimenta el camino para desviar al hombre. Por este motivo es únicamente una parte de la desviación del ser humano.
Estas manifestaciones se dan de formas diferentes, sin embargo, todas se acoplan a lo que el alma inferior desea:
1. El embellecimiento de las malas acciones: Haciendo parecer hermosas las malas acciones. Con eficacia, Satanás descubre la fealdad inherente del pecado y mitiga el tabú social relacionado con el pecado, y así fácilmente el hombre cae en la trampa del pecado. Este fenómeno puede ser visto en una persona que justifica racionalmente sus malos actos.
2. y las esperanzas inmoderadas, Satanás hace que el ser humano se vuelva negligente frente a la Otra Vida, a la muerte e inclusive a Dios (S). Esta persona se convertirá en esclavo de sus deseos y hará lo que sea para alcanzar lo que quiere, inclusive si esto requiere de rebelarse ante Al-lah (S).
3. El Temor: Satanás asusta al ser humano con pensamientos del futuro, obligándolo a acumular riqueza, huir del yihad, y a colaborar con los opresores, etc.
Respuesta Detallada
Para entender bien la respuesta a esta pregunta primero debemos comprender la naturaleza de Satanás.
Los lingüistas difieren respecto a la raíz de la palabra Satanás. La opinión más sólida dice que surge de Shatana, lo que significa “estar lejos”. Es por esto que todo lo que aleje al ser humano de Su Señor es denominado “satán”.
Muchos exegetas del Corán creen que un “satán” es cualquier ser malévolo que se ha desviado. Según esta opinión, “satanás” es un sustantivo común que puede aplicarse a cualquier número de seres, sean yines o humanos. Sin embargo, Iblis es un nombre propio para el satanás particular que rechazó prosternarse ante Adán.
“Y recuerda cuando Nosotros dijimos a los ángeles: “Prosternaos ante Adán” y todos ellos se prosternaron excepto Iblis, que se negó y se llenó de arrogancia, y fue de los que no creen”.[2]
El Corán explícitamente dice que Satanás es un yin y fue creado de fuego:
“Y (recuerda) cuando dijimos a los ángeles: “Prosternaos ante Adán” y todos se prosternaron excepto Iblis que era uno de los genios y desobedeció la orden de su Señor. ¿Vais a tomarle, a él y a su descendencia, que son vuestros enemigos, como protectores en Mi lugar? Que mal cambio hacen los opresores”.[3]
Los yines se encuentran en un estado intermedio entre lo físico y lo inmaterial y pueden tomar varias formas físicas. Los seres humanos, por otra parte, estamos compuestos de cuerpo y alma. El alma humana a su vez posee dos dimensiones o aspectos. Un aspecto es divino en naturaleza. Se le llama al-ruh (espíritu) y el alma superior (al-nafs al-mutmaínnah). El otro aspecto del alma humana se encuentra en una naturaleza animalesca y se denomina el alma inferior (al.nafs al-ammarah). Para ganar el control sobre el hombre, Satanás debe llegar a esta alma inferior. Por ser inmaterial no puede establecer contacto directo con el cuerpo físico del hombre. Es esta conexión entre Satanás y el alma inferior del hombre a lo que se le denomina un “tentación susurrada” (al-waswas) en la terminología Coránica. Por lo tanto, Satanás es únicamente una parte de la causa y no puede desviar al hombre por sí mismo. Lo que hace es invitarlo hacia lo que desea su alma inferior. El hombre puede entonces escoger seguir las tentaciones de satanás o las leyes de Al-lah (S) y los criterios del su intelecto. Es por este motivo que Al-lah (S) le aconseja al hombre de la siguiente manera:
“..Y no sigáis la senda extraviada de Satanás, que es vuestro enemigo declarado”.[4]
¿Cómo enciende Satanás los deseos irracionales de una persona para llevarlo hacia el pecado? Enumeraremos algunas técnicas que utiliza Satanás para este propósito:
1. Como se mencionó anteriormente, Satanás por ser un yin, es capaz de manifestarse en varias formas físicas. En algunos momentos difíciles se presenta como un consejero bondadoso con el fin real de desviar a la gente. Hay muchos ejemplos de estos en la historia, y es posible inclusive que hayamos pasado por esas mismas situaciones. Por ejemplo, se narra de Salmân al-Farsi con respecto al incidente de Saqifah:
“El Imam Ali preguntó, ‘¿Conoces al hombre que subió al pulpito y se adelantó a todos en dar la fidelidad a Abu Bakr?’ Yo dije: ‘No, pero pude ver que era un anciano que se apoyaba mucho sobre su bastón y vi que había un cayo muy grande en su frente producto de la prosternación excesiva. Fue el primero en ascender al pulpito. Manifestó con lágrimas en sus mejillas ‘Las Alabanzas sean con Al-lah que no tomó mi vida para poder estar aquí presente. Extiende tu mano para jurarte fidelidad, luego bajó del pulpito y dejó el lugar’. El Imam Ali ibn Abi Talib (a.s.) preguntó: ‘¿Salman, sabes quién era aquel?’, yo dije: ‘No’, pero me no me gustó, parece que se mofaba de la muerte del Profeta’. El Imam Ali (a.s.) dijo: ‘Era Satanás—Que Al-lah lo maldiga”.[5]
2. El embellecimiento de las acciones horribles: Satanás hace que los actos abominables parezcan hermosos de tal forma que la gente se dirija hacia estos. El Corán se refiere a esta situación como “vestir a la verdad con la falsedad”.[6] Por eso fue revelada la aleya (16:63)
3. Las falsas Promesas: Por medio de las falsas promesas y las desmedidas esperanzas es que Satanás ocupa la mente de una persona con pensamientos que lo alejan de la realidad. Como resultado, la persona se desentiende de Al-lah (S). La siguiente aleya menciona este fenómeno:
“Les hace promesas y les hace concebir falsas esperanzas, pero lo que Satanás les promete es solo ilusión”.[7]
4. El Temor: Otra de las artimañas de Satanás es amedrentar a las personas con respecto a l futuro. Este temor lleva a la desesperanza, el cinismo ante Al-lah(S), a la falta de confianza en Él y finalmente a una abstención total del buen proceder. Por ejemplo, Satanás asusta a la gente con la pobreza hasta tal punto que los conduce a la desgracia, como lo dice el Corán:
“Satanás os atemoriza con la pobreza y os ordena la avaricia, pero Dios os promete Su perdón y Su favor”.[8]
Fuente: Fe y Razón; Preguntas de Teología Islámica
Editorial Elhame Shargh
Derechos reservados
Se permite copiar citando la fuente
Fundación Cultural Oriente
[1] Iblis será denotado como Satanás con “S” mayúscula. Cuando sea un sustantivo común, se deletreará con s minúscula “s”.
[2] (2:34)
وَإِذْ قُلْــنَا لِلْمَلاَئِكَةِ اسْجُدُوا ِلآدَمَ فَسَجَدُوا إِلاَّ إِبْلِيسَ أَبـى وَاسْـتَكْبَرَ وَكَانَ مِنَ الْكَافِرِينَ
[3] (18:50)
[4] (2:208)
... وَلاَ تَتَّبِعُوا خُطُوَاتِ الشَّيْطَانِ إِنَّهُ لَكُمْ عَدُوٌّ مُبِينٌ
[5] Al-Kāfi, vol. 8, pág. 343-344
فَقَالَ لِي يَا سَلْمَانُ هَلْ تَدْرِي مَنْ أَوَّلُ مَنْ بَايَعَهُ عَلَى مِنْبَرِ رَسُولِ اللَّهِ ( ص)؟ قُلْتُ: لاَ أَدْرِي إِلاَّ أَنِّي رَأَيْتُ فِي ظُلَّةِ بَنِي سَاعِدَةَ حِينَ خَصَمَتِ الأََنْصَارُ وَ كَانَ أَوَّلَ مَنْ بَايَعَهُ بَشِيرُ بْنُ سَعْدٍ وَ أَبُو عُبَيْدَةَ بْنُ الْجَرَّاحِ ثُمَّ عُمَرُ ثُمَّ سَالِمٌ قَالَ لَسْتُ أَسْأَلُكَ عَنْ هٌذَا وَ لٌكِنْ أتَدْرِي أَوَّلَ مَنْ بَايَعَهُ حِينَ صَعِدَ عَلَى مِنْبَرِ رَسُولِ اللٌّهِ ( ص) قُلْتُ لاَ وَ لٌكِنِّي رَأَيْتُ شَيْخاً كَبِيراً مُتَوَكِّئاً عَلَى عَصَاهُ بَيْنَ عَيْنَيْهِ سَجَّادَةٌ شَدِيدُ التَّشْمِيرِ صَعِدَ إِلَيْهِ أَوَّلَ مَنْ صَعِدَ وَ هُوَ يَبْكِي وَ يَقُولُ الْحَمْدُ لِلٌّهِ الَّذِي لَمْ يُمِتْنِي مِنَ الدُّنْيَا حَتَّى رَأَيْتُكَ فِي هٌذَا الْمَكَانِ ابْسُطْ يَدَكَ فَبَسَطَ يَدَهُ فَبَايَعَهُ ثُمَّ نَزَلَ فَخَرَجَ مِنَ الْمَسْجِدِ فَقَالَ عَلِيٌّ ( ع) هَلْ تَدْرِي مَنْ هُوَ قُلْتُ لاَ وَ لَقَدْ سَاءَتْنِي مَقَالَتُهُ كَأَنَّهُ شَامِتٌ بِمَوْتِ النَّبِيِّ ( ص) فَقَالَ ذَاكَ إِبْلِيسُ لَعَنَهُ اللٌّهُ
[6] (2:42)
[7] (4:120)
[8] (2:268)