La libertad espiritual y social (I)
Prof. Ayatola Murtada Mutahhari
“Dí (Profeta): ‘¡Gente del Libro!, convengamos en una afirmación aceptable para nosotros y vosotros: que no adoraremos a nadie salvo a Dios y que no le asociaremos nada, y que no nos tomaremos unos a otros como señores en lugar de Dios’” (3:64).
El tema de nuestra discusión de hoy es la libertad espiritual. Los puntos que deseo someter a la reunión esta noche son los siguientes: primero, la naturaleza de la libertad, segundo, cuantos tipos de libertad hay. Aunque aquí me limitaré a dos tipos solamente, a saber: la libertad espiritual y la libertad social. Y tercero, la relación que existe entre estos dos tipos de libertad, y en qué medida la libertad espiritual es posible sin libertad social y viceversa. La discusión se centrará principalmente alrededor de este último punto, a saber la conexión entre estos dos tipos de libertad.
Comienzo mi disertación con un punto que es de destacar para esta ocasión, que coincide con el aniversario del nacimiento de Alí Ibn Abi Talib, el Maestro (maula) de los virtuosos, la paz sea con él. Una de las palabras que usamos a menudo a su respecto es el término maula (señor, protector, guardián, maestro, amigo), y le llamamos señor (aula) de los virtuosos o señor (maula) de los amigos de Dios. Cuando citamos algunos de sus dichos, agregamos uno de los epítetos anteriores en lugar de su nombre.
Este calificativo fue usado por primera vez por el santo Profeta (BPD) refiriéndose a ‘Alí en su famosa afirmación: “De quien yo sea su maula, Alí es su maula”, afirmación ésta que reconocen como cierta unánimemente en el Islam tanto sunnitas como shiítas[1]. La palabra aparece también en el Sagrado Corán: “Si os volvéis las dos (Hafsa y ‘Aisha) arrepentidas a Dios, es señal de que vuestros corazones han cedido. Si, al contrario, os prestáis ayuda en contra de él (el Profeta), entonces Dios es su maula (Protector, del Profeta), y le ayudarán Gabriel y los creyentes que hacen el bien, y hasta los ángeles” (66:4).
¿Qué significa la palabra maula? No quiero extenderme en una larga discusión acerca de ello esta noche, sino por el contrario seré breve. El significado original de este término es el de “proximidad”, de dos cosas que están cerca una de otra. Por consiguiente a veces el término es usado con dos significados opuestos. Por ejemplo se dice que Dios es el Maula de Sus siervos (y allí se emplea con el sentido de Protector y Señor). También es usado para significar propietario, dueño e incluso con el sentido de esclavo. Otro significado es tanto el de liberador como el de liberado.
¿En qué sentido usó entonces el Profeta la palabra maula en su afirmación: “Tal como yo soy el maestro y amigo de una persona, también ‘Alí es su maestro y amigo”? No tengo la intención de explicar cuál es el significado, en mi opinión, aquí expresado, pero en conexión con mi disertación puedo mencionar que el poeta Yalaluddín Rumi ha utilizado elegantemente este término en su obra “Maznawi”, y lo tomó con el sentido de “liberador”. El término se presenta en el capítulo VI de su obra, en la famosa historia de la mujer y el juez traicionero. En esta historia el juez desea ocultarse en un baúl. Se oculta allí y le da el baúl a un mandadero. El juez le suplica al mandadero, con la promesa de una excelente recompensa, que vaya y encuentre al asistente del juez y lo haga venir y que compre el baúl. El asistente viene y compra el baúl. Aquí el poeta hace una disgresión para decir: “Todos nosotros estamos confinados en el baúl del cuerpo sensual, inconcientes de ello y necesitamos a los Profetas y Mensajeros liberadores para que nos salven”. Luego continúa diciendo:
“Fue por esta razón que el asiduo Profeta, aplicó la palabra maula a sí mismo y a Alí diciendo: ‘Quien me tenga a mí por su maestro y amigo, debe tener a Alí, mi primo, como su maestro también’.
¿Quién es un maula? Es aquél que te libera,
y abre los grilletes que aprisionan tus piernas.”
Y esto es completamente cierto, sea que la afirmación del Profeta “De quien yo sea su maula, ‘Alí es su maula”, tenga o no este significado, esto es, si el usó la palabra maula para significar que él y ‘Alí eran liberadores, pues de todas formas permanece el hecho de que todo Profeta verdadero es enviado para liberar al ser humano, y todo Imam verdadero (como el mismo ‘Alí) posee la misma cualidad.
Veamos ahora cual es el significado de la libertad y la liberación. La libertad es uno de los requisitos de la vida y la evolución, y es una de las mayores necesidades de las criaturas vivientes, sean ellos plantas, animales o seres humanos. La diferencia entre sus libertades reside en sus diferencias de estructura. Los seres humanos necesitan de una libertad que está más allá de la de las plantas y los animales. Toda cosa viviente debe crecer y encontrar la plenitud y perfección, no puede permanecer estacionaria, estática. Los sólidos inanimados no crecen y no tienen necesidad de libertad. Pero las criaturas vivientes necesitan tres cosas para su crecimiento y evolución: nutrición, seguridad y libertad.
La nutrición se compone de cierto número de factores que requieren las criaturas vivas para su crecimiento. Por ejemplo una planta necesita del suelo y del agua, así como de la luz y del calor a fin de crecer. Un animal necesita de alimento y otras cosas. Un ser humano necesita las mismas cosas que las plantas y los animales, más una serie de otras necesidades que vienen después de la nutrición que las encabeza, todas las cuales son como alimento para ese ser. ¿Cómo puede uno vivir sin alimento? La facultad de nutrirse es un bien imprescindible para una criatura viva.
El requisito siguiente de un ser viviente debe ser la seguridad. ¿Qué significa seguridad? Significa ser capaz de mantener los medios y el equipamiento necesario para la vida. El no ser privado de ellos por un enemigo o un poder extraño. A continuación de su nutrición, el ser vivo necesita seguridad a fin de preservar su vida, su riqueza, salud y pertenencias, poniéndolas a salvo de la agresión.
La tercera necesidad es la libertad. ¿Qué significa libertad? significa la ausencia de obstáculos en el camino del crecimiento. Por ejemplo, en el crecimiento de una planta, además de otros requisitos, debemos proveerle de un ambiente adecuado para ella y remover de allí todos los obstáculos. Si plantáramos un árbol debajo de un tejado, lo estaríamos privando del espacio libre por encima suyo para que logre su completo crecimiento. De esta manera cada ser viviente necesita libertad para su crecimiento y evolución, pero, ¿qué es exactamente esta libertad? Es la ausencia de barreras. Las personas libres son aquellas que combaten contra todos los obstáculos puestos en el camino de su crecimiento y perfección. Ellos no se someten a los obstáculos.
Debemos ver ahora qué tipos de libertad hay. El ser humano es una criatura peculiar, y además de su vida social, constituye un ente complejo en su vida individual. Los seres humanos son bastante diferentes de otros seres vivos como las plantas y los animales, pues tienen algunas otras necesidades que pueden ser divididas en dos tipos. Una de ellas es la libertad social. ¿Qué significa esto? Significa tener libertad en su relación con otros individuos de la sociedad, para que ellos no le obstaculicen su crecimiento, no los aprisionen para restringirle su actividad, no los exploten o esclavicen, no exploten sus facultades físicas y mentales en su propio interés. Esta es la llamada libertad social que puede dividirse a su vez en varios tipos.
Uno de los mayores problemas de los seres humanos a lo largo de la historia ha sido precisamente este abuso de poder por parte de hombres o grupos más poderosos que los subyugaban y esclavizaban a fin de gozar de la totalidad de los frutos de su vida y trabajo.
¿Saben ustedes lo que significa explotación? Significa apoderarse de los frutos del esfuerzo de otros. En cada persona su esencia es análoga a un árbol frutal y su trabajo y pensamientos son como los frutos de ese árbol. Este fruto debe ser suyo. Pero cuanto otros se apoderan de esos frutos, por un medio u otro, decimos que tal persona es explotada. A lo largo de la historia los seres humanos se han explotado unos a otros, e incluso los pueblo se han explotado y esclavizado mutuamente. Por ejemplo, supongamos que una porción de terreno pertenece a dos hombres, pero que uno de ellos, que es el más fuerte, toma posesión de toda la tierra y expulsa al otro, o lo emplea como un obrero. Esta sería una forma de esclavitud.
En el Sagrado Corán, uno de los propósitos explícitos de los Profetas ha sido el de ofrecer a la humanidad la libertad social y liberarla del avasallamiento mutuo. El Corán es un libro maravilloso. Algunas ideas florecen en un período particular mientras que otras pierden su fuerza en otra época. Pero esto es completamente diferente con el Sagrado Corán, porque sus ideas y palabras poseen un brillo permanente y por eso tiene un carácter ético y milagroso. Un ejemplo de ello es esta idea de la libertad social. No creemos que se pueda encontrar, en ningún lado y en ninguna época, una consigna acerca de este asunto que sea más vívida y sugerente que la que encontramos en el Corán. Incluso este libro (revelado hace catorce siglos), no ha tenido rival en los últimos tres siglos en que el tema central de los filósofos ha sido constantemente la libertad. Esta es la afirmación de la que hablamos: “Dí (Profeta): ‘¡Gente del Libro!, convengamos en una afirmación aceptable para nosotros y vosotros: que no adoraremos a nadie salvo a Dios y que no le asociaremos nada, y que no nos tomaremos unos a otros como señores en lugar de Dios’” (3:64).
¿Cuál es la consigna? Consiste en dos afirmaciones: la primera es que nada debe ser adorado salvo el Dios Unico, ni Jesús ni ningún otro, ni el diablo, deben ser adorados. Solamente Dios. La segunda es que “nadie debe ser tomado como señor o esclavo de otro”. Esto significa la abolición de todo tipo de servidumbre y sistema de explotación; significa la abolición del explotador y del explotado. Esta afirmación anula la desigualdad (en el orden de los derechos y responsabilidades sociales), y elimina el derecho al avasallamiento. Este no es el único versículo acerca de este asunto en el Sagrado Corán, hay muchos de ellos, pero como deseo ser breve mencionaré solamente unos pocos.
El Sagrado Corán, citando a Moisés (P) en su argumento contra el Faraón, menciona las afirmaciones de este último: “Dijo (Faraón): ‘¿No te hemos educado (a tí Moisés), cuando eras niño, entre nosotros? ¿No viviste durante años entre nosotros? Y luego hiciste lo que hiciste, eres uno de los desagradecidos’” (26:18-19). Y Moisés responde: “Dijo (Moisés): ‘¿Es esta una gracia que me has hecho, tú que has esclavizado a los hijos de Israel?’” (26:22).
El Faraón le decía a Moisés: “Eres un hombre que creció en nuestra casa, que comió en nuestra mesa y cuando creciste cometiste el crimen de matar a un hombre” (todo esto iba dirigido a que Moisés se sintiera obligado a respetar al Faraón). Pero Moisés respondió: “¿Debo permanecer en silencio cuando sojuzgas y esclavizas a mi pueblo, solamente porque he crecido en tu casa? He venido a salvar a tus esclavos”.
El fallecido Ayatullah A‘ini dice en su libro Tanzih Ul-Ummah: “Todo el mundo sabe que la tribu de Moisés jamás adoró a Faraón como lo hacían los egipcios[2], sino que el Faraón los empleaba como sus esclavos. El Corán emplea la palabra ‘esclavitud’ que pone en boca de Moisés”. Sabemos definitivamente que uno de los objetivos de los Profetas es establecer la libertad social, y combatir contra toda forma de esclavitud y explotación del hombre.
El mundo actual también considera la libertad social como algo sagrado, y si han leído la Declaración Universal de los Derechos Humanos habrán comprendido que la causa principal de todas las guerras, baños de sangre y desgracias en el mundo se origina en que algunos individuos no respetan la libertad de sus semejantes. ¿Está la lógica de un Profeta tan alejada de la lógica moderna? ¿Es sagrada la libertad? Sí, es sagrada, y mucho más también.
El Profeta Muhammad (BPD) siempre temió de la injerencia de los Omeyas (en el destino del Islam), y le inquietaba lo que harían en el futuro en conexión con la comunidad islámica universal, por eso (según una tradición que viene de múltiples fuentes) dijo: “Si la descendencia de Al-As alcanza el número de treinta, ellos tomarán los bienes de Dios como suyos propios, y a los siervos de Dios como sus propios siervos, e introducirán sus propias innovaciones en la religión divina”[3].
Es verdad entonces que la libertad social es sagrada. Otro tipo de libertad es la libertad espiritual. La diferencia entre la escuela de los Profetas y las otras escuelas humanas es que los Profetas han venido para ofrecer la libertad espiritual al género humano, así también como la libertad social, poseyendo la primera un mayor valor que cualquier otra. Tanto la libertad social como la espiritual son sagradas, y la primera no es posible sin la última. El problema con la moderna sociedad humana es que trata de salvaguardar la libertad social sin procurar la libertad espiritual. En realidad, no tiene capacidad para hacerlo, dado que la libertad espiritual sólo se obtiene a través de la profecía y los profetas y por medio de la fe en los Libros revelados.
Veamos ahora qué es la libertad espiritual. El ser humano es una criatura compleja, dotada de varias facultades e instintos, con fuerza, apetitos, ira, codicia, ambición y amor al exceso. Por otro lado, le ha sido otorgada la razón y la conciencia moral y mental. Internamente y espiritualmente el ser humano puede sentirse libre o esclavizado. Puede ser un esclavo de su codicia, de sus pasiones, de su ira, de sus excesos o puede ser libre de todos estos vicios. Como dice el poeta:
“Digo la verdad y así me siento feliz,
soy esclavo del amor y libre en ambos mundos.”
Una persona que merezca llamarse humana es aquella que es socialmente libre y que rechaza la humillación, el servilismo y que preserva la libertad social y la ética. Tal persona debe preservar además su conciencia, su espíritu y su inteligencia libres. Este tipo de libertad es llamado en religión autopurificación o virtud.
¿Pueden tener los hombres libertad social sin libertad espiritual? Esto es, ¿pueden ellos ser esclavos de sus propias pasiones, iras y codicias, y al mismo tiempo respetar la libertad de otros? En la actualidad se afirma que sí, y se espera que toda persona sea esclava de su codicia, de su ira y de sus pasiones y lujuria, y que al mismo tiempo respete la libertad social. Este es uno de los muchos ejemplos de las ideas contradictorias que padece la sociedad humana actual.
Los seres humanos en la antigüedad no tenían ningún respeto por la libertad y la pisoteaban. ¿Por qué? ¿Era porque eran ignorantes y por eso despojaban a los otros de su libertad? ¿Podemos decir que cuando adquirieron mayor conocimiento encontraron indispensable respetar la libertad de los otros? ¿Es esto similar a la cuestión de la enfermedad? Es decir, enfrentados con la enfermedad, ellos difícilmente podían encontrar efectivas sus primitivas medicinas, pero actualmente, con el avance de la ciencia médica y farmacológica, se pueden descartar los viejos tratamientos y suplirlos por otros nuevos y más eficaces. Lo que deseamos saber es si la acción del hombre antiguo cuando despojaba a otro de su libertad se debía solamente a la ignorancia. No, no era así. No tenía nada que ver con la ignorancia o el conocimiento. Los seres humanos eran (y son) completamente concientes de sus acciones que servían a sus intereses. ¿Se debía su falta de respeto por los derechos de los demás y la libertad ajena a las formas que tomaban las leyes y la legislación? Si así fuera, ¿podría un cambio en la ley traer aparejado un cambio del comportamiento? Por ejemplo, ¿la abolición de la esclavitud en América puso realmente fin a la esclavitud? ¿O fue solamente un cambio en la forma de la esclavitud sin una transformación de fondo? ¿Era esta desconsideración (de los antiguos) hacia la libertad de los demás debida a su forma de pensar y a su filosofía?
No era nada de esto, no se debía sino al propio interés. Como individuo el ser humano busca solamente asegurarse la máxima ganancia para sí mismo y obtener beneficios por cualquiera de los medios a su alcance. Los otros seres humanos son uno de tales medios para él, y los usa de la misma forma en que usa la madera, la piedra, el hierro o los animales domésticos. Cuando él planta un árbol o lo corta, la última cosa que le preocupa es el árbol en sí mismo. Solamente piensa en que el árbol lo beneficiará. Cuando engorda a una oveja y luego la sacrifica, ¿cuál era su propósito sino el interés propio? Cuando él esclaviza a otros seres humanos y los priva de sus derechos, lo hace en beneficio propio. Luego, todas sus acciones incluyendo el avasallamiento de la libertad de los seres estuvieron (y están) basadas en los intereses egoístas. ¿Es lo mismo hoy día? Sí. El hombre es como era y no ha cambiado en absoluto. Por el contrario, podría decirse que su boca se ha abierto aún más con el objeto de tragar todo lo posible.
Ni la ciencia ni la ley han sido capaces de detener su codicia. Lo único que han hecho es cambiar su forma. El contenido es el mismo con una nueva cobertura. El hombre antiguo era un ser extrovertido y no había alcanzado el estado de la hipocresía. Cuando el Faraón esclavizó a la gente declaró francamente a Moisés: “Dijeron (Faraón y sus dignatarios): ‘¿Creeremos en dos hombres (Moisés y Aarón) como nosotros, siendo que su pueblo son nuestros siervos y esclavos?’” (23:47).
El Faraón no ocultaba sus actos de explotación y esclavitud. Pero hoy día los seres humanos privan a los otros de todos sus derechos y libertad en nombre del mundo libre y bajo el pretexto de defender la paz y la libertad. ¿Por qué es esto así? Porque los seres humanos han perdido la libertad espiritual y ya no son virtuosos y libres en sus propios actos. El Imam ‘Alí (P) tiene un dicho acerca de la virtud que, como sus otras afirmaciones, es altamente valioso, aún cuando a algunas personas les parezca anticuada. Dijo: “Ciertamente el temor a Dios (taqua) es la llave de toda verdad, es una provisión para el Día de la Resurrección, es liberación de toda esclavitud, y es salvación de toda perdición”.
La frase muestra que la virtud (el verdadero temor a Dios) libera al ser humano de todo tipo de servidumbre, así como lo libera espiritualmente capacitándolo a su vez para llevar la libertad a otros. ¿Quién es entonces un verdadero emancipador o liberador en el mundo? Es un hombre como ‘Alí Ibn Abi Talib, la paz sea con él, y aquellos que tuvieron su misma categoría espiritual o que fueron educados en su escuela. Porque ellos, en primer lugar, se liberaron de las ataduras del ego. ‘Alí (P) dijo: “Estoy satisfecho con ser llamado Amir Al-Mu'minín (Emir de los creyentes), ¿y cómo podré oprimir a alguien por mi causa?”[4].
Sólo una persona que se asemeje a Alí puede ser realmente libre y generoso en todas las épocas, o alguien que al menos sea su seguidor y que convoque a su mente y a su alma a rendir cuentas (antes de enfrentar el Juicio Divino). Cierta vez, estando parado en el minbar (púlpito para la disertación o sermón de los viernes en la mezquita), ‘Alí dijo mientras golpeaba su barba: “¡Cosas del mundo! ¡Oro y plata! ¡Idos y engañad a otro que ‘Alí, porque él se ha divorciado de vosotros para siempre!”. Solamente una persona en cuyo corazón y conciencia hay tal llamado de lo Divino puede tener verdadero respeto por los derechos de la gente y por su libertad, sin sentir la menor hipocresía. Cuando un hombre así, con tal pureza, espiritualidad y temor de Dios, está en la posición del gobernante, jamás siente que es un hombre con poder y que otras personas están sometidas a él. Aunque la costumbre haga que la gente mantenga distancia (por respeto a su cargo y jefatura), él la persuade de no hacerlo y se acerca a ellos. Cuando ‘Alí partió en su campaña de la batalla de Siffín, pasó por la ciudad de Anbar que es actualmente parte de Irak pero que por entonces era una antigua ciudad de Irán. Cierto número de los notables de la ciudad, tales como los encargados del gobierno y los dignatarios ancianos, habían salido a dar la bienvenida al califa de una manera acorde, porque lo imaginaban un rey como los de la dinastía de los Sasánidas[5]. Cuando ‘Alí se acercó a lomo de caballo, estos notables de la ciudad comenzaron a acercarse a él rodando por el piso. ‘Alí los convocó y les preguntó que significaba tal comportamiento, y ellos le respondieron que esta era su forma de mostrar respeto a sus reyes y grandes hombres. El Imam (P) les dijo entonces que no actuarán así, porque eso significaba humillarse ante su califa, y agregó: “Yo soy uno de vosotros, y me estáis tratando de mala manera porque tal comportamiento vuestro podría (¡Dios no lo permita!) llenarme de orgullo y hacer que me considere superior a vosotros”.
Esto es lo que significa ser una persona generosa que posee libertad espiritual y que ha dado la bienvenida al llamado del Corán: “No adoréis a otro que Dios”. Ningún hombre, piedra, cielo, tierra o atributo humano es digno de adoración en lugar de Dios.
Les leeré un sermón de Alí (P) para que tengan una idea de su generosidad y espiritualidad. El sermón es algo largo y está vinculado a los derechos mutuos entre el gobernante y los ciudadanos, unos respecto de otros. Allí ‘Alí —como gobernante— aconseja a su pueblo sentirse libres a su respecto, y no considerar a sus gobernantes como superiores a ellos mismos. Dice: “No uséis para conmigo las expresiones que usáis para con los tiranos, ya que con ellas podríais humillaros a vosotros mismos, y engrandecerme”. El pretendía que se dirigieran a él como lo hacían con la gente común. Dijo: “Si por casualidad lo encuentran enojado (al gobernante) y mal dispuesto, no deben desanimarse: preséntenle libremente sus objeciones”. Y continúa diciendo que “los gobernados no deben estar de acuerdo (por fuerza) con toda palabra u acción de quien los gobierna, ni tampoco suponer que sus objeciones verdaderas le resultarán demasiado pesadas a quien los dirige”. Por el contrario, quien tiene la responsabilidad de gobernar debería estar bien dispuesto a escuchar la verdad y la crítica justa. Sigue diciendo Alí (P) que, aunque él es el gobernante y califa y ellos sus súbditos, no deberían elogiarlo ni adularlo. Y finalmente sienta el principio general de que “el hombre que no puede soportar escuchar la verdad, encontrará más difícil aún el actuar correctamente”.
Christensen sostiene que Anushiravan, el rey Sasánida, había reunido a cierto número de personas para discutir un asunto. El expresó entonces su propia opinión y todos estuvieron de acuerdo con él. Un secretario que estaba presente, suponiendo que esa era realmente una reunión de libre discusión, pidió permiso para expresar su propio opinión. Lo hizo criticando la posición del rey. El rey enojado lo llamó insolente y allí mismo ordenó que fuera castigado; lo golpearon tanto en la cabeza con su propio estuche de plumas que murió.
Para concluir con su sermón ‘Alí (P) hace un pedido: “No me privéis de una palabra justa o de un consejo equitativo”.
Este es el ejemplo de un hombre perfecto, un hombre espiritualmente libre mientras disfruta de la jerarquía del gobernante con lo que puede garantizar la libertad social a los demás. Ruego a Dios que nos haga de los verdaderos seguidores de Alí (P).
Fuente: DISCURSOS ESPIRITUALES;Conferencias sobre la dimensión espiritual del Islam; Editorial Elhame Shargh
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[1] Esta afirmación es la del día de Gadir, cuando, al volver de la peregrinación de la despedida (poco antes de su fallecimiento), frente a miles de musulmanes en una asamblea especial, el Profeta proclamó: “¿Acaso no soy preferible para vosotros más que vuestras propias almas?” (referencia al Sagrado Corán, 33:6, sobre la primacía del Profeta sobre los creyentes), y los presentes respondieron: “¡Sin duda que sí lo eres!”. Entonces el Profeta (BPD) levantando la mano de ‘Alí dijo: “De quien yo sea su maulá (maestro y protector), éste, ‘Alí, es su maulá. ¡Dios mío, sé amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos!”. Esta tradición está narrada textualmente en las principales recopilaciones de tradiciones de ambas escuelas del Islam. (Nota del Traductor al Español)
[2] El Faraón era divino y Dios personificado para la antigua religión egipcia. Faraón y su sistema opresor representan un modelo esencial en el Sagrado Corán para caracterizar la injusticia en todos sus aspectos: ideológico y doctrinario (por la atribución de la divinidad en la cabeza del estado y la obligación de servirlo y adorarlo) y material (porque el Faraón era el dueño de toda la tierra de Egipto, Supremo sacerdote y Comandante de las fuerzas armadas). Así el falso poder sagrado (la falsa ideología), el poder económico y militar se aúnan para constituir el sistema opresor. Todo esto está muy bien representado en el Sagrado Corán que, por su importancia, menciona a Faraón más de setenta veces; habla de sus huestes y comandantes, de la aristocracia de su corte, de los hechiceros a su servicio para engañar al pueblo, en suma de todos los instrumentos que en todas las épocas están al servicio de la opresión, primero espiritual e ideológica, y luego material y concreta. (Nota del Traductor al español)
[3] El clan Omeya jugó un papel nefasto en los primeros tiempos del Islam. Abu Sufián, nieto de Umáiiah (Omeya), fue el principal y más hábil oponente del Profeta en La Meca, y adoptó el Islam cuando ya no le quedaba alternativa, estando el Profeta a las puertas de esta ciudad a punto de tomarla. Su hijo Mu‘auiah consiguió el control de Siria estableciendo su capital en Damasco durante el califato de Uzmán, y luego de la muerte de éste último se opuso a ‘Alí (P) y combatió con él en Siffín, y hubiera sido derrotado de no haber sido por el martirio del Príncipe de los Creyentes. Luego de la muerte de ‘Alí obligó a su hijo el Imam Hasan a un trato que le permitía seguir en el califato y que luego violó mandándolo envenenar. Yazid Ibn Mu‘auiah, su hijo que le sucedió, fue el más corrupto de los omeyas y el culpable de la muerte del Imam Husain (P) en Karbala. Estos son algunos de sus crímenes para no mencionar las innovaciones en la religión. (Nota del Traductor al español)
[4] Amir al-Mu'minín es un título que el Profeta (BPD) le dio a Alí (P). El dicho significa que si él es realmente el Príncipe de los creyentes no le cabe en absoluto la opresión, sino la liberación del prójimo de toda injusticia y opresión. (Nota del traductor al español).
[5] Los Sasánidas era la dinastía que gobernaba Irán antes de la entrada del Islam. cuando se produjeron los hechos que el autor relata hacía poco tiempo que ese pueblo había tomado contacto con los musulmanes. (Nota del traductor al español)