¿A quién nombró el Profeta Muhammad (BP) como su sucesor?
Por: Huyyatulislam M. Rabbani
1. La Fiesta de Gadhir es un hecho histórico
El 18 de Dhu'l'Hiyyah es el día de la Fiesta de Gadhir, la cual es una de las mayores celebraciones de Dios. Además, es la fiesta de la Familia del Profeta Muhammad (PB). De hecho, es una de las más grandes fiestas del Islam. Todos los Profetas de Dios solían celebrarla y venerarla. En los cielos, se le conoce como el «Día del pacto prometido» y en la tierra, como el «Día del pacto exigido y atestiguado por Multitudes».
a) Le preguntaron al Imam Sadiq (P) si los musulmanes tenían una fiesta aparte del 'Id al-Fitr, el 'Id al-Adha y los viernes [en que se realiza la oración colectiva]. El Imam Sadiq (P) respondió: «Sí, los musulmanes tienen otra celebración, la cual es la más sagradas de todas las fiestas, y conmemora el día en que el mensajero de Dios (BP) designó al Príncipe de los Creyentes —el Imam Ali (P)— [como su sucesor y líder de la comunidad islámica (ummah)]. En ese día, el santo Profeta (PB) dijo: «De quien yo sea su wali (guía, maestro, protector), Ali, es su wali». Y este es el día 18 de Dhu'l'Hiyyah.»
b) Menciona Al Mas‘údi que la noche del 18º de Dhul Hiyyah es la noche de la Fiesta de Gadhir.
c) Ibn Jalkán menciona que el día 18 de Dhul Hiyyah es la Fiesta de Gadhir.
d) Abu Raihán Al-Biruni, el famoso sabio del siglo V de la hégira, cuenta el día del Ghadir entre las fiestas de los musulmanes.
e) Ibn Talhah al-Sháfi‘í, dice en su obra Matálib al-saul ‘an manáqib ál al-rasúl: «El día de Ghadir Jum es un día de fiesta, pues es el día en que el Mensajero de Dios designó Ali (P) como imam de los musulmanes.
2) El evento de Gadhir Jumm
Los testimonios históricos muestran que el Mensajero de Dios (PB) al volver de la «Peregrinación de la despedida» (Hayyat-ul Wadâ'), el día 18 del sagrado mes de Dhu'l'Hiyyah del año 10 de la hégira (10 de marzo del año 632 d.C), designó a su sucesor por orden de Dios, y explicó a la gente la forma de seguir avanzando, y cuál era el camino de la verdad, el bien y la felicidad para la comunidad islámica.
Fue por ello que en el año décimo de la Hégira —el último de su noble vida— el Mensajero de Dios (PB) se unió a la peregrinación a la ciudad santa de La Meca. El motivo era difundir la noticia sobre su sucesor, dado que participaría posiblemente el mayor número de musulmanes reunidos hasta ese momento, pues todos trataban de unirse a él en el viaje de la peregrinación desde la misma ciudad de Medina (donde residía), para obtener el mayor mérito posible viajando con el Noble Mensajero (PB), aprendiendo directamente de él los ritos, y cumpliendo así esta obligación islámica con su santa presencia.
Partió esa gran caravana —integrada por emigrados, auxiliares y otros musulmanes— con su Profeta (P), de Medina hacia La Meca.
Después de concluir con la obligación de los ritos de la peregrinación de ese año, que se comenzó a llamar «peregrinación de la despedida», se despidió el Mensajero (PB) de la sagrada casa de Dios para volver a Medina, y con él hizo lo propio esa enorme multitud de peregrinos, que alcanzaba un número entre 90 y 120 mil.
Partió la enorme caravana atravesando valles y desfiladeros hasta que llegó a una planicie desierta y árida en la cual hay un arroyo (Ghadir) llamado «Jum». Entonces descendió Gabriel (P) —el ángel de la Revelación— ante el Mensajero de Dios (PB) y le ordenó detenerse en ese lugar, y así lo ordenó a su vez el Profeta a la caravana y a sus compañeros, y esperaron allí a que se les unieran los que se habían rezagado.
Esta sorpresiva detención se produjo en una planicie ardiente, bajo el calor implacable de un sol brillante de mediodía, lo que asombró a los viajeros pues no había forma de guarecerse del terrible calor. No pasó mucho rato que se difundió la noticia de que el Mensajero de Dios (PB) había recibido del Ángel de la Revelación, la explícita orden divina, para que comunicara esto a los musulmanes:
«¡Mensajero! ¡Transmite lo que te fue revelado por tu señor, pues si no lo haces no habrás comunicado en absoluto su Mensaje! Dios te protegerá de la gente. Dios no guía al pueblo impío» (Corán, 5:67)
Finalmente la muchedumbre así reunida cumplió con la plegaria obligatoria del medio día junto al Profeta (PB), y luego este se dispuso a cumplir con la trascendente directiva divina; cuando ya la multitud había llenado la planicie y esperaba el desenlace de ese gran evento histórico, el Profeta (PB) subió a un estrado que había sido improvisado con monturas de camellos, desde donde podía ser visto y escuchado por la muchedumbre.
Entonces los arengó con celestial inspiración en esa vasta explanada, y el que escuchaba su voz y entendía lo transmitía a quien no podía hacerlo. Después de la alabanza y exaltación a Dios Todopoderoso y Sabio, dijo:
«¡Gentes! Pronto seré llamado (a dejar este mundo) y responderé. Seré interrogado y vosotros lo seréis, ¿qué decís pues?»
Respondieron:
«Testimoniamos que has comunicado (el Mensaje divino), que te has esforzado y has aconsejado el bien, y que Dios te recompense por ello con el bien.»
Dijo el Profeta (PB):
«¿No testimoniáis que no hay divinidad sino Dios y que Muhammad es su Profeta y Mensajero, que el Paraíso es realidad, que el fuego del Infierno es realidad, que la muerte es realidad, que la resurrección después de la muerte es realidad, que la hora (el Juicio Final) es inminente y no hay duda en ello, y que Dios levantará (resucitará) lo que hay en las tumbas?.»
Respondieron:
«Por cierto que sí, testimoniamos todo eso.»
Luego, el Profeta Muhammad (PB) continuó diciendo:
«Os interrogaré cuando retornéis a mí (el Día del Juicio) sobre las dos joyas preciosas (az-zaqalain) sobre cómo las habéis tratado en mi ausencia. La joya mayor es el Libro de Dios (el Corán) majestuoso y poderoso, uno de cuyos extremos esta con Dios Altísimo, y el otro en vuestras manos: aferraos a él y no os extraviaréis ni erraréis. Y mi descendencia, la Gente de mi Casa [es la otra joya]. Sobre esto me ha informado el Sutil: no pasarán hasta que retornen a mí en Al-Haud» (la fuente del Paraíso en que el Profeta dará de beber como bienvenida a los creyentes fieles, después del Juicio Final).
Luego llamó a Ali (P), tomó su mano y la elevó para que lo viera la gente, enseguida dijo:
«¡Gentes! ¿Quién tiene primacía entre vosotros antes que vosotros mismos?.
Contestaron:
«Dios y Su Profeta saben más.»
Entonces siguió diciendo el Profeta:
«De quien yo sea su moulâ (guía, maestro, protector), Ali es su moulâ. ¡Dios mío! sé amigo de quien sea su amigo, y enemigo de su enemigo, y auxilia a quien lo auxilie, y humilla a quien lo humille, y haz morar la verdad con él donde se encuentre.»
Y después de pronunciar estas palabras pidió:
«Que el presente lo comunique al ausente.»
Y fue desde luego Ali (P) el investido ese día con la función de Imam y con la obligación de guiar a la ummah. Se eligió así para la conducción de los musulmanes al hombre más apto para ello en el conocimiento del Islam; alguien que era un tesoro de las ciencias y un manantial de virtudes. Con la comunicación de la cuestión del imamato, el Mensajero había entonces completado la evidencia para la ummah hasta el Día de la Resurrección:
«Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia en vosotros y Me satisface que sea el Islam vuestra religión.» (Corán, 5:3)
El Mensajero dejó entonces el lugar mientras la proclamación de los takbir resonaba en el aire y la gente expresaba su alegría y satisfacción por la wilaiah (autoridad) de Ali (P). Se acercaban a él un grupo tras otro para expresarle su beneplácito y conversaban acerca de su autoridad sobre los creyentes.
3) Significado de la aleya: «¡Mensajero! ¡Transmite lo que te fue revelado por tu señor, pues si no lo haces no habrás comunicado en absoluto su Mensaje! Dios te protegerá de la gente. Dios no guía al pueblo impío» (Corán, 5:67)
a) La precisión del contenido de la aleya nos indica que comunicar esta orden divina es de tal importancia y trascendencia que equivale a que, si el Mensajero lo omitiera por temor a la gente, habría prescindido de transmitir todo el Mensaje divino, mientras que si comunica la orden divina a la ummah equivale a completar con ello su prédica.
b) En esta aleya Dios le comunica a Su Mensajero (P) la importancia de esta orden y le garantiza su protección y amparo ante los peligros que su transmisión pudiera acarrearle.
c) El Profeta (PB) había ya transmitido a la gente lo que recibía del Mensaje divino durante 23 largos años, por lo que esta aleya alude a un deber tan especial que hace que con la comunicación de esa orden se complete el Mensaje, se perfeccione la merced y se complazca Dios.
d) La aleya indica además que el tema de esa orden era delicado en extremo, al punto de que su cumplimiento significa la completitud de la prédica profética, y su omisión en cambio un desmerecimiento de la misma.
e) El medio ambiente predominante en las concepciones de los árabes de entonces determinaba la inconveniencia de conceder cargos y funciones elevadas a los jóvenes, y al contrario creían que correspondía otorgarlos a los ancianos y mayores, y esto también contribuía a reducir el ámbito favorable para la comunicación de esa orden divina.
f) Todo esto naturalmente era lo que provocaba que su anuncio —de la designación de Ali ibn Abi Talib (P) como su sucesor, un joven de solo treinta y tres años de edad— fuese un asunto difícil. Por otra parte, muchos de los parientes y amigos de quienes habían ingresado recientemente a las filas del Islam, habían perdido la vida por la espada de Ali (P), y esto también volvía más delicada la situación, e incrementaba más y más en ellos el fuego de la discordia.
4) Significado de la aleya: «Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia en vosotros y Me satisface que sea el Islam vuestra religión.» (Corán, 5:3)
Si el Islam con el que Dios quedó satisfecho es el que se completó ese día, ello significa que la verdadera religión se perfeccionó en ese momento con la investidura de Ali (P) como Imam, y que la merced divina para con las criaturas se completó con la designación del legatario del Mensajero de Dios (BPD).
5) Reacciones de los presentes
La multitud que acompañaba al Profeta (PB) ese día, estaba compuesta por emigrados (originarios de Meca), auxiliares (nativos de Medina) y otros musulmanes provenientes de todo el Mundo Islámico de aquel entonces, debido a que el Profeta ya había anunciado que esta sería su última peregrinación, y todo mundo se desplazo hasta unirse al Mensajero de Dios (P).
a) Cuando los hipócritas sintieron la inminencia del nombramiento del legatario del Profeta, dijeron: «Si Ali se convierte en sucesor de Muhammad, nada cambiará y todo seguirán siendo igual».
b) Un famoso poeta llamado Hassán ibn Zábit, con el permiso del Mensajero de Dios (PB), compuso para ese día una hermosa casida y la recitó.
c) Los compañeros del Profeta (PBd) se acercaron a Ali (P) luego de concluir la disertación para felicitarlo por su primacía y autoridad sobre los creyentes, y jurarle fidelidad.
d) Entre quienes lo felicitaron estaban Abu Bakar y Omar, el primero y segundo califa, correspondientemente. Omar fue el primero en acercarse y le dijo: «¡Muy bien Ali Abi Talib!, este día te has convertido en el maula de todos los hombres y mujeres creyentes».
e) Asimismo, las mujeres bridaron su juramento al Imam Ali (P). El Profeta Muhammad (PB) ordenó colocar un recipiente con agua, en el que tanto el Imam Ali (P) como las mujeres introducían una de sus manos.
La ceremonia de juramento de finalidad se prolongó por tres días.
f) Después que el Profeta Muhammad (PB) anunciase oficialmente a su sucesor, el Imam Ali (P), un hombre llamado Hârez Fahrí se le acercó y —en tono de protesta— dijo: «Ordenaste que atestiguásemos que no hay más dios que Dios —del cual eres Su Mensajero— y así lo hicimos. Después ordenaste la lucha en el camino de Dios, el Hach, el ayuno, la oración y el azaque, y todo ello lo aceptamos. Sin embargo, no te ha sido suficiente y ahora nombras a este joven [Ali ibn abi Talib] como tu sucesor, diciendo: «De quien yo sea su moulâ, Ali es su moulâ». ¿Acaso esta orden viene de Dios o de ti?».
El Profeta (PB) respondió: «¡Juro por el único Dios, que esta orden proviene de Él!».
Entonces, Hârez Fahrí, se viró y comenzó a caminar, mientras decía: «¡Oh Dios, si esta orden es cierta y viene de Ti, has que caiga sobre mí una roca procedente del cielo!»
A penas, hubo terminado de hablar, cuando de los cielos cayó una roca sobre su cabeza, pereciendo de inmediato.
6) Contexto
a) Los asociadores y los hipócritas tenían la esperanza de que cuando el Profeta Muhammad (P) falleciese, el Islam iba a desaparecer.
b) Después del fallecimiento del Noble Mensajero (PB) —de la desaparición de la escena del mayor líder, quien había accedido a la cumbre de la piedad y el conocimiento— era indispensable la continuación del progreso islámico y la protección del mensaje de desvíos y del retroceso a las prácticas y costumbres de la yahilíah (época preislámica de ignorancia), y que se prosiguiera estableciendo cada vez más los fundamentos del sistema social y político según los principios del Islam.
b) Si se dejaba la cuestión del liderazgo en manos de una comunidad tan nueva, recién liberada de las ataduras de la yahilíah (ignorancia) —teniendo en cuenta que no se habían eliminado completamente las raíces y residuos de ese período oscuro de los corazones y espíritus de la gente—, no se lograría preservar los elevados objetivos del fundador de la religión, ni se protegería su mensaje del peligro de los factores negativos ínsitos en esa sociedad.
c) El único medio para alcanzar dichos objetivos era entregar las riendas de los asuntos a una persona conocedora de las sapiencias del mensaje divino, poseedora de las ciencias religiosas, dotada de una fe luminosa y exenta de toda falta e incluso del olvido; perfecta, en suma, como lo fue el fundador del Islam.
d) La sociedad islámica de ese entonces necesitaba perentoriamente a un líder así, ducho en la educación humana, con suma precisión y atención, que pudiera desentrañar todos los problemas legales (de la ley revelada) que se le presentaran durante su mandato.
7) Transmisores de la narración de Ghadir Jumm
a) De la primera generación: 110 compañeros (sahabah) del Profeta (PB);
b) de la segunda generación: 84 seguidores (tabi'un);
c) de la tercera generación: 360 eruditos (ulemas) del Mundo Islámico, del siglo I al XVI de la hégira.
La narración de Ghadir Jumm es calificada como auténtica, tanto por las fuentes chiitas como sunitas.
8) Ali (P) fue anunciado como sucesor del Profeta (PB) en diversas ocasiones
La proclamación a la gente por parte del Mensajero de Dios (PB) de la autoridad de Ali (P) y su designación como su sucesor no se produjo solo en Ghadir Jum, sino que en distintas ocasiones:
a) En el año tercero de su misión, al inicio de su misión, cuando el Profeta Muhammad (BP) recibió la orden, por parte de Dios, de invitar a sus parientes y allegados a la religión del monoteísmo, el Islam.
«Advierte a tus familiares más cercanos» (Corán 26:214).
Entonces, el enviado de Dios, invitó a cuarenta de sus parientes a un humilde banquete. Mientras comían, les dijo claramente que aquel que fuera el primero en aceptar su invitación a abrazar el Islam, se convertiría en su sucesor y heredero. Ali fue el primero en dar un paso adelante y abrazar el Islam. El Profeta (PB), exclamó:
«¡Gentes! Este joven es mi hermano, mi albacea y mi sucesor, escúchenle y obedézcanle.»
b) En la batalla de Tabûk. El Mensajero de Dios (PB) expuso claramente ante la comunidad musulmana que el estandarte del liderazgo y la conducción pertenecía a ‘Ali (P), en el llamado hadiz Al-Manzilah (tradición de la categoría): «¿No te complace el tener a mi respecto la categoría (manzilah) que tuvo Aarón ante Moisés, con la excepción de que después de mí no habrá Profeta?»
c) El Mensajero de Dios (PB), después de la Hégira a Medina, dispuso un hermanamiento especial entre los musulmanes emigrados y los auxiliares medinenses a fin de allanar y anular todo privilegio, peculiaridades tribales y de clanes y diferencias entre los pueblos mediante el espíritu islámico de equidad. Entonces, Ali (P) le dijo al Profeta:
«¿Hermanaste a los musulmanes entre sí y no me hermanaste a mí con ninguno de tus compañeros?»
El Profeta respondió:
«Te he reservado para mí. Tú eres mi hermano en este mundo y en el otro».
9. Las acciones a realizar el día de Gadhir
Cuando se le preguntó al Imam Sadiq (P) acerca de las acciones que se deben realizar este día, respondió: «[Lo mejor es] ayunar, realizar diversos actos de adoración, evocar a la familia del Profeta Muhammad (PB), y evocar la bendición de Dios sobre ellos.»
Abu Nasr al-Bizanti narró que el Imam Ridha (P) le dijo: «Dondequiera que te encuentres en el Día de Gadhir, trata de visitar la tumba del Imam Ali Amir al-Mu'minin (P). Ciertamente, ese día Dios Todopoderoso perdonará los pecados de sesenta años de cualquier creyente —hombre o mujer— [que lo haga]. Y librará del fuego del Infierno al doble de personas que libra en Ramadán, la noche del Decreto, y en la noche del 'Id al-Fitr. Y una moneda que se da como limosna —en ese día— a sus hermanos [de religión], equivale a dar mil monedas [dadas como limosna en otras ocasiones].»
Los actos devocionales en la Fiesta de Gadhir son los siguientes:
a) ayunar,
b) realizar el baño ritual completo,
c) visitar el santuario del Imam Ali (P), en Nayaf [a quienes les sea imposible viajar hasta allí, pueden recitar la ziarat desde donde se encuentren];
d) es preferible visitar a los creyentes y parientes;
e) es muy recomendable fomentar la hermandad entre los creyentes.
* Durante su alocución de Ghadir Jum, el Profeta también anunció a los presentes los nombres de los 11 Imames sucesores de Ali (P). El evento de Ghadir fue un suceso delicado, y lo que cumplió ese día el Profeta (PB) de la orden divina tuvo hondas repercusiones y reacciones en la historia del Islam, al punto que ningún historiador aferrado a la exactitud de los hechos y a la preservación de la verdad histórica pasa por alto la explicación de este suceso, u oculta lo que se vincula con él, excepto claro los afligidos por la inercia intelectual y el sectarismo.
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