De Ĥusaîn Ibn ‘Alî a Muĥammad Ibn ‘Alî y a aquellos miembros de Banî Hâshim que estén junto a él. (Y luego...) quien de vosotros se una a mí en este viaje obtendrá el martirio. Y quien no me acompañe, no obtendrá la victoria. Ûas salâm.
Antes de la entrada del Imam a la Meca, ‘Abdul-lâh Ibn ‘Umar, hijo del segundo califa, ‘Umar Ibn al Jaṯṯâb, ya estaba allí para realizar el ‘Umrah preferible y hacer algunos trabajos personales. Cuando decidió volver a Medina, durante los primeros días en que el Imam Ĥusaîn entró a Meca, lo visitó y le propuso paz, conciliación y juramento de fidelidad a Îazîd y, además, le advirtió acerca de las peligrosas consecuencias de la oposición a los opresores pudiendo llegar a una guerra. Según lo narrado por Jûâriẕmî, dijo lo siguiente: “Oh padre de ‘Abudul-lâh! Debido a que la gente le ha jurado fidelidad y a que es él quien posee dirhams (monedas de plata) y dinares (monedas de oro), seguramente se inclinarán hacia él.
No por Dios, seguiré este mismo camino hasta llegar a lo que Dios destine para mí. Conclusión: de esta respuesta del Imam (la paz sea con él) se deduce que su salida de Medina no fue por miedo o con el fin de escaparse, pues en este caso, podía aprovechar, al igual que Ibn Ẕubaîr, dirigirse por caminos montañosos en lugar de ir por la ruta común, mientras que el Imam eligió este camino común que estaba a la vista de todos.
Este es el testamento del Ĥusaîn Ibn ‘Alî a su hermano Muĥammad Ibni Ĥanafîah: “Ciertamente que Ĥusaîn atestigua que no hay más dios que Dios, que es Único y no tiene asociados y ciertamente que Muĥammad es Su Siervo y Enviado, y trajo de parte de Dios (para el mundo) el credo verdadero (el Islam) y atestigua que el paraíso es verdadero, el infierno es verdadero y la Hora llegará, no hay duda alguna de ello y que Dios resucitará a los que estén en las tumbas”.
¡Hermano! Tú eres entre todos, el más amado y el más querido para mí y yo tengo la responsabilidad de decirte lo que considero que es beneficioso para ti. Y creo que, por ahora, no debes instalarte en ningún lugar en forma permanente, sino que tú y tus hijos deben permanecer lejos de Îazîd y de esta ciudad y, desde allí, envía representantes hacia la gente y atrae su apoyo. De modo que, si te juran fidelidad, alabas a Dios y si juran a otro, no recibes ningún o. Pero si entras en una de estas ciudades temo que ello produzca discrepancia entre la gente y que un grupo te apoye y otro se levante contra ti; y que todo termine en una masacre en la que tú recibas alguna aflicción y en ese momento es que la sangre de la mejor gente de esta comunidad será derramada vanamente y su familia será humillada.
El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), la segunda noche, luego de decidir su marcha, se dirigió al santuario del Enviado de Dios (la paz sea con él y su descendencia) y con las siguientes frases visitó a su noble ancestro: Oh, Dios mío, esta es la tumba de tu Profeta Muĥammad (la paz sea con él y su descendencia) y yo soy el hijo de la hija de tu Profeta. Ocurrieron sucesos para mí que Tú bien sabes. Dios mío, yo amo lo bueno y lícito y aborrezco lo malo e ilícito. Te pido oh, Dios, Grandioso y Generosísimo, por el derecho de esta tumba y quien se halla en ella, que elijas para mí aquello que te complace a Ti y a Tu mensajero.
Ciertamente de Dios venimos y hacia Él seremos devueltos. Se deberá despedir al Islam cuando los musulmanes padezcan un gobernador como Îaẕîd. Y ciertamente que he oído de mi abuelo, el enviado de Dios, la paz sea con él y su familia, decir: “El califato ha sido prohibido para la familia de ꞌAbû Sufîân. Y si algún día observáis a Mu’âûîah sobre mi púlpito, hiendan vuestro vientre”. Sin embargo, los habitantes de Medina lo vieron sobre el púlpito del Profeta y no lo mataron. (Por eso) Dios les hizo padecer a Îaẕîd, el corrupto (que era peor que Mu’âûîah).
Con la muerte de Mu’âûîah, a mediados del mes de Raӱab del año 60 de la hégira, su hijo, Îazîd llegó al califato y, sin demora, anunció la muerte de su padre y su propia sucesión –que anteriormente, ya había sido anunciada cuando su progenitor ya había pedido juramento de fidelidad para él- a los gobernadores de diferentes zonas por medio de cartas. También emitió junto al anuncio y confirmación de su jerarquía, la orden de pedir a la gente un nuevo juramento de fidelidad.
“Oh mundo, uf a la amistad contigo. ¡Cuántos de tus amigos y buscadores matas por las mañanas y tardes!Y, aún con el cambio, no quedas conforme. Ciertamente que las obras dependen de Dios, Majestuoso. Y cada persona viva, es transeúnte de este camino”.“Oh, querida hermana, dirígete hacia el camino de la paciencia y entereza. Sabe que toda la gente del mundo muere, tampoco los habitantes de los cielos quedarán y, ciertamente, toda cosa perecerá, excepto Dios, Quien ha creado a la Tierra con su poderío, resucitará a las criaturas y regresarán, Dios es Uno y Único. Mi padre fue mejor que yo, mi madre fue mejor que yo; y mi hermano fue mejor que yo; y todos ellos se apresuraron hacia la otra vida. El enviado de Dios es el mejor modelo para mí, para ellos y para cada musulmán”. Luego, agregó: “Oh, querida hermana (Zainab), oh Um Kulzum (otra de sus hermanas), oh Fátima (su hija), oh Rabab (su esposa y madre de Ali Asgar), luego de mi martirio no rasguen sus vestiduras ni rasguñen sus rostros y no expresen ninguna palabra que no se espere que ustedes digan”.