Islam, Occidente y Los Derechos Humanos

De punto de vista del Imam Jomeini (ra)

El Imam Jomeini y la cuestión de la libertad y su búsqueda

Nasir Shafi’i

Introducción

Desde el inicio de la victoria de la Revolución Islámica y durante los años del establecimiento del sistema de la República Islámica, siempre ha habido personas que, a pesar de disfrutar diferentes libertades, como libertad de expresión, de prensa y de asociación, etc., han usado sus bancas en el Parlamento para decir que no son libres y que no han podido expresar sus opiniones a la gente. En diferentes circunstancias relacionadas, de una manera u otra, a la libertad y las corrientes intelectuales del país, las autoridades y responsables así como pensadores, eruditos y miembros de diferentes clases sociales, han podido expresar sus propias opiniones. Estudiar estas ideas en las Sahifeh-ye Imam puede resolver muchos problemas y esclarecer cuestiones incomprendidas. Depende de los seguidores del Imam y de sus defensores saciar su sed de conocimiento directamente del manantial puro de las ideas del Imam y la República Islámica. Lo que sigue es un esquema sintético de las puras enseñanzas que nos ha dejado el Imam.

1. Creía que el Islam garantiza la libertad y la independencia

El Imam creía que el Islam garantiza todo tipo de independencia y libertad y que si los niños musulmanes son educados de acuerdo a los principios de esta religión, la independencia y libertad del país están aseguradas.[1] Él sostenía que el Islam depende de la razón y está fundado en la evidencia[2] y no teme la libertad de expresión ni la libertad de prensa. No está en desacuerdo con el esclarecimiento de las personas ni con la industria; pero sí está en contra del desenfreno y la idea de que cada individuo es libre de hacer lo que quiera.[3] El Imam pensaba que el Islam lo contiene todo. Cuando se decía que el Islam carecía de algo, por ejemplo, de algunas palabras, se enojaba y decía que tenemos nuestro propio vocabulario y que no había necesidad de tomar prestadas palabras de occidente. “El Islam contiene lo mejor y lo abarca todo; lo que queramos existe en el Islam”.[4] Él consideraba al Islam la escuela más progresista y la más experimentada en la práctica. Sabía que la ley del Islam es la causa de todas las libertades y de la democracia real, y que garantiza también la independencia del país.

El Imam se refiere a la libertad como a “un árbol fructífero” y cree que la libertad de los seres humanos es una de las bendiciones en el mundo. Los hombres tienden a sacrificar todas las cosas por su libertad.[5] Sin embargo, en el mundo moderno, la definición y los comentarios sobre la libertad están pergeñados por aquellos que están en contra de la verdadera libertad divina.[6] Solo la pluma que no pertenece a un conspirador es libre. Un artículo o un diario son libres si no quieren conducir al país a la destrucción y al atraso.[7]

Comparando a la intriga y los artículos destructivos y degradantes con las bayonetas de antaño, el Imam decía que esos artículos son iguales a las bayonetas que antes buscaban la ruina de la nación. Él creía que las plumas corruptas no deberían ser libres.

Dijo sobre las plumas (los escritores) que sostenían no ser libres cada vez que eran inhabilitados:

“El problema es que aquellos que buscan la libertad se enojan y dicen que hay represión cuando ven que algo que está en contra del bien del país es prohibido; cuando en realidad, la represión tiene lugar sólo cuando son prohibidas las plumas que escriben en interés del país y en beneficio de la nación. No podemos calificar de represión cuando se prohíben artículos dañinos para nuestra sociedad, para nuestro movimiento y para nuestro país. Esto se hace con el fin de resistir la corrupción. Cabe hacer una distinción entre estos dos casos: prohibir la inmoralidad y no permitir que la juventud tenga acceso a centros de corrupción para que no se conviertan en adictos a la heroína o al opio, o prohibir el juego y sus equivalentes, no son lo mismo que reprimir la libertad. Puede en cambio llamarse «ejercer la propia responsabilidad»”.[8]

La bayoneta ha sido remplazada actualmente por la razón y la pluma.[9] Hoy son las plumas y las lenguas los que engañan a la nación y a la gente. Deben estar al tanto de estos problemas y no permitir que los engañen.[10] Hay una minoría que quiere gobernar a la mayoría. Rida Khan gobernó por la fuerza y estas personas quieren gobernar utilizando esas plumas.[11] Tenemos que reconocer a aquellos que no están en el camino del Islam y en el movimiento islámico y en el sendero del bien para la nación analizando sus artículos, discursos y comportamientos. Llevan a cabo sus actividades engañosas por medio de sus artículos ponzoñosos. Mientras que antiguamente suprimían a los literatos con las bayonetas, hoy en día estos artículos son lo mismo que las antiguas armas”.[12]

2. Puso el énfasis en la libertad de expresión y prensa, considerando positiva y útil la crítica

El Imam creía que el tipo de libertad actual en la República Islámica de Irán es útil para el país, para el Islam y para los musulmanes, pues gracias a ella los individuos participan activamente en la comunidad y son útiles para su país. El Imam creía que la gente es libre de emitir sus opiniones relacionadas a las cosas buenas de su país así como de criticar al gobierno, a los hombres de estado y a las autoridades no gubernamentales. Son libres de hablar sobre los aspectos positivos en las cuestiones sociales de su país y no hay limitación a este respecto. Son libres también de criticar al gobierno y a quien sea que perjudique a la sociedad. Sobre la prensa, el Imam dijo que debe reflejar cualquier cosa que suceda. Algunas veces la crítica es positiva y útil y entonces se la recomienda.

Sin embargo, la crítica no debe ser causa de debilidad para el gobierno.[13]

El Imam cree que la prensa es libre en todos los asuntos que son beneficiosos para la nación. Una persona es libre de publicar sus opiniones, de criticar al gobierno y a quien haga algo dañino a la sociedad. No hay nadie que ponga objeciones a este respecto.[14] El Imam considera la crítica como un don divino para el crecimiento de los seres humanos.[15]

El crecimiento intelectual de una nación está en conocer su posición y en saber cuándo hacer cada cosa. Un gran número de desviaciones de los seres humanos tienen sus raíces en la falta de tacto para proponer un tema. No se debe evitar manifestar los problemas que es necesario conocer, solo se debe tener cuidado en dar un paso firme y luego perseverar con acciones correctas en los momentos adecuados. Tacto y discreción son de esas cosas que echan profundas raíces en una sociedad.[16]

En nuestras evaluaciones sobre el gobierno, tenemos que tomar en cuenta muchas dimensiones, si solo observamos una de ellas, nos extraviaremos. Al evaluar las funciones del gobierno, deben tomarse en cuenta diferentes perspectivas.

Quiero advertir a todos aquellos que tienen una pluma en la mano y que escriben, que deben darse cuenta que sus lapiceras son el lenguaje de su presencia ante Dios y que deberán responder por ello en el más allá. No se trata de un gobierno o presidente, lo que importa es el sistema, el sistema del Islam. Lo que importa es el sistema de la República Islámica, que todos tenemos la obligación de proteger. Todos los escritores tienen la obligación de proteger el sistema. Supongan que una persona observa que algo está mal, en ese caso, esa persona puede y debe dar su consejo. Sin embargo, el lenguaje que se usa para aconsejar no es el que se usa para injuriar. Estas plumas, como se puede ver, no son plumas que aconsejan. El gobierno no es lo importante, lo que importa es la República Islámica. Debemos cuidarnos de no escribir lo que sea que nos venga a la mente sin pensar en lo que estamos haciendo. Los científicos, los estudiantes y aquellos que están a cargo de los asuntos culturales en las universidades deben usar su fortaleza para ayudar a los oprimidos. Las plumas deben ser utilizadas para ayudar a la nación y la lengua para ayudar a los oprimidos.[17]

3. Estaba en contra del desenfreno

El Imam solía dividir la libertad en dos categorías: útil y dañina. En la primera, incluía todas las cosas relacionadas al crecimiento de la libertad de los seres humanos,[18] ya que el Islam está a favor del crecimiento y la perfección de los seres humanos. Sin embargo, no creía en la permisibilidad en algunas cosas que el Islam ha prohibido, ya que no ayudan al crecimiento de los seres humanos ni a alcanzar la perfección, sino que lo conducen hacia la destrucción. El Imam creía que aquellos interesados en tales libertades eran o bien mercenarios de los extranjeros o simplemente no estaban enterados e ignoraban estos problemas. Dijo: “Esos intelectuales y escritores liberales (no todos pero la mayoría de ellos) o no conocen el daño que producen estas libertades y permiten que la juventud haga lo que quiera, o no están enterados, son ignorantes y mercenarios los extranjeros. Ellos se quejan de que la libertad está muriendo, creen que la libertad es aquella que nos quiere imponer occidente, mientras que los occidentales en realidad no creen en este tipo de libertad pues si lo hicieran, no se desarrollarían. Este tipo de libertad fue importada a nuestro país. Estos inicuos defensores de los derechos humanos, estos escritores y liberales elogian y proponen este tipo de libertad para nosotros. Esta es la libertad que conduce las potencialidades humanas a la destrucción.”

El Islam prohíbe lo que lleva a los jóvenes a la destrucción. El Islam necesita militantes, guerreros contra los infieles. Por eso el Islam quiere criar militantes y no vividores.[19] Aquellos escritores que a pesar de tener libertad para escribir en contra del Islam no lo hacen y los clérigos, son los que están a favor de este tipo de libertad. Pero existe un tipo de libertad que se nos intenta imponer desde occidente. Para conducir a nuestros jóvenes al extravío quieren que sus mujeres puedan ir a sus reuniones, y así los demás no tengan nada que escribir sobre la República Islámica y así debilitarla. Detengan sus manos, guarden sus plumas y comprendan que no todo debe ser escrito o publicado. En el proceso de cualquier revolución se trata de evitar el caos y a los individuos no se les permite hacer o decir cualquier cosa que quieran. Ahora, la pregunta que me hago es si prohibir esa libertad negativa es dañina o no para nuestro sistema. Algunos piensan en la victoria sobre sus rivales y no les importa si mientras tanto el Islam también resulta golpeado. Uno se encuentra a veces con tales individuos. Ellos deberían rever sus actitudes y no ocuparse solamente los aspectos oscuros y negativos.

Algunas veces debido a ciertas situaciones, digamos, por ejemplo, cuando alguien quiere debilitar al Islam ya sea a propósito o de manera inconsciente, aparecen nuevas circunstancias. En tal situación, un hombre no puede decir que esa persona es su amigo o hermano.[20]

Si nos enfrentamos con una situación así, nuestra obligación religiosa es impedirla por todo medio posible aun cuando signifique realizar una denuncia, e incluso si implica sacrificar a una persona o a un grupo para proteger la nación.[21] Algunas veces los escritores no tienen cuidado en lo que escriben. Lo hacen bien, son escritores talentosos, pero no escriben cosas buenas; escriben sobre algo de manera hermosa y en detalle pero el contenido es dañino para el país y los jóvenes pueden sentirse interesados en esto.[22]

Nuestros jóvenes y nuestra nación deben estar al tanto de lo que sucede, deben darse cuenta que los americanos no vienen al campo de batalla con una bayoneta sino con una pluma.[23]

Mis queridos hermanos, mis eruditos, mis universitarios, mis queridos estudiantes, respetados clérigos, comerciantes, mis preciados trabajadores y empleados, todos unidos vengan y utilicen sus plumas y discursos en beneficio de los oprimidos. Ustedes intelectuales y escritores, usen sus lapiceras y discursos por amor a los oprimidos y limpien la suciedad de los ojos de los hombres. Deben poner en orden esta situación caótica. Por ese tipo de libertad, quieren destruir y corromper a nuestros jóvenes y hombres, quieren que el vicio esté permitido”.[24]

Todas las cosas que ayudan al crecimiento y a la perfección de nuestras hermanas, hermanos y queridos niños son permitidas, lo que está prohibido es lo que el Islam ha prohibido.[25]

Estaban intentando importar todo de occidente. Querían traer a Irán la cultura colonial y hacer que la gente amara dicha cultura a través de su vasta propaganda. También querían, en nombre de la verdad, importar a países coloniales y semi-coloniales un tipo particular de democracia llamada «democracia occidental». Todas estas cosas fueron traídas aquí supuestamente en aras de la perfección, la libertad, la democracia y la cultura, siendo importadas de muy diversas maneras. La libertad que ellos prescribieron para los países orientales fue la causa de la destrucción de nuestra nación y de nuestros jóvenes. La libertad y la democracia que ellos trajeron no es la verdadera. El hecho es que ellos no quieren que nuestro país sea libre y que tenga un gobierno que responda al pueblo. Estos problemas no son importantes para ellos. Desafortunadamente algunos de nuestros escritores e intelectuales, y algunos de aquellos que han sido educados —sea porque fueron engañados por lo dicho durante los últimos cincuenta años, o porque no están enterados de los problemas, o porque actúan a propósito—, el caso es que están tratando de fomentar estos problemas. En el último caso, actuando a propósito, son mercenarios. No todas las cosas que existen en occidente, incluyendo sus ciencias, existen acá; en cierta forma, solo quieren desarrollar las universidades sin ninguna moral ni sustento o contenido religioso. Incluso el contenido científico de las universidades no es el mismo.[26]

4. De ninguna manera creía en la negación de la libertad de las personas

Como creía que la República Islámica de Irán es el resultado del apoyo y auto-sacrificio de la gente, el Imam sostenía que servir al pueblo era la causa de la supervivencia de la revolución. El Imam creía que las autoridades del sistema islámico debían tratar de satisfacer la voluntad de las personas y evitar comportamientos no islámicos e inhumanos. Convencido de que el pueblo estaba a favor del Islam, el Imam afirmaba que la libertad de las personas debía ser respetada, y que debía permitírsele a la gente ser libre siempre que el gobierno prestara atención para prevenir cualquier desvío.

La doctrina del Imam sobre la libertad es la culminación del respeto por el pueblo, y no se encuentra en ninguna otra escuela o corriente, ni siquiera en las teorías modernas, y es una señal de su sublime opinión sobre el Islam, los derechos de las personas y su cooperación para la autodeterminación. Dijo sobre la libertad de las personas para tomar parte en las elecciones:

“El pueblo debe ser libre en las elecciones. Debemos comportarnos de manera de no imponer a una persona en particular. Ninguna persona, grupo, fundación, sociedad, partido o comunidad pueden interferir con la elección que haya hecho la gente y nadie puede escoger en nombre de otra persona a alguien en particular”.

También dijo:

“Gracias a Dios, nuestro pueblo se ha desarrollado favorablemente en cuanto a la religión y la política; son religiosos, saben del sufrimiento de los oprimidos y tratan de elegir a personas familiarizadas con estos problemas y en conformidad con ellos. Recomiendo a la gente consultar a los clérigos y a las personas en las que confían y luego votar por quienes deseen. El pueblo no debe renunciar (a su responsabilidad política), y si lo hace seguro fracasaremos. La misma gente debe impedir la dictadura y la interferencia de personas ineptas. Si ciertos individuos deciden proponer a una persona inadecuada, la gente debe evitar votar por ellos. Si la gente fracasa en discernir su ineptitud, el Parlamento no debe recibirlos. El pueblo no debe votar por aquellos que son sospechosos ni por los que se extravían”.

Dice el Imam en otra directriz:

“Las elecciones son libres y las personas no necesitan guardianes. Ningún individuo, grupo o partido tiene el derecho de imponer a una persona en particular. La sociedad islámica de Irán, que a través de su sabiduría y crecimiento político ha elegido la República Islámica de Irán y sus valores sublimes así como la soberanía de las leyes de Dios, sin duda tendrá la capacidad para diferenciar y seleccionar al mejor candidato. La consulta es una de las prescripciones islámicas. El pueblo consulta a sus confidentes y a aquellos en los que confía. Los individuos, las agrupaciones y los clérigos pueden presentar sus candidatos en tanto que lo tengan permitido y nadie debe esperar que el resto no exprese sus opiniones. La gente, en general, identifica a sus candidatos a través de la sabiduría, indagando sobre la experiencia y las características político-religiosas de los candidatos. El valiente pueblo de Irán vota por los candidatos que creen en el Islam, son leales, se sienten responsables de brindarles un servicio, han experimentado el sabor amargo de la pobreza y son, de palabra y en acto, defensores del Islam: el Islam de los oprimidos, el Islam de los mártires de la historia, el Islam de los militantes místicos, el Islam del buen carácter; en una palabra, defensores del Islam de Muhammad (BP). A aquellos que están a favor de un Islam capitalista, de un Islam arrogante, de un Islam por la opulencia de los ricos, de un Islam con dos caras y de un Islam para los lujuriosos —y en una palabra, a aquellos que son defensores de un Islam americanizado— es mejor rechazarlos y darlos a conocer a las personas. Dado que el Parlamento en la casa de todo el pueblo y la esperanza de los oprimidos, nadie debería esperar, dentro de circunstancias actuales, ver que los parlamentarios pertenecen a un solo grupo o partido”.[27]

5. No creía en los conflictos ni en la violencia al toparse con pensamientos y corrientes opositoras

Al encontrarse con diferentes corrientes políticas e intelectuales en la sociedad, el Imam creía que debían ser tratadas cortésmente, hasta el momento en el que se notara que estaban conspirando; en ese caso, el gobierno debía determinar cómo tratarlos. El Imam decía:

“Ustedes pueden responder a lo que dicen, escribir artículos en respuesta a los suyos, pronunciar discursos en respuesta a los suyos y mostrarles sus errores, que veces se deben a su negligencia y otras veces son intencionales.”[28]

“Encontrarán a quienes quieren, bajo el pretexto de ser libres, importar al país un tipo particular de libertad, interesados en esa libertad caótica en la que cada uno tiene permitido hacer lo que quiera, y que hablan de la democracia y de cosas similares, términos llamativos cuyos significados exactos no se conocen en ninguna parte del mundo. Cuídense de no entrar en conflicto con estos individuos. El conflicto no es un comportamiento adecuado. No debemos comportarnos de una manera que les demuestre que tienen razón. Cuando hay un conflicto y tienes la mayoría de tu parte, algunos piensan que no tienes razón alguna para tomar parte en dicho conflicto. Como resultado, es mejor enfrentarlos sin asperezas. Si ellos conforman un grupo ustedes pueden conformar uno mayor y hablar con ellos. No cedan a la escaramuza. Pero, si descubren que ellos quieren conspirar a sus espaldas, nuestras obligaciones serán diferentes.[29] Ustedes pueden discutir la cuestión con ellos e invitar a los eruditos islámicos a discutir con ellos con el fin de probar que están equivocados. Si discuten sobre el problema, traten de evitar cualquier conflicto ya que una de sus tácticas es envolverlos en sus antagonismos y usar la situación en beneficio propio. Estamos a favor de la razón y la libertad pero nuestra obligación será diferente cuando veamos la intriga y el sabotaje.”[30]

6. El creía en la libertad de las personas y en su cooperación en todos los asuntos

El Imam pensaba que la cooperación de las personas es necesaria en todos los asuntos. Creía que la revolución depende del pueblo y de que todos los problemas pueden ser resueltos con su ayuda y que el gobierno no puede encargarse por sí solo de todas las responsabilidades. El Imam consideraba que la crítica y las evaluaciones del desempeño (de políticos y funcionarios) eran algo esencial, a menos que el objetivo de la crítica fuera debilitar y difamar.

“Dejemos que la gente tome parte en todos los asuntos; a través de su participación ustedes serán capaces de administrar el país. Dejemos que la gente sea parte de las actividades económicas y culturales, no pongamos obstáculos en lo que la gente quiera hacer”.

También aseguró:

“La gente debe participar en los asuntos de las universidades y ellos mismos deben tener universidades privadas. Mientras tanto, monitorear y criticar también es importante tanto para el gobierno como para las personas. Los problemas deben ser sacados a la luz, en caso de que exista alguno. Sin embargo, el gobierno, el Parlamento, y los clérigos no deben ser mancillados, ya que esto es un crimen, un pecado imperdonable”.[31]

No debemos privar a las personas de la libertad. El gobierno debe monitorear y no debe detener a la gente; solamente se debe supervisar los asuntos con el fin de impedir los desvíos.

En cuanto a la libertad de los jóvenes pensadores y a la manera de tratarlos, el Imam creía que sus pensamientos puros deberían de ser respetados, por lo que se dirigió a los clérigos diciendo:

“Hoy día, un gran número de nuestros jóvenes en la atmósfera libre del país sienten que pueden expresar sus opiniones con libertad sobre diferentes temas islámicos. Escúchenlos con los brazos abiertos y muéstrenles amigablemente el significado islámico correcto apelando a sus sentimientos más profundos. Si se extravían, debemos darnos cuenta que no podemos ignorar sus sentimientos espirituales puros y sus emociones, o etiquetar sus escritos como algo desviado y conducirlos a todos a la duda. Los corazones de los jóvenes que hoy día expresan sus opiniones están indudablemente conmovidos por el Islam, por lo que no existe una razón para molestarlos causándoles problemas. Ellos creen que la visión del Islam es como ellos la conciben; trátenlos amablemente en lugar de rechazarlos. Si no aceptan lo que ustedes dicen, no se molesten con ellos, ya que posiblemente cayeron en la trampa de los liberales, los nacionalistas, los comunistas o los munafiqun (hipócritas), y esto no es más que el pecado del desvío. Podemos tener esperanza en el futuro del país y de los hacedores de este futuro si los valoramos. Ignoren sus desaires y errores y sean pacientes con todos los métodos y recursos que los llevan a una enseñanza moral apropiada. El ambiente de las universidades es más cercano a la realidad que el de los seminarios (Hawzah), con su teoría pura y atmósfera filosófica. Mediante la fusión de esas dos culturas y la disminución de la distancia entre la Hawzah y las universidades tenemos que poder ampliar el campo del desarrollo y la expansión de las enseñanzas islámicas”.

Fuente: Prólogo del libro Islam, Occidente y Los Derechos Humanos De punto de vista del Imam Jomeini (ra); Una Colección de Artículos; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

 

[1] Sahifeh-ye Imam, vol. 9, p. 147.

[2] Ibíd., p. 186.

[3] Ibíd., p. 147.

[4] Ibíd., p. 159.

[5] Ibíd., vol. 10, p. 121.

[6] Ibíd., vol. 21, p. 109.

[7] Ibíd., vol. 10, p. 51.

[8] Ibíd., p. 56.

[9] Ibíd., p. 35.

[10] Ibíd., p. 30.

[11] Ibíd., p. 28.

[12] Ibíd., p. 27.

[13] Ibíd., vol. 9, p. 232.

[14] Ibíd., p. 233.

[15] Ibíd., p. 172.

[16] Ibíd., vol. 9, p. 100.

[17] Ibíd., vol. 10, p. 28.

[18] Ibíd., vol. 9, p. 232.

[19] Ibíd., p. 73.

[20] Ibíd., vol. 20, p. 35.

[21] Ibíd., p. 72.

[22] Ibíd., vol. 10, p. 66.

[23] Ibíd., p. 156.

[24] Ibíd., vol. 9, p. 231.

[25] Ibíd., p. 232.

[26] Ibíd., p. 255.

[27] Ibíd., vol. 20, p. 194.

[28] Ibíd., vol. 9, p. 182.

[29] Ibíd., p. 183.

[30] Ibíd., p. 186.

[31] Ibíd., vol. 5, p. 30.

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