La Esclavitud Desde las Perspectivas Islámica y Occidental
El origen de la esclavización del hombre negro
Al·lâmah Saîied Said Ajtar Rizvî
Traducido del inglés por: Javier (Abdul Karim) Orobio
Es sorprendente ver que los cristianos, apoyándose en sus propias razones, hoy en día se postulan como los héroes de la libertad del ser humano, habiendo sido quienes más apoyaron a la institución de la esclavitud. Crearon justificaciones filosóficas y morales para esclavizar al llamado pueblo “incivilizado”. Uno de sus argumentos es que los salvaron de sus vecinos caníbales en este mundo, y de la desgracia eterna en la otra vida.
El Islam y sus seguidores nunca pensaron de esta manera, la gran cantidad de literatura islámica está exenta de esta clase de esfuerzo patético de moralización. Los escritores cristianos siempre se han referido a la esclavitud con una actitud como si nunca hubiesen tenido cartas en el asunto, haciendo creer que fue el Islam que “la promovió y legalizó” en tanto que los cristianos siempre trataron de abolir esta nefasta institución.
Es interesante mencionar que cuando se habla del tráfico de esclavos en el África Occidental totalmente a manos de los Cristianos, los escritores e historiadores cristianos lo denominan “El Tráfico de Esclavos del África Occidental”, o “El tráfico de esclavos del Atlántico”, pero cuando se refieren al tráfico del África Oriental, el termino lo cambian a “El tráfico de esclavos a mano de los árabes”.
El cristianismo, por medio de esta falsa propaganda logró hasta cierto punto extender su influencia entre aquellos africanos cuya propaganda los ha mantenido engañados y no se han dado cuenta de que las iglesias cristianas fueron participantes activos en el tráfico de esclavos de África. Los siguientes capítulos mostrarán el cuadro real a nuestros lectores.
“Cuando en 1492, Cristóbal Colon, en representación de la corona Española descubre el nuevo mundo, encendió la eterna y amarga rivalidad sobre las posesiones coloniales por las que, después de cuatro siglos y medio, no se ha podido hallar una solución. Portugal, que había iniciado el movimiento de expansión internacional, reclamaba los nuevos territorios sobre el argumento de que eran abarcados por la Bula Papal de 1455, autorizándoles someter a la esclavitud a cualquier pueblo incrédulo. Las dos potencias, para evitar una controversia, buscaron un arbitraje y, como católicos, se dirigieron al Papa, una medida obvia en una época en donde la proclamación de autoridad universal del Papado era incuestionable por cualquier individuo o gobierno. Después de cernir cuidadosamente los reclamos rivales, el Papa emitió un dictamen en 1493, una serie de bulas papales que establecieron una línea de demarcación entre las posesiones coloniales de los dos estados: El Oriente, bajo el dominio de Portugal y el Occidente bajo el dominio de España. Las particiones, sin embargo no satisficieron los deseos de los portugueses y al año siguiente llegaron a un trato más satisfactorio en el Tratado de Tordesillas, tratado que rectificó el juicio papal para permitirle a Portugal la posesión de Brasil.1
Pero este arbitraje de tanta importancia no pudo detener a otras potencias deseosas de poseer más países como les fuese posible; Inglaterra, Francia e inclusive Holanda comenzaron a exigir su lugar en todo este engranaje. Los Africanos también “estaban destinados a ocupar un lugar, aunque no lo habían pedido, ese lugar era el sol ardiente de las plantaciones de caña de azúcar, de tabaco y algodón en el nuevo mundo.
“Según Adam Smith, la prosperidad de una nueva colonia depende solo de un sencillo factor económico, demasiada tierra de buena calidad. La posesión colonial de Inglaterra hasta 1776, sin embargo, puede dividirse ampliamente en dos clases. La primera es la autosuficiencia y la economía diversificada de los pequeños granjeros…El segundo tipo es la colonia que tiene las instalaciones para la producción de artículos de primera necesidad a gran escala para un mercado de exportación. En esta primera categoría cayeron las colonias del Norte del territorio americano; en segunda categoría, las colonias de tabaco y las islas azucareras del Caribe. En las colonias de este tipo, como los señalizó Merivale, que el capital y la tierra no eran de ninguna utilidad a menos que se manejara la mano de obra. La mano de obra debe ser constante y debe trabajar o debe ser obligada a trabajar en conjunto. Sin esta compulsión los obreros por otro lado pondrían en acción su inclinación natural para trabajar su propia tierra y cultivar por su cuenta. Suele contarse la historia del gran capitalista británico, Mir. Pell, quien tomo 50000 libras y trescientos proletarios para que trabajaran para él. Cuando llegaron a Australia donde abundaba la tierra y era muy fértil los obreros prefirieron trabajar para sí mismos como pequeños propietarios en lugar de trabajar para un capitalista por salarios. Australia no era Inglaterra, y el capitalista fue abandonado sin un solo sirviente que le organizara la cama o le cargara agua.2
Fue así como la esclavitud se convirtió en la única solución.
“Una solución detestable, aunque fuese así, como lo llama Merivalle, la esclavitud fue una institución económica de gran importancia. Fue la base de la economía griega y logro edificar el Imperio Romano. En los tiempos modernos proveyó el azúcar para el té y las tazas de café del mundo occidental. Produjo el algodón que sirvió de base para el capitalismo moderno. Construyo el Sur de América y las islas del Caribe.”3
“Con la escasa población de la Europa del siglo 16, los obreros independientes necesarios para cultivar la caña de azúcar, el tabaco y el algodón en el Nuevo Mundo no daban abasto para suplir las cantidades adecuadas que permitiera una producción a gran escala. Era necesaria la esclavitud y para conseguir esclavos, los Europeos se lanzaron en búsqueda de los aborígenes”.4
“Pero la esclavitud con los Indios nunca se extendió hasta las colonias Británicas…en el caso de la India…la esclavitud era vista como algo circunstancial, una penalidad y no como una norma o condición permanente. La esclavitud de los indios no fue rentable en las colonias de la Nueva Inglaterra, una esclavitud de cualquier tipo no lo era debido a que no se acoplaba a la variada y diversificada agrícola de estas colonias. Además, el esclavo Indio era ineficiente. Los españoles descubrieron que un hombre Negro equivalía a cuatro indios. En 1581 un gran funcionario de España insistía en que se le diera permiso para traer negros, una raza robusta para el trabajo forzado en lugar de aborígenes débiles que solamente podían ser utilizados en tareas que requerían poco esfuerzo, como por ejemplo cuidar de los campos de maíz y las granjas. La producción de artículos de primera necesidad, como el azúcar y el algodón requería de una gran fuerza, de la cual carecían los indígenas, esto hizo necesario al robusto negro algodonero de la misma manera en la que el azúcar necesitaba de mulas, siendo así como surgió el epíteto de las Mulas Azucareras. Según Lamber, “cuando se comparaba las cantidades de dinero que se paga en la compra de Negros en el mismo lugar y época se consideraba mucho más bajo el precio pagado por los indígenas.”
“También la reserva indígena era limitada, los africanos eran inagotables. Los negros eran capturados en África y llevados a trabajar las tierras que le habían sido hurtadas a los nativos en las americas. Los viajes del Principe Henrry el Navegante completaron los viajes hechos por Colon, la historia de África Occidental se convirtió en el complemento de los indígenas de Occidente”.5
Fuente: La Esclavitud Desde las Perspectivas Islámica y Occidental; Editorial Elhame Shargh
Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.
www.islamoriente.com , Fundación Cultural Oriente