“Gobierno Talibán”: ¿Caldo de cultivo del terrorismo contra los musulmanes shiitas?

Roberto Chambi Calle[1]

 

Los sangrientos ataques a las mezquitas shiitas en Afganistán, perpetrados en días pasados son una pequeña muestra del odio y la intolerancia extrema que tienen contra los musulmanes, los mismos que hoy se encuentran echados a su suerte; ya que la reciente entrada al gobierno por parte del Talibán no ha sido la garantía para que se establezca la paz y el buen gobierno en el país asiático, el cual hasta la fecha aún no tiene una política internacional sólida frente a los ataques de grupos terroristas como el ISIS/K (Estado Islámico de Jorasán), las milicias desertoras del Talibán, así como los condicionamientos de la comunidad internacional quien aún no la reconocen como estado.

Esta falta de legitimidad hace que sea un estado fallido; pues se va convirtiendo indirectamente en el caldo de cultivo de grupos terroristas y disidentes que usan la violencia para imponer sus “normas religiosas”, interpretando sinuosamente las escrituras coránicas que devienen en fanatismo religioso, ya que los atentados terroristas  en el aeropuerto internacional  (72 muertos), luego en las mezquitas Shiitas en la provincia de Kunduz (casi 120 muertos) y en la ciudad de Kandahar (más de 60 muertos) son el resultado de la incapacidad del “gobierno Talibán”, quienes en su conformación  cuentan con personajes acusados de atentados terroristas que pertenecen a la Red “Haqanni”, quienes estuvieron 20 años en las montañas y que ahora son parte del gobierno, así lo demuestra por ejemplo  la designación de Sirajuddin Haqqani ministro del interior, lo cual hace deducir que sus verdaderas intenciones son solo una cortina para seguir creando y trasladando inseguridad a los afganos, peor aun cuando su gobierno provisional está conformado por el ala dura del Talibán, sin ninguna presencia de las mujeres.

Los atentados terroristas por el Daesh de Jorasán, obedecen no solo a una cuestión de poder o dominio territorial; sino al odio exacerbado hacia los musulmanes shiitas (Hazaras) que representan el 20% de la población, quienes siempre han sido perseguidos y aniquilados, no sólo por el ISIS-K sino también por los talibanes quienes, en 1996, cuando llegaron al poder declararon la yihad contra los Hazaras, pues según ellos son herejes y no condicen con su “interpretación Coránica”.

Aparte de la limpieza étnica contra los Hazaras, Tayikos; etc…, los grupos terroristas tienen el objetivo  de desestabilizar el país asiático para convertirlo en un centro geopolítico de dominio y control fácil, para que los enemigos del pueblo afgano con la venia del imperialismo estadounidense y sus halcones de la OTAN, puedan seguir irradiando su influencia y presencia en “zonas enemigas”; pues la salida de EEUU solo ha sido un formalismo, porque el eslogan de combatir el terrorismo aún está vigente, ya que el otro derrotero es cercar y golpear a Rusia, China y sobre todo Irán. Recientemente el presidente ruso Vladimir Putin denunció que “Varios grupos terroristas, incluyendo la organización Daesh, están activos en ese país. Y que combatientes experimentados procedentes de Irak y Siria están yendo activamente”.

La estructura del actual gobierno Afgano es débil, muchos de sus cuadros políticos han sido judicialmente procesados o en su defecto no tienen la legitimidad internacional para ser un gobierno legal. Las negociaciones retomadas con EEUU nuevamente en Doha y la cumbre internacional en Rusia el 20 de octubre pasado, nos demuestran que aún no tienen la autonomía para conducir al país, de continuar así, sólo será un escenario más para la definición del establishment en Medio Oriente, quedando claro que la presencia del imperio continuará en el manejo y la administración indirecta del país asiático; ¿Cambiará algo después de 20 años de su presencia?

Al ser un estado supervisado y manejado por personajes que negocian aun en Doha y Moscú, su autodeterminación, por ende débil, más aún contando entre sus filas miembros con antecedentes de terrorismo, se desencadenará una crisis,  en donde seguiremos presenciando ejecuciones y limpiezas étnicas con especial énfasis en la comunidad shiita; pues los atentados  terroristas suscitados en días pasados son sólo el inicio de las actividades del grupo terrorista DAESH (ISIS-K) quienes tienen el  objetivo de “refundar” el “Gran Jorasán” .

Las acciones del DAESH (ISIS-K) en Siria e Irak, hoy tratan de ser revividas en Afganistán, que de acuerdo al Consejo de Seguridad, el año pasado entre sus miembros se contaban a 500, y que en la actualidad según el informe de Naciones Unidas de Junio pasado, entre sus filas existen casi 10.000 “combatientes”, quienes están dispuestos a consolidar sus planes bajo la sombra del “gobierno talibán” de Kabul cuyo objetivo final es  consolidar su “Emirato Islámico” en el Gran Jorasán: ¿Podrán hacerlo?

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[1] Roberto Chambi Calle, es Jurista, teólogo y analista en RR. II, Universidad “Al Mustafá”, Irán, y miembro de la Asociación de la Comunidad Islámica Ahlul Bayt de Bolivia

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