Poner de rodillas a la República Islámica de Irán: el objetivo del Imperio

Roberto Chambi Calle[1]

Antes del triunfo de la Revolución Islámica, las relaciones de cooperación y asesoramiento en lo que respecta a la energía nuclear era suministrada por Inglaterra, Francia y EEUU, en aquel entonces nadie criticaba el programa atómico iraní, todo lo contrario aplaudían al régimen monárquico del Sha, quién acataba todo tipo de órdenes para favorecer a su entorno; así como mostrarse complaciente a las transnacionales extranjeras quienes explotaban a diestra y siniestra los recursos naturales en medio de un océano de corrupción.

Geopolíticamente el régimen de Reza Pahlavi era de mucha utilidad a EEUU, la Corona Británica y sus “socios” europeos, por lo mismo, no dudaron en dar un Golpe de Estado al Primer Ministro Muhammad Mosadeh en 1953 para que ipso facto se instaure el régimen  dictatorial monárquico, con el fin de que sus trasnacionales petroleras explotaran su petróleo  a precio de gallina muerta; pero no solo eso, sino que estratégicamente utilizaban su territorio para instaurar bases militares que puedan controlar la zona, convirtiéndose el Golfo Pérsico en el patio de operaciones de la administración estadounidense para invadir y atacar naciones.

Durante el gobierno estadounidense de Richard Nixon y Jimmy Carter, el Sha se limitaba a cumplir sus órdenes a cambio de protección, asesoramiento militar y atómico frente a un pueblo que se sumía en la pobreza y la ignorancia, una nación que irónicamente flotaba en un mar de oro,  el cual solo era para enriquecer a la “familia real” y su entorno, cubriendo con un glasé toda la podredumbre de la corrupción y el robo de sus recursos naturales.

Los intereses para que Irán sea el patio del imperialismo, no es de ahora sino desde antes; después de la 1ra y 2da Guerra Mundial, pues cuando se enfrentaban los aliados contra Alemania en ambas contiendas el territorio iraní, era uno de los principales proveedores de petróleo junto con Irak, en tal sentido mantener la hegemonía en la zona era de vital importancia para EEUU, Inglaterra y Rusia, porque a Alemania le interesaba contar con esos recursos, ya que el eslogan era que si los nazis controlaban los recursos naturales de los iraníes sería catastrófico para los aliados, en aras de ello, la nación persa era usada para el servicio de las potencias en guerra.

El imperio estadounidense sabía que debía contar con un gendarme en Oriente Medio, e Irán tenía casi todas las características para que sea su testaferro en la zona; tenía petróleo en abundancia, un régimen corrupto y una monarquía de más de 2500 años, quien con tal de mantener esa tradición ególatra, espuria y fofa se aliaría con quien sea para proteger a su régimen, es por ello que EEUU preparó y capacitó a 700.000 soldados con el fin de que pueda contener a los revolucionarios (“rebeldes”) y defender al régimen monárquico, así como intimidar y/o someter a los países vecinos reafirmando con ello que Reza Pahlavi era su comisario para amedrentar y doblegar naciones que no se querían someter a su amo.

Luego de la visita de Richard Nixon el  31 de mayo de 1972,  Irán podía comprar de manera libre todo tipo de armas, a cambio de la venta preferencial de petróleo, así iba fortaleciendo y expandiendo su capacidad militar en el Golfo Pérsico y el Mar de Omán. Reza Pahlavi como mascota obediente cumplía sus labores de favorecimiento al “Tío Sam”, apoyando y promocionando a grupos rebeldes, cuyo fin era desestabilizar estados soberanos, por ejemplo apoyó a Pakistán frente a los intereses de la India, asesoró a la monarquía marroquí en desmedro del pueblo Saharaui y el Frente Polisario; peor aun cuando favoreciendo a los Kurdos evitó que Irak apoye a Palestina en la guerra con el régimen Israelí. La felonía del Sha  al pueblo Palestino era tan descarada que no solo hacia un reconocimiento al ente israelí; sino que muchos israelíes en su mayoría de la Mosad asesoraban a la monarquía, así como otorgaban facilidades a las empresas israelíes; por ejemplo los vuelos comerciales Tel Aviv- Teherán o el establecimiento del colegio “Ben Gurion” con profesores israelís incluidos en pleno centro de la capital Persa.

Esta costumbre  transitar y usar el suelo, así como los recursos de los iraníes, ha quedado muy marcada para el imperio, a tal grado que después del triunfo de la Revolución Islámica en 1979 EEUU y sus halcones europeos, han tratado siempre de retomar el control sobre la tierra de los Ayatolas, a quienes subestimaron no teniendo más opción que imponer una guerra por medio del dictador Saddam Hussein.

La constituida República Islámica, no solo se enfrentaba a un país; sino al imperio mismo, pues Irak y Saddam solo eran los fantoches del teatro que habían armado para derrocar y retomar el territorio persa como en las épocas de las monarquía de la “familia imperial” de Reza Pahlavi.

Ya van más de 42 años desde el triunfo de la Revolución Islámica y no existe un día en que sus enemigos sigan planeando como deshacerse de esta nación valerosa; pues aun con los bloqueos impuestos y la asfixia económica, ha demostrado que vivir con dignidad y en defensa de su pueblo es el pilar fundamental heredado de sus ancestros y su fe.

EEUU junto a varios países europeos proclives al servilismo de la Casa Blanca, hoy quieren poner de rodillas a la República Islámica para que cese su programa nuclear, aquel que en su momento era asesorado por EEUU, Francia, Inglaterra e incluso el mismo régimen sionista de Israel; por lo tanto estos países no tienen el derecho, la moral, ni la autoridad[2]para presionar a los persas[3], más aun que el Jefe de estado el Ayatola Alí Jamenei manifestó mediante una Fatua (dictamen) en la Primera Conferencia Internacional sobre desarme nuclear y no proliferación de armas de 17 de abril de 2010 que “El uso de la bomba atómica, las armas químicas o cualquiera asociada a esta es haram[4]” (Prohibido), por lo tanto el uso de la energía atómica por parte de Irán es de carácter pacífico, confirmándose con ello que el único objetivo del imperio y sus hordas es destruir a la nación persa; lo demás son cantos de sirena.

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