La Esclavitud Desde las Perspectivas Islámica y Occidental
Representantes del cristianismo organizaron el tráfico de esclavos
Al·lâmah Saîied Said Ajtar Rizvî
Los esclavos eran robados de África inclusive en tiempos del Imperio Romano, pero el verdadero Tráfico de Esclavos comenzó en el siglo XVI con el surgimiento de los países Europeos Cristianos. Edgard A. Alpers de la Universidad de Dar Salām, escribe lo siguiente: “Así como trazamos una demarcación entre el tráfico incidental de esclavos que se dio a lo largo del Sahara desde el Occidente hasta el Norte de África en tiempos del Imperio Romano, por otro lado, y el fenómeno que denominamos el tráfico de esclavos de África Occidental, por el otro, también debemos trazar una demarcación similar para África Oriental.”6
Walter Rodney también de la Universidad de Dar e Salām, comienza su artículo África Occidental y el Tráfico de esclavos del Atlántico con las siguientes palabras: “Siempre deberá recordarse que el tráfico de esclavos del Atlántico fue un suceso en la historia mundial que implicó a tres continentes, Europa, África y América. Aquellos que se lanzaron en la búsqueda de esclavos eran europeos desde Suecia en el norte y Portugal en el sur. Los portugueses llegaron al África Occidental poco antes de mediados del siglo XV. Inmediatamente comenzaron a capturar a los africanos y a transportarlos como esclavos hacia Europa, especialmente Portugal y España. Pero los desarrollos más importantes se dieron en el siglo XVI cuando los europeos capitalistas comprendieron que podrían hacer grandes sumas de dinero usando el trabajo forzado de los africanos en norte, centro, sur de América y el Caribe, suministrándole mano de obra a las minas, la agricultura y las plantaciones de azúcar, algodón y tabaco. Este gran negocio con seres humanos duró un poco más de 400 años, puesto que dicho tráfico de esclavos por la ruta del Atlántico no finalizó sino hasta la década de 1870.
“Se puede decir mucho acerca de la forma como fue organizado este comercio de esclavos por el Atlántico en Europa, y de qué forma países como Inglaterra y Francia hacían grandes ganancias. Mucho se puede decir del viaje horroroso desde África hasta América cruzando el océano Atlántico. Los africanos eran empacados como sardinas en una lata dentro de los barcos esclavistas, y finalmente un gran número de ellos morían a consecuencias de este terrible viaje.”7
Uno de los documentos más estremecedores es el “Plan de los Brookes”, un plan del siglo XVIII para embarcar a los esclavos en las naves Brookes…Con cálculo matemático preciso, se estableció una tecnología del horror—pies y pulgadas, parados y sin espacio para poder respirar. Un tal Mr. Jones recomendaba que cinco hembras fueran el equivalente a cuatro varones, y tres chicos o chicas equivalieran a dos adultos…a todo hombre esclavo se le permitía un espacio de seis pies por uno y cuatro pulgadas de espacio, toda mujer con cinco pies por un pie cuatro pulgadas…y así hasta que era amontonada una gran masa humana—451 en total. Pero un Acta del Parlamento llegó a permitir 454 personas. El documento concluye que “Si tres más pudieran ser acuñados entre el número representado en el plan, entonces este contendría precisamente el número ideal calculado.8
Una vez llegaban al otro lado del Atlántico, ya estaban en el Nuevo Mundo, oprimidos y brutalizados totalmente. Las siguientes declaraciones nos pueden ayudar a comprender la situación prevaleciente en esa época. Rodney escribe lo siguiente:
“En el momento de la llegada de los Cristianos Europeos hasta 1600, casi un millón de africanos ya habían sido transportados en los barcos esclavista. En esa época los portugueses ya se habían convertido en los traficantes de esclavos del África Occidental. Transportaban esclavos africanos hacia Brasil, territorio que era de su posesión, o los vendía a los colonos españoles en Méjico, Centro y Suramérica y el Caribe. En el siglo séptimo, unos siete u ocho millones de africanos occidentales habían cruzado el atlántico en calidad de esclavos. Los holandeses se unieron a los portugueses en el liderazgo del tráfico de esclavos en el siglo XVII, y en siglo siguiente los ingleses se convirtieron en los mayores traficantes de esclavos. Cuando el tráfico de esclavos se encontraba en su cenit en el siglo XVIII, los barcos británicos transportaban más de la mitad de los esclavos dejando el resto repartido entre los holandeses, los franceses, los portugueses y los daneses.
“El siglo XIX vino con un cambio en el personal encargado de explotar a África. Los países europeos, ellos mismos no eran tan activos en el tráfico de esclavos sin embargo si lo eran los europeos que se habían asentado en Brasil, Cuba y Norteamérica, estos fueron quienes organizaron la mayor estructura del tráfico de esclavos. Los americanos acababan de ganar su independencia de la corono británica, y ya era la Nueva Nación de los Estados Unidos de América la que jugaba el papel más importante en los últimos cincuenta años del tráfico de esclavos a través del Atlántico, transportándolos a una escala mayor de la que antes se había observado.
“Cuando comenzó el tráfico de esclavos en el África Occidental, este se tornó en un ataque directo por parte de los europeos en contra de los africanos que habitaban las costas. Cuando los primeros marineros portugueses llegaron a la costa de lo que hoy es Mauritania, dejaron sus barcos y cazaban a los Moros que vivían en esa región. Realmente, no eran un comercio en lo absoluto, era una cruel agresión, sin embargo después de toparse con varias sorpresas, los africanos de la costa naturalmente se mantuvieron vigilantes ante la llegada de los atacantes y se defendieron con valentía. Dentro de poco tiempo, los portugueses comprendieron que esa era una manera insegura de obtener los esclavos. Por otra parte también querían el oro y los demás recurso africanos que podrían adquirir únicamente por medio de un comercio pacifico. En lugar de cazarlos, decidieron ofrecer sus productos e intercambiarlos por hombres para ser llevados hasta los barcos europeos. De igual manera, los demás europeos entendieron que desde su punto de vista esta era la mejor forma de obtener la mercancía en África; fue de esta forma que atraparon a millones de africanos”9
Al referirse a este aspecto del tráfico de esclavos dice el escrito que, “Una de las cosas más importantes es reconocer que africanos mismos ayudaron y se asociaron con los europeos para esclavizar a otros hermanos. Esto quiere decir que no podemos tomar la actitud de echarle la culpa solamente al hombre blanco. Un paralelo que ayudaría a entender lo que ocurrió en África Occidental durante los siglos en que se dio la esclavitud puede verse hoy día en África, donde muchos líderes se alían con los europeos y los Imperialistas Americanos para explotar a la gran mayoría de su pueblo africano.
“Al final de cuentas, los Africanos Occidentales se redujeron a la condición de vende o serás vendido. Ahora, surge el tema de las armas de fuego, para ser fuerte, un estado necesitaba armas de fuego, pero para obtener armas de fuego de los europeos, los africanos tuvieron que ofrecerles esclavos. Los gobernantes africanos se vieron obligados a vender esclavos para obtener armas de fuego y así capturar más esclavos para comprar más armas. Esto puede describirse como un círculo vicioso. Esto no excusa a los gobernantes africanos que ayudaron a los europeos, sino que explica como al final de cuentas no eran en realidad socios de los europeos sino otro tipo de sirvientes o lacayos.”10
Ahora, surge una pregunta ¿Qué hacía la iglesia cuando ocurría todo esto? Leamos la opinión del escritor: “Debido a que era demasiada la ganancia monetaria que se hacía con la captura de los esclavos de África, los europeos rehusaron escuchar a sus conciencias. Sabían el dolor que causaban sobre estos pueblos en África, en los barcos esclavistas y en las plantaciones de las ameritas, en donde eran esclavizados, y eran conscientes de que no existía una justificación moral para esclavizar a sus hermanos del género humano. A pesar de todo esto la iglesia Cristiana salió a escena con excusas para justificar el tráfico de esclavos. Muchos sacerdotes continuaron el tráfico de esclavos, especialmente en Angola, y muchos otros eran dueños de esclavos en las Ameritas. La única justificación que podía dar la iglesia católica para sus actos era que trataba de salvar las almas de los esclavizados bautizándolos. Los protestantes eran peor, porque en ese entonces este grupo del Cristianismo no aceptaba que los africanos tuvieran alma. En su lugar, apoyaron el punto de vista de que el esclavo africano era una pieza de propiedad al igual que un mueble o un animal doméstico. No existe parte en la historia de la Iglesia Cristiana más vergonzosa que su apoyo al Tráfico de Esclavos a través del Atlantico.”11Según la Lista Lloyd, los esclavos eran considerados una carga muy valiosa y sus políticas aseguraban a los esclavos por más de 45 libras esterlinas cada uno, una gran suma en el siglo 18 en Inglaterra.
Para evitar que escaparan, o para castigarlos fueron utilizadas maquinas singulares tanto en África Occidental como el las Antillas.12
Hubo unos cuantos individuos que protestaron en contra de este tráfico desde sus inicios; pero los gobiernos y los traficantes hicieron caso omiso de sus quejas entre los siglos 15, 16 y 17. No fue sino hasta finales del siglo 18 que se hicieron serios intentos de detener este comercio.
James Boswell tratando de refutar los argumentos de los abolicionistas, escribe en su libro llamado List of Johnson, “El peligroso y salvaje intento el cual ha persistido por mucho tiempo para obtener un acta de nuestra Legislación, para abolir tan importante y necesaria rama del interés comercial, debe haber sido maldecido alguna vez, si la insignificancia de los fanáticos que vanamente tomaron el liderazgo de esta idea, no hubiera creado el gran cuerpo de Granjeros, Mercaderes, y otros, cuyas enormes propiedades se ven implicadas en este comercio, razonablemente suponga que no hay peligro alguno. La promoción que ha recibido el intento excita mi asombro y mi indignación; y aunque algunos hombres de capacidades superiores lo han apoyado, sea por un amor a la fama temporal; o un amor a la maldad en general, mi opinión es inquebrantable. Abolir una condición que en todos los tiempos Dios ha dictaminado, y el hombre ha perpetuado, sería una crueldad extrema para con los Salvajes Africanos, privarlos de salvarse de la esclavitud en sus propios países y no permitirles conocer una condición de vida más feliz; especialmente ahora cuando su paso hacia las Antillas y su trato acá es regulado humanamente. Abolir este tráfico sería cerrar las puertas de la misericordia sobre la humanidad”.13 El trato humanamente regulado al que se refería y la misericordia de la que hablaba se refleja en los diagramas que vemos anteriormente.
Fuente: La Esclavitud Desde las Perspectivas Islámica y Occidental; Editorial Elhame Shargh
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www.islamoriente.com , Fundación Cultural Oriente
6 Alpers, Edgard A., East African Slave-Trade (Dar-Salaam: The Historical Association of Tanzania, 1967),
7 Rodney, Walter, West African and the Atlantic Slave Trade, 1967.
8 Newsweek (marzo 15, de 1965)
9 Rodney, Op. cit., pp. 4-5-
10 Ibíd., p.
11 Ibíd., p. 22.
12 Lloyd’s List, 250th Anniversary Special (1734-1984), Abril 17, 1984, Londres, p. 149.
13 Boswell, J., Life of Jonson (N.Y. : Modern Library Edition, 1965) p. 365