Hoy, la sociedad actual ha ingresado a “los principios del final”; guerras, invasiones, ataques, miseria, hambruna, genocidio; etc.… siendo el caldo de cultivo de la corrupción general, gracias a la ambición ocasionada por la angurria de poder de los amos y poderosos del mundo, los que han llevado no sólo a la tragedia mundial de la hambruna, sino a su aniquilación, constatando una vez más que el nuevo orden mundial que gobierna el planeta lo lleva cada vez más a la escalada de la espiral de violencia, de corrupción, de esclavitud, de pobreza, de caos, de muerte; pues el imperialismo con sus bombas atómicas y nucleares están a disposición de los líderes de la opresión y la tiranía que hacen que cada día continúe muriendo niños, mujeres y gente inocente.
En ese océano de ideas y voces diferentes, donde algunos consideraron incrédulo al que comete un gran pecado y otros afirmaron que tal cosa no hace la menor mella a su fe; donde algunos sostuvieron la predestinación del ser humano y otros el desentendimiento divino respecto de las acciones humanas; donde se llega a sostener que se puede llegar a ver a Dios, y otros la completa incapacidad del intelecto ante cualquier cosa relacionada a Su respecto; donde algunos dicen que Sus Atributos son diferentes a Su Esencia y se habla de ocho sempiternos (al-qudamâ az-zamâniah) junto a la Esencia Divina; donde algunos sostienen que el Sagrado Corán no fue creado en el tiempo y otros que sí lo fue, y que se hayan producido estragos por esta cuestión…
Los Atributos de la Acción son cualidades que se abstraen del vínculo de la Esencia divina con Sus criaturas. Creador y criatura conforman las dos partes de una proposición. El concep¬to de creatividad se desprende de la dependencia de las criaturas respecto a Dios Altísimo y si esta relación no se tuviese en cuenta, no se podría obtener este concepto.
La mera idea del Ser necesario no es suficiente para el conocimiento de Dios, porque es posible que alguien suponga, por ejemplo, que la materia o la energía pueden ser también el ser necesario. Debemos en consecuencia determinar los atributos negativos de Dios a fin de que quede claro que el Ser necesario (o Absoluto) está libre de los atributos o cualidades propios de los seres creados (o contingentes), que no pueden aplicársele.
Hemos aprendido ya que Dios Altísimo es la Causa Dadora de existencia, que posee todas las perfecciones presentes en la existencia, y que cualquier forma de perfección que se halle en otro ente le pertenece, sin que al otorgada merme algo de sus perfecciones. Para una mejor comprensión del tema pode¬mos valemos de un ejemplo: El maestro enseña a su alumno sin que merme nada de su ciencia. Por supuesto, otorgamiento de la existencia y las perfeccio¬nes existenciales por parte de Dios Altísimo es algo mucho más elevado que lo que expresa nuestro ejemplo.
Di: «¡Oh gente de la Escritura [Sagrada]! Venid a una palabra igual para vosotros y nosotros: Que no adoraremos más que a Dios y que no asociaremos nada a Él y que no nos tomaremos unos a otros como señores junto a Dios.» Y si dan la espalda, decidles entonces: «Sed testigos de que nosotros somos musulmanes.» (Corán, 3:64). Resulta escandaloso que países como Francia que izan la bandera de la libertad, igualdad y fraternidad, ofendan un día al Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia), quien es querido y amado por casi dos mil millones de musulmanes, y otro día a un sabio respetado y querido por millones de creyentes y oprimidos del mundo, más aún, cuando la población musulmana en Francia es considerable.
El hermano del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), Abal Faḋl- il- ‘Abbas en el día de ‘Âshûrâ, reiteradas veces se encontró con su hermano para pedirle ir al campo de batalla. No obstante, el Imam (la paz sea con él) nunca le permitía debido a su valentía, bravura y esto es que él cumplía un importante rol al tener en sus manos la bandera del ejército de la verdad. Por ellos, todo cada vez que le pedía, el Imam le hacía desistir diciendo: “Tú eres dueño de mi bandera; y tu martirio sería señal del fracaso del ejército de Dios y señal de la victoria del ejército del Satanás”.
Jûâriẕmî relata lo mencionado en forma más detallada: “Luego del martirio de los fieles del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él) cuando ya no habían quedado más que las mujeres, los niños y el Imam Saÿÿâd -que estaba enfermo-, se levantó la voz de pedido de auxilio del Imam: “¿Acaso hay alguien que quiera defender a la familia sagrada del enviado de Dios? ¿Acaso hay un monoteísta que tema a Dios por lo que nos está pasando? ¿Acaso hay un auxiliador que tenga esperanza en Dios para ayudarnos? ¿Acaso hay una ayuda que tenga esperanza en lo que está en manos de Dios para ayudarnos? “Oh, Dios mío, si nos privas de la victoria celestial en esta vida, otórganos algo mejor en la otra vida y vénganos de ellos”.
El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), habló dos veces con ‘Umar Sa’d, lo aconsejó e incluso le prometió compensar cualquier daño material. Quería guiarlo y orientarlo para que no cometa un crimen tan nefasto y no sea desdichado en esta vida y en la otra, pero sus ambiciones desmedidas y su ilusión por llegar al poder se habían apoderado del intelecto de ‘Umar Sa’d de tal modo que le habían arrebatado cualquier voluntad para decidir libremente. El Imam, en ambos casos, se enfrentó con una reacción negativa de su parte y, debido a ello, en una de sus frases, lo maldijo diciendo: “Que sea la voluntad de Dios que alguien te ataque, encontrándote en tu lecho y te degüelle, y que el Día del Juicio Final no te perdone. Espero que comas del trigo de Irak, solo un poco”.
En ese momento, el Imam salió de las filas de su ejército situándose frente a las filas del enemigo. Les pidió que se calmen y que escuchen sus palabras. Sin embargo, ellos continuaron hablando y haciendo bataola. Por ello, los invitó nuevamente a callarse: “Ay de vosotros, ¿por qué no os calláis para poder oír mis palabras siendo que los estoy convocando hacia la guía y la felicidad? Quien me siga, será feliz; y quien se oponga a mí, será quien perezca. Y todos vosotros, al no escuchar mi palabra estáis desobedeciéndome. Ciertamente, Dios ha sellado vuestros corazones debido a los obsequios ilícitos que habéis recibido y los alimentos ilícitos con los que habéis llenado vuestros estómagos. ¡Ay de vosotros! ¿Por qué no os calláis, por qué no me escucháis?”