Hace ya más de una semana que se oficializó el reconocimiento por parte de los EE.UU. de la ciudad de Al-Quds como capital del ente sionista de Israel. En estos días hemos visto cómo en algunos lugares del mundo se han realizado manifestaciones más o menos numerosas en apoyo de Palestina, y también algunas declaraciones por parte de distintos representantes gubernamentales tanto de países de la zona, como de fuera de ella; bien fueran para cumplir pero sin causar demasiada estridencia, bien fueran para llamar a los países árabes y musulmanes a unirse verdaderamente para enfrentar ente nuevo envite del sionismo realizado a través de su manijero estadounidense.
La respuesta a esta pregunta puede aclararse exponiendo la filosofía detrás de la ocultación y de la espera de su aparición, así como concientizándonos de las ventajas y bendiciones con las que nos beneficia su existencia, inclusive aunque esté oculto. Por un lado, se dice que entre los motivos para su ocultación está el que no sea cargado con la lealtad de nadie, o que esté seguro de cualquier intento de asesinato. Por otra parte hay otras razones que hacen necesario el que esté vivo, es decir, hay beneficios y ventajas en su mera existencia.
El Profeta Muhammad (PBD), el hombre que nació para eliminar la ignorancia, dotar de espiritualidad y establecer un plan de hermandad y alianza para reformar la base intelectual y religiosa de los musulmanes, así como del mundo; él que atacó y combatió la idolatría, y con ella, el negocio de la fe, las falsas costumbres, las supersticiones y las tradiciones ancestrales basadas en sistemas injustos que privilegiaban a determinados sectores.
Las oscuras nubes de la ignorancia se habían abatido sobre Arabia. La iniquidad y maldad generalizadas, las guerras sangrientas, el incremento del saqueo y la matanza de las hijas mujeres, habían extinguido casi por completo las cualidades morales de ese pueblo. La sociedad árabe estaba pasando por el período más oscuro y triste de su historia.
42 Años de Traición al Pueblo SaharauiPor Pablo Jofré LealPeriodista y Analista InternacionalArtículo Exclusivo para Islamoriente El mes de noviembre marca para los pueblos árabes un mes infausto. Un mes marcado de fechas trágicas, que nos obliga a mirar la historia, aprender de ella y recordar – volver a pasar por el corazón – como una obligación política y moral.
El undécimo de los Inmaculados Imâmes del Islam después del Profeta Muhammad (BP) fue Imâm Abû Muhammad Hasan Ibn ‘Alî Al-‘Askarî (P). Él nació en “Samarra” en el año 232 H.L./846 d.C. Su honorable padre fue el décimo Imâm ‘Alî Al-Hâdî (P) y su madre la piadosa y respetable dama “Judaîzah” también llamada “Sûsan”. El Imâm en Samarra vivía en un lugar llamado “‘Askar” y por ello es conocido como “Al-‘Askarî”, y sus otros títulos mayestáticos más famosos son “Az-Zakiî”, “An-Naqiî”, y “Abû Muhammad”.
A principios de este mes se cumplieron 100 años del acuerdo entre el sionismo y el Imperio Británico para la colonización de Palestina por parte de judíos europeos, alentados por la dirigencia sionista y bajo el mito religioso del retorno a la tierra prometida.La carta que encabeza este artículo, conocida como “Declaración Balfour”, fue enviada el 2 de noviembre de 1917 por el ministro de asuntos exteriores británico Arthur James Balfour al Barón Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía de Gran Bretaña e Irlanda, en la que se refleja parte del diseño de dominio del Oriente Próximo (Oriente Medio para los anglosajones) por parte de los británicos.
No se puede pensar hoy en día en una sociedad mono cultural, mona religiosa, es imposible; pues la religión, las culturas, el mundo es totalmente diverso, existen miles de culturas, miles de costumbres, más bien se debe pensar en que la práctica religiosa sea un factor de integración, ya que como está el mundo, se necesita también la unificación, y no el olvido de Dios.
Expondremos lo que los comentaristas tradicionales han aclarado sobre los versículos, entonces, y con ayuda de las tradicio­nes en relación a este tópico y a los edictos de los jurisconsultos religiosos, todo parecerá más claro.Los versículos relativos al hiyab se encuentran en la Sura Nur (La luz) y la Sura Ahzab (los coligados).
La vasta y multifacética personalidad de ‘Alî Ibn Abi Tâlib, la Paz sea con él, ha sido descripta en numerosas obras de autores no musulmanes. Sin embargo, por motivos diversos, en algunos casos intereses políticos, en otros por cuestiones de desconocimiento u omisión, estas opiniones son generalmente obviadas. Por esa razón es que nos interesa transcribir y recrear los pensamientos de algunos de estos autores sobre el cuarto Califa del Islam y primer Imam de los musulmanes en forma de breve relación historiográfica (esperando ampliarla y mejorarla en el futuro insha’Allah).