“Alcohol y Fórmula 1”: El doble rasero de la monarquía Al Saúd contra los niños (as) de Yemen

Sdenka Saavedra Alfaro [1]

No cabe duda que una de las mayores crisis humanitarias hoy en todo el mundo es Yemen, no sólo por la invasión de la monarquía Saudita, quien con el apoyo de Estados Unidos, Europa, y otros, continúa con sus bombardeos, asesinando a civiles, entre ellos mujeres y niños; sino también por el bloqueo impuesto, medida que continúa agravando la situación humanitaria en esta República, catalogada como "la peor crisis humanitaria del mundo en la historia"[2] ya en 2017, la que ha degenerado en muchísimas más muertes por el cólera, el coronavirus, crisis en la que después de 7 años continúa empeorando hasta el día de hoy.

Ya se van a cumplir 7 años de genocidio, de invasión, y de delitos de lesa humanidad que la coalición liderada por el régimen de Arabia Saudita, y sus aliados, continúan propinándole al país liderado por Ansarollah (Partidarios de Dios) Abdul-Malik al-Houthi, que viene resistiendo la devastadora contienda militar, y el asedio paralizante impuesto, que ha convertido a Yemen, no sólo en el escenario de la peor crisis humanitaria del mundo con más de 24 millones de personas con necesidad de asistencia y protección humanitaria, y más de 13 millones en peligro de morir de hambre, lo que representa el 80% de su población, como lo afirma la propia ONU; sino que también en un estado donde los niños son los que pagan por la agresión saudí, así lo revela el  informe de la Organización Entesaf para los Derechos de Mujeres y Niños, con sede en Yemen, citado por la cadena Al-Masirah [3], el que documenta la trágica  situación de los niños yemeníes como resultado del asedio y sus efectos que desde el comienzo de la invasión de la llamada coalición liderada por Arabia Saudí a Yemen, el número de niños que ha perdido la vida por los bombardeos, se eleva a  más de 3825 y a 4157 el de los heridos.

Además de ello, el informe señala que más de tres millones de infantes padecen desnutrición grave, lo que desencadena la muerte de unos 300 niños al día, debido a la agresión de Arabia Saudí y sus aliados regionales y occidentales contra el país más pobre del mundo árabe. Por otro lado, el cierre del aeropuerto internacional de Saná, situado en la capital de Yemen, debido al asedio de la coalición saudí, ha impedido que más de 30 000 niños con diversas enfermedades crónicas viajen al extranjero para recibir tratamiento necesario; es decir que ésta invasión ha atacado a los seres más indefensos que son los niños como lo dijimos, pues también les está dejando muchas secuelas, no sólo psicológicas, sino físicas.

Como estamos viendo son los niños yemeníes, las víctimas mortales de esta invasión del régimen saudita y aliados, que de acuerdo a “Save the Children” aproximadamente 85,000 niños yemeníes menores de 5 años pueden haber muerto de hambre y enfermedad desde el estallido de la agresión saudí el 25 de marzo de 2015 respectivamente[4].

Los informes son contundentes y revelan las condiciones en que se encuentran millones de niños que requieren en estos momentos ayuda humanitaria y esto continúa, y lo volvemos a señalar; pues los datos van en aumento y son escalofriantes y desgarradores, al igual que las imágenes, que muestran cada vez más a niños y niñas totalmente desnutridos confirmando el infanticidio, el genocidio que se está cometiendo, “Por cada niño muerto por bombas y balas, decenas mueren de hambre y esto es totalmente prevenible” y no tiene justificación.

La invasión de la coalición de Arabia Saudita y sus aliados como Estados Unidos, Europa, y otros, a la República de Yemen no sólo ha provocado la mayor crisis humanitaria del planeta; sino han cometido numerosas violaciones de las leyes del Derecho Internacional con sus crímenes de guerra que hasta ahora no son juzgados, y esto ya ha sido denunciado por la misma ONU; sin embargo la comunidad internacional continúa con su política proclive a la dictadura de los amos del poder en el mundo, pues como estamos viendo teniendo una normativa internacional “sólida” como los Convenios de Ginebra y sus protocolos, más pesan los intereses de poder para controlar territorios, recursos y personas, soslayando el valor verdadero de la vida humana. 

En esa perspectiva debemos aclarar que el interés que tiene el régimen de Arabia Saudita y sus aliados está en el factor geopolítico como estrategia el interés en materia financiera, recursos naturales de controlar la seguridad; así como garantizar transporte y abastecimiento del petróleo en el mundo, ya que por el estrecho de Mandeb o Bab el-Mandeb (Yemen) se comercia el 30% del suministro de petróleo al mundo.

Al parecer pesan más los intereses de poder, de riqueza, y de angurria que continúan siendo el factor preponderante para seguir con el exterminio y la aniquilación de todo el pueblo de Yemen, y al mismo tiempo también señalar  que el interés de Arabia Saudita desde otra perspectiva no solo es financiera, geopolítica y económica; sino también religiosa, pues no tolera la escuela Shiita como lo señala Roberto Chambi “Un creyente no puede matar a otro creyente": ¿Por qué Arabia Saudita bombardea y bloquea a Yemen?[5], pues está exterminando a los musulmanes, sus propios hermanos, “demostrándose que estas monarquías y/o gobiernos  se han alejado de los principios que el Profeta del Islam ha enseñado, ya que solo les interesa el poder (en todas sus dimensiones) y dominio sobre los demás y ello es visible cuando Arabia Saudita tiene la venia del gobierno norteamericano para invadir y masacrar a sus propios hermanos”.

Por otro lado, no se puede entender que Arabia Saudita siendo un país islámico, el cual se rige por la sharía islámica,  esté financiando y albergando no sólo carreras de Fórmula 1, como la que se llevó a cabo en Jeddah, su ciudad más portuaria, el pasado 5 de diciembre; sino también como lo señalan varios analistas que el régimen Saudí está utilizando carreras deportivas, conciertos y eventos de esta envergadura para desviar a la opinión pública de su historial negro de derechos humanos, como lo señala un informe de la revista The Economist, que señala entre otras cosas, también la posibilidad de levantar la prohibición del alcohol en Arabia Saudita[6]; pues esto está en línea con las reformas del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, quien restó importancia al papel del Comité para disfrutar del bien y prohibir el mal e implementó muchos cambios sociales.

Sobre este tema particular, está prescrito en el Corán la prohibición de beber alcohol, al igual que están prohibido los embriagantes en general; ya que el alcohol es causa de muchas desgracias en la sociedad y lo mismo ocurre con las drogas.

“¡Creyentes! El embriagante, el maysir (juego de azar por dinero) … no son sino abominación y obra del demonio. ¡Evitadlo, pues! Quizás así prosperéis. El demonio quiere sólo crear hosti­lidad y odio entre vosotros valiéndose del embriagante (alcohol, por ejem­plo) y el maysir, e impediros que recordéis a Dios y hagáis la oración. ¿Os abstendréis pues?” (Corán 5:90,91).

Con todo ello, estamos comprobando la doble moral del ente agresor, quién está cometiendo delitos de lesa humanidad , así como dejando a los niños musulmanes (nas) en “la peor y más grande catástrofe humanitaria del mundo”, pues  “Más del 80 por ciento de la población necesita ayuda humanitaria”, en ese sentido, si dice practicar el islam, debe parar la masacre, el bloqueo económico y dejar su hipocresía, de no hacerlo, Dios le dará un severo castigo, pues Él dice: "...Quien mate a un creyente premeditadamente, tendrá la gehena (Infierno) como retribución, eternamente. Dios se irritará con él, le maldecirá y le preparará un castigo terrible” (Corán 4:93).

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