Alguien nos contó que «había un chico con retraso mental que todos los días llenaba una cubeta con el agua sucia de la canaleta y luego se la echaba a los transeúntes, principalmente a los que veía bien vestidos». La gente poco a poco se dispersó. Un hombre de traje trataba de limpiarse y secarse: Había sido víctima del chico. El hombre decía: «¡No sé qué hacer con este, pues es un retardado!»...
Era de tarde, Ibrahim volvía a casa después de su jornada laboral. Cuando entró al callejón, se le quedó viendo al hijo del vecino que estaba hablando con una chica. Cuando el muchacho notó la presencia de Ibrahim, se despidió apresuradamente y tanto él como la chica se marcharon por rumbos diferentes. Había evitado el encuentro con Ibrahim.
Había llovido copiosamente en Teherán y el bulevar 17 de Shahrivar estaba inundado. Algunos ancianos querían atravesar la calle pero no sabían cómo. En ese momento llegó Ibrahim. Se enrolló los pantalones y pasó al otro lado de la calle a los ancianos, uno por uno los cargó sobre su espalda. Ibrahim hacía muchas cosas como esta y no tenía otro objetivo que vencer a su ego, especialmente cuando su nombre andaba de boca en boca entre los chicos.
Fue en el primer año de secundaria que Ibrahim conoció el deporte antiguo. Por las noches iba al zurjaneh del hach Hasan. El hach Hasan Tavakkol, conocido como «hach Hasan Nayyar», era un místico piadoso que tenía un zurjaneh cerca de la Escuela Secundaria Abu Rayhán. Ibrahim era también uno de los atletas que frecuentaban ese ambiente espiritual.
Vivíamos en una casa pequeña alquilada, ubicada en las inmediaciones de la plaza Jorasán, en Teherán. Eran los primeros días de ordibehesht del año 1336. Papá estaba muy contento desde hace varios días. El uno de ese mes, Dios le había otorgado un hijo, por lo que no se cansaba de agradecerle. Aunque en la casa ahora éramos cuatro hijos (tres chicos y una chica), papá estaba muy entusiasmado con el recién nacido.
Era el verano de 1386, me encontraba haciendo la oración del ocaso y la noche en la Mezquita Amin al-Doleh, en Teherán. ¡Todo me parecía fascinante! El resto de personas orantes eran sabios musulmanes y creyentes distinguidos; yo estaba en el extremo derecho de la segunda fila. Después de la oración del ocaso, cuando miré en derredor noté con mucha sorpresa que el lugar donde orábamos estaba rodeado de agua.
En una época en que los adolescentes y jóvenes sufren la influencia de modelos inapropiados en el campo del deporte y las artes, en los caminos desconocidos de la vida (como le aconteciese al Profeta José ante cuyos pies había un pozo y varios lobos vestidos de corderos); leer la vida de hombres como Ibrahim puede convertirse en una luz que alumbre nuestras noches tenebrosas, tal como lo dijo nuestro imam Jomeini: «Con estas estrellas se puede encontrar el rumbo».
Dice Dios en el Sagrado Corán: “Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno de los que están a la vista, que tiendan el velo sobre su escote y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos que no tienen deseos carnales, a los niños que no saben aún de las partes féminas. Que no batan ellas con los pies de modo que descubran sus adornos ocultos.
Sin duda, uno de los temas más importantes en el campo del pensamiento social y político es la relación entre "religión" y "política"; pues al negar cualquier conexión entre estos, algunos han considerado que la interferencia de uno de ellos en otros asuntos causa ineficacia, en tal sentido recomiendan la separación completa de ambos. Otros creen en la existencia de una conexión profunda entre religión y política cuyo argumento está basado sobre los inicios mismos de la comunidad Islámica 1400 años atrás. No obstante que estos grupos discrepan respecto a la relación en varios niveles (Cultural, social, filosófico, etc.) coincidiendo al final en la relación que ambos tienen.
“Muhammad no es más que un mensajero. Antes de Él hubo también otros Mensajeros” (Corán 3: 144), asimismo su profecía fue anunciada por la Biblia cuando se les dijo a los descendientes de Ismael (p) hijo de Abraham (p) “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y Él les hablará todo lo que yo le mande.” (Deuteronomio 18:18), así mismo refiriéndose a Muhammad (PBD) quien era analfabeto manifiesta «Y luego pone el libro frente a quien no sabe leer, diciendo: «Ea, lee eso»; y dice este: ''No sé leer''». (Isaías 29:12)