«Puesta en tela de juicio la existencia de un estilo mudéjar, no queda sino considerar lo mudéjar como la continuación del arte hispanomusulmán, tras la desaparición del poder político» (“El mudéjar iberoamericano. Del Islam al Nuevo Mundo”, p. 45). Santiago Sebastián, mudejarista españolLas particulares circunstancias de la historia medieval de España y Portugal, con la presencia del Islam firmemente arraigado en la Península durante ocho siglos, desde la llegada de los musulmanes en marzo de 711 hasta la toma de Granada en enero de 1492, dejaron una huella imborrable en el pueblo español que determinada corriente historiográfica ha minusvalorado sistemáticamente, a pesar de lo cual el célebre historiador Ramón Menéndez Pidal (1869-1968) se vio obligado a definir a España en un conocido estudio como «Eslabón entre la Cristiandad y el Islam» (Austral, Madrid, 1977).
En los países de habla hispana desde hace un par de décadas se ha suscitado el fenómeno del multiculturalismo, lo particular de nuestra América latina es cómo esta migración introdujo otras razas, credos, costumbres que han tomado su espacio dentro de nuestra sociedad, enriqueciéndonos con una diversidad cultural y religiosa de mucha utilidad en el ejercicio de la tolerancia y el diálogo, siendo un vivo reflejo de ello la construcción de templos, sinagogas y mezquitas. Como es de todos sabidos la religión predominante en los hispanos ha sido el cristianismo, pero con la introducción de los nuevos credos, nació la oportunidad para nosotros de conocer de primera mano el Islam y de practicar esta hermosa religión con un número de oportunidades para mujeres y hombres.Este artículo trata sobre un tema muy polémico en occidente como lo es el uso del hiyab en la mujer y su verdadero significado.
Como hemos señalado, la diferencia entre shi’itas y sunnitas en relación con el tema del Imamato, abarca tres temas: el primero es que el Imam debe ser designado por parte de Dios, el segundo es que debe poseer el hábito de la infalibilidad y el tercero es que debe poseer el conocimiento dado por Dios. En la lección treinta y siete demostramos estos tres temas con un argumento racional y en la lección treinta y ocho hicimos referencia a algunas de las tradiciones transmitidas a modo de prueba (por transmisión de la tradición) acerca de la designación divina de los Puros Imames, la paz sea con ellos. En esta lección nos ocuparemos de ver los temas de la infalibilidad y el conocimiento divino de ellos.
El pacto de Hudhaibiiah amainó el cúmulo de preocupaciones que debía enfrentar el Profeta, y asimismo, como consecuencia de la libre difusión del Islam que hizo posible, varios jefes y tribus árabes se islamizaron. En esos momentos fue que el gran líder de los musulmanes aprovechó para comunicarse con los grandes reyes de su época, con los jefes de diversas tribus y con los líderes religiosos cristianos de ese momento, para presentar a todos los pueblos su mensaje, que trascendía así los límites de una sencilla religión para proponer un sistema de vida completo, que reuniera a toda la humanidad bajo los principios de la Unidad divina y revolucionarias enseñanzas sociales y morales. Ese fue el primer gran paso que pudo dar el Profeta tras 19 años de disputas con la contumaz tribu de Quraish. Y de no haber sido por las sangrientas guerras y persecuciones a que los incrédulos lo obligaron, con toda seguridad que mucho antes habría expandido el marco de su convocatoria por todo el mundo conocido. Una parte importante del tiempo de la misión se había consumido en la defensa de la integridad del naciente Islam contra la iniquidad. Las cartas que el Profeta (B.P.) envió a las grandes personalidades de su época son una muestra acabada de su sabia táctica para la invitación al Islam. Los narradores de tradiciones y los historiadores se han encargado de recopilarlas. Todas ellas revelan que el método del Profeta era hacer llegar el Islam a través de la razón y no por la lucha.
La fe y la acción son dos dimensiones complementarias de la religión musulmana. En el punto anterior, se presentaron los pilares de la fe musulmana. En este punto, se desarrollarán los principios o pilares de acción o de la práctica que la religión musulmana pregona.Las acciones, en este contexto, pueden catalogarse en 4 grupos bien diferenciados:Acciones obligatorias; 2. Acciones prohibidas o ilícitas; 3. Acciones deseables; 4. Acciones detestablesLas acciones obligatorias son aquellas cuyo ejercicio es imprescindible para una persona musulmana, y el hecho de no practicarlas se traduce en una “falta”. Ejercer estas acciones es recompensado, y no practicarlas es castigado.  Estas son: (a) realizar las oraciones obligatorias (Salat),  (b) realizar el ayuno del mes de Ramadán, (c) pagar impuesto purificador (Zakat) y (d) peregrinar a La Meca –al menos- una vez en la vida.  A continuación se expondrá con detalle cada una de estas acciones.
Desde el día en que la luminosa estrella del Islam comenzó a brillar sobre Medina el pueblo judío se embanderó entre sus enemigos, con más encarnizamiento aún que los propios quraishitas. A partir de ese momento se empeñaron en destruir a los musulmanes pergeñando diversas maquinaciones. Estos judíos habitantes de Medina vieron sin embargo frustrados sus planes y sufrieron una humillante derrota. Algunos fueron ejecutados y el resto, como las tribus de Banu Qanuqa y Banu Nadir fueron expatriados, emigrando a Jaibar, Uadiul-Qura y Azra-At Sham. En cuanto a Jaibar, era un valle extenso y fértil, situado al norte de Medina, aproximadamente a 180 Km. Ya antes de la misión profética de Muharnmad (B.P.) el pueblo judío había construido allí siete fortalezas. El fértil terreno los hizo prosperar y adquirieron gran experiencia en agricultura, así como poder, riqueza y armas. Antiguos censos hablan de unos 20.000 habitantes en la zona, entre los cuales había un buen porcentaje de experimentados soldados.
En la lección anterior explicamos que la culminación de la profecía sin la designación del Imam infalible se oponía a la sabiduría divina y la perfección de la religión universal e imperecedera del Islam depende de que luego del noble profeta (BPD) se designe un sucesor adecuado para él, de modo que salvo el rango de la profecía y la recepción del mensaje posea todos los rangos y jerarquías divinas que él ostenta. Este asunto se desprende de los versículos del generoso Corán y de abundantes narraciones proféticas que tanto shi’as como sunnas han transmitido en relación con la exégesis de esos versículos. Por ejemplo, en el tercer versículo del capítulo quinto (La Mesa Servida), el Sagrado Corán afirma: “Hoy os he completado vuestra religión, he consumado mis bendiciones sobre vosotros y me complace el Islam como vuestra religión”.
Algunos opinan que la estructuración de los versículos  del Corán en capítulos, así como el ordenamiento de los capítulos, fueron especificados por el mismo Profeta (PB), siguiendo una inspiración divina.Sin embargo, existen indicios y pruebas que demuestran que las copias recopiladas durante las épocas de Abu Bakr y de Outhmán como, por ejemplo, las de Ubai Ibn Ká´ab y Abdullah Ibn Mas´úd, tenían discrepancias entre sí en lo que al orden de los capítulos se refiere. Se deduce que este ordenamiento de los capítulos fue con base en  opiniones particulares de cada compañero recopilador o en las opiniones de Outhmán, en el caso de sus copias unificadas, ya que si el Profeta (PB) había estipulado un orden específico de los capítulos, ninguna persona podría, posteriormente  alterar ese orden. Suyúti –sabio sunnita- dice: “La totalidad de los sabios están convencidos del hecho de que el ordenamiento de los capítulos fue por criterio propio de investigación y deducción”.
A la luz de las reflexiones precedentes cabe preguntarse si es posible adjudicarle a Averroes la famosa teoría de la doble verdad, tal y como en su momento lo hizo el averroísmo latino. Según Alain de Libera, los dos esquemas interpretativos más difundidos de la Doctrina decisiva -el de la historiografía filosófica greco-árabe (armonización de Platón y Aristóteles), y el de la filosofía medieval latina (la doble verdad)- son inadecuados, pues ambos presuponen una contradicción esencial entre sabiduría y revelación, cuando Averroes explícitamente niega esta contradicción, precisamente porque no existe, al menos para su autor. Lo que Averroes busca en la Doctrina decisiva no es armonizar la religión y la filosofía, sino legalizar esta última.
Los confederados y la tribu de Banu Quraida fueron derrotados antes de terminar el V año de la Hégira. Medina y sus alrededores estaban en manos de los musulmanes. Las bases del novel gobierno islámico se fortalecieron y una relativa tranquilidad reinaba en todo el territorio. Pero era una paz transitoria. El Enviado de Dios (B.P.) debía vigilar de continuo a sus enemigos y desbaratar cualquier complot justo en el momento de su inicio. La tranquilidad del medio ambiente le permitió eliminar a algunos de los grupos que habían participado en la guerra de los confederados y que habían huido tras los árabes. Huai Ibn Ajtab fue ejecutado, pero su ayudante Sallam Ibn Abil Huqaiq permanecía en Jaibar, y era obvio que este peligroso elemento jamás dejaría de trabajar en la incitación de la lucha contra el Islam, especialmente si se tiene en cuenta que el enemigo idólatra estaba dispuesto para luchar, y más aún si se lo patrocinaba, lo cual daría lugar a una nueva coalición. Basado en tales cálculos el Profeta encomendó a un grupo de valientes de la tribu de Jazray (*) eliminar a este sedicioso.

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