Otra vez Ashura
Sheij Abdulkarim Paz
El comienzo del mes de Muharram, primer mes del calendario lunar islámico, nos anuncia un nuevo año, 1438. Desde que el profeta emigrara de la Meca a Medina en un momento de sumo peligro por el grado de persecuciones y soledad que asolaba al profeta ante la muerte de su protector, Abu Talib y su sostén, su esposa Jadiya. Esta emigración señala el paso de la debilidad a la fortaleza y en el momento de máxima incertidumbre en el que los enemigos planean el asesinato de Muhammad, aparece la mano de Dios, abriendo para el profeta y sus partidarios una nueva fase del desarrollo del Islam, lleno de fuerza y apoyo, como el que le brindaron los Ansar (auxiliares), en Medina, donde funda el Estado Islámico, Reino de Dios en la Tierra.
No es en vano que la prensa occidental, vocera de los poderes concentrados, difundan los crímenes del mal llamado Estado Islámico sin ser éste, ninguna de las dos cosas, ni un Estado ni islámico y silencie los triunfos de la resistencia islámica frente a estos terroristas.
Estado Islámico es el que fundó el profeta y restauró en nuestro tiempo el Imam Jomeini, que Allah lo recompense. Estado islámico, la República Islámica, que en estos momentos se haya empeñada en enfrentar a los terroristas en Irak y Siria colaborando con los gobiernos de esos países y a su pedido contra ese flagelo. Este es un servicio a la humanidad que le gusta hablar de paz y diálogo pero que no reconoce el valor de quienes ponen sus cuerpos en el frente de esta lucha contra unos terroristas que cuentan con el apoyo de las potencias, aunque éstas busquen ocultarlo.
La quiebra del cese del fuego en Siria de los últimos días, por parte de Estados Unidos cuando bombardeara al ejército sirio en una acción coordinada con Israel y los terroristas - que rápidamente ocuparon la zona estratégica bombardeada -, es una nueva muestra de ello. Con mucho sacrificio, el ejército y pueblo sirios, con apoyo de Irán, Hizbullah y Rusia están recuperando esa zona en manos del ISIS.
Como en el pasado, los herederos de los mismos actores que hostigaban al profeta, los falsos judíos (hoy los sionistas que apoyan al estado ocupante de Palestina y no acatan ninguna de las resoluciones de Naciones Unidas), los falsos cristianos, ayer representado por el poder del imperio bizantino de entonces (hoy por las potencias de la OTAN), y los hipócritas omeyas desde adentro de Arabia (hoy, las monarquías petrocolonias), atacan al Islam. En aquel entonces, unos sesenta años después de la muerte de Muhammad, también atacaron a quien encarnaba la continuidad de la revolución profética, su nieto, el Imam Husein, la paz sea con él. Entonces el Imam sacrificó su vida, la de su familia y compañeros para no someterse a quienes buscaban destruir el Islam, como era el caso del heredero omeya, el corrupto Iazid, quien se auto proclamara califa del Islam.
Hoy, las fuerzas anti islámicas están lejos de poder atacar al centro del Islam. Han fracasado en todos sus intentos de destruir a la revolución islámica. Nada les sirvió, ni apoyo incondicional al Sha de Persia, ni variados intentos de golpes de Estado, ni invasiones de comandos norteamericanos como el de Taba, ni invasiones armadas como la del títere Saddam, ni boicots, ni propaganda, ni revolución verde, absolutamente nada.
La guerra se libra lejos del epicentro (Irán), en las tierras de Siria, Irak, Palestina, Yemen. Los enemigos han ido cayendo. Saddam en Irak, Mubarak en Egipto, Ali Saleh en el Yemen. Hoy se habla de una posible guerra civil en Israel, Arabia Saudita está inmersa en el pantano yemeni y acosada por las demandas de las familias norteamericanas por la caída de las torres y por las derrotas de sus mercenarios del ISIS y al Qaeda. Además, también, por su frustrada estrategia de bajar al mínimo el precio del petróleo aumentando sideralmente en forma desorbitante su producción para regocijo de sus amos en el norte. Turquía se debate entre ser y no ser. Ser o no ser parte de Europa, o una nueva versión del imperio otomano, o enfrentar a los terroristas junto a la resistencia islámica.
Ashura hoy, muestra el crecimiento del poderío de las huestes del Imam Husein, hoy ocupadas en una masiva movilización mundial para recordar al nieto del profeta en su epopeya y en su mensaje. Pero la lucha continúa, hasta la victoria y la anhelada justicia. Un mundo libre del gobierno de la fuerza bruta, de corrupción, de desigualdades, de pobreza, de censura informativa y desinformación intencionada y distorsionada. Un mundo sin usura que corte el flujo de riquezas hacia el centro norte del poder mundial concentrado. Un mundo donde los pueblos sean los dueños de sus riquezas.
Ashura hoy, es una nueva vuelta de página para inspirarse en este ejemplo que Dios quiso que sirva para toda la humanidad. En la era de la información, invitamos a los lectores a interiorizarse de esta epopeya espiritual, moral, de liberación, martirio, dignidad, valentía y lucha contra la tiranía de ayer y de siempre.
Invitamos a los cristianos a que se acerquen al conocimiento del poder espiritual del Islam, amigo de todos los creyentes en el mundo, de los oprimidos y enemigo del crimen organizado y que no caigan en la confusión que el sistema imperial de hoy quiere crear al fomentar un terrorismo en nombre del Islam para confundir. Una Iglesia católica pobre, austera, para los pobres, debe encontrar a sus amigos en este camino pues necesita darle fuerza a su prédica y denuncia para que no quede en voz estéril. Debe estar alerta ante las mentiras de la gran prensa sobre el Islam y como hizo el Papa el Francisco no aceptar que el Islam sea violencia y el culpable de ella.
Fundación Cultural Oriente