«Lo que otorga a la miniatura un estilo de belleza casi único no es tanto el tipo de escenas que retrata como la nobleza y la sencillez de la atmósfera poética que las impregna»(“El Arte del Islam”, pp. 42-3; Titus Burckhardt (1908-1984))El arte de la miniatura se originó en el seno del Islam al traducirse al árabe algunos libros científicos ilustrados —sobre medicina, botánica o zoología— de los que circulaban entre los pueblos helenizados. La primera escuela fue fomentada por los abbasíes en el marco de la «Casa de la Sabiduría», donde se realizaban las copias de los textos grecolatinos.
Juramento por la ciudad Santa: La tradición del Corán, es que en la mayoría de las ocasiones, comienza abarcando grandes realidades a través de juramentos, los cuales en sí mismos, motivan la movilización y meditación por parte de la mente humana, juramentos que tienen una relación especial con el tema que les sigue.
Todas las religiones celestiales están de acuerdo en la necesidad de la fe en el Más Allá y la exigencia de la creencia en la Resurrección. Ciertamente que todos los profe¬tas, conjuntamente al tema del tawhîd o Unicidad Divina, tam¬bién hablaron acerca de la Resu¬rrección y el mundo después de la muerte, y dispusieron la fe en el Último Día a la vanguardia de su prédica.
Se considera la intercesión con la anuencia de Dios una de las creencias islámicas categóricas y necesarias. La intercesión abarca a aquellos que no cortaron su vínculo con Dios y con la religión de una forma completa, y se convertirán de entre los siervos correctos al abarcarles la misericordia divina por medio de la intercesión de los intercesores, a pesar de haberse visto envueltos en algunos actos de desobediencia y pecados.
La manifestación de un hombre de la familia del Mensaje, con el propósito de establecer un gobierno de justicia mundial en el futuro de la historia de la humanidad -ello cuando el mundo se encuentre colmado de injusticia e iniquidad-, conforma una de las creencias categóricas de todos los musulmanes, y la generalidad de los mismos está de acuerdo al respecto, y así también hay hadices que fueron transmitidos con relación a ello que alcanzan el grado de tawâtur.
“! Por Dios!, si me ofrecieran los siete continentes con todo lo que contienen como remuneración o soborno para que prive a una hormiga de la cáscara del grano de cebada que lleva, nunca lo haría” Nahj al-Balaghah, Discurso 224.
En la épica espiritual hay un lugar cimero para el que es llamado ¨El Príncipe de los Creyentes¨.Alí Ibn Abi Tabib (P) es arquetipo  de la fusión armónica del guerrero y el gnóstico, del mandatario y el piadoso.Este artículo es un profundo estudio sobre el nacimiento y el origen ontológico del Imam Alí (P) con una amplia referencia de hadices que hacen del texto objeto de consulta para los estudiosos de la vida de los imames (P).
Son unánimes las evidencias de que la primera mujer que creyó en Muhammad fue Jadiya. Dijo ‘Aisha: “Siempre lamenté no haber podido vivir en la época de Jadiya, pues me sorprendía el gran amor y cariño del Profeta hacia ella. La recordaba más que a nadie.”
Dios Altísimo dijo: «Dios es Quien ha creado los Cielos y la Tierra y ha hecho bajar agua del cielo, mediante la cual ha sacado frutos para sustentaros. Ha sujetado a vuestro servicio las naves para que, por Su orden, surquen el mar. Ha sujetado a vuestro servicio los ríos». «Ha sujetado a vuestro servicio el sol y la luna, que siguen su curso. Ha sujetado a vuestro servicio la noche y el día».
El Corán, en la medida deloque refleja su contenido, no pertenece exclusivamente a ningún pueblo en especial como losárabes u otro cualquier grupo de musulmanes. Él se dirige tanto a los musulmanes como a los no-musulmanes (tales alocuciones y argumentos se encuentran en muchísimos versículos del Corán por lo que nos eximimos de citarlos aquí), incluyendo a aquellos que se velan a la verdad de la religión (los “kafirûn”o impíos), los politeístas, la “gente del Libro” (judíos y cristianos, que recibieron una revelación). Por medio de la argumentación invita a cada uno de estos grupos a su justa enseñanza.

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