Los opresores califas abasidas trataron por todos medios de arrestar a Su Eminencia, Imam Mahdi (a.s.) para darle muerte. Por tanto Dios Todopoderoso concedió su gran favor y misericordia sobre Su Eminencia, el Imam Esperado y lo mantuvo alejado de los ojos de los abasidas, tal y como había mantenido oculto al Proféta del Islam (a.s.) de la vista de los Quraish que se habían reunido para asesinarlo y el Santo Proféta (a.s.) había pasado entre ellos sin que pudieran verlo. Del mismo modo Su Eminencia, Imam Mahdi (a.s.) se encontraba entre los abasidas pero ellos no podían verlo. En la posterior discusión, presentaremos algunos detalles acerca del periodo de la Ocultación Menor...
El asunto del Imam Esperado es una de las creencias más claras y aceptadas por los Shias. Él es el último de los sucesores del Mensajero de Dios (a.s.) quien fue certificado por él como el líder de su comunidad. Por tanto, era natural para los Shias plantearle muchas preguntas detalladas sobre él al Profeta y a los otros Imames de modo de poder reconocerlo perfectamente y ganar la mayor información posible sobre este asunto. Hemos brindado elementos sobre esto en las notas previas.
“En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso” La Paz sea sobre ti, amigo sincero en la religión de Dios y poseedor de certeza en nuestro imamato. Estamos agradecidos de nuestra existencia a Dios, excepto del cual no existe otro. Pedimos a Dios bendiciones y misericordia sobre nuestro Profeta Muhammad y su descendencia. Que siempre te otorgue la divina oportunidad de ayudar a la verdad e incrementar tus recompensas por hablar en favor nuestro. Te anunciamos que se nos permite honrarte con nuestra carta y confiarte con la responsabilidad de nuestros amigos que están presentes cerca de ti...
No había transcurrido mucho tiempo desde el comienzo de la guerra, la comandancia de los Guardianes de la Revolución organizó una reunión en el occidente del país, en la cual se decidió que los basīŷ y los Guardianes de la Revolución debían dispersarse en diferentes zonas, para tener un mayor alcance en el conflicto. Por eso, un grupo de combatientes de Sarpol-e Zahab viajó a Sumar y otros a Mehrán, Saleh Abad y Bostán. En la reunión también se eligió a Husein Allahkaram, como comandante de los Guardianes de la Revolución en las zonas de operación de Guilan-e Gharb y Naft-e Shahr...
“Y no creáis en absoluto que aquellos que han sido matados en la senda de Dios están muertos. Sino que están vivos y provistos de todo junto a su Señor. Contentos por el favor que Dios les ha otorgado y felicitándose por aquellos que todavía no les han alcanzado y han quedado atrás, porque no tienen por qué temer y no estarán tristes” (Corán 3: 169 – 170).
Zarrinkub nació el 19 de marzo de 1923 (27 de esfand de 1301 del calendario iraní) en Boruyerd, Irán en el periodo de transición de la monarquía Kayar a la Pahlavi. El clima social y político de la década del 20 en Irán corresponde a un periodo de grandes eventos que tendrían su culminación con la revolución islámica de 1979.
Si quisiéramos ver cuál fue el momento más difícil del día de ‘Âshûrâ, debemos decir que fue el momento de la despedida del Imam con su familia y el Imam Saÿÿâd (la paz sea con ellos) porque, por un lado, vieron que luego del martirio de los hombres y jóvenes, el único apoyo que tenía se estaba despidiendo. Una despedida que no tendría regreso. ¿Qué harían, luego de él, en este vasto desierto, sin tener a nadie que los apoye? ¿En quién debían refugiarse? Más de ochenta mujeres y niños indefensos, ¿cómo deberían defenderse frente a los crueles ataques del enemigo?
El hermano del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), Abal Faḋl- il- ‘Abbas en el día de ‘Âshûrâ, reiteradas veces se encontró con su hermano para pedirle ir al campo de batalla. No obstante, el Imam (la paz sea con él) nunca le permitía debido a su valentía, bravura y esto es que él cumplía un importante rol al tener en sus manos la bandera del ejército de la verdad. Por ellos, todo cada vez que le pedía, el Imam le hacía desistir diciendo: “Tú eres dueño de mi bandera; y tu martirio sería señal del fracaso del ejército de Dios y señal de la victoria del ejército del Satanás”.
Jûâriẕmî relata lo mencionado en forma más detallada: “Luego del martirio de los fieles del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él) cuando ya no habían quedado más que las mujeres, los niños y el Imam Saÿÿâd -que estaba enfermo-, se levantó la voz de pedido de auxilio del Imam: “¿Acaso hay alguien que quiera defender a la familia sagrada del enviado de Dios? ¿Acaso hay un monoteísta que tema a Dios por lo que nos está pasando? ¿Acaso hay un auxiliador que tenga esperanza en Dios para ayudarnos? ¿Acaso hay una ayuda que tenga esperanza en lo que está en manos de Dios para ayudarnos? “Oh, Dios mío, si nos privas de la victoria celestial en esta vida, otórganos algo mejor en la otra vida y vénganos de ellos”.
El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), habló dos veces con ‘Umar Sa’d, lo aconsejó e incluso le prometió compensar cualquier daño material. Quería guiarlo y orientarlo para que no cometa un crimen tan nefasto y no sea desdichado en esta vida y en la otra, pero sus ambiciones desmedidas y su ilusión por llegar al poder se habían apoderado del intelecto de ‘Umar Sa’d de tal modo que le habían arrebatado cualquier voluntad para decidir libremente. El Imam, en ambos casos, se enfrentó con una reacción negativa de su parte y, debido a ello, en una de sus frases, lo maldijo diciendo: “Que sea la voluntad de Dios que alguien te ataque, encontrándote en tu lecho y te degüelle, y que el Día del Juicio Final no te perdone. Espero que comas del trigo de Irak, solo un poco”.