El maestro experto en el Corán Bahâ’uddîn Jorramshâhî, en una parte de su obra “Qor’ân Shenâjt” (El Conocimiento del Corán) plantea ciento un puntos coránicos que en general tienen relación con las Ciencias Coránicas y contienen valiosas y benéficas informaciones en el terreno del conocimiento de este Libro Sagrado, en las que podemos hallar sutilezas y detalles interesantes. Puesto que en esta misma obra fueron desarrollados algunos de estos puntos, mencionarlos sería repetir parte del contenido de este libro; por lo tanto, en este décimo capítulo nos dedicamos a exponer setenta de los ciento un puntos seleccionados del libro mencionado. Cabe destacar que aunque en el orden de estos puntos hemos realizado alteraciones, no obstante su contenido ha sido trasmitido textualmente y sin ningún cambio.
Uno de los rasgos que caracterizan al hombre moderno es que siempre quiere reformarlo todo, desde las instituciones sociales y económicas hasta las tradiciones filosóficas y religiosas, pero raramente está dispuesto a reformarse a sí mismo. Sin poner en orden su casa interior, trata de ordenar y dar forma al mundo que lo rodea. Esta persistente actitud, que se manifiesta hoy en día en casi todos los aspectos de la vida, se basa en último término en el supuesto -adoptado consciente o inconscientemente- de que el hombre tal como es hoy no es básicamente imperfecto; antes bien, las instituciones y tradiciones que perennemente han guiado y nutrido al hombre en su vida terrena son imperfectas, porque ya no se adecuan a la naturaleza del hombre moderno.
- ¿Por qué Dios Todopoderoso después de que creó al hombre y le dio vida, se la quita y le da la muerte? -le preguntó Yabir al Imam.- La muerte no es como la mayoría de la gente cree (el fin), sino que es un cambio de forma de vida... y un hombre musulmán sabio no teme a este cambio... pero supongamos que estoy hablando con un hombre que no es musulmán y él me pregunta: ¿Por qué Dios que dio vida al hombre después se la quita?.
Estamos convencidos de la llegada de una era de justicia en la cual la injusticia, la opresión y la esclavitud serán erradicadas y se extenderán el amor, las cualidades morales elevadas, la igualdad y el sacrificio entre la gente. Bajo la sombra de dicho gobierno los poderes que juegan con la vida humana y expanden la destrucción sobre la tierra serán destruidos y suprimidos.
Siempre los países ricos han tratado de doblegar a los países pobres o en vías de desarrollo, mediante sus recetas económicas y fundamentalmente sus aparatos ideológicos como el internet, el cine y la televisión a tal grado se ha dado ello que muchas de estos monopolios se han comprado muchos medios de comunicación (cadenas, redes y corporaciones) para que de esta manera las negociaciones debajo de la mesa sean higienizadas y purificadas mediante estos aparatos que en definitiva sedan y silencian haciéndonos creer que ellos son buenos y de que las políticas económicas e ideológicas son la única alternativa que puede salvar a la sociedad y al mundo.Una de estas recetas es el Consenso de Washington aquel que fue elaborado en 1989 como una alternativa, que si bien no es oficial muchos estados en especial  EEUU, han tratado de aplicarlos directamente sobre las economías latinoamericanas mediantes sus organizaciones “económicas”; tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), El Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), haciendo creer que esas políticas son las más adecuadas para salvar las economías que según ellos están colapsando.
El hombre siempre se ha interrogado por la simbología que despliega el mundo de los sueños.Todas las culturas de un modo un otro han desarrollado modos para la interpretacción del mundo onírico que van  desde las prácticas chamánicas y los óraculos hasta el psicoanálisis occidental .Mucha literatura se le ha dedicado a esta enigmática dimensión humana y mucha se ha interesado en clasificar los símbolos recurrentes en los sueños. Este es el caso del siguiente texto que desde la perspectiva islámica nos adentra en una hermenéutica de los sueños.
En cuanto al desenvolvimiento animal hacia la perfección podemos, más o menos, encontrar algo de voluntad y elección, pero es una voluntad motivada por ciegos instintos, con un alcance limitado por las necesidades naturales. Es una conciencia e inteligencia limitada por el poder de los órganos sensibles del animal. El hombre, en cambio, además de las particularidades que comparte con el reino vegetal y animal, posee dos distinciones espirituales. Por una parte, las aspiraciones innatas del hombre no se limitan al ámbito de las necesidades naturales, y por otra, posee razón e intelecto, por medio del cual puede ampliar sus conocimientos indefinidamente. Gracias a estas distinciones la voluntad del hombre trasciende las limitadas fronteras naturales hacia lo infinito.
  El Islam es defensor de la santidad de Jesús. De tal manera que, ésta es una parte esencial de las enseñanzas islámicas, reverenciar a Jesús, creer en sus santidad y  que él vivió en este mundo como una persona pura sin pecados. El Islam declara la santidad de María, la madre de Jesús. Ningún musulmán puede negar la decencia y la pureza de María.  Ella, de acuerdo al Corán, había sido la mujer más noble entre las mujeres de la Nación.Este artículo explora de forma comparativa elementos del cristianismo con el Islam.
Los conocimientos en el campo de la medicina por parte de sabios musulmanes es otra de las páginas que prestigian no solo la historia de las ciencias en el Islam ,sino la historia de la Humanidad. Los textos de Avicenas o Razes eran de obligada mención en todos los colegios y círculos de galenos hasta el siglo XIX. El artículo expone los descubrimientos y gestores de los mismo más relelantes en el campo de la medicina en la civilización islámica. 
Examinando el castigo islámico para el robo, el cual consiste en amputarle cuatro dedos de la mano al ladrón, hay que considerar dos aspectos: primero, que por cometer un mal un ladrón merece ser castigado y, segundo, que este castigo debe ser la amputación de la mano. En cuanto al primer aspecto, sabemos que la ley islámica no es la única en aplicar un castigo al robo. La sociedad humana, desde que la historia nos lo cuenta, siempre ha condenado el robo y castigado al ladrón; así lo han hecho las comunidades humanas primitivas, las sociedades tribales, las sociedades feudales, las monarquías, las teocracias y por último las democracias. Este consenso universal se basa en la convicción de que el bien más valioso que posee el ser humano es la vida y que la principal responsabilidad de un individuo es buscar una vida feliz.

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